Mitología Clásica y Literatura Española. Siete Estudios - Gonzalo de ...
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LMS octavas reales añadidas por Cairasco de Fi^ueroa a su traducción de lajerusalén libertada no sólo a la letra sino también al espíritu del poema. Al ser ambos barrocos, no escapan, sin embargo, a los recursos típicos del momento histórico en el que se desenvuelven y así no deben extrañar las repeticiones de rimas con acepciones diferentes, el uso de oxímoron retardado como variante tópica de la antítesis de palabras, los hipérbata, etc., elementos que hacen de la versión de Cairasco una curiosa interpretación barroca en nada servil y despersonalizada de la de Tasso; bien al contrario, se aprecian las claves traductológicas y personales de un gran poeta cuyo objetivo radica en hermosear el original italiano vertido en lengua castellana. El tratamiento de la mitología se ha esgrimido en ocasiones como elemento diferenciador en uno y otro poeta. Si bien en Tasso no hay lugar para las personificaciones míticas cuando se trata de los héroes cristianos, pese a encontrar a demonios del infierno con dioses del panteón heleno, Cairasco sustituye sin un motivo aparente, por ejemplo, al cielo por el Olimpo, o cita el nombre de Alá inexistente en el original italiano. Rompe así con una de las singularidades da la obra más difícil que podía proponerse un poeta de finales del siglo XVI en cuanto a la traducción se refiere. La espontaneidad de Cairasco ante las dificultades del texto provoca que lo universal hunda sus raíces en lo particular, consiguiendo la fluidez de su discurso unos resultados sorprendentes. Y así el Egeo se ve transformado en el mar de Atlante, y en el canto XV del poema, donde se refiere la estancia de Rinaldo en el jardín de Arminda, situado en las Islas Afortunadas, Cairasco introduce una descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias equivalente en extensión a un canto del poema, observándose la tendencia no disimulada del poeta canario de referirse a su propio terruño aunque no haya vinculación para semejante relación. Aquí nuestro Cairasco interpoló un extenso pasaje concerniente a las Islas Canarias de cuarenta y dos octavas que nos proponemos seguidamente comentar. La interpolación acontece en la estrofa treinta y tres, extendiéndose hasta la setenta y cuatro, dándose la circunstancia de que las octavas siguientes se corresponden correlativamente con las del poema italiano justo allí donde Cairasco había agregado este episodio propio. El valeroso Ubaldo, a quien deseo De novedad el ánimo inquieta, -Señora, replicó, yo entiendo y creo Mitología Clásica y Literatura Española .—..—_—__ __.. _,_ 57
Germán Santana Henríque^ Que para ti no habrá cosa secreta. Mientras dura el marítimo paseo, Te pido en don que con tu voz discreta Nos cuentes las futuras y pasadas Fortunas de las Islas Fortunadas. (canto 15.33) El primer texto antiguo que con toda seguridad habla de nuestras islas con la denominación de Afortunadas es el de Plinio, Historia Natural, 6.199- 205^, donde se mencionan algunas de ellas: Junonia, Pluvialia, Capraria, Ninguaria, Canaria, Ombrios, etc. Siguiendo a Plinio otros autores citan nuestras islas por sus supuestos nombres: Claudio Ptolomeo, Guía Geográfica 4.6.14; Solino, Collectanea, 56.7; Marciano Capella, Bodas de Mercurio y la Filología, 5.33; Vicente de Beauvais, Speculum Naturale, 32.17; Pedro de Ailly, Imago Mundi, 2.41, etc. Lo que se aprecia en estas obras es la multiplicación de los nombres dados a cada una de las islas del Archipiélago Canario desde la lista inicial de Plinio. Con toda seguridad los nombres se refieren a algunas de nuestras islas a pesar de que contienen numerosos elementos paradoxográficos y maravillosos que nada tienen que ver con la realidad geográfica insular. Otro tema muy ligado al que nos ocupa es la presencia de ilustres personajes de la historia en alguna de las Canarias. Desde el general cartaginés Hannón y su periplo por la costa atlántica africana sobre el 460 a.C, en el que se conocerían las islas por su clima y por la explotación de sus riquezas, hasta el descubrimiento en aguas de La Graciosa en la década de los sesenta de unas ánforas romanas de los siglos III y IV de nuestra era, lo que probaría la