Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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13.05.2013 Views

de la especie». No obstante, añade que «la alienación del negro no es una cuestión individual», lo que le lleva a su propia alteración metodológica: «junto a la filogenia y la ontogenia, está la sociogenia»19. Si el estudio del «salvaje» requiere una perspectiva filogenética y el estudio del europeo moderno y civilizado que estudió Freud parecía exigir una perspectiva ontogénica, el estudio del negro requiere una perspectiva sociogénica, que es en parte una investigación genealógica y existencial previa a las formulaciones de Foucault sobre las genealogías de la modernidad. Pero la sociogenia no sólo sirve para estudiar a los negros, pues Fanón la introduce como un acercamiento indispensable a los seres humanos y una llave para la transformación de las ciencias humanas. Se trata de una perspectiva que requiere una descripción cuidadosa donde la filogenia impone ciertas ideas basadas en el desarrollo de la especie. Requiere, asimismo, que las investigaciones sobre los individuos se enmarquen socialmente y en relación con las formas de alteridad y los espacios li- minares constitutivos del yo. Estudiando al negro sociogénicamente, Fanón tiene que estudiar al blanco y al negro, a los hombres y a las mujeres, la cultura y la estructura, así como la experiencia y la situación, tal y como hace de diferentes maneras en P iel negra, máscaras blancas. Existen pues niveles de análisis que reemplazan el peculiar análisis filogenético de Rousseau. La sociogenia se centra asimismo en el cambio y la insurgencia. Sigue al sujeto como si navegase por la estructura social, sea para sucumbir a sus imperativos, distorsionarlos o modificarlos activamente; es, por esta razón, una herramienta pedagógica20. En primer lugar, al igual que en el Discurso de Rousseau, desnaturaliza la desigualdad. Saca del carácter humano al amo y al esclavo y muestra los engaños y las estructuras que sostienen la visión colonial racista. Después, deja clara la posibilidad de cambio y el hecho de que los sujetos puedan reclamar su humanidad precisamente en el proceso activo durante el que se cambia la estructura. La subjetividad y la estructura requieren un estudio cuidadoso. Tal y como señala Fanón, «La realidad, por una vez, reclama una comprensión total. Sobre el plano objetivo tanto como sobre el plano subjetivo, debe aportarse una solución». La lección para los negros es la siguiente: «El negro ha de luchar sobre los dos planos: puesto que, históricamente, se condicionan, toda liberación unilateral es imperfecta, y el peor error sería creer en su dependencia mecánica». La subjetividad y la estructura están inte- rrelacionadas, pero esto no significa que podamos prescindir del estudio o de la transformación de cualquiera de las dos, pues ambas requieren estudio y cambio. 19 F. Fanón, Black Skin, W hite Masks, cit., p. 11 [p. 45 de la presente edición]. 20 Para una visión de Fanón como pedagogo véase Nelson Maldonado-Torres, «Frantz Fanón and

La sociogenia es, por lo tanto, la forma que utiliza Fanón para analizar la deshumanización sistemática de los sujetos racializados y colonizados. A pesar de utilizar el psicoanálisis, presta más atención a las dinámicas sociales y geopolíticas que el psicoanálisis tradicional y no se se siente impelido a hacer de aquel, o para el caso de la sociogénesis, una ciencia metodológica. Además de su escepticismo sobre el poder del método en las ciencias humanas, Fanón está convencido que «por muy psicológica» que sea la «alienación psíquica del hombre negro», ella produce «consecuencias que se extienden a los dominios de otras ciencias». Esto no significa, no obstante, que Fanón abogue tan solo por la interdisciplinariedad, dado que su apuesta constituye más bien un «esfuerzo sin tregua por una concreta y nueva comprensión del hombre», que supone en realidad un empeño transdisciplinar, esto es, un proyecto que requiere la reformulación y reconfiguración de las disciplinas existentes y la creación de otras nuevas. Para acometer esta tarea, Fanón utiliza la fenomenología. Gracias a la fenomenología, Fanón «pone entre paréntesis» los compromisos metafísicos y metodológicos, aportando así descripciones frescas que revelan la necesidad de reclamar, transformar o crear diversas formas de abordar el estudio del hombre. Sin embargo, a diferencia de la fenomenología, la obra de Fanón no se enfrenta con el problema del solipsismo, en la medida en que no se sustenta en las presuntas certezas del ego cogito. Al igual que hace Rousseau, y hasta cierto punto del mismo modo que ocurre con la etnología, su trabajo aborda seriamente el estudio de lo diferente para adquirir conocimientos sobre el yo. No obstante, el objeto colonizado no es solamente «diferente», sino que es un sujeto que ha sido convertido en diferente no como extraño sino como inferior. Y este ser inferior aparece como siempre relativo al yo, en el sentido de las formas modernas de subjetividad que forman parte de estructuras de poder mutuamente constituidas de tipo racial, colonial y de género. Precisamente es esto lo que quiere decir cuando escribe que «a menudo, eso que se llama el alma negra es una construcción del blanco». La constitución de sentido es, por lo tanto, el resultado de una combinación de conciencia (normativa y no normativa o colonizada) y estructura. Y dado que es parte de la estructura, Fanón sabe que no puede ser neutral. En lugar de la certeza del «pienso» de la fenomenología, o el conocimiento del yo mediante la exposición al otro como en la antropología o etnología de Rousseau o Lévi-Strauss, lo que encontramos es un compromiso ético-político del yo con el sub-otro. El «yo pienso» no se desplaza por la dialéctica del yo-otro, sino por la emergencia de aquellos que son apartados de la dinámica del ser o de la alteridad: los dam nés d e la terre [los condenados de la tierra]21. La práctica de aquéllos que luchan contra las ideologías y las estructuras des- 21 Para una crítica de la dialéctica del yo-otro aplicada a la racialización, véase Lewis R. Gordon, Existentia Africana. U nderstanding Africana Existential Thought, Nueva York, Routledge, 2000. 303

