Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe
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do que Freud, Foucault y Khun fueran imperialistas. Estoy diciendo simplemente que tales transformaciones en la constitución de saberes, a las que todos ellos contribuyeron, fueron transformaciones en la historia local (filosófica, política, económica) de las monarquías teológicas, las ciudades-Estados y luego los Estados nacionales seculares que lideraron desde el Renacimiento la expansión imperial, la constitución histórica de la economía guiada por los objetivos de acumulación y ganancia a cualquier coste y, en consecuencia, del capitalismo como estilo de vida. En efecto, los Estados (monárquicos, ciudades-Estado y Estados-nación seculares) en los cuales se produjeron, publicaron y difundieron los conocimientos que describen, critican y tratan de superar tanto Freud como Foucault y Khun son, básicamente, conocimientos entroncados con un saber cuyas instituciones estaban localizadas en el norte del Mediterráneo (Italia, Francia, Inglaterra, Alemania), pero también con una fuerte tradición en el oeste del mismo (España, Portugal)2. Nicolás Copérnico, por ejemplo, nació y murió en Polonia (1473-1543), estudió primero en la Universidad de Cracovia, pero se formó fundamentalmente en la Universidad de Bolonia (1496-1499), donde estudió derecho, medicina, griego y filosofía, trabajando como asistente del astrónomo Doménico da Novara. La universidad de Cracovia, por otra parte, era una universidad cuyo curriculum estaba estructurado siguiendo el modelo de las universidades medievales existentes en el norte y oeste del Mediterráneo: Bolonia en Italia; Salamanca en España y Coimbra en Portugal. Instituciones y saberes fueron constitutivos del sujeto moderno teológico-humanista del renacimiento y del sujeto moderno secular-racional que genera y constituye la Ilustración. Para Frantz Fanón (y casos semejantes alrededor del planeta, en los márgenes -Irlanda- o fuera de Europa), el sujeto moderno (en su historia teológico-humanis- ta y secular-racional) en el que se constituye la plenitud del sujeto de la filosofía, la ciencia, y el psicoanálisis, es sólo parte de la historia y de la subjetividad constituida y en la que se constituye el sujeto moderno-colonial, y de donde surge la rebeldía decolonial. Me explico. No haríamos justicia a Fanón si consideráramos que su ruptura es subsidiaria o menor que las de Freud, Foucault o Khun. O, tampoco, si intentáramos con honestidad liberal «reconocerla» y «tolerarla» como un «toque humanista» en el ámbito de los conocimientos modernos/imperiales. En la observación citada Fanón incrus 2 La historia del capitalismo occidental narrada por Giovanni Arrighi en su The L ong Twentieth Century, London, Verso, 1995 [ed. cast.: El largo siglo XX, Madrid, Akal, 1999], cuenta en verdad la historia a partir de tres ciudades-Estado italianas del siglo XV (Venecia, Florencia y Génova), continúa en Holanda e Inglaterra (pasa por alto España y Portugal), y llega a Estados Unidos (intuyendo el futuro de China, lo cual es otra historia). 310
ta la ruptura epistémica espacial3 que se abre en el siglo XX (W. E. B. Du Bois, Amil- car Cabral, Aimée Césaire, Gloria Anzaldúa, Malik Bennabi, Alí Shariati, Nawal el Sadawi, etc.). Lo que es Freud para el pensamiento postestructuralista lo es Fanón para el pensamiento decolonial. Es aún más: al marcar los límites de la filogénesis y la ontogénesis e introducir la sociogénesis, sentó también las bases para una crítica radical de la biotecnología y de las consecuencias éticas y políticas que el «nuevo paradigma científico-tecnológico» tiene en la re-conceptualización del «ser» humano y de la humanidad. Esta es hoy una de las enseñanzas capitales del libro de Frantz Fanón para comprender la lógica de la colonialidad del saber y del ser y para operar, hacia el futuro, en la decolonialidad. II El concepto de filogénesis (y también embriogénesis) fue un concepto necesario para la teoría de la evolución (Lamarck, Darwin), que transformó la idea del fijismo de las especies característica de la teoría de la clasificación (Lineo). Sin embargo, ni el fijismo ni la filogénesis que ordenaban el saber y el conocimiento en las estanterías de las bibliotecas; ni el proceso mismo de las especies naturales en el tiempo, en tanto que especies, le ayudaban a Freud a resolver los problemas (alienación, complejos, traumas) del individuo. El individuo, unidad singular de cada especie, ya no era en el caso de Freud la unidad singular de una especie viviente, sino la unidad-in- dividuo del género humano. Freud reordena, bajo el concepto de ontogénesis, la idea de ser