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CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades

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calvario2<br />

<strong>El</strong> Mártir se estremeció vivamente al ver el doliente grupo <strong>de</strong> mujeres que le habían conocido<br />

niño y que le habían seguido con su fe y con su amor durante toda su vida.<br />

-¿Por qué habéis venido, para agotar mis fuerzas antes <strong>de</strong> la hora? -les dijo con su voz más<br />

tierna-. No lloréis por mí -añadió- sino por vosotras, por vuestros hijos y por el pueblo fiel que<br />

recibió la palabra divina, y que sufriréis los horrores que vendrán por causa <strong>de</strong> este día.<br />

"¡No lloréis!... que antes <strong>de</strong> que el Sol traspase las colinas, yo estaré en mi Reino, para repetiros<br />

una y mil veces: <strong>El</strong> Hijo <strong>de</strong> Dios os bendice".<br />

Formándole un muro alre<strong>de</strong>dor, aquellas mujeres llorando <strong>de</strong>sconsoladamente, no <strong>de</strong>jaban que<br />

el Mártir continuara su camino.<br />

Diez jueces <strong>de</strong>l Sanhedrín, con Caifás a la cabeza, se presentaron <strong>de</strong> pronto conducidos en<br />

literas abiertas para amedrentar al pueblo con las insignias <strong>de</strong> la suprema autoridad religiosa<br />

que investían.<br />

Habiendo tenido noticia <strong>de</strong> que mandaba la guardia montada Quintus Arrius, el amigo <strong>de</strong>l<br />

ajusticiado, temieron que en las afueras <strong>de</strong> la ciudad tratase <strong>de</strong> liberarlo. Al ver la escena<br />

dolorosa <strong>de</strong> las mujeres, los jueces comenzaron a gritar:<br />

-¡Las mujeres a su casa!... ¡apártenlas a latigazos!... . ¡Plañi<strong>de</strong>ras pagadas para chillar!... .<br />

¡Rameras <strong>de</strong> los caminos!.<br />

<strong>El</strong> príncipe Judá ciego <strong>de</strong> indignación, arremetió con su caballo el cortejo <strong>de</strong> literas brillantes <strong>de</strong><br />

oro y púrpura. Algunos esclavos conductores perdieron el equilibrio y cayeron, causando por<br />

consiguiente la caída <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> aquellos malvados viejos, que con sus gritos insultantes<br />

querían dar a enten<strong>de</strong>r la baja estofa a que pertenecía el ajusticiado y sus amigos.<br />

-¡Quien manda aquí soy yo, en nombre <strong>de</strong>l Gobernador! -había gritado Judá con voz <strong>de</strong> trueno-.<br />

"¡A callar como muertos toda esa canalla, sino, aquí mismo os <strong>de</strong>jo la guardia con las entrañas<br />

al viento!... .<br />

Helena <strong>de</strong> Adiabenes y Noemí, cuya fe religiosa las hacía ver gran<strong>de</strong>za y santidad en los altos<br />

dignatarios <strong>de</strong>l Templo, se quedaron estupefactas, al oírse llamar por ellos "plañi<strong>de</strong>ras pagadas<br />

para chillar, rameras <strong>de</strong> los caminos".<br />

Y apretándose más cerca al Ungido <strong>de</strong> Dios que caminaba a la muerte le <strong>de</strong>cían entre gemidos:<br />

-¡Señor!... te vas <strong>de</strong> este mundo llevándote el amor, la piedad y la justicia... y nos <strong>de</strong>jas bajo el<br />

látigo <strong>de</strong> los verdugos <strong>de</strong> Israel!.<br />

http://elcristoes.net/calvario2.htm (25 <strong>de</strong> 36) [14/04/2004 21:20:51]

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