La sociogenia es, por lo tanto, la forma que utiliza Fanón para analizar la deshumanización<br />

sistemática de los sujetos racializados y colonizados. A pesar de utilizar el<br />

psicoanálisis, presta más atención a las dinámicas sociales y geopolíticas que el psicoanálisis<br />

tradicional y no se se siente impelido a hacer de aquel, o para el caso de la<br />

sociogénesis, una ciencia metodológica. Además de su escepticismo sobre el poder<br />

del método en las ciencias humanas, Fanón está convencido que «por muy psicológica»<br />

que sea la «alienación psíquica del hombre negro», ella produce «consecuencias<br />

que se extienden a los dominios de otras ciencias». Esto no significa, no obstante,<br />

que Fanón abogue tan solo por la interdisciplinariedad, dado que su apuesta<br />

constituye más bien un «esfuerzo sin tregua por una concreta y nueva comprensión<br />

del hombre», que supone en realidad un empeño transdisciplinar, esto es, un proyecto<br />

que requiere la reformulación y reconfiguración de las disciplinas existentes y<br />

la creación de otras nuevas. Para acometer esta tarea, Fanón utiliza la fenomenología.<br />

Gracias a la fenomenología, Fanón «pone entre paréntesis» los compromisos<br />

metafísicos y metodológicos, aportando así descripciones frescas que revelan la necesidad<br />

de reclamar, transformar o crear diversas formas de abordar el estudio del<br />

hombre. Sin embargo, a diferencia de la fenomenología, la obra de Fanón no se enfrenta<br />

con el problema del solipsismo, en la medida en que no se sustenta en las presuntas<br />

certezas del ego cogito. Al igual que hace Rousseau, y hasta cierto punto del<br />

mismo modo que ocurre con la etnología, su trabajo aborda seriamente el estudio<br />

de lo diferente para adquirir conocimientos sobre el yo. No obstante, el objeto colonizado<br />

no es solamente «diferente», sino que es un sujeto que ha sido convertido en<br />

diferente no como extraño sino como inferior. Y este ser inferior aparece como<br />

siempre relativo al yo, en el sentido de las formas modernas de subjetividad que forman<br />

parte de estructuras de poder mutuamente constituidas de tipo racial, colonial<br />

y de género. Precisamente es esto lo que quiere decir cuando escribe que «a menudo,<br />

eso que se llama el alma <strong>negra</strong> es una construcción del blanco». La constitución<br />

de sentido es, por lo tanto, el resultado de una combinación de conciencia (normativa<br />

y no normativa o colonizada) y estructura. Y dado que es parte de la estructura,<br />

Fanón sabe que no puede ser neutral. En lugar de la certeza del «pienso» de la fenomenología,<br />

o el conocimiento del yo mediante la exposición al otro como en la<br />

antropología o etnología de Rousseau o Lévi-Strauss, lo que encontramos es un<br />

compromiso ético-político del yo con el sub-otro. El «yo pienso» no se desplaza por<br />

la dialéctica del yo-otro, sino por la emergencia de aquellos que son apartados de la<br />

dinámica del ser o de la alteridad: los dam nés d e la terre [los condenados de la tierra]21.<br />

La práctica de aquéllos que luchan contra las ideologías y las estructuras des-<br />

21 Para una crítica de la dialéctica del yo-otro aplicada a la racialización, véase Lewis R. Gordon,<br />

Existentia Africana. U nderstanding Africana Existential Thought, Nueva York, Routledge, 2000.<br />

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