Discurso crítico y Modernidad. Ensayos escogidos - gesamtausgabe
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Bolívar Echeverría lización es más urgente y difícil, donde la contradicción es inocultable y aguda, y donde no hay escapatoria de la devastación”. Esta resignificación del mundo como figuración, como escape de la miseria, la explotación, el despojo y la violencia reinantes, para Echeverría no es un simple espejismo que trate de representar una utopía revolucionaria, un escape hacia un “más allá” de una transformación económica y social, sino un “más allá” imaginario, “de un hic et nunc” que quiere escapar en primer lugar del mundo desangelado y miserable de lo realmente existente, para soportarlo, evitarlo y hacerlo “vivible” o más llevadero, al ser transfigurado por su teatralización, sin que ello signifique, por tanto, su destrucción o su transformación. Es, en suma, “un ethos que protege su rebeldía del peligro revolucionario” -com o él le dice a Iconos y que, debido a esto, prefiere teatralizar la realidad, tener una dimensión “conformista” para poder construir un ‘realismo mágico’ que transfigura la miseria en lujo, que trasciende el mundo concreto en uno imaginado, sin poder buscar siquiera su transformación (“viviendo en un paraíso torturado, en medio de la basura”) o intentar rescatar el valor de uso de su devastación, dado que viene de esa estrategia de supervivencia, de esa resistencia radical marcada por las condiciones en las que se produjo el mestizaje y que c o racteriza al ethos barroco. Por ello, de acuerdo con Echeverría, el “valor de uso” no puede escapar a este destino de devastación dictado por el valor que se autovaloriza, que trae consigo la modernidad capitalista. VI. Hacia una teoría materialista de la cultura. 1998- 2010 Las tesis sobre el “valor de uso”, la modernidad y el ‘cuádruple ethos’, además del ‘mestizaje cultural’ y el ’ethos barroco’, aun cuando en la década del 80 habían sido ya esbozadas en los artículos sobre la “forma natural” de la reproducción social” y “modernidad y capitalismo (15 tesis)”, aparecidos antes o después de El discurso crítico de Marx, fueron profundizadas, sistematizadas y refinadas a lo largo de reflexiones de años, y cobrarían nueva forma desde la aparición de Las ilusiones de la modernidad (1995), Valor de uso y utopía (1998) y La modernidad de lo barroco (1998), caracterizadas por un pensamiento de increíble coherencia, en constante diálogo con la obra de Marx y las tradiciones más críticas del marxismo, que, a partir de una reinterpretación o reconfiguración crítica y original de estos últimos, alcanza una estatura intelectual de tal enver [ 36
Discurso crítico y m odernidad gadura que permite hacer referencia a este pensamiento como un discurso crítico propiamente dicho: el discurso crítico de Bolívar Echeverría. Tal discurso crítico se caracteriza por los ejes ya señalados, al igual que por una contribución al concepto de cultura y asimismo a una teoría materialista de la cultura. Definición de la cultura, aparecido en 2001, constituye, al tiempo que el quinto eje de la obra del autor, el primer resultado de esta contribución extraordinariamente creativa, fascinante, venida de un trabajo de transcripción y ‘depuración’ de las lecciones del “Curso de Filosofía y Economía” que Echeverría impartió en la Facultad de Economía de la Unam entre 1981 y 1982. Aquellas lecciones de curso, cuyas tesis y temas principales (en particular las lecciones II y III: “La producción como realización” y “Producir y significar”) pueden encontrarse en el artículo de 1984 sobre la “forma natural” de la reproducción social y en “Valor de uso: ontología y semiótica”, incluido en el libro Valor de uso y utopía. El ‘concepto’ de cultura y la teoría materialista de la cultura son temas vistos a través de esta ‘crítica de la economía política’, de la ‘forma natural’ o “valor de uso”, y también desde los aportes de la semiótica contemporánea (Robert Jakobson y otros) y la antropología (desde el funcionalismo ahistó- rico de Malinowski al estructuralismo de Levi-Strauss) y el debate entre estructuralismo y existencialismo. Mas no representan una preocupación nueva o surgida tardíamente en la obra del autor -com o engañosamente pudiera suponerse por el año de aparición de Definición de la cultura- sino una preocupación intelectual reflexionada y añejada con el paso de los años. Pero, por estas características, el libro no parece ser uno del cual su autor estuviera particularmente complacido, pues, a diferencia de los demás, es la primera aproximación a un problema que Echeverría seguiría trabajando, rasgo que a este libro le confiere un carácter inconcluso, en ‘suspenso’, momento de transición a algo distinto43. 