CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades
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calvario2<br />
Al oír esta palabra uno <strong>de</strong> los ejecutores <strong>de</strong> la sentencia creyó que sería <strong>de</strong> gran efecto en la<br />
horrorosa tragedia, el poner sobre la persona <strong>de</strong>l llamado Rey <strong>de</strong> los judíos, un <strong>de</strong>steñido manto<br />
rojo <strong>de</strong> los usados por los verdugos para cubrir sus ropas cuando azotaban o torturaban algún<br />
reo, lo cual les resguardaba <strong>de</strong> las salpicaduras <strong>de</strong> sangre. Y con un haz <strong>de</strong> varillas <strong>de</strong> fresno,<br />
hizo un simulacro <strong>de</strong> corona, que entre burlonas carcajadas la colocó sobre la hermosa cabeza<br />
<strong>de</strong> Jhasua.<br />
<strong>El</strong> príncipe Judá, que con su corazón <strong>de</strong>strozado quería a toda costa mandar las fuerzas<br />
militares que guardarían el or<strong>de</strong>n, se presentó en la prisión en ese momento.<br />
De un tremendo puñetazo tiró a tierra al infame sayón que ni aún ante el dolor y la muerte,<br />
tenía un sentimiento <strong>de</strong> nobleza para su víctima. Le agarró <strong>de</strong>l cinturón <strong>de</strong> suela que le ajustaba<br />
la túnica y <strong>de</strong> un solo empuje le arrojó fuera <strong>de</strong> la estancia.<br />
Sobre el infeliz magullado, fue a caer manto y corona con una rapi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> relámpago.<br />
Otros verdugos entraron llevando los otros dos con<strong>de</strong>nados y los ma<strong>de</strong>ros en cruz sobre los<br />
cuales <strong>de</strong>bían morir.<br />
Un temblor convulsivo agitaba los labios <strong>de</strong> Judá como ocurre a los niños cuando les ahoga el<br />
llanto. Una mirada <strong>de</strong> los ojos divinos <strong>de</strong>l Mártir, en los cuales parecía resplan<strong>de</strong>cer ya toda la<br />
luz <strong>de</strong> los cielos, le <strong>de</strong>volvió <strong>de</strong> nuevo la calma.<br />
Los cuatro doctores amigos <strong>de</strong> Jhasua habían dado aviso <strong>de</strong> lo ocurrido al palacio <strong>de</strong> Ithamar a<br />
la austera casona <strong>de</strong> Henadad, hospedaje <strong>de</strong> todos los discípulos galileos, a la casa <strong>de</strong> Lía don<strong>de</strong><br />
se hospedaban los amigos <strong>de</strong> Betlehem, al local <strong>de</strong> la Santa Alianza, a la granja <strong>de</strong> Bethania, a<br />
los príncipes Jesuá y Sallum <strong>de</strong> Lohes, que con Judá y Simóni<strong>de</strong>s habían trabajado tanto por la<br />
gloria <strong>de</strong> Israel con un Rey <strong>de</strong> la raza <strong>de</strong> David.<br />
Faqui entró como un huracán en busca <strong>de</strong> Judá.<br />
-¿Pero tú has permitido esto? -le dijo sacudiéndole fuertemente <strong>de</strong> los brazos.<br />
Judá pálido pero sereno, le señaló al Maestro sentado sobre el estrado que le había servido <strong>de</strong><br />
lecho.<br />
Faqui se precipitó hacia él y cayó <strong>de</strong> rodillas a sus pies llorando como un niño.<br />
-¡Jhasua!... . ¡Tú eres el Hijo <strong>de</strong> Dios y has consentido esto!... . ¡Cielos!... ¿no ves que la tierra va<br />
a hundirse con este espantoso crimen?. Tú que has salvado a tantos <strong>de</strong> la muerte ¿no quieres<br />
salvarte a ti mismo?.<br />
<strong>El</strong> Maestro le puso una mano sobre la cabeza que se agitaba en su regazo como un pájaro<br />
herido, mientras le <strong>de</strong>cía:<br />
http://elcristoes.net/calvario2.htm (22 <strong>de</strong> 36) [14/04/2004 21:20:51]