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El primer Fajardo. Juan DÍAZ CASANOVA. 320 - Vélez Rubio

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L I T E R A T U R A<br />

346 VELEZANA NUM 29<br />

<strong>El</strong> <strong>primer</strong><br />

<strong>Fajardo</strong><br />

<strong>Juan</strong> Díaz Casanova<br />

Por el azar de la diosa fortuna no ha mucho que llegó a mis manos<br />

una colección de obras de Lope de Vega. Era una edición de la Real<br />

Academia Española: Crónicas y leyendas dramáticas de España, publicada<br />

en 1899, en Madrid, por los sucesores de Rivadeneira. Fueron<br />

también los hados de la suerte y el destino los que me hicieron abrir<br />

el tomo X. Y allí, ante mis ojos de asombro, en caracteres manuscritos negros y<br />

con todas sus letras en mayúscula, oscilaba sobre el papel en blanco inmaculado,<br />

como un rutilante anuncio televisivo, el sugerente título: <strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong>. Comencé<br />

a leer con avidez, y créanme que no me detuve hasta terminar el último de<br />

sus versos: “Que le daré de mi mano si quiere Alá que le vea…”<br />

Por la vinculación que <strong>Vélez</strong> Blanco tiene con la casa de los <strong>Fajardo</strong> y por la dimensión<br />

del autor de esta comedia, Lope de Vega, pensé que merecía la pena darla<br />

a conocer a los lectores de nuestra Revista Velezana. De modo que me apresuré<br />

a entresacar algunas notas y a reproducir una selección de sus mejores pasajes en<br />

verso. Nada es de mi cosecha personal. ¡Ya quisiera yo imitar los versos del gran<br />

Lope! Tampoco me introduzco en el umbral de la crítica ni me atrevo a juzgar<br />

esta comedia del gran Fénix de los ingenios.<br />

La obra que presento a los lectores tiene, aparte de los emotivos y sugerentes versos<br />

originales, un estudio muy completo de eminentes historiadores y críticos literarios,<br />

entre los que cabe citar al licenciado Francisco de Cascales, D. Francisco Cánovas<br />

y Coveño, R.P. Fr. Pedro Morote Pérez Chuecos, D. Nicolás Acero y Abad, el alemán<br />

Rapp y los críticos Enk y Grillparcer. De todos ellos hay numerosas referencias<br />

y citas en obras escritas por su pluma, y que sirven de base y refuerzan el valor dramático<br />

que representa esta obra del gran dramaturgo. Y de todos ellos daré cumplida<br />

cuenta al final, en las referencias bibliográficas de las que me he servido para<br />

cumplimentar este trabajo. Tan sólo, y como preámbulo, daré algunas notas biográficas<br />

sobre el autor, que en su tiempo fue designado como Fénix de los ingenios y<br />

que Cervantes lo calificaría como “Monstruo de la Naturaleza”.


Lope de Vega<br />

<strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong><br />

<strong>Juan</strong> Díaz Casanova<br />

Retrato de Lope Félix de Vega y Carpio.<br />

L I T E R A T U R A<br />

E S T U D I O Y C R Í T I C A<br />

Es el autor más fecundo de la literatura española y, tal vez, de la literatura mundial. Cuanto<br />

sabemos de él nos lo presenta como un hombre dotado de un temperamento sano y vital;<br />

cordial y arrebatado. Supo poner una extraordinaria vehemencia en todos sus actos y una<br />

nota de ternura en sus afectos. Esto y la profunda sinceridad de sus sentimientos (religiosos<br />

y profanos) hacen su figura simpática y nos mueven a olvidar sus debilidades. Alegre y comunicativo,<br />

opuesto a la adusta altivez de Góngora o del agrio pesimismo de Quevedo. Su obra,<br />

exenta de las tintas negras que se observan en la producción del siglo XVII, se halla oreada<br />

por un juvenil optimismo y viene a ser un verdadero oasis de vitalidad en una época de desilusión<br />

pesimista. De lo que no cabe la menor duda es que Lope Félix de Vega Carpio es la<br />

figura más representativa de nuestro teatro clásico: la cantidad de sus obras y el haber recogido<br />

ambientes históricos y populares con mano maestra hicieron de él el creador del teatro<br />

nacional. Con fuentes limitadas y diversas, Lope convertía en comedia cuanto quería, a la vez<br />

que procuraba la amenidad y el entretenimiento junto con la enseñanza, aunque de los dos<br />

aspectos se inclinaría por el <strong>primer</strong>o. Podía dramatizar cualquier tema con suma facilidad. <strong>El</strong><br />

