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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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gentes de color, «salvajes» o civilizadas, carecen de la capacidad de legislarse a sí<br />

mismas, debido a los límites intrínsecos en la expresión de su libre albedrío y, por lo<br />

tanto, del potencial para ser completamente ilustrados12. Rousseau evita el razonamiento<br />

racista de Kant, pero sigue participando de un punto de vista eurocéntrico<br />

en gran medida no cuestionado.<br />

Rousseau comete un error metodológico básico. Aunque se queja de que la «filosofía<br />

europea no viaja», en el sentido de que los viajeros y exploradores europeos<br />

sólo ven en los demás imágenes de sí mismos, en algunos momentos cae en la idea<br />

opuesta de ver en el otro lo que es sustancialmente diferente de su sociedad «civilizada»<br />

e ilustrada. En resumen, proyecta simplicidad y armonía en el «hombre salvaje».<br />

Rousseau no considera la posibilidad de que los habitantes del Caribe u<br />

otros «salvajes» que presenta como ejemplos cercanos al estado de naturaleza puedan<br />

vivir vidas complicadas ni tener elaboradas visiones acerca del pasado, el presente<br />

y el futuro. No establece ninguna hipótesis sobre si podrían o no haber decidido<br />

concederle una centralidad al valor de la propiedad, incluso tras haber tenido<br />

la oportunidad de hacerlo. En definitiva, el «alma del hombre salvaje» (su razonamiento<br />

y conciencia de su libertad) podría no ser tan simple como afirma Rousseau.<br />

Así, aunque puede ser cierto que el filósofo ginebrino complique el legado<br />

cartesiano y ofrezca un fundamento para la etnología y las ciencias humanas, argumentando,<br />

por ejemplo, que la libertad «no obedece las leyes de la mecánica», y situando<br />

la necesidad de encuentro con el otro como parte del conocimiento del yo,<br />

su método se queda corto en la comprensión y consideración de la completa humanidad<br />

del otro que investiga. Esto es parte del mismo problema que ya apareció<br />

con anterioridad: Rousseau busca al «hombre salvaje» pero no considera la posibilidad<br />

de que el «salvaje» se haya convertido en buena medida en «colonizado», y<br />

que a su vez el «colonizado» pueda proporcionarle una mayor comprensión tanto<br />

de su propio ser como de la desigualdad y de lo europeo, que el «buen salvaje» o el<br />

salvaje histórico. Estos son los aspectos en los que el trabajo de Fanón podría corregir<br />

el de Rousseau. Fanón renueva la investigación de Rousseau sobre la posibilidad<br />

de fundar las ciencias humanas, pero partiendo de la relación entre el «colonizador»<br />

y el colonizado, y más en concreto, en P iel <strong>negra</strong>, <strong>máscaras</strong> <strong>blancas</strong>, entre<br />

los «blancos» y los «negros». W. E. B. Du Bois hace algo similar en su pionera obra<br />

The souls o f Black Folk, donde el «alma <strong>negra</strong>» (y no el «alma salvaje») se toma<br />

como esa peculiar alteridad o mejor subalteridad mediante la cual los engaños de<br />

la civilización europea moderna se detectan y denuncian. Este tipo de trabajo conduce<br />

a distintas ideas sobre la naturaleza de la desigualdad y su relación con las<br />

ciencias humanas.<br />

12 E. Ch. Eze, «The Color of Reason. The Idea o f‘Race’ in Kant’s Anthropology», cit., pp. 103-140.<br />

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