Número 101 - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

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13.05.2013 Views

parece estar no sólo perdiendo control e integridad, sino la clase equivocada de unidad para hacer frente a las nuevas circunstanciasII ,40 También Anthony Giddens plantea el asunto de la siguiente manera: "Los procesos globalizadores han transferido poderes de las naciones al espacio global despolitizado. Pero como en cualquier otro entorno social, o incluso en mayor medida dada su importancia universal, este espacio nuevo necesita regulación, la introducción de derechos y deberes 'ubi societas. ibi ius', donde hay sociedad, debería haber leyes"." De momento, tal cosa no sucede. México ante las nuevas realidades En los últimos veinte años México ha experimentado una serie de reformas que modificaron loscimientos del modelo político-económico que rigió al país en el periodo postrevolueionario. La apertura económic a y la democratización han ido acompañadas de nuevas concepciones que se traducen en un nuevo entramado de intereses nacionales que a su vez provocan una nueva concepción de la seguridad nacional. Una concepción, sin embargo, que todavía tiene contornos difusos y algunos asuntos pendientes. Un concepto renovado de la seguridad nacional mexicana debe poner más énfasis en los nuevos elementos que hoy amenazan la capacidad del país de producirse a sí mismo. El nuevo siglo y la nueva administración que surgirá de las elecciones de julio del 2000 configuran un contexto propicio para aclarar, de entrada, tres grandes preguntas: ¿qué elementos del proyecto nacional se consideran vitales, al margen de las diferencias políticas, para nuestra supervivencia como comunidad nacional ahora y en el futuro? ¿cuál es el papel que México quiere jugar en el nuevo escenario mundial teniendo en cuenta el determinismo geográfico y nuestros márgenes de maniobra? ¿qué elementos podrían perturbar, entorpecer u obstaculizar la consecución de los objetivos nacionales? La respuesta a estas tres preguntas no será, es obvio, unívoca en una primera fase, pero es necesario en el nuevo siglo acumular consensos que fortalezcan la conducción de la nación y no la dejen a la deriva en un momento en que la redefinición de temas tan sensibles como la relativa obsolescencia del Estado nacional y la soberanía limitada están sobre la mesa. La idea de seguridad nacional en su sentido más general está relacionada con un proceso de consecución de objetivos compartidos por la comunidad en su conjunto que se plasman en lo que se llama el proyecto nacional.

Un proyecto nacional para el 2000 Redefinir los contornos del proyecto nacional mexicano es condición previa para ampliar los contenidos de la seguridad nacional mexicana. El proyecto nacional puede modificarse por cuatro vías: Una revolución que refunde el pacto nacional. un desplome de una forma de organización nacional. un cambio en la escena internacional o una sucesión de reformas pactadas que originen modificaciones cualitativas a los objetivos nacionales. En México la modificación del proyecto nacional definido en la postrevolución se debe principalmente a un cambio en la escena internacional (el ascenso de la globalización) pero también ha sido determinado por un desgaste de la forma de organización económica, política y social que ha dado lugar a una sucesión de reformas. La orientación de la política nacional proviene entonces de una necesidad adaptativa interna y externa, mucho más que de un proyecto y una estrategia deliberados. Es necesario ahora introducir la idea de voluntad nacional en este proceso de cambio a fin de establecer nuevos objetivos nacionales ampliamente consensuados y visualizar así cuáles serían las condiciones para que el proyecto se concrete y perdure en el tiempo. El reconocimiento de los objetivos nacionales debe ser general y explícito. así como el respaldo social a las prioridades geoestratégicas definidas REVISTA DEADMINISTRACIÓN PllRUCA 161 ya los valores que las sostienen. Si existe discrepancia sobre los contenidos del proyecto nacional entre los diferentes sectores, la capacidad de convocatoria y adhesión a dicho proyecto se debilita. Integración o soberanía: El dilema Entre los intereses vitales del país está el generar un consenso sobre el esquema integrador con el resto del continente que en estos momentos no parece ser tomado con la seriedad y la profundidad que el asunto merece. Como ha comentado recientemente Anthony Giddens, "el Estado fuerte solía estar bien pertrechado para la guerra. Hoy día debe significar algo distinto: una nación fuertemente segura de sí misma para aceptar los nuevos límites a la soberanía"." México, por ejemplo, ha aceptado la agenda planteada en la última Cumbre de las Américas celebrada en Chile (1998), pero no ha definido aún un techo elaro a la dinámica integradora que establezca hasta donde vamos a seguir por esta vía. Tampoco se ha hecho un esfuerzo significativo para desarrollar una arquitectura institucional que tutele las competencias soberanas que progresivamente son cedidas al exterior, como el combate a las drogas, por citar un caso. La redcfinición del concepto de seguridad nacional pasa inevitablemente por replantear lo que significa la soberanía en un mundo globalizado. Sin

