Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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13.05.2013 Views

) Proponer otras categorías y reglas del juego que tienen, por necesidad, que reconocer la existencia de lo que ya está (por ejemplo, formas de conocer y conocimientos acumulados en los que se fundan y apoyan las instituciones para transmitir y ejercer el saber). Simultáneamente es necesario ser consciente de que lo que está, no significa entregarse a lo que está. Aquello que está (de lo que está enunciado, en los manuales, en el canon, de lo que está dicho, lo que ha sido establecido en la tradición de la m odernidad occidental), legitima los decires tanto para conservarlos como para transformarlos (de ahí las rupturas epis- témicas o los cambios paradigmáticos, que siempre presuponen lo que está). Aquello que está (y que sostiene las enunciaciones) es distinto, aunque lo presupone, de aquello que existe (filosofía, ciencia) o de aquello que ocurrió (historia). La fundación metafísica de la epistemología la encontramos en el primer nivel, mientras que en el segundo nos encontramos frente la fundación metafísica de la ontología. Para resumir: ambos casos muestran que la «objetividad sin paréntesis» (la existencia separada del enunciante y el enunciado, el sujeto y el objeto) garantiza el control del conocimiento. El desprendimiento, epistemológico y ontológico, implica proponer otras reglas del juego, abrir el pensamiento a «la objetividad entre paréntesis», a la coexistencia de epistemologías y ontologías; el multiverso propuesto por el biólogo y filósofo chileno Elumberto Maturana. Sirvámonos para ello de un ejemplo narrado por el escritor alemán Peter Bischel, quien nos cuenta la conversación mantenida con su guía intelectual, un joven balinés17. Bischel le pregunta al joven si creía que la historia del Príncipe Rama era verdadera. A lo cual el joven respondió que sí. Bischel continuó preguntando: ¿tú crees que el Príncipe existió y vivió en algún lugar y en algún tiempo? A lo cual el joven le respondió que no sabía si el Príncipe Rama había existido o no, si había vivido en algún lugar o en algún tiempo. Pues entonces se trata de una historia, de un relato, concluyó Bischel. A lo cual el joven asintió, confirmando que se trataba efectivamente de una historia o de un relato. La conversación continuó en ésta línea hasta que el joven balinés, exasperado, le preguntó a Bischel: «¿qué es finalmente lo que tu quieres saber? ¿Si la historia es verdadera o si los hechos ocurrieron?». En este ejemplo se trata de un desprendimiento avant la lettre: no haber entrado en las reglas del juego de Bischel (y todo el peso de la filosofía de Occidente desde Platón a Bertrand Russel y las múltiples discusiones sobre verdad y ficción, realidad e ilusión, etc.). El joven balinés opera sobre principios metafísicos distintos; en los cuales se sostiene una epistemología y una ontología otras. l' La anécdota está narrada por Richard King en su libro O rientalism o and R eligión. P ostcolonial Theory, India and th e “M ystic East”, Londres, Verso, 1999, p. 39. 322

c) «Desprenderse» significa afirmar un paradigma-otro, de coexistencia no-pacífica. ¿Por qué coexistencia no pacífica? Porque el conocimiento en estos dominios está controlado por los principios filogénicos y ontogénicos y porque la inclusión del principio sociogénico introduce un cuestionamiento radical a la autoridad de estos principios. Por lo tanto, los agentes (intelectuales, investigadores, científicos, psicoanalistas) que tienen su capital intelectual asegurado bajo la protección de esos principios, no ven con buenos ojos tener que compartir su autoridad. Por lo tanto, el principio sociogénico es criticado o marginado por no seguir las reglas del juego que la autoridad impone. El fenómeno es semejante a lo que ocurre en el ámbito político con el concepto de «democracia». Todo intento verdaderamente democrático que no respete las reglas del juego impuestas por el control imperial de la «democracia» es castigado intentándose su destrucción en nombre de la democracia y de los derechos humanos18. Esto es precisamente el espacio abierto por «el principio sociogenético». Veamos. El principio sociogénico subyace a todo el argumento de P iel negra, máscaras blancas y motiva y organiza los textos posteriores de Fanón, incluso Los condenados de la tierra (1961), el cual tras una primera lectura podría parecemos alejado ya de P iel negra, máscaras blancas. Sylvia Wynter comprendió la importancia radical de este principio que exploró en detalle, así como sus consecuencias epistémicas, políticas y éticas, en su artículo clásico ya citado, «Towards the Sociogenic Principie» (1999). Mientras que los principios fílogenéticos y ontogenéticos fueron enunciados y construidos sobre la base de la experiencia histórica y la conciencia individual de la sociedad europea posrenacentista y postilustrada, el principio sociogenético es enunciado y está abierto a la construcción categorial y epistémica sobre la base de la experiencia histórica y la conciencia dual de las sociedades coloniales coexistentes con las sociedades europeas posrenacentístas y postilustradas. El principio sociogénico contribuye a la ruptura epistém ica espacial no subsumible en el control cronológico de las rupturas epistémicas o los cambios de paradigma que pusieron respec­ 18 Por ejemplo la Human Rights Foundation de Nueva York envió una carta al presidente Evo Morales apuntando que la Constitución viola, en alguno de sus puntos, los derechos humanos, véase O n ­ line [http://www.jornadanet.com/Hemeroteca/n.php?a=5837-l&f=20080128]. Los derechos humanos violados son los derechos de los propietarios de la tierra en la Media Luna. Se supone que el hijo de Mario Vargas Llosa forma parte de esta comisión. En fin, se reproduce aquí la inversión de los derechos humanos establecidos por John Locke, que brillantemente puso de relieve Franz Hikelammert después de la «guerra» de Kosovo. Véase Franz Hinkelammert, «The Hiden Agenda of Modernity. Locke and the Inversión of Human Rights», en [http://www.jhfc.duke.edu/wko/dossiers/l.l/HinkelammertF.pdf]. Un resumen en castellano, [http://www.uasb.edu.ec/padh/revista2/articulos/normansolorzano.htm]. 323

