Septiembre 2011 - El Barrio Villa Pueyrredón
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<strong>Barrio</strong> e historia<br />
<strong>El</strong> nombre de la plaza<br />
Después de años la que<br />
fuera Plaza Lonardi (en recuerdo,<br />
justo es decirlo, de<br />
uno de los militares más<br />
ecuánimes de la «Revolución<br />
Libertadora» de 1955, si es<br />
que hubo algún otro) ha cambiado<br />
institucionalmente, de<br />
nombre. A la parte de la plaza<br />
de la estación vinculada<br />
con los juegos infantiles la<br />
Legislatura de la Ciudad de<br />
Buenos Aires le ha otorgado<br />
el nombre de un pediatra, en<br />
reconocimiento a su trayectoria,<br />
el doctor Carlos Gianantonio.<br />
<strong>El</strong> área de acceso a la estación<br />
desde el sur, por J.M.<br />
Cabezón, ha recibido el nombre<br />
«Nunca más», que fue<br />
una demanda que un grupo<br />
CANILLITAS QUE DISTRIBUYEN<br />
NUESTRO PERIÓDICO EN:<br />
VILLA PUEYRREDON<br />
VILLA DEVOTO<br />
AGRONOMIA<br />
VILLA URQUIZA<br />
Página 18 - <strong>El</strong> <strong>Barrio</strong> <strong>Villa</strong> <strong>Pueyrredón</strong><br />
de vecinos planteó, reunido<br />
en asamblea barrial en el<br />
2002, nombre con el cual<br />
queríamos aludir a la firme<br />
intención de que no existiera<br />
más en este país sueños de<br />
primer mundo con viajes<br />
estratoféricos y retención de<br />
sueldos con bancarización<br />
forzosa, las herramientas<br />
«mágicas» usadas por Menem<br />
y Cavallo para el espejismo<br />
de los ’90, que terminó<br />
con los 34 muertos del 2001.<br />
Con el «Nunca Más» aludíamos<br />
a esa voluntad de no<br />
retorno a la política neoliberal.<br />
Por cierto que la consigna<br />
usada entonces, en 2002,<br />
2003, se enraiza y reedita la<br />
que plasmara al término de<br />
la atroz dictadura militar de<br />
1976 a 1983. Es la misma<br />
consigna, pero los vecinos<br />
autoconvocados «del 2001»<br />
actuaron con total autonomía,<br />
institucional y psíquica,<br />
respecto de la CONADEP,<br />
que fue la comisión designada<br />
desde la presidencia al<br />
término de aquel atroz tiempo<br />
y que forjara el primer informe<br />
sobre las desapariciones<br />
sufridas en el país, que<br />
lleva, precisamente, como título<br />
Nunca más.<br />
Por eso, cuando los vecinos<br />
en 2002 y años posteriores,<br />
iniciamos el reclamo para el<br />
cambio de nombre a la plaza,<br />
e incluso algunos empezaron<br />
a estampar el nombre «aprobado<br />
en asamblea» en los vie-<br />
jos carteles oficiales, la Plaza<br />
del Nunca Más constituía un<br />
recordatorio de las vicisitudes<br />
del momento: el «bajonazo»<br />
del 2001.<br />
Pero pasaron muchos años<br />
y cambiaron muchos las<br />
alianzas políticas y las composiciones<br />
partidarias en las<br />
instituciones de gobierno. Y la<br />
presión inicial que provenía<br />
de centenares de vecinos indignados<br />
(en cada barrio,<br />
prácticamente, de la ciudad)<br />
a quienes algunos políticos<br />
procuraban atender, fue menguando.<br />
<strong>El</strong> cambio de nombre<br />
sin embargo, por razones<br />
que quien esto firma desconoce,<br />
siguió en la lista de<br />
objetivos de la legislatura.<br />
Y los cambios, las metamorfosis,<br />
no pasan en vano.<br />
Cuando finalmente aquel<br />
nombre tan ansiado hace<br />
una década se legaliza, pierde<br />
la contracción «del» y<br />
queda más anglificadamente<br />
«Plaza Nunca Más» y metamorfosea<br />
su sentido originario<br />
y se convierte en «Homenaje<br />
a la labor de la CO-<br />
NADEP». Un «magnífico»<br />
ejemplo de reescritura de la<br />
historia. En este caso, desde<br />
los escritorios oficiales, públicos,<br />
institucionales.<br />
Algún redactor de leyes y<br />
resoluciones, tal vez hasta<br />
inocentemente, se habrá<br />
creído que la demanda del<br />
cambio de nombre «de vecinos<br />
de <strong>Villa</strong> <strong>Pueyrredón</strong>» respondía<br />
a que querían homenajear<br />
a la CONADEP…<br />
Bastaba haber averiguado en<br />
el barrio, entre la marejada de<br />
proponentes de entonces,<br />
para verificar que no era así.<br />
Tal vez la ocurrencia del<br />
homenaje ni siquiera exprese<br />
una interpretación de los sentires<br />
barriales y cumpla más<br />
bien otros cometidos, intrainstitucionales:<br />
sabido es que<br />
quienes ocupan cargos administrativos<br />
o directivos en la<br />
gestión pública se pasan<br />
«intercambiando figuritas»;<br />
haciendo, brindando, recibiendo<br />
favores y apoyos…<br />
Si esta segunda hipótesis<br />
tuviera mayor asidero, queda<br />
a las claras el papel instrumental<br />
que cumple el barrio,<br />
el vecindario, nosotros, los<br />
reclamos que alguna vez hayamos<br />
hecho…<br />
La prueba «del nueve», histórica,<br />
de lo ajeno del nombre<br />
así dispuesto respecto de<br />
la historia realmente vivida,<br />
es la consigna que rubrica los<br />
carteles de propaganda del<br />
nuevo nomenclator: «Memoria<br />
- Verdad – Justicia».<br />
Esta consigna es mucho<br />
más reciente en el tiempo.<br />
No proviene de 2002 como<br />
nuestra «Plaza del Nunca<br />
Más» sino de años después.<br />
Y tiene una connotación política<br />
bastante precisa.<br />
Adosarla al nombre es desvincular<br />
más si cabe, la designación<br />
oficial de <strong>2011</strong> con<br />
el origen real de esa designación<br />
y expresa el vaciamiento<br />
del sentido de las<br />
palabras (¿un mal de nuestra<br />
época?).<br />
Como frutilla del postre,<br />
aunque no corresponda por<br />
el color, el gobierno de la<br />
CABA ha convertido las designaciones<br />
en un frutito más<br />
de su propia cosecha mediante<br />
el mecanismo elemental<br />
y preconceptual de usar<br />
los colores oficiales del macrismo<br />
para la cartelera del<br />
nuevo nomenclator: fondo<br />
amarillo; letras negras; marcos<br />
interiores, blancos.<br />
En resumen: aquel proyecto<br />
autonomista, profundamente<br />
suspicaz contra el estado<br />
y su desgobierno, se ha<br />
convertido en un dócil propaganda<br />
oficialista…<br />
Los dictámenes de una administración<br />
permanente, de<br />
rutinas verticalistas, se nos<br />
ha impuesto una vez más.<br />
Probablemente es apenas<br />
una expresión de la debilidad<br />
de redes de pueblo fuerte,<br />
pero saberlo, tomar conocimiento<br />
de ello, ya es algo…<br />
Por Luis E. Sabini Fernández