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CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades

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Calvario<br />

Llegado nuestro relato a este punto, veamos qué había pasado en el palacio <strong>de</strong> Caifás y por qué<br />

sacaban <strong>de</strong> allí al prisionero.<br />

Astutos y recelosos hasta lo sumo, los enemigos <strong>de</strong>l Profeta, temieron que sus discípulos<br />

levantaran al pueblo en masa para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rle, y el palacio <strong>de</strong> Caifás, aunque gran<strong>de</strong> y<br />

suntuoso, no era una fortaleza como para contener una multitud enfurecida. Juzgaron<br />

pru<strong>de</strong>nte llevarle a la Torre Antonia, juntamente con el bandido que años atrás había robado<br />

en el Templo mismo, y al cual sólo la astucia <strong>de</strong> los agentes <strong>de</strong>l Sanhedrín pudo capturar.<br />

Había sido llevado a Caifás engañado por una esclava aleccionada para ello.<br />

La policía <strong>de</strong>l Sanhedrín gustaba medirse con la policía romana, y a ser posible, <strong>de</strong>jarla en una<br />

mediocridad <strong>de</strong>slucida. Este juego se venía haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong>l pontífice Ismael-ben-<br />

Pabhi, en los comienzos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>lictuosa administración <strong>de</strong> Valerio Graco.<br />

<strong>El</strong> reo compañero <strong>de</strong> Jhasua <strong>de</strong> Nazareth era un tal Barr-Abbás, ladrón, asesino y salteante <strong>de</strong><br />

la peor especie.<br />

Dos jueces <strong>de</strong>l Sanhedrín: Rabí Chanania y Samuel Apkatón iban al frente <strong>de</strong> aquel<br />

heterogéneo grupo <strong>de</strong> hombres que conducía los dos presos.<br />

Al llegar al portalón <strong>de</strong> la Torre Antonia les recibió el Centurión que estaba <strong>de</strong> guardia y no se<br />

extrañó nada, pues eran frecuentes los envíos <strong>de</strong> este género <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Sanhedrín.<br />

La guarnición <strong>de</strong> la Torre estaba ya cansada <strong>de</strong> estos solapados y encubiertos manejos, muchos<br />

<strong>de</strong> los cuales sólo respondían a venganzas por asuntos religiosos o cuestiones <strong>de</strong> intereses<br />

creados.<br />

Al Centurión le dijeron solamente al entregarle los presos que les guardaran cuidadosamente,<br />

pues se trataba <strong>de</strong> reos muy peligrosos, por los cuales se enten<strong>de</strong>rían con el Procurador al<br />

siguiente día.<br />

<strong>El</strong> aspecto <strong>de</strong> ambos era tan diferente uno <strong>de</strong>l otro, que el militar se quedó mirando estupefacto<br />

al Maestro por un breve rato.<br />

Mandó que llevaran al otro a uno <strong>de</strong> los calabozos <strong>de</strong>l subsuelo porque en verdad su persona<br />

toda, <strong>de</strong>lataba que era un <strong>de</strong>lincuente. Su cara llena <strong>de</strong> cicatrices y su mirada torva y recelosa<br />

junto con su <strong>de</strong>scuidada vestimenta y su cabello y barba enmarañados, lo <strong>de</strong>cían a todas luces.<br />

Pero el preso joven, <strong>de</strong> la túnica blanca... .<br />

-¡Oh!... ¡por los rayos <strong>de</strong> Marte!... -<strong>de</strong>cía el militar romano- que este parece un Apolo que se<br />

<strong>de</strong>jó crecer la barba para que le respeten las Musas. ¡De seguro que en éste hay misterio y<br />

gordo!.<br />

http://elcristoes.net/calvario.htm (19 <strong>de</strong> 32) [14/04/2004 20:47:17]

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