Devociones populares - Episcopal Church

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tradición al tener la certidumbre de que su discontinuidad les acarrearía algún mal. Algunos organizan “parrandas” consistentes en grupos que van cantando villancicos por las casas del vecindario, antes del día de Reyes, para recibir “aguinaldos” y que se traducen en ayudas económicas o materiales para proveer obsequios y comida en los velorios En Venezuela, en Capacho, estado de Táchira, son populares las escenifi caciones de “El pesebre viviente”, la “Bajada de los Reyes Magos”, la “Degollación de los Inocentes” y “La muerte de Herodes”. En España, en Alicante se celebra el auto sacramental más antiguo de este tipo con más de doscientos años, llamado: “La venida y adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús”. Romerías Romería es el término típico para designar la peregrinación a un santuario o lugar sagrado. El día de la fi esta del patrono o patrona del pueblo, la romería puede adquirir la forma de una procesión religiosa o un continuo caminar, en grupo, en familias, o individualmente, al santuario para mostrar allí la devoción al santo o cumplir con las mandas o promesas hechas por los romeros. Históricamente el nombre proviene de las peregrinaciones que los fi eles realizaban a Roma, ciudad santa. En España se han generalizado y multiplicado las romerías en todos los pueblos y aldeas de la Península. La romería y peregrinación más importante de España es el Camino de Santiago, que tiene como meta la ciudad del apóstol Santiago, Santiago de Compostela. Las romerías destacan el carácter festivo y alegre de las fi estas religiosas. Rosario, El El origen de la devoción del rosario es fruto de una lenta evolución. Monjes primitivos hablan de la costumbre de repetir cierto número de veces una determinada oración ayudados por un objeto manual consistente en una sarta de 88

cuentas, que podían ser de piedra, madera u otro material oportuno. En Oriente se acostumbró a repetir Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten compasión de mí. En Occidente, al principio se impuso la repetición del padrenuestro, que era visto como la recitación de los salmos para la gente que no sabía leer. A partir de los siglos XII y XIII se impuso la recitación del Salterio mariano, que estaba compuesto de ciento cincuenta avemarías repartidas en décadas; pero en la forma que conocemos el rosario no aparece hasta el siglo XV, gracias al dominico, Alano de la Rupe (1428-1475), que utilizó esta devoción para reavivar la Cofradía Dominicana de la Virgen María. La leyenda según la cual la Virgen se le apareció a santo Domingo de Guzmán en 1208 y le enseñó a rezar el rosario para luchar contra la herejía albigense, se debe a las revelaciones que Alano de la Rupe aseguró haber tenido. A partir de ese momento la devoción del rosario se propagó gracias a las cofradías dominicanas que la mantuvieron bajo su control exclusivo, a ellos concedido en 1559 por el papa Pío V. Como consecuencia de ese privilegio, hasta 1984, sólo los dominicos –y sacerdotes con facultades especiales– podían bendecir los rosarios. La devoción del rosario consistía en quince misterios divididos en tres partes, distintas cada una de ellas, y conteniendo cinco décadas de avemarías –más adelante indicaremos que hoy son veinte misterios–. Los misterios se conocen bajo los términos genéricos de gozosos, dolorosos y gloriosos. Antes de iniciar cada década se menciona el misterio pertinente, se reza un padrenuestro y se continúa con las diez avemarías. El objetivo es el de una meditación subconsciente al mismo tiempo que se van rezando las avemarías. Un posible peligro que es necesario advertir es el de caer en una rutina mecánica, monótona y carente de sentido. La fi esta de nuestra Señora del Rosario el día 7 de octubre, la instituyó Pío V en 1572 para conmemorar la victoria de los cristianos sobre los turcos en la batalla de Lepanto (1571). 89

cuentas, que podían ser de piedra, madera u otro material<br />

oportuno. En Oriente se acostumbró a repetir Señor Jesucristo,<br />

Hijo de Dios, ten compasión de mí. En Occidente, al principio<br />

se impuso la repetición del padrenuestro, que era visto como<br />

la recitación de los salmos para la gente que no sabía leer.<br />

A partir de los siglos XII y XIII se impuso la recitación del<br />

Salterio mariano, que estaba compuesto de ciento cincuenta<br />

avemarías repartidas en décadas; pero en la forma que<br />

conocemos el rosario no aparece hasta el siglo XV, gracias<br />

al dominico, Alano de la Rupe (1428-1475), que utilizó esta<br />

devoción para reavivar la Cofradía Dominicana de la Virgen<br />

María.<br />

La leyenda según la cual la Virgen se le apareció a<br />

santo Domingo de Guzmán en 1208 y le enseñó a rezar el<br />

rosario para luchar contra la herejía albigense, se debe a las<br />

revelaciones que Alano de la Rupe aseguró haber tenido. A<br />

partir de ese momento la devoción del rosario se propagó<br />

gracias a las cofradías dominicanas que la mantuvieron bajo<br />

su control exclusivo, a ellos concedido en 1559 por el papa<br />

Pío V. Como consecuencia de ese privilegio, hasta 1984,<br />

sólo los dominicos –y sacerdotes con facultades especiales–<br />

podían bendecir los rosarios.<br />

La devoción del rosario consistía en quince misterios<br />

divididos en tres partes, distintas cada una de ellas, y<br />

conteniendo cinco décadas de avemarías –más adelante<br />

indicaremos que hoy son veinte misterios–. Los misterios<br />

se conocen bajo los términos genéricos de gozosos, dolorosos<br />

y gloriosos. Antes de iniciar cada década se menciona el<br />

misterio pertinente, se reza un padrenuestro y se continúa<br />

con las diez avemarías. El objetivo es el de una meditación<br />

subconsciente al mismo tiempo que se van rezando las<br />

avemarías. Un posible peligro que es necesario advertir es<br />

el de caer en una rutina mecánica, monótona y carente de<br />

sentido.<br />

La fi esta de nuestra Señora del Rosario el día 7 de<br />

octubre, la instituyó Pío V en 1572 para conmemorar la<br />

victoria de los cristianos sobre los turcos en la batalla de<br />

Lepanto (1571).<br />

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