CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades
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calvario2<br />
-En vez <strong>de</strong> estar aquí discutiendo lo que será o no será, corramos todos al pretorio <strong>de</strong> la Torre y<br />
veremos por nuestros ojos lo que ocurre.<br />
Más tardaron en oír estas palabras que en salir corriendo en revuelto montón, hombres,<br />
mujeres y niños... .<br />
A los pocos pasos andados en la calle, se encontraron con Boanerges que venía sin aliento<br />
corriendo a todo lo que daban sus pies:<br />
-¡Le llevan ya por la calle <strong>de</strong> Joppe al Monte <strong>de</strong> las Calaveras!... .<br />
-¡Dios bendito!... . ¡Allí mueren los criminales ajusticiados!... -gritó la anciana Salomé, que<br />
apoyada en su marido andaba lentamente.<br />
A Myriam que se empeñó en acudir cerca <strong>de</strong> su hijo aunque fuera para verlo morir, la<br />
conducían el tío Jaime y Pedro que iban <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> todos.<br />
Juan, Boanerges, María <strong>de</strong> Mágdalo y sus compañeras, Felipe con el huérfano Policarpo, los<br />
hijos <strong>de</strong> Ana y Gabes, Marcos y Ana <strong>de</strong> Nazareth, todos jóvenes, tomaron la <strong>de</strong>lantera y corrían<br />
agrupados como bandadas <strong>de</strong> pájaros asustados por la proximidad <strong>de</strong> la tormenta.<br />
Los más ancianos, atrás, esquivando los tropiezos para no caer... lamentando sin duda la<br />
pesa<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus miembros que les impedía la carrera, seguían a los otros con la agitación y la<br />
ansiedad pintada en el rostro.<br />
Viendo estos cuadros vivos, el Divino Maestro hubiera repetido su genial pensamiento: "¡Padre<br />
mío!... te adoro y te bendigo porque han florecido mis rosas <strong>de</strong> amor sembradas en la tierra".<br />
Juan, María y Boanerges a<strong>de</strong>lantaron por fin al grupo, y pasaron como una exhalación por la<br />
puerta <strong>de</strong> Joppe entre una nube <strong>de</strong> polvo que levantaban sus pies.<br />
Una atmósfera asfixiante y pesada caía como plomo sobre su fatiga, y <strong>de</strong>nsos nubarrones negros<br />
iban cubriendo la opalina claridad <strong>de</strong> los cielos. Multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gentes, a las que llegaba tardía la<br />
noticia <strong>de</strong> quién era uno <strong>de</strong> los ajusticiados aquella tar<strong>de</strong>, asomaba <strong>de</strong> todas las encrucijadas <strong>de</strong><br />
las calles y llegaba por todos los caminos.<br />
"¡Si él ha <strong>de</strong>vuelto la vida a los muertos y curado leprosos y ciegos <strong>de</strong> nacimiento... es el Mesías<br />
anunciado por los Profetas!... . ¡Él no pue<strong>de</strong> morir!, no morirá jamás, porque Jehová mandará<br />
sus ángeles que le arranquen <strong>de</strong> sus verdugos". Todos estos comentarios hacía a gritos la<br />
multitud, corriendo hacia el Monte <strong>de</strong> las Calaveras, don<strong>de</strong> esperaban presenciar el más<br />
estupendo <strong>de</strong> los prodigios <strong>de</strong>l Cristo.<br />
Cuando el primer grupo <strong>de</strong> nuestros amigos galileos dio vuelta al recodo <strong>de</strong> un árido barracón<br />
cubierto <strong>de</strong> ramas secas, se les presentó como pintado sobre la negrura <strong>de</strong>l cielo tormentoso, el<br />
http://elcristoes.net/calvario2.htm (28 <strong>de</strong> 36) [14/04/2004 21:20:51]