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CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades

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Calvario<br />

"Mandaré pasar a cuchillo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Templo mismo, a esa piara <strong>de</strong> fieras hambrientas que se<br />

atrevieron a poner las manos sobre el Ungido <strong>de</strong> Dios.<br />

"Antes <strong>de</strong> que el sol se levante <strong>de</strong> las colinas, <strong>de</strong>sataré como una tempestad treinta mil hombres<br />

armados que no esperan sino una señal para lanzarse sobre Jerusalén".<br />

Y Judá se sacaba a tirones su ropa <strong>de</strong> viaje, tropezando con taburetes, sitiales y divanes que<br />

encontraba al paso.<br />

Nebai espantada lloraba <strong>de</strong> rodillas junto a las camitas <strong>de</strong> sus niños, pues jamás había visto a<br />

su esposo dominado por tan tremenda cólera. Le vio sacar <strong>de</strong> un cofre, don<strong>de</strong> jamás supo ella<br />

lo que guardaba, un lujoso uniforme <strong>de</strong> oficial primero, <strong>de</strong> la legión Itálica, a la que pertenecía<br />

la más noble juventud romana, y comenzó a vestírselo apresuradamente.<br />

Cuando le vio blandir la espada resplan<strong>de</strong>ciente, a la cual <strong>de</strong>cía: "Tú vengarás el ultraje<br />

inferido al Mesías Rey <strong>de</strong> Israel"..., Nebai dio un grito salido <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> su alma y aun <strong>de</strong><br />

rodillas tendió sus brazos hacia él.<br />

Un nimbo <strong>de</strong> luz dorada llenó la alcoba aun sumida en la penumbra <strong>de</strong>l amanecer. Ambos se<br />

quedaron paralizados en todos sus movimientos.<br />

Tenían ante sí la dulce imagen <strong>de</strong> Jhasua que les sonreía con inefable ternura.<br />

-¿Qué haces Judá, amigo mío, que afliges así a tu compañera y olvidas a tus hijitos?.<br />

-¡Jhasua!... -murmuró Judá cayendo también <strong>de</strong> rodillas ante la luminosa aparición que se<br />

acercaba a ellos.<br />

-Mi cuerpo duerme en la prisión, pero mi espíritu viene a vosotros porque me llegó el clamor<br />

<strong>de</strong> Nebai -díjoles con su voz sin ruido, la flotante visión que los envolvía con sus clarida<strong>de</strong>s y<br />

sus ternezas-.<br />

"Guarda <strong>de</strong> nuevo tu espada, amigo mío, porque el Ungido <strong>de</strong> Dios no triunfará por las armas<br />

sino por el Amor y por la Verdad.<br />

"La Voluntad <strong>de</strong>l Padre que or<strong>de</strong>nó hasta el más pequeño acontecimiento <strong>de</strong> mi vida, ha<br />

or<strong>de</strong>nado también mi entrada triunfal en su Reino y no serás tú amigo mío, que quieras<br />

interponerte en mi camino al final <strong>de</strong> la jornada.<br />

La radiante aparición estaba ya tocando a los dos jóvenes esposos, y sus blancas manos<br />

transparentes como tejidas <strong>de</strong> gasas, unían las dos cabezas, unían las dos cabezas con la suya<br />

intangible y etérea como en un abrazo eterno, cuyo recuerdo no <strong>de</strong>bía borrarse jamás.<br />

-¡Mi paz sea con vosotros!... -se oyó como una melodía, mientras la visión se diluía en celajes<br />

http://elcristoes.net/calvario.htm (30 <strong>de</strong> 32) [14/04/2004 20:47:17]

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