presencia romana en explotaciones pesqueras o de púrpura, las islas fueron conocidas y visitadas ya en la Antigüedad. Otro ilustre personaje como Sertorio, aducido en el texto de Plutarco 3.6 sobre la vida de este pretor romano, descansa en la idea de retirarse a un lugar donde pudiera vivir en paz, lejos de las guerras civiles, en unas islas oceánicas que llama Afortunadas L. A. Floro en su Epítome 2.10, pero del que no hay dato alguno que confirme que haya estado realmente entre nosotros. Algo distinto es el caso de Juba II, rey de Mauritania, Cf. Marcos Martínez, Canarias en la Mitología. Historia mítica del Archipiélago, Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1992, especialmente las pp. 73-85 dedicadas al mito de las Islas Afortunadas. 58 _ — ~ — Mitología Clásica y Literatura Española
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Germán Santana Henríque^<br />
Que para ti no habrá cosa secreta.<br />
Mientras dura el marítimo paseo,<br />
Te pido en don que con tu voz discreta<br />
Nos cuentes las futuras y pasadas<br />
Fortunas <strong>de</strong> las Islas Fortunadas.<br />
(canto 15.33)<br />
El primer texto antiguo que con toda seguridad habla <strong>de</strong> nuestras islas<br />
con la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> Afortunadas es el <strong>de</strong> Plinio, Historia Natural, 6.199-<br />
205^, don<strong>de</strong> se mencionan algunas <strong>de</strong> ellas: Junonia, Pluvialia, Capraria,<br />
Ninguaria, Canaria, Ombrios, etc. Siguiendo a Plinio otros autores citan nuestras<br />
islas por sus supuestos nombres: Claudio Ptolomeo, Guía Geográfica 4.6.14;<br />
Solino, Collectanea, 56.7; Marciano Capella, Bodas <strong>de</strong> Mercurio y la Filología,<br />
5.33; Vicente <strong>de</strong> Beauvais, Speculum Naturale, 32.17; Pedro <strong>de</strong> Ailly, Imago<br />
Mundi, 2.41, etc. Lo que se aprecia en estas obras es la multiplicación <strong>de</strong> los<br />
nombres dados a cada una <strong>de</strong> las islas <strong>de</strong>l Archipiélago Canario <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lista<br />
inicial <strong>de</strong> Plinio. Con toda seguridad los nombres se refieren a algunas <strong>de</strong> nuestras<br />
islas a pesar <strong>de</strong> que contienen numerosos elementos paradoxográficos y<br />
maravillosos que nada tienen que ver con la realidad geográfica insular.<br />
Otro tema muy ligado al que nos ocupa es la presencia <strong>de</strong> ilustres personajes<br />
<strong>de</strong> la historia en alguna <strong>de</strong> las Canarias. Des<strong>de</strong> el general cartaginés<br />
Hannón y su periplo por la costa atlántica africana sobre el 460 a.C, en el que<br />
se conocerían las islas por su clima y por la explotación <strong>de</strong> sus riquezas, hasta<br />
el <strong>de</strong>scubrimiento en aguas <strong>de</strong> La Graciosa en la década <strong>de</strong> los sesenta <strong>de</strong> unas<br />
ánforas romanas <strong>de</strong> los siglos III y IV <strong>de</strong> nuestra era, lo que probaría la presencia<br />
romana en explotaciones pesqueras o <strong>de</strong> púrpura, las islas fueron conocidas<br />
y visitadas ya en la Antigüedad. Otro ilustre personaje como Sertorio, aducido<br />
en el texto <strong>de</strong> Plutarco 3.6 sobre la vida <strong>de</strong> este pretor romano, <strong>de</strong>scansa en la<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> retirarse a un lugar don<strong>de</strong> pudiera vivir en paz, lejos <strong>de</strong> las guerras<br />
civiles, en unas islas oceánicas que llama Afortunadas L. A. Floro en su<br />
Epítome 2.10, pero <strong>de</strong>l que no hay dato alguno que confirme que haya estado<br />
realmente entre nosotros. Algo distinto es el caso <strong>de</strong> Juba II, rey <strong>de</strong> Mauritania,<br />
Cf. Marcos Martínez, Canarias en la <strong>Mitología</strong>. Historia mítica <strong>de</strong>l Archipiélago, Centro <strong>de</strong><br />
la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife, 1992, especialmente las pp. 73-85<br />
<strong>de</strong>dicadas al mito <strong>de</strong> las Islas Afortunadas.<br />
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