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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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El problema está magníficamente planteado, y Jean Veneuse nos permitirá profundizar<br />

bastante en la actitud del negro. ¿De qué se trata? Jean Veneuse es un negro.<br />

De origen antillano, vive en Burdeos desde hace tiempo; es, pues, un europeo.<br />

Pero es un negro; es, pues, un negro. He aquí el drama. El no comprende a su raza<br />

y los blancos no le comprenden a él. Y, dice, «el europeo en general, el francés en<br />

particular, no contentos con ignorar al n egro de sus colonias, no reconocen al que<br />

han formado a su imagen»1.<br />

La personalidad del autor no se revela tan fácilmente como querríamos. Huérfano,<br />

interno en un instituto de provincias, está condenado durante las vacaciones<br />

a quedarse en el internado. Sus amigos y compañeros, al menor pretexto, se dispersan<br />

por toda Francia, mientras que el negrito adopta la costumbre de la meditación,<br />

de tal forma que sus mejores amigos serán los libros. En último término, yo<br />

diría que hay una cierta recriminación, un cierto resentimiento, una agresividad<br />

contenida con dificultad, en la larga, demasiado larga lista de «compañeros de viaje»<br />

que nos comunica el autor: digo en último término, pero justamente se trata de<br />

llegar hasta allí.<br />

Incapaz de integrarse, incapaz de pasar inadvertido, conversará con los muertos<br />

o, al menos, con los ausentes. Y su conversación, al contrario que su vida, sobrevolará<br />

los siglos y los océanos. Marco Aurelio, Joinville, Pascal, Pérez Galdós, Rabin-<br />

dranath Tagore... Si necesitáramos a cualquier precio un epíteto para Jean Veneuse,<br />

diríamos que se trata de un introvertido, otros dirían una persona sensible, pero una<br />

persona sensible que se reserva la posibilidad de ganar sobre el plano de la idea y<br />

del conocimiento. Es un hecho, sus compañeros y amigos lo estiman mucho: «¡Qué<br />

soñador incorregible, es todo un tipo, mi viejo amigo Veneuse! No deja sus libros<br />

más que para cubrir de garabatos su cuaderno de viaje»2.<br />

Pero una persona sensible que canta en español y traduce del inglés... sin parar.<br />

Un tipo introvertido, pero también inquieto: «Y mientras me alejo, escucho a<br />

Divrande que le dice: “un buen chico, ese Veneuse, triste y taciturno, es verdad,<br />

pero muy servicial. Puede confiar en él. Ya verá. Ya querríamos que hubiera muchos<br />

blancos como ese n egro”»3.<br />

Sí, ciertamente, un inquieto. Un inquieto pegado a su cuerpo. Sabemos además<br />

que René Maran cultiva una afición por André Gide. Pensamos encontrar en Un<br />

hom m e pareil aux autres, un final que nos recuerde al de La puerta estrecha. En ese<br />

principio, en ese tono de sufrimiento afectivo, de imposibilidad moral, se escucha<br />

un eco de la aventura de Jéróme y Alissa.<br />

1 René Maran, Un hom m e pareil aux autres, París, Ed. Arc-en-ciel, 1947, p. 11.<br />

2 ibid., p. 87.<br />

3 Ibid., p. 18-19.<br />

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