Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe
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humanizadoras y que pretenden reclamar y conseguir su completa humanidad en cada intento ocupan un lugar central en la obra de Fanón; ni el «yo» ni el «otro» sino el damné. La decolonización, más que la epistemología, la ontología o la etnología, aparece en su obra como filosofía principal. El deslizamiento desde el psicoanálisis, la fenomenología y la etnología hasta la decolonización como filosofía, o hasta el pensamiento de la liberación como eje para la transformación de las ciencias existentes y la creación de otras nuevas, queda claro en las primeras páginas de P iel negra, máscaras blancas: El negro es un hombre negro; es decir que, gracias a una serie de aberraciones afectivas, se ha instalado en el seno de un universo del que habrá que sacarlo. El problema es importante. Pretendemos nada menos que liberar al hombre de color de sí mismo. Iremos muy lentamente, porque hay dos campos: el blanco y el negro. Tenazmente interrogaremos a las dos metafísicas y veremos que, con frecuencia, son muy disolventes. No tendremos ninguna piedad por los antiguos gobernantes, por los antiguos misione ros. Para nosotros el que adora a los negros está tan «enfermo» como el que los abomina. A la inversa, el negro que quiere blanquear su raza es tan desgraciado como el que predica el odio al blanco (cursivas de N. Maldonado-Torres, excepto negros, que corresponde a la palabra francesa négres). Para Fanón, el telos o el objetivo final de la investigación no es el autoconoci- miento sino la liberación. Añade, «al querer considerar la estructura de tal explotación o de tal otra sobre el plano de la abstracción se enmascara el problema capital, fundamental, que es el de devolver el hombre a su lugar» (p. 96/BS 88). El imperativo del restablecimiento de las coordenadas básicas de la vida social en el contexto de la deshumanización sistemática es un elemento que Fanón rechaza «poner entre paréntesis». Se trata, en su lugar, de la principal motivación para teorizar y del nexo fundamental entre la praxis liberadora de la teoría y la acción social insurgente. Esto supone que el intelectual revolucionario reemplaza al filósofo y al etnólogo/antropólogo como representantes primordiales del pensamiento radical en los tiempos modernos, tratando de forjar un camino más allá de las premisas modernas/coloniales. A modo de conclusión Más allá de la cuestión de si Fanón es o no un «Rousseau negro» o Rousseau un «Fanón blanco», lo cierto es que Fanón criollizó el pensamiento de un cierto núme 304
o de figuras (Rousseau, Sartre etc.) al tiempo que proporcionaba una dirección específica para su propia creolización, así como multitud de contribuciones creativas adicionales. Si Rousseau puede considerarse el padre de las ciencias humanas modernas, entonces podemos afirmar que Fanón representa un papel de enorme importancia en el pensamiento liberador del siglo XX y en las ciencias humanas decoloniales. Su estudio de la deshumanización y las lecciones que obtiene de la misma a fin de establecer las líneas generales para el estudio de la decolonización desafían simultáneamente conceptos clave presentes en el pensamiento de Descartes, Husserl, Rousseau y Lévi-Strauss. Ni la autoidentidad y la evidencia del cogito o la actitud fenomenológica, por una parte, ni el extrañamiento de la actitud etnológica o antropológica (de mirar a la propia sociedad desde la distancia), por otra, están a la altura de fundamentar la decolonización como un proyecto epistémico, ético y político. Sólo una actitud descolonizadora más específica, junto con un proyecto comprensivo de decolonización, puede responder adecuadamente a las formas modernas/colo- niales de desigualdad y, por lo tanto, contribuir a la rehumanización de las gentes y de los dam nés en la modernidad tardía22. Al igual que las actitudes fenomenológicas y antropológicas, la propia concepción elaborada por Fanón de una actitud descolonizadora se fundamenta en una cierta concepción del sujeto, que en su caso no se basa en una identidad («yo soy yo») o diferencia («yo como otro»), sino más bien en la interrelación del contacto ético y la acción política en contextos coloniales («yo para el sub-otro»)23. Para Fanón, el ser humano se caracteriza tanto por la libertad encarnada en la situación como por la generosidad y, por lo tanto, su estudio requiere considerar al mismo tiempo las estructuras sociales y las relaciones intersubjetivas. La sociogenia es su respuesta a este desafío, ya que se trata de una forma de estudio que subsume aspectos del psicoanálisis, la fenomenología y la etnología entre otras disciplinas, en un esfuerzo por elucidar las posibilidades de liberación de las modernas formas de deshumanización. Pero la sociogenia es también una parte fundamental de una forma no egoísta de humanismo, un humanismo decolonizador basado en un compromiso por la liberación no del pueblo o de los ciudadanos, sino del pueblo-propiedad, esto es, de los condenados de la tierra. Fanón avanza un concepto particular del yo («el yo para el sub-otro»), una actitud adaptativa (actitud decolonizadora), una propuesta para el estudio de lo huma 22 Para una ampliación del concepto de «actitud decolonial» véase Nelson Maldonado-Torres, «Decolonization and the New Identitarian Logics after September 11. Eurocentrism and America- nism against the Barbarían Threats», Radical P hilosophy R eview VIII, 1, 2005, pp. 35-67. 23 He abordado la perspectiva de Fanón sobre la subjetividad en Nelson Maldonado-Torres, «The Cry of the Self as a Cali from the Other. The Paradoxical Loving Subjectivity of Frantz Fanón», Liste- ning. Journal o f R eligión and Culture XXXVI, 1, 2001, pp. 46-60. 305
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entonces podemos afirmar que Fanón representa un papel de enorme importancia<br />
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Su estudio de la deshumanización y las lecciones que obtiene de la misma a<br />
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Sólo una actitud descolonizadora más específica, junto con un proyecto comprensivo<br />
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Al igual que las actitudes fenomenológicas y antropológicas, la propia concepción<br />
elaborada por Fanón de una actitud descolonizadora se fundamenta en una cierta<br />
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política en contextos coloniales («yo para el sub-otro»)23. Para Fanón, el ser humano<br />
se caracteriza tanto por la libertad encarnada en la situación como por la<br />
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sociales y las relaciones intersubjetivas. La sociogenia es su respuesta a este<br />
desafío, ya que se trata de una forma de estudio que subsume aspectos del psicoanálisis,<br />
la fenomenología y la etnología entre otras disciplinas, en un esfuerzo por elucidar<br />
las posibilidades de liberación de las modernas formas de deshumanización. Pero la<br />
sociogenia es también una parte fundamental de una forma no egoísta de humanismo,<br />
un humanismo decolonizador basado en un compromiso por la liberación no del pueblo<br />
o de los ciudadanos, sino del pueblo-propiedad, esto es, de los condenados de la<br />
tierra. Fanón avanza un concepto particular del yo («el yo para el sub-otro»), una actitud<br />
adaptativa (actitud decolonizadora), una propuesta para el estudio de lo huma<br />
22 Para una ampliación del concepto de «actitud decolonial» véase Nelson Maldonado-Torres,<br />
«Decolonization and the New Identitarian Logics after September 11. Eurocentrism and America-<br />
nism against the Barbarían Threats», Radical P hilosophy R eview VIII, 1, 2005, pp. 35-67.<br />
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