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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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salvar la raza, pero no en el sentido que se podría suponer. No es preservar «la originalidad<br />

de la porción del mundo en el seno de la cual han crecido», sino asegurar<br />

su blancura. Cada vez que hemos querido analizar determinados comportamientos,<br />

no hemos podido evitar la aparición de fenómenos nauseabundos. En las Antillas es<br />

extraordinario el número de frases, de proverbios, de pequeñas líneas de conducta<br />

que rigen la elección de un enamorado. Se trata de no caer de nuevo en la <strong>negra</strong>da,<br />

y toda antillana se esforzará, en sus ligues o en sus relaciones, en elegir al menos negro.<br />

A veces debe, para disculpar un mal compromiso, recurrir a argumentos como<br />

«X es negro, pero la pobreza es aún más <strong>negra</strong>». Conocemos a muchas compatriotas,<br />

estudiantes en Francia, que nos confiesan con candor, un candor blanquísimo,<br />

que ellas no podrían casarse con un negro. (¿Haber escapado y volver voluntariamente?<br />

No, gracias.) Por otra parte, añaden, no es que discutamos el valor de los<br />

negros, sino que, ¿sabes? es mejor ser blanco. Hace poco nos entrevistamos con una<br />

de ellas. Sin aliento nos lanza a la cara: «Además, si Césaire reivindica tanto su color<br />

negro es porque siente que es una maldición. ¿Es que los blancos reivindican el<br />

suyo? En cada uno de nosotros hay una potencialidad blanca, algunos querrían ignorarla<br />

o, más sencillamente, invertirla. Por mi parte, por nada del mundo, aceptaría<br />

casarme con un negro». Tales actitudes no son raras, y confesamos nuestra preocupación,<br />

porque esta joven martinicana, en unos pocos años, se licenciará e irá a<br />

enseñar a cualquier centro de las Antillas. Adivinamos fácilmente lo que ocurrirá.<br />

Ai antillano que previamente haya pasado por la criba de la objetividad los prejuicios<br />

existentes en su propio entorno le espera una tarea colosal. Cuando comenzamos<br />

esta obra, surgida al final de nuestros estudios de medicina, nos propusimos defenderla<br />

como tesis. Y después la dialéctica exigió de nosotros una toma de postura<br />

redoblada. Aunque en cierto modo nos ensañamos con la alienación psíquica del negro,<br />

no podíamos pasar por alto y en silencio algunos elementos que, por psicológicos<br />

que hubieran podido ser, engendraban efectos que remitían a otras ciencias.<br />

Toda experiencia, sobre todo si se revela infecunda, debe entrar en la composición<br />

de lo real y, por ahí, ocupar un lugar en la reestructuración de esa realidad. Es<br />

decir que, con sus taras, sus fracasos, sus vicios, la familia europea, patriarcal, en relación<br />

estrecha con la sociedad que conocemos, produce aproximadamente un 30<br />

por 100 de neuróticos. Se trata, apoyándose sobre los datos psicoanalíticos, sociológicos,<br />

políticos, de edificar un nuevo ambiente parental susceptible de disminuir, si<br />

no de anular, su parte de desechos, en el sentido asocial del término.<br />

Dicho de otra forma, se trata de saber si la baste personality es un dato o una<br />

variable.<br />

Todas esas mujeres de color desmelenadas, en busca del blanco, esperan. Y ciertamente<br />

uno de estos días se sorprenderán de no querer volver, pensarán en «una<br />

noche maravillosa, un amante maravilloso, un blanco». Ellas también quizá percibi­<br />

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