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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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Después está el inconsciente. El drama racial se desarrolla al aire libre y el negro<br />

no tiene tiempo de «inconscienciarse». El blanco lo consigue en una cierta medida;<br />

ahí hace su aparición un nuevo elemento: la culpabilidad. El complejo de superioridad<br />

de los negros, su complejo de inferioridad o su sentimiento igualitario son conscientes.<br />

En todo momento lo transitan. Encarnan su drama. No hay, en ellos, esta<br />

amnesia afectiva que caracteriza la neurosis típica.<br />

Cada vez que leemos una obra de psicoanálisis, que discutimos con nuestros<br />

profesores, que conversamos con enfermos europeos, nos sorprende la inadecuación<br />

entre los esquemas correspondientes y la realidad que nos ofrecía el negro. Progresivamente<br />

hemos llegado a la conclusión de que hay una sustitución de dialéctica<br />

cuando se pasa de la psicología del blanco a la del negro.<br />

Los valores primeros de los que habla Charles Odier13, son diferentes en el blanco<br />

y en el negro. El esfuerzo de socialización no remite a las mismas intenciones. Verdaderamente<br />

cambiamos de mundo. Un estudio riguroso debería presentarse así:<br />

- interpretación psicoanalítica de la experiencia vivida del negro;<br />

- interpretación psicoanalítica del mito negro.<br />

Pero lo real, que es nuestro único recurso, nos prohíbe semejantes operaciones.<br />

Los hechos son mucho más complicados. ¿Cuáles son?<br />

. El negro es un objeto fobógeno, anxiógeno. Desde la enfermedad de Sérieux y<br />

Capgras12 hasta aquella chica que nos confesaba que acostarse con un negro representaba<br />

algo terrorífico para ella, encontramos todos los grados de lo que llamaremos<br />

la negro-fobogénesis. A propósito del negro se ha hablado mucho de psicoanálisis.<br />

Desconfiando de las aplicaciones que podrían hacerse13, hemos preferido<br />

titular este capítulo «El negro y la psicopatología» en vista de que ni Freud, ni Adler,<br />

ni siquiera el cósmico Jung han pensado en los negros en el curso de sus investigaciones.<br />

Y tenían sus buenas razones. Se olvida a menudo que la neurosis no es<br />

constitutiva de la realidad humana. Se quiera o no, el complejo de Edipo no está<br />

cerca de ver la luz entre los negros. Se nos podría objetar, con Malinowski, que el régimen<br />

matrialcal es el único responsable de esta ausencia. Pero, aparte de que podríamos<br />

preguntarnos si los etnólogos, imbuidos de los complejos de su civilización<br />

no se han esforzado demasiado en encontrar la copia de estos en los pueblos que<br />

ban sobre sí mismos, que se les aplicaba un calificativo torvo e inquietante que en su familia no se empleaba»,<br />

J.-P. Sartre, R éflexions sur la question juive, cit., pp. 96-97.<br />

11 Las dos fuentes, consciente e inconsciente, de la vida moral.<br />

12 Les fo lies raisonnantes, citado por Angelo Hesnard, U univers m orbide de la faute, París, PUF,<br />

1949, p. 97.<br />

13 Pensamos especialmente en Estados Unidos; véase, por ejemplo, H om e o fth e Brave, 1949.<br />

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