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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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que semejante por los blancos y en tanto que médico por los enfermos europeos. En<br />

esos momentos de intuición delirante27, en los momentos fecundos28 de la psicosis,<br />

se emborrachaba. Y entonces, un día, se alistó en el ejército como médico auxiliar; y,<br />

añadía él, por nada del mundo aceptaría ir a las colonias o ser adscrito a una unidad<br />

colonial. Quería tener blancos a sus órdenes. Era un jefe; como tal debía ser temido<br />

o respetado. Es de hecho lo que quería, lo que buscaba: llevar a los blancos a tener<br />

con él una actitud de negro. Así se vengaba de la im ago que le había obsesionado<br />

todo el tiempo: el negro temeroso, tembloroso, humillado ante el señor blanco.<br />

Conocimos a un compañero, inspector de aduanas en un puerto de la metrópoli,<br />

que era extremadamente duro con las visitas de los turistas o de los que estaban<br />

de paso. «Porque, nos decía, si no eres hueso te toman por calzonazos. Como soy<br />

negro, comprenderás que los dos términos se atraen...»<br />

En C onocim iento d el hom bre, Adler escribe: «Para inventariar la concepción del<br />

mundo de un hombre, conviene proceder en las investigaciones como si, desde una<br />

impresión de la infancia hasta el estado de cosas actual, se trazara una línea. En muchos<br />

casos, se logrará así trazar efectivamente la vía por la que hasta ahora ha caminado<br />

un sujeto. Es la curva, la línea de orientación sobre la se dibuja esquemáticamente<br />

la vida del individuo desde su infancia [...] Porque lo que verdaderamente<br />

actúa es siempre la línea de orientación del individuo, línea cuya configuración sufre<br />

por supuesto alguna modificación, pero cuyo contenido principal, la energía y el<br />

sencido mismo subsisten, implantados y sin cambios desde la infancia, no sin una<br />

conexión con el entorno de esta última que más tarde se desprenderá del ámbito<br />

más vasto inherente a la sociedad humana»29.<br />

Anticipamos y ya hemos percibido que la psicología caracteriológica de Adler<br />

nos ayudará a comprender la concepción del mundo del hombre de color. Como el<br />

negro es un antiguo esclavo, también recurriremos a Hegel; y, para terminar, Freud<br />

podría contribuir a nuestro estudio.<br />

Nini, Mayotte Capécia: dos comportamientos que nos invitan a reflexionar.<br />

¿No hay otras posibilidades?<br />

Pero éstas son pseudocuestiones que no contemplaremos. Diremos además que<br />

toda crítica de lo existente implica una solución, si es que uno puede proponer una<br />

solución a su semejante, es decir, a una libertad.<br />

Lo que afirmamos es que la tara debe ser expulsada de una vez por todas.<br />

27 R. Targowla y Jean Dublineau, 'Uintuition délirante, París, Maloine, 1931.<br />

28 Jacques Lacan.<br />

29 Alfred Adler, M enschenkenntnis, Frankfurt, Fischer Taschenbuch, 1927 [ed. cast.: C onocim iento<br />

d el hombre, Madrid, Espasa-Calpe, 1984],<br />

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