humano y de humanidad, históricamente fundada en el humanismo renacentista y transformada, aunque mantenida, por el racionalismo de la Ilustración. Al descubrir el inconsciente, Freud transforma y amplía ese legado aunque mantiene de él una idea universal de humanidad forjada en los límites conceptuales (teológicos y científicos) de la Europa cristiana y secular. Al hacerlo, Freud deja fuera de la idea de ser humano y de humanidad a un enorme sector del planeta de piel oscu 3 Esta historia se remonta al siglo XVI (un ejemplo es Guarnan Poma de Ayala) y continúa en el siglo XVIII (otro ejemplo es Ottobah Cugoano), a caballo entre los siglos XIX y XX (por ejemplo, Mahat- ma Gandhi). La ruptura epistémica espacial, como opción decolonial, es constitutiva también de la modernidad/colonialidad. Podríamos así describir un paquete en el cual la expansión imperial justificada en retórica salvacionista, va de la mano con la lógica de la colonialidad y el impulso de control y dominación. Ello genera, de hecho, opciones decoloniales en las personas que no se sienten cómodas ni contentas al ser expoliadas, rebajadas, insultadas, humilladas; en fin, en las personas que no admiten el proyecto imperial que se intenta imponer tanto por agentes imperiales metropolitanos como por agentes metropolitanos en las colonias, y también por agentes nativos a los que sí les interesa sacar provecho de las reglas imperiales del juego. 311
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ta la ruptura epistémica espacial3 que se abre en el siglo XX (W. E. B. Du Bois, Amil-<br />
car Cabral, Aimée Césaire, Gloria Anzaldúa, Malik Bennabi, Alí Shariati, Nawal el<br />
Sadawi, etc.). Lo que es Freud para el pensamiento postestructuralista lo es Fanón<br />
para el pensamiento decolonial. Es aún más: al marcar los límites de la filogénesis y<br />
la ontogénesis e introducir la sociogénesis, sentó también las bases para una crítica<br />
radical de la biotecnología y de las consecuencias éticas y políticas que el «nuevo<br />
paradigma científico-tecnológico» tiene en la re-conceptualización del «ser» humano<br />
y de la humanidad. Esta es hoy una de las enseñanzas capitales del libro de<br />
Frantz Fanón para comprender la lógica de la colonialidad del saber y del ser y para<br />
operar, hacia el futuro, en la decolonialidad.<br />
II<br />
El concepto de filogénesis (y también embriogénesis) fue un concepto necesario<br />
para la teoría de la evolución (Lamarck, Darwin), que transformó la idea del fijismo<br />
de las especies característica de la teoría de la clasificación (Lineo). Sin embargo, ni<br />
el fijismo ni la filogénesis que ordenaban el saber y el conocimiento en las estanterías<br />
de las bibliotecas; ni el proceso mismo de las especies naturales en el tiempo, en<br />
tanto que especies, le ayudaban a Freud a resolver los problemas (alienación, complejos,<br />
traumas) del individuo. El individuo, unidad singular de cada especie, ya no<br />
era en el caso de Freud la unidad singular de una especie viviente, sino la unidad-in-<br />
dividuo del género humano. Freud reordena, bajo el concepto de ontogénesis, la<br />
idea de ser humano y de humanidad, históricamente fundada en el humanismo renacentista<br />
y transformada, aunque mantenida, por el racionalismo de la Ilustración.<br />
Al descubrir el inconsciente, Freud transforma y amplía ese legado aunque mantiene<br />
de él una idea universal de humanidad forjada en los límites conceptuales (teológicos<br />
y científicos) de la Europa cristiana y secular. Al hacerlo, Freud deja fuera de<br />
la idea de ser humano y de humanidad a un enorme sector del planeta de piel oscu<br />
3 Esta historia se remonta al siglo XVI (un ejemplo es Guarnan Poma de Ayala) y continúa en el siglo<br />
XVIII (otro ejemplo es Ottobah Cugoano), a caballo entre los siglos XIX y XX (por ejemplo, Mahat-<br />
ma Gandhi). La ruptura epistémica espacial, como opción decolonial, es constitutiva también de la<br />
modernidad/colonialidad. Podríamos así describir un paquete en el cual la expansión imperial justificada<br />
en retórica salvacionista, va de la mano con la lógica de la colonialidad y el impulso de control y<br />
dominación. Ello genera, de hecho, opciones decoloniales en las personas que no se sienten cómodas<br />
ni contentas al ser expoliadas, rebajadas, insultadas, humilladas; en fin, en las personas que no admiten<br />
el proyecto imperial que se intenta imponer tanto por agentes imperiales metropolitanos como por<br />
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de las reglas imperiales del juego.<br />
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