Fénix suele utilizar la Silva de Varia Lección de Mejía, las Crónicas de Castilla y Aragón y las leyendas<br />

épicas nacionales incorporadas a través del romancero. Esto le permite sacar a escena unos personajes<br />

que son conocidos por el público, pues prácticamente todos reconocen los héroes del romancero,<br />

que, por otra parte, son figuras de nuestra historia. Otro aspecto interesante es que Lope<br />

fue autor de teatro forzado por necesidades económicas, pues como él mismo dice en la “Égloga a<br />

Claudio” sumando el número sale “a cinco pliegos de mi vida al día”. Se ha repetido, basándose en<br />

sus palabras, que fue escritor rápido, y que de sus comedias “más de ciento en horas veinticuatro/pasaron<br />

de las musas al teatro”.<br />

<strong>El</strong> núcleo más importante del teatro de Lope de Vega es el que se reúne bajo el epígrafe de comedias<br />

de “Historia de España”. Aquí tienen cabida todos los personajes y hechos, incluidos los<br />

contemporáneos del autor, y que han sido protagonistas de nuestro pasado. Las comedias de historia<br />

y leyenda constituyen el grupo más numeroso de toda su producción, quien se basó al componerlas<br />

en la tradición escrita y oral (crónicas, romances, cantares...) Las más logradas serían <strong>El</strong><br />

mejor alcalde el rey, Peribáñez y Fuenteovejuna. Encontró en la historia y leyendas españolas un filón<br />

fecundísimo para su teatro. Grandes acontecimientos o sucesos insignificantes sirven a su portentosa<br />

imaginación para recrear un mundo en el que plantea problemas, conflictos de clases, situaciones<br />

sociales y políticas que, sin duda alguna, podrían ser reflejo también de la sociedad de su época.<br />

Lope se convierte así en educador de las gentes populares de su tiempo y, en cierta medida, defensor<br />

del status político a través de su teatro.<br />

¿Y qué más podría yo añadir a esta gigantesca figura de nuestras letras si se han vertido ríos de<br />

tinta en su vida y obra? Pasaré sin más dilación al tema que nos ocupa: <strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong>. Ahora sí,<br />

mis alientos y mi ánimo estarán encaminados a pasarles a Vds. toda la emoción que yo sentí con la<br />

lectura de estos versos.<br />

AÑO 2010 VELEZANA 347


L I T E R A T U R A<br />

<strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong><br />

Impresa en la parte VII de Lope (Madrid<br />

y Barcelona, 11.617) es, probablemente, la<br />

misma que con el título de “Los <strong>Fajardo</strong>”<br />

está citada en la <strong>primer</strong>a lista de <strong>El</strong> peregrino<br />

en su patria, y ha de ser anterior, por tanto, al<br />

año 1604, fecha que, de otra parte, parece bien<br />

confirmada por el desorden de la traza, la viciosa<br />

contextura de la fábula y el desaliño de estilo,<br />

que son notas características de la <strong>primer</strong>a y más<br />

ruda manera de Lope, sobre todo en sus piezas<br />

históricas y novelescas. Es comedia genealógica<br />

de las más destartaladas, confundiéndose en ella<br />

sucesos y personajes de muy diversas épocas.<br />

En la parte heráldica Lope estuvo más exacto,<br />

y las palabras del más famoso y autorizado cronista<br />

del reino de Murcia, el licenciado Francisco<br />

de Cascales, pueden servir de comentario a sus<br />

versos:<br />

348 VELEZANA NUM 29<br />

La villa de Santa Marta<br />

de Hortigueira es el solar<br />

de este mi nombre; que el mar<br />

cerca de su sitio aparta.<br />

Y cuando de armas te acuerdes<br />

y tengas mil lunas, moro,<br />

yo tengo en campo de oro<br />

tres matas de ortigas verdes.<br />

Siete hojas cada mata<br />

hace el blasón mi solar,<br />

sobre tres rocas del mar<br />

con ondas de azul y plata.<br />

Por mero capricho se pone la acción en el<br />

reinado de D. Enrique II. <strong>El</strong> conde D. <strong>Juan</strong><br />

