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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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dos a esta categoría de Otro Irracional, si bien como su forma más extrema: es decir,<br />

como modalidad tan sumamente irracional de lo humano que llegaba a constituir<br />

el eslabón perdido entre la especie humana racional (creada por Dios) y la especie<br />

animal (creada igualmente por Dios). Como tal, era preciso por su propio<br />

bien que estos pueblos fuesen sometidos y dominados. Sin embargo, con la reinvención<br />

del H ombre en nuevos términos, en la estela de la Revolución darwiniana<br />

(que sustituyó la cosmogonía del Relato Original del Génesis, así como su modelo<br />

de creación o diseño divino, por un relato evolutivo híbrido, a caballo entre lo cosmogónico<br />

y lo científico, a la par que su modelo de selección natural), estaba a punto<br />

de producirse un cambio de rumbo. A partir de ese momento, sería la categoría<br />

representada por los negros, definida de tal forma que agrupase a todos los pueblos<br />

de ascendencia africana, ya estuviesen estos o no mezclados entre sí, a la par que<br />

África como su continente originario, lo que serviría de base para elaborar discursivamente<br />

el referente físico propio de la concepción del Otro Humano del H ombre.<br />

Así pues, sería de acuerdo con los términos de este esquema específico y de esta<br />

constelación histórico-cultural como se impondría una «maldición corpórea» sobre<br />

todos aquellos pueblos de ascendencia africana, en tanto que Otro aparentemente<br />

no evolucionado, no sometido al proceso de selección y por lo tanto «racialmente<br />

inferior» (Pandian, 1988) correspondiente al verdadero humano, el H ombre, y<br />

compuesto para cubrir el lugar de la forma ahora estrictamente secularizada del ma-<br />

tricial Falso Yo Cristiano (ibid., pp. 3-9).<br />

Como sucedía anteriormente con Du Bois, Fanón, socializado a través de una<br />

educación burguesa para convertirse en H om bre y, por lo tanto, para ser «normal»,<br />

debe experimentarse a sí mismo en términos de una doble conciencia, como si fuese<br />

al mismo tiempo la norma y el Otro. En caso de haber sido «blanco» no habría<br />

experimentado disyuntiva alguna: de hecho, ni siquiera habría sido capaz de concebir<br />

cómo es no ser H ombre, cómo es ser «un hombre negro» y, en esa precisa medida,<br />

el otro negativo con relación a lo humano, el portador de una «maldición<br />

corpórea». Así pues, es únicamente a partir de su propia experiencia vital, consistente<br />

en ser al mismo tiempo H om bre (en su definición de clase media) y su Otro<br />

liminalmente desviado (en su definición racial), cómo Fanón será capaz de llevar a<br />

cabo el análisis basado dualmente en la primera y en la tercera persona de cómo es<br />

bres y de las mujeres nacidos libres y que en tanto que tales podían considerarse miembros plenos de<br />

su linaje), eran por el contrario hom bres y m ujeres carentes d e linaje. Para los portugueses monoteístas<br />

judeocristianos, sin embargo, todos los pueblos de ascendencia africana, puesto que eran clasificados<br />

como descendientes de la figura maldita del Cam bíblico, eran considerados negros, es decir, eran todos<br />

ellos potencialmente esclavizables, comprables y vendibles. Véase igualmente a este respecto<br />

Georges Balandier, Daily Life in the kingdom o f th e C ongo from th e Sixteenth to th e E ighteenth Cen-<br />

tury, Nueva York, Pantheon Books, 1968.<br />

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