) Proponer otras categorías y reglas del juego que tienen, por necesidad, que reconocer<br />

la existencia de lo que ya está (por ejemplo, formas de conocer y conocimientos<br />

acumulados en los que se fundan y apoyan las instituciones para<br />

transmitir y ejercer el saber). Simultáneamente es necesario ser consciente de<br />

que lo que está, no significa entregarse a lo que está. Aquello que está (de lo que<br />

está enunciado, en los manuales, en el canon, de lo que está dicho, lo que ha<br />

sido establecido en la tradición de la m odernidad occidental), legitima los decires<br />

tanto para conservarlos como para transformarlos (de ahí las rupturas epis-<br />

témicas o los cambios paradigmáticos, que siempre presuponen lo que está).<br />

Aquello que está (y que sostiene las enunciaciones) es distinto, aunque lo presupone,<br />

de aquello que existe (filosofía, ciencia) o de aquello que ocurrió (historia).<br />

La fundación metafísica de la epistemología la encontramos en el primer<br />

nivel, mientras que en el segundo nos encontramos frente la fundación<br />

metafísica de la ontología. Para resumir: ambos casos muestran que la «objetividad<br />

sin paréntesis» (la existencia separada del enunciante y el enunciado, el<br />

sujeto y el objeto) garantiza el control del conocimiento. El desprendimiento,<br />

epistemológico y ontológico, implica proponer otras reglas del juego, abrir el<br />

pensamiento a «la objetividad entre paréntesis», a la coexistencia de epistemologías<br />

y ontologías; el multiverso propuesto por el biólogo y filósofo chileno<br />

Elumberto Maturana. Sirvámonos para ello de un ejemplo narrado por el<br />

escritor alemán Peter Bischel, quien nos cuenta la conversación mantenida<br />

con su guía intelectual, un joven balinés17. Bischel le pregunta al joven si creía<br />

que la historia del Príncipe Rama era verdadera. A lo cual el joven respondió<br />

que sí. Bischel continuó preguntando: ¿tú crees que el Príncipe existió y vivió<br />

en algún lugar y en algún tiempo? A lo cual el joven le respondió que no sabía<br />

si el Príncipe Rama había existido o no, si había vivido en algún lugar o en<br />

algún tiempo. Pues entonces se trata de una historia, de un relato, concluyó<br />

Bischel. A lo cual el joven asintió, confirmando que se trataba efectivamente de<br />

una historia o de un relato. La conversación continuó en ésta línea hasta que el<br />

joven balinés, exasperado, le preguntó a Bischel: «¿qué es finalmente lo que tu<br />

quieres saber? ¿Si la historia es verdadera o si los hechos ocurrieron?». En este<br />

ejemplo se trata de un desprendimiento avant la lettre: no haber entrado en las<br />

reglas del juego de Bischel (y todo el peso de la filosofía de Occidente desde<br />

Platón a Bertrand Russel y las múltiples discusiones sobre verdad y ficción, realidad<br />

e ilusión, etc.). El joven balinés opera sobre principios metafísicos distintos;<br />

en los cuales se sostiene una epistemología y una ontología otras.<br />

l' La anécdota está narrada por Richard King en su libro O rientalism o and R eligión. P ostcolonial<br />

Theory, India and th e “M ystic East”, Londres, Verso, 1999, p. 39.<br />

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