Manuel, que en la comedia figura, es D. <strong>Juan</strong><br />

Sánchez Manuel, Conde de Carrión, que efectivamente<br />

tuvo el Adelantamiento de Murcia<br />

en tiempo de aquel monarca y era primo de la<br />

reina doña <strong>Juan</strong>a. Es también personaje histórico<br />

<strong>Juan</strong> Gallego Faxardo, pero es enteramente<br />

fabuloso el cerco de Lorca; y nada hay<br />

que decir del reto del moro Abenalfajar y de<br />

su vencimiento por <strong>Juan</strong> Gallego que toma de<br />

él parte de su apellido.<br />

Otro romance no menos popular citado<br />

por Wolf en su obra Primavera es el que transcribo<br />

íntegro, porque Lope fundó en él una de<br />

las mejores escenas de su comedia. En la tercera<br />

parte de su comedia pone en acción la partida de<br />

ajedrez entre el Rey y <strong>Fajardo</strong>, dándole mayor realce<br />

con hacer que dos músicos canten al mismo<br />

tiempo los versos del romance, que seguramente<br />

todos los espectadores acompañarían en coro:<br />

Supuesta imagen de D. Pedro <strong>Fajardo</strong> Chacón, <strong>primer</strong> marqués<br />

de los <strong>Vélez</strong> a caballo, inserto en uno de los frisos<br />

del castillo de <strong>Vélez</strong> Blanco, hoy en el Museo de Artes de<br />

Decorativas de París.<br />

Escudo con las armas de D. Pedro <strong>Fajardo</strong> Chacón, que estuvo<br />

en la torre del homenaje del Castillo de <strong>Vélez</strong> Blanco,<br />

hoy en el Museo Metropolitano de Nueva York.


