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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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que buscaba Capécia cuando le pidió a André que la llevase con él a aquella velada<br />

de sociedad. Lo que le ofreció fueron las autoengañosas palabras de los blancos, palabras<br />

que sólo los blancos podían ofrecerle. Sin embargo, la situación no puede<br />

sino acabar mal, pues hubiera debido ser el amor lo que contase; André, no su blanquitud,<br />

debería haberle ofrecido algo a su existencia. No obstante, André no parece<br />

merecerse ni siquiera su casi-blanco amor, dado que la historia termina cuando<br />

él, jugando un papel muy típico en los militares franceses con respecto al amor profesado<br />

por las mujeres <strong>negra</strong>s, la abandona con sus hijos, mostrándose ella agradecida<br />

por la pizca de blanquitud que le ha dejado. En esta relación el amor era inalcanzable<br />

dada la imposición de la blanquitud; lo que quedaba no eran palabras de<br />

amor, sino palabras <strong>blancas</strong>.<br />

Aunque Fanón examina formalmente el fracaso del hombre de color en el siguiente<br />

capítulo, ya se refiere a él en su exposición acerca de Mactar y Nini. Mactar<br />

también era un Capécia, pero lo era en relación con una mulata. Si Mactar, o cualquier<br />

hom bre negro, vive como un hom bre en el marco lacaniano de las palabras cargadas<br />

de valores, entonces el problema hubiera sido lo que él le entregó a Nini y no<br />

lo que Nini le entregó a él. Sus palabras de amor deberían haber sido suficientes.<br />

Pero en la medida que él también es Capécia, busca algo de Nini, sus palabras, que<br />

trastocan el orden de la sociedad patriarcal burguesa europea. Fanón vuelve a este<br />

tema en su discusión formal sobre el hombre de color, donde el centro de atención es<br />

Jean Veneuse, el protagonista de la novela autobiográfica de René Maran Un hom m e<br />

pareil aux autres [Un hombre como cualquier otro], al que describe como un «cordero<br />

al que sacrificar»20. Veneuse/Maran era un huérfano de las Antillas que creció<br />

en los internados franceses. Al llegar a adulto se convierte en un ratón de biblioteca,<br />

un joven «introvertido», un «buen negro», «Ya querríamos que hubiera muchos<br />

blancos como ese negro» (p. 80, Pn 53/BS 65/R. Maran, 19). Cuando una joven blanca<br />

flirtea con él, replica: «¡Está bien tener valor, pero si sigue exponiéndose así se va<br />

a comprometer! Un negro. ¡Fuera, pues!, eso no cuenta. Es decepcionante relacionarse<br />

con un individuo cualquiera de esta raza» (p. 81, Pn 53/BS 66/R. Maran, 46).<br />

Es de señalar el lenguaje distanciado («esa raza») con el que se expresa Veneuse/Maran.<br />

La historia toma un rumbo decisivo cuando Andrée Marielle, una mujer blanca,<br />

aparece como objetivo amoroso. Ama a Veneuse/Maran y él la ama a ella. Pero Veneuse/Maran<br />

no duda en afirmar que su relación es imposible.<br />

Ahora bien, si Veneuse/Maran fuera blanco, el análisis normal de la situación sería<br />

que es un neurótico del abandono. Huérfano desde pequeño, introvertido de<br />

adulto, teme el abandono y abandona a los otros para evitarse a si mismo esa expe-<br />

20 F. Fanón, p. 81 (Pn 53/BS 66), cit. El texto de René Maran es la novela Un h om m e pareil aux autres,<br />

París, Arc-en-Ciel, 1947.<br />

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