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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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un retrato psicológico y afirmará más adelante que el hombre que se une a las acciones<br />

violentas en pro del derrocamiento del gobierno colonial satisface su propio<br />

marxismo existencial. Al deconstituir las circunstancias sociales de la deshumanización,<br />

el colonizado lleva a cabo su propia descolonización, y a través de esta doble<br />

negación hace de sí mismo un hombre: «Este nuevo hombre», escribe Sartre, «comienza<br />

su vida como si estuviera al final de la existencia; se considera a sí mismo<br />

como un cadáver en potencia» (p. 23). Afirmar que un hombre está potencialmente<br />

muerto es afirmar que vive esta potencialidad en el presente, por lo que esta muerte<br />

difícilmente podrá llegar a suponer algún riesgo, funciona como una certeza epis-<br />

témica, cuando no como un rasgo definitorio de su existencia. Bhabha se refiere a<br />

esto como a una «muerte en vida». Morir al fin supone por lo tanto hacer realidad<br />

lo que previamente se había dictaminado como verdadero o necesario. Ahora bien,<br />

morir al servicio de la deconstitución de dichas circunstancias de muerte social es morir<br />

precisamente en nombre de la vida futura y del hombre futuro.<br />

Es en este prefacio, según se recordará, donde Sartre ridiculiza la postura sobre la<br />

no violencia expuesta por Camus con anterioridad6. Los creyentes de la no violencia,<br />

bromea, aseguran que no son «ni ejecutores ni víctimas» (p. 25). Pero Sartre rehúsa<br />

intentar esquivar esta alternativa binaria, afirmando por el contrario que la no violencia<br />

y la pasividad son equivalentes a la complicidad y, dando paso a un tratamiento<br />

directo, señala que «para lo único que sirve vuestra pasividad es para situaros en<br />

las filas del opresor» (ibid.). Lo que se requiere es una deconstitución de la ideá’de<br />

hombre, en especial si ser hombre, tal y como afirma Sartre, supone ser cómplice del<br />

colonialismo. Unicamente mediante la deconstitución de este modelo de ser hombre<br />

puede llegar a desarrollarse la historia humana. No se nos proporciona una idea demasiado<br />

nítida de en qué consistirá el desarrollo final del ser humano, si bien Sartre<br />

proporciona hacia el final del ensayo un breve comentario en el que imagina una historia<br />

del género humano, que culmina en un estadio futuro en el que éste alcanzará<br />

el «pleno desarrollo». Cuando el género humano alcance este estadio, afirma, «no se<br />

definirá a sí mismo como la suma total de los habitantes del mundo, sino como la<br />

unión infinita de sus necesidades mutuas» (p. 27).<br />

Aquí, al término de un artículo que es comúnmente considerado como un enco-<br />

m ium de la violencia, Sartre da un nuevo giro, manifestando quizá ante esta coyuntura<br />

la ambivalencia fundamental de sus opiniones sobre la violencia, una ambivalencia<br />

que ha quedado hábilmente demostrada en el reciente libro de Ronald<br />

6 Sartre no menciona a Camus explícitamente, pero se está refiriendo a él a todas luces. Véase, entre<br />

otros, «Le socialisme des potences» y «Le pari de notre generation», aparecidos en Demain en<br />

1957 y que han sido traducidos por Justin O’Brien y republicados en A lbert Camus. Resistance, R ebe-<br />

llion, and Death, Nueva York, Random House, 1995.<br />

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