Jugando estaba el Rey moro<br />

en rico ajedrez un día<br />

con aquese gran <strong>Fajardo</strong>,<br />

por amor que le tenía.<br />

<strong>Fajardo</strong> jugaba a Lorca,<br />

y el Rey jugaba a Almería;<br />

que <strong>Fajardo</strong>, aunque no es rey,<br />

jugaba cuatro o seis villas...<br />

De este modo lo épico se enlaza con lo dramático,<br />

y consigue el poeta que la ilusión realista no<br />

se destruya a pesar del brusco tránsito del diálogo<br />

al canto. No en boca de los músicos, sino del Rey<br />

mismo, están puestos los famosos versos:<br />

Perdiste, amigo <strong>Fajardo</strong>;<br />

la villa de Lorca es mía.<br />

Como antes hemos apuntado, para Lope no<br />

era problema el versificar las noticias que llegaban<br />

a sus oídos. Y así, en el acto tercero, copia el lance<br />

a su estilo y fabulosa manera:<br />

Por un clavo, famoso rey Enrique,<br />

se pierde una herradura…<br />

por una herradura, un buen caballo;<br />

por un caballo, a veces un jinete;<br />

por un jinete, un campo, y por un campo<br />

se pierde un reino. Tú, señor, procura<br />

honrar los caballeros que defienden<br />

los que heredaste, y los ajenos ganan.<br />

Lope, que tan buen instinto tenía para apoderarse<br />

de los rasgos históricos más característicos<br />

y salientes, parafraseó con mucha valentía<br />

los conceptos de estos sucesos en las palabras<br />

que pone en boca del ofendido <strong>Fajardo</strong>, después<br />

de su derrota, dirigiéndose a Saavedra:<br />

¿Así paga el señor Rey<br />

lo que le debe a <strong>Fajardo</strong>?<br />

¿Este es el premio que aguardo?<br />

¿Esto es justicia, esto es ley?<br />

...<br />

<strong>El</strong> ganar cuatro ciudades,<br />

y diez villas, sin tener<br />

sueldo o soldada; el perder<br />

por él tantas amistades;<br />

el tener tantas heridas,<br />

de los pies a la cabeza,<br />

por servicio de Su Alteza<br />

cara a cara recibidas;<br />

el tener de todo apenas<br />

más que un caballo, una lanza,<br />

y alguna corta esperanza<br />

de estas ganadas almenas;<br />

hacer temblar a Granada….,<br />

señor Veinticuatro, ¿es ley<br />

<strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong><br />

<strong>Juan</strong> Díaz Casanova<br />

L I T E R A T U R A<br />

E S T U D I O Y C R Í T I C A<br />

justa que os mandase el Rey<br />

que me desciñáis la espada?<br />

¡Ésta, con que he detenido<br />

tantos moros africanos,<br />

mas la quita de las manos<br />

el mismo que he defendido!<br />

¡Ésta, por quien duerme allá<br />

seguro en bordada cama,<br />

en tanto que la recama<br />

<strong>Fajardo</strong> de sangre acá.<br />

Otro episodio caballeresco aparece levemente<br />

desfigurado en esta comedia de Lope, por el empeño<br />

de atribuir la hazaña a uno de apellido <strong>Fajardo</strong>.<br />

Es la famosa victoria “de los cuarenta” y el rapto<br />

de la novia de Serón. Consignó por <strong>primer</strong>a vez<br />

esta tradición el ingenioso novelista y admirable escritor<br />

en prosa, Ginés Pérez de Hita, en crónica rimada<br />

que en 1572 compuso con el título de Libro<br />

de la población y hazañas de la muy noble y muy leal<br />

ciudad de Lorca. Los versos de Ginés Pérez adolecen<br />

de calidad, pero bien son válidos para entender<br />

la trama. De esta leyenda tuvo conocimiento Lope<br />

de Vega, no se sabe si por el manuscrito de Ginés<br />

Pérez o por algún otro documento. Pero la transformó,<br />

según cuadraba a su intento, sacrificando al<br />

oscuro capitán Tomás Morata en aras del famoso<br />

alcaide de Lorca, llamado por unos “el Bravo” y<br />

por otros “el Malo”, terror de moros y pesadilla<br />

Representaciones de moros, cristianos y caballeros cortesanos jugando al ajedrez.<br />

AÑO 2010 VELEZANA 349


L I T E R A T U R A<br />

de cristianos. A él, pues, adjudicó la hazaña de<br />

los cuarenta caballeros, que redujo a cuatro para<br />

mayor efecto dramático. Puso el robo de la novia<br />

en la misma noche de bodas, y logra de ese modo<br />

las escenas más bizarras y animadas del segundo<br />

acto de su comedia. Un confidente morisco trae a<br />

<strong>Fajardo</strong> la noticia de las bodas:<br />

350 VELEZANA NUM 29<br />

Como el alcaide de Baza,<br />

y Alcindo, alcaide de Vera,<br />

sus hijas casan, <strong>Fajardo</strong>,<br />

y esta noche son las fiestas,<br />

Vera está toda alterada,<br />

sus moros las armas dejan,<br />

y los jacos y las lanzas<br />

por música y tocas truecan.<br />

Ya de los guardados muros<br />

y de su justa defensa,<br />

no se acuerdan, ocupados<br />

en las damas que festejan.<br />

Las yeguas que a la campaña<br />

ayer sacaron ligeras,<br />

hoy las plazas y las calles<br />

a cuadrillas desempiedran.<br />

Los que con tanta algazara<br />

por esa verde alameda,<br />

la cara del sol cubrían<br />

con las disparadas flechas;<br />

los que pasaban los muros<br />

de Lorca, y en sus almenas<br />

dejaban blandiendo el asta<br />

de arrojadizas jinetas,<br />

ya con el amor lascivo,<br />

sobre alcatifas de seda,<br />

requiebran noches y días<br />

ras moras de Cartagena.<br />

Si tienes gente, <strong>Fajardo</strong>,<br />

buenas lanzas y ballestas,<br />

ya te enseñaré un portillo<br />

por donde ganes a Vera.<br />

...<br />

FAJARDO<br />

¡Oh, Garcijofre famoso!<br />

Armas y caballo apresta,<br />

y al Comendador de Aledo<br />

dí que los suyos prevenga;<br />

que pues de aquestos alarbes<br />

sabemos todos la lengua,<br />

disfrazados con marlotas<br />

hemos de entrar en las fiestas.<br />

Heráldica del <strong>primer</strong> marqués de los <strong>Vélez</strong> insertas en el escudo<br />

