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CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades

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Calvario<br />

Un rumor <strong>de</strong> ahogados sollozos contestó a sus palabras, y todos los presentes se precipitaron a<br />

él.<br />

Su madre exhaló un débil gemido y se <strong>de</strong>svaneció entre los brazos <strong>de</strong> Ana y <strong>de</strong> María que<br />

estaban a su lado y la sostuvieron oportunamente.<br />

<strong>El</strong> Maestro la vio <strong>de</strong>svanecerse y su gemido le atravesó el corazón como un dardo can<strong>de</strong>nte.<br />

Con dos pasos rápidos se acercó a ella y besándola en la frente helada, en los ojos cerrados, en<br />

las manos que parecían <strong>de</strong> nieve, le <strong>de</strong>cía suavemente al oído:<br />

-¡Madre!... sé fuerte para beber hasta el fondo <strong>de</strong> la copa que el Padre nos da a ti y a mí, en<br />

esta hora <strong>de</strong> alianza postrera.<br />

<strong>El</strong>la abrió los ojos y viendo el rostro <strong>de</strong> su hijo junto al suyo se abrazó <strong>de</strong> su cuello con ansia<br />

febril para <strong>de</strong>cirle:<br />

-¡Déjame morir contigo si es que Dios te manda morir!... ¡Tu vida es una misma con la mía!...<br />

¿por qué se ha <strong>de</strong> partir en dos?...<br />

Un nuevo <strong>de</strong>svanecimiento la acometió y el Maestro mandó que la llevaran al lecho.<br />

Luego abrazó a todos uno a uno, diciéndole a cada cual la palabra necesaria para mantenerle<br />

vivo y <strong>de</strong>spierto el recuerdo <strong>de</strong> todas sus enseñanzas.<br />

María <strong>de</strong> Mágdalo que con Ana había conducido a Myriam a su alcoba, volvió como un<br />

torbellino temiendo no alcanzar ya al Maestro.<br />

Ya no tenía ni velo, ni manto, sino sólo su cabellera suelta que flotaba como una llama dorada.<br />

Se abrió paso entre los últimos que se <strong>de</strong>spedían, y cayendo al pavimento como un trapo tirado<br />

al suelo, se abrazó a los pies <strong>de</strong>l Maestro sollozando enloquecida.<br />

Él cerró los ojos y se estremeció ligeramente como si el tormento interior fuera a vencerlo en<br />

aquella terrible lucha final.<br />

-¡Mujer! -le dijo poniendo sus manos sobre aquella cabeza agitada por los sollozos-. Me ungiste<br />

con perfumes para la sepultura y ¿quieres impedir que la muerte me abra las puertas <strong>de</strong> mi<br />

Reino glorioso?.<br />

Mas, como ella no lo atendiese, él la llamó por su nombre:<br />

-¡María! ¿Nunca <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciste mi voz, y ahora no quieres oírme?<br />

<strong>El</strong>la se serenó <strong>de</strong> pronto y levantándose <strong>de</strong>l suelo miró al Maestro con sus ojos enrojecidos por<br />

http://elcristoes.net/calvario.htm (7 <strong>de</strong> 32) [14/04/2004 20:47:17]

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