CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades
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calvario2<br />
asesinos!... ¡quietos ahí! ¡para que caiga como una eterna maldición sobre vosotros el último<br />
aliento <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios que habéis asesinado!.<br />
¡Un pavoroso silencio se fue haciendo poco a poco, sólo interrumpido por los sollozos <strong>de</strong> las<br />
mujeres y las plegarias <strong>de</strong> la muchedumbre que al pie <strong>de</strong>l trágico monte veía sin po<strong>de</strong>r creerlo,<br />
como una escultura <strong>de</strong> marfil, suspendida entre el cielo y la tierra, al Profeta <strong>de</strong> Dios que unos<br />
días antes había entrado a Jerusalén entre hosannas <strong>de</strong> gloria y aclamaciones <strong>de</strong> triunfo y <strong>de</strong><br />
amor!.<br />
En la agitación y suprema ansiedad en que todos estaban sumergidos como infelices náufragos<br />
en un mar tempestuoso, habían olvidado por completo a los fieles ancianos que acompañaron al<br />
Verbo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cuna.<br />
Efraín y Shipro pensaron en ellos, y en mo<strong>de</strong>stas literas cubiertas llevadas por una veintena <strong>de</strong><br />
criados les condujeron al monte <strong>de</strong>l sacrificio, don<strong>de</strong> el Hijo <strong>de</strong> Dios... el dulce Jhasua que<br />
tuvieron <strong>de</strong> niño en sus brazos, entregaba su vida en el altar santo <strong>de</strong>l amor fraterno, cimiento y<br />
coronación <strong>de</strong> su obra grandiosa <strong>de</strong> liberación humana.<br />
Allí iban a verle morir, Melchor <strong>de</strong> Horeb, Simóni<strong>de</strong>s, Gaspar el hindú, Filón <strong>de</strong> Alejandría,<br />
<strong>El</strong>cana y Sarah, Josías, <strong>El</strong>eazar y Alfeo, cuya ancianidad avanzada les imposibilitaba hacer a pie<br />
el penoso camino <strong>de</strong> barrancos y matorrales que conducía al Monte <strong>de</strong> las Calaveras.<br />
Los cuatro amigos doctores habían corrido como enloquecidos, buscando a los miembros <strong>de</strong>l<br />
Sanhedrín que quedaron sin aviso <strong>de</strong>l juicio que se realizaba, con la esperanza <strong>de</strong> formar<br />
mayoría y anular la sentencia <strong>de</strong> muerte dada contra el Justo, aunque esto fuera a última hora.<br />
Pero sufrieron la <strong>de</strong>cepción <strong>de</strong> la cobardía en casi todos ellos, que mirando más la propia<br />
conveniencia que la vida <strong>de</strong>l prójimo, no tuvieron el valor <strong>de</strong> ponerse frente al pontífice Caifás<br />
ni a los jueces, doctores y sacerdotes, que habían con<strong>de</strong>nado al Profeta <strong>de</strong> Dios.<br />
-Nosotros no le hemos con<strong>de</strong>nado -contestaban cobar<strong>de</strong>mente-. ¡Allá ellos con esa muerte!.<br />
-Pero vuestra cobardía os hace cómplices <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito -les dijo José <strong>de</strong> Arimathea.<br />
-Al negaros a intervenir -añadió Nico<strong>de</strong>mus- <strong>de</strong>jáis el campo libre para que el crimen sea<br />
consumado.<br />
-Levantaré contra vosotros -gritó fuera <strong>de</strong> sí Gamaliel- a toda la juventud <strong>de</strong>l Gran Colegio, que<br />
os arrojarán en las aulas las tablillas a la cabeza y os gritarán: ¡No queremos verdugos ni<br />
asesinos para maestros!... .<br />
Estos cuatro llegaron a la montaña <strong>de</strong> la tragedia, cuando el Mártir llevaba ya una hora<br />
suspendido en la cruz.<br />
Tanto ellos, como la triste procesión <strong>de</strong> los ancianos, se vieron en gran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s para<br />
http://elcristoes.net/calvario2.htm (30 <strong>de</strong> 36) [14/04/2004 21:20:51]