de uno de los caballeros del cortejo de guerreros de los frisos del<br />

Castillo de <strong>Vélez</strong> Blanco.<br />

Cambia la decoración y nos encontramos<br />

en una zambra morisca, donde se canta y danza<br />

esta letra, demasiado madrigalesca y anacreóntica<br />

para el caso, pero de todos modos<br />

bastante linda.<br />

Durmiendo estaba Xarifa<br />

entre las flores de un prado...<br />

bajo de un árbol Amor,<br />

que sabe y anda en los ramos,<br />

y mirándola en la boca,<br />

quísola medir los labios,<br />

y llegando quedito, pasito,<br />

besóla callando y fuese volando.<br />

Entran <strong>Fajardo</strong> y sus tres compañeros, disfrazados<br />

de moros, hacen respectivamente “el paseo<br />

de la morisca o de la danza de hacha”, y se llevan<br />

en brazos a la novia, como en son de fiesta. Los<br />

infieles, estupefactos, no caen en la cuenta de lo<br />

ocurrido hasta que oyen gritar a Zaide:<br />

¡Traición, Alcaide, traición!<br />

¿Cómo traición?<br />

De la villa de Lorca salía <strong>Fajardo</strong>,<br />

ese espanto de los moros,<br />

ese honor de los cristianos.<br />

Salió con este concierto,<br />

y vistiendo tres soldados<br />

de los que más se confía,<br />

vino a haceros este engaño.<br />

Apenas sacó de aquí<br />

a Felisalva en los brazos,<br />

cuando en la playa la puso


a las ancas de un caballo.<br />

Y <strong>primer</strong>o que entendiese<br />

lo que llevaban trazado,<br />

a las puertas van corriendo,<br />

dos a dos y cuatro a cuatro.<br />

Apenas salen de Vera,<br />

cuando a voces por el campo<br />

van diciendo: ¡Viva! ¡Viva!<br />

¡Viva el alcaide <strong>Fajardo</strong>!”<br />

Salí a verlos, y del polvo<br />

que llevan, por largo espacio<br />

perdí de vista a los hombres<br />

y vi por el aire el rastro...<br />

Aún del regalo de la mora hay una reminiscencia<br />

en este trozo de romance, puesto en boca de la<br />

sultana Fátima:<br />

Caballero Abindarráez,<br />

pues os partís a la guerra,<br />

y para el reino de Murcia<br />

hacéis alarde y reseña,<br />

si viéredes a <strong>Fajardo</strong>,<br />

aquel de la cruz bermeja,<br />

aquel alcaide de Lorca<br />

de quien tantas cosas cuentan,<br />

aquel que de ver su sombra<br />

tiemblan los moros de veras,<br />

aquel que mató a Alfajar<br />

y que arrastró sus banderas,<br />

pues yo sé que es vuestro amigo,<br />

y que no alzaréis las vuestras<br />

para quitalle sus villas<br />

ni hacer a su gente ofensa,<br />

decidle cómo en Granada<br />

Fátima rogando queda<br />

a Mahoma por su vida<br />

y por sus altas empresas;<br />

decidle que de su fama<br />

está enamorada y tierna...<br />

Decidle que pudo el nombre<br />

de <strong>Fajardo</strong> en mi dureza,<br />

más que de Zayde el amor,<br />

y que há un año que me inquieta;<br />

y decidle que, aunque sé<br />

que el amarle es cosa honesta,<br />

sé que es el verle imposible,<br />

y que siéndolo se aumenta;<br />

Y que le labro un pendón<br />

de seda, oro, plata y perlas,<br />

que le daré de mi mano<br />

si quiere Alá que le vea...<br />

<strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong><br />

<strong>Juan</strong> Díaz Casanova<br />

L I T E R A T U R A<br />

E S T U D I O Y C R Í T I C A<br />

Hasta aquí han llegado los versos del<br />

gran Lope de Vega, el Fénix de los ingenios.<br />

La obra termina con una reflexión tímida<br />

que no llega a crítica, y que yo les reproduzco<br />

íntegra.<br />

“Ya queda advertido que esta comedia de<br />

<strong>El</strong> <strong>primer</strong> <strong>Fajardo</strong> es una de las más informes<br />

y atropelladas de Lope; pero basta con los trozos<br />

transcritos para comprender que hay en<br />

ella vida poética y una imitación continua y<br />

feliz del estilo de los romances fronterizos. No<br />

es maravilla, por consiguiente, que haya sido<br />

traducida al alemán por Rapp y que hayan<br />

fijado en ella la atención de varios críticos,<br />

tales como Enk y Grillparzer. Este último,<br />

con el seguro instinto dramático que le caracterizaba,<br />

se fija especialmente en las escenas<br />

del rapto de la mora, que considera como las<br />

mejores de la obra. “Estos episodios (dice) naturales,<br />

sencillos, excelentes, abundan hasta en<br />

las piezas más endebles de Lope”.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

DE TÍTULOS Y AUTORES QUE APARECEN EN LA OBRA<br />

• Discursos históricos de la muy noble y muy leal ciudad<br />

de Murcia….Año de 1775. En Murcia, por Francisco<br />

Benedito.<br />

• La Primavera, de Wolf.<br />

• Antigüedad y blasones de la ciudad de Lorca... Su autor,<br />

el R.P. Fr. Pedro Morote Pérez Chuecos…Murcia, 1741-<br />

• Historia de la ciudad de Lorca, por D. Francisco Cánovas<br />

y Cobeño.<br />

• Histoire des Musulmans d´Espagne. Leyde.<br />

• Ginés Pérez de Hita. Estudio biográfico y bibliográfico,<br />

por D. Nicolás Acero y Abad.<br />

• La hazaña de los cuarenta (composición premiada en<br />

los Juegos Floreales de Murcia) y, muy particularmente,<br />

el licenciado Cascales, gran estudioso de la ciudad de<br />

Murcia.<br />

AÑO 2010 VELEZANA 351

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