Un proyecto nacional para el 2000<br />

Re<strong>de</strong>finir los contornos <strong>de</strong>l proyecto<br />

nacional mexicano es condición previa<br />

para ampliar los contenidos <strong>de</strong> la<br />

seguridad nacional mexicana. El<br />

proyecto nacional pue<strong>de</strong> modificarse por<br />

cuatro vías: Una revolución que refun<strong>de</strong><br />

el pacto nacional. un <strong>de</strong>splome <strong>de</strong> una<br />

forma <strong>de</strong> organización nacional. un<br />

cambio en la escena internacional o una<br />

sucesión <strong>de</strong> reformas pactadas que<br />

originen modificaciones cualitativas a los<br />

objetivos nacionales. En México la<br />

modificación <strong>de</strong>l proyecto nacional<br />

<strong>de</strong>finido en la postrevolución se <strong>de</strong>be<br />

principalmente a un cambio en la escena<br />

internacional (el ascenso <strong>de</strong> la<br />

globalización) pero también ha sido<br />

<strong>de</strong>terminado por un <strong>de</strong>sgaste <strong>de</strong> la forma<br />

<strong>de</strong> organización económica, política y<br />

social que ha dado lugar a una sucesión<br />

<strong>de</strong> reformas.<br />

La orientación <strong>de</strong> la política nacional<br />

proviene entonces <strong>de</strong> una necesidad<br />

adaptativa interna y externa, mucho más<br />

que <strong>de</strong> un proyecto y una estrategia<br />

<strong>de</strong>liberados. Es necesario ahora<br />

introducir la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> voluntad nacional<br />

en este proceso <strong>de</strong> cambio a fin <strong>de</strong><br />

establecer nuevos objetivos nacionales<br />

ampliamente consensuados y visualizar<br />

así cuáles serían las condiciones para<br />

que el proyecto se concrete y perdure<br />

en el tiempo. El reconocimiento <strong>de</strong> los<br />

objetivos nacionales <strong>de</strong>be ser general y<br />

explícito. así como el respaldo social a<br />

las priorida<strong>de</strong>s geoestratégicas <strong>de</strong>finidas<br />

REVISTA DEADMINISTR<strong>AC</strong>IÓN PllRUCA 161<br />

ya los valores que las sostienen. Si existe<br />

discrepancia sobre los contenidos <strong>de</strong>l<br />

proyecto nacional entre los diferentes<br />

sectores, la capacidad <strong>de</strong> convocatoria<br />

y adhesión a dicho proyecto se <strong>de</strong>bilita.<br />

Integración o soberanía: El dilema<br />

Entre los intereses vitales <strong>de</strong>l país está<br />

el generar un consenso sobre el esquema<br />

integrador con el resto <strong>de</strong>l continente que<br />

en estos momentos no parece ser<br />

tomado con la seriedad y la profundidad<br />

que el asunto merece. Como ha<br />

comentado recientemente Anthony<br />

Gid<strong>de</strong>ns, "el Estado fuerte solía estar<br />

bien pertrechado para la guerra. Hoy día<br />

<strong>de</strong>be significar algo distinto: una nación<br />

fuertemente segura <strong>de</strong> sí misma para<br />

aceptar los nuevos límites a la<br />

soberanía"." México, por ejemplo, ha<br />

aceptado la agenda planteada en la última<br />

Cumbre <strong>de</strong> las Américas celebrada en<br />

Chile (1998), pero no ha <strong>de</strong>finido aún un<br />

techo elaro a la dinámica integradora que<br />

establezca hasta don<strong>de</strong> vamos a seguir<br />

por esta vía. Tampoco se ha hecho un<br />

esfuerzo significativo para <strong>de</strong>sarrollar<br />

una arquitectura institucional que tutele<br />

las competencias soberanas que progresivamente<br />

son cedidas al exterior, como<br />

el combate a las drogas, por citar un<br />

caso.<br />

La redcfinición <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> seguridad<br />

nacional pasa inevitablemente<br />

por replantear lo que significa la<br />

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