CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades
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Calvario<br />
La agitación febril que la dominaba, prestaba colorido y animación a su rostro que parecía un<br />
bouquet <strong>de</strong> rosas encarnadas <strong>de</strong> abril.<br />
-Vamos -dijo secamente a Boanerges que la esperaba.<br />
-¿Adón<strong>de</strong>? -preguntó él.<br />
-Sígueme tú -le contestó ella.<br />
Y cruzaron calles y callejuelas y doblaron esquinas, y se ocultaron en pórticos y columnatas<br />
cuando sentían pasos y voces <strong>de</strong> las patrullas romanas que guardaban el or<strong>de</strong>n.<br />
Nuestros dos personajes se encaminaban al palacio <strong>de</strong> Caifás, don<strong>de</strong> sabían que fue llevado el<br />
Maestro.<br />
Aquella joven mujer con sólo un cuarto <strong>de</strong> siglo <strong>de</strong> vida, conocía a través <strong>de</strong> sus estudios, la<br />
historia <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>satinos y las claudicaciones <strong>de</strong> los hombres por los encantos <strong>de</strong> una<br />
mujer.<br />
Clelia la heroína romana <strong>de</strong> los primeros tiempos <strong>de</strong> Roma, tomada prisionera como rehén por<br />
el general etrusco Porsena ¿no había quebrado en pedazos su voluntad dura como el hierro y lo<br />
había hecho darle libertad a ella, junto con todos los niños que <strong>de</strong>bían ser pasados a cuchillo?.<br />
¿No había enca<strong>de</strong>nado la voluntad <strong>de</strong> Alejandro Magno una princesita persa que lo llevó hasta<br />
adoptar costumbres, lengua y usos <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> los ganados, y <strong>de</strong> las rosas bermejas?.<br />
¿No había doblegado Cleopatra, la egipcia, a Julio Cesar que le dio un trono por sus sonrisas, y<br />
a Antonio el invencible guerrero ¿no le hizo <strong>de</strong>jar la espada por el encanto <strong>de</strong> sus festines en<br />
barcas sobre las aguas <strong>de</strong>l Nilo?.<br />
¿Qué prodigio sería pues, que ella, joven y hermosa doblegase la voluntad <strong>de</strong> los doctores y<br />
jueces <strong>de</strong>l Sanhedrín para libertar al Profeta Nazareno, cuya excelsa gran<strong>de</strong>za la hacía<br />
compren<strong>de</strong>r un amor superior a todos los amores <strong>de</strong> la tierra?.<br />
Tal era el sueño insensato a que el amor y el dolor llevaban como <strong>de</strong> la mano a la mujer<br />
cubierta <strong>de</strong> manto azul, que caminaba seguida <strong>de</strong> Boanerges por las tortuosas y obscuras calles<br />
<strong>de</strong> Jerusalén a poco <strong>de</strong> haber sido prendido el Maestro.<br />
Cuando estaban a cien pasos <strong>de</strong>l palacio, vieron abrirse la poterna <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong> la servidumbre,<br />
y que salían cautelosamente hombres cubiertos <strong>de</strong> mantos, varios esclavos y dos parejas <strong>de</strong><br />
guardias <strong>de</strong>l palacio. Y en medio <strong>de</strong> ellos, el Hombre Dios con sus manos atadas a la espalda,<br />
<strong>de</strong>spojado ya <strong>de</strong> su manto y conducido como un reo vulgar. Juntamente con él llevaban otro<br />
prisionero, <strong>de</strong> siniestro aspecto y cuyas obscuras ropas se confundían con las sombras <strong>de</strong> la<br />
calle.<br />
http://elcristoes.net/calvario.htm (18 <strong>de</strong> 32) [14/04/2004 20:47:17]