43 Echeverría, Bolívar, Definición de la cultura México: Itaca, 2001 [Existe también una reedición, publicada en este año por FCE e Itaca] En la nota preliminar de este libro, fechada en enero de 2001, el autor expone una idea que no debe ser tomada como comentario de ocasión: “Soy el primero en reconocer las deficiencias tanto de contenido como de exposición, pero subsanarlas hubiera requerido un tiempo de trabajo del que no dispongo actualmente”. Esto señala una marcada inconformidad hacia el texto, precisamente por la distancia que separa las lecciones del curso de filosofía y economía, con las reflexiones que 20 años después el autor tenía sobre estos temas. Es por ello que en ocasión de la desaparición de Echeverría, y retomando la reseña que escribió a propósito de Definición de la cultura, Roger Bartra ha dicho: “Hoy podemos reconocer los límites de estas interpretaciones”. Véase su comentario “Bolívar Echeverría, una existencia en ruptura”, incluida en la página web de Bolívar Echeverría, anteriormente referida. Es por ello que nuestro autor tenía la idea de
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<strong>Discurso</strong> <strong>crítico</strong> y m odernidad<br />
gadura que permite hacer referencia a este pensamiento como un discurso<br />
<strong>crítico</strong> propiamente dicho: el discurso <strong>crítico</strong> de Bolívar Echeverría.<br />
Tal discurso <strong>crítico</strong> se caracteriza por los ejes ya señalados, al igual<br />
que por una contribución al concepto de cultura y asimismo a una teoría<br />
materialista de la cultura. Definición de la cultura, aparecido en 2001,<br />
constituye, al tiempo que el quinto eje de la obra del autor, el primer resultado<br />
de esta contribución extraordinariamente creativa, fascinante,<br />
venida de un trabajo de transcripción y ‘depuración’ de las lecciones del<br />
“Curso de Filosofía y Economía” que Echeverría impartió en la Facultad<br />
de Economía de la Unam entre 1981 y 1982. Aquellas lecciones de curso,<br />
cuyas tesis y temas principales (en particular las lecciones II y III: “La<br />
producción como realización” y “Producir y significar”) pueden encontrarse<br />
en el artículo de 1984 sobre la “forma natural” de la reproducción social<br />
y en “Valor de uso: ontología y semiótica”, incluido en el libro Valor<br />
de uso y utopía.<br />
El ‘concepto’ de cultura y la teoría materialista de la cultura son temas<br />
vistos a través de esta ‘crítica de la economía política’, de la ‘forma natural’<br />
o “valor de uso”, y también desde los aportes de la semiótica contemporánea<br />
(Robert Jakobson y otros) y la antropología (desde el funcionalismo ahistó-<br />
rico de Malinowski al estructuralismo de Levi-Strauss) y el debate entre<br />
estructuralismo y existencialismo. Mas no representan una preocupación<br />
nueva o surgida tardíamente en la obra del autor -com o engañosamente<br />
pudiera suponerse por el año de aparición de Definición de la cultura- sino<br />
una preocupación intelectual reflexionada y añejada con el paso de los<br />
años. Pero, por estas características, el libro no parece ser uno del cual<br />
su autor estuviera particularmente complacido, pues, a diferencia de los<br />
demás, es la primera aproximación a un problema que Echeverría seguiría<br />
trabajando, rasgo que a este libro le confiere un carácter inconcluso, en<br />
‘suspenso’, momento de transición a algo distinto43.<br />
43 Echeverría, Bolívar, Definición de la cultura México: Itaca, 2001 [Existe también<br />
una reedición, publicada en este año por FCE e Itaca] En la nota preliminar de este<br />
libro, fechada en enero de 2001, el autor expone una idea que no debe ser tomada como<br />
comentario de ocasión: “Soy el primero en reconocer las deficiencias tanto de contenido<br />
como de exposición, pero subsanarlas hubiera requerido un tiempo de trabajo<br />
del que no dispongo actualmente”. Esto señala una marcada inconformidad hacia el<br />
texto, precisamente por la distancia que separa las lecciones del curso de filosofía y<br />
economía, con las reflexiones que 20 años después el autor tenía sobre estos temas.<br />
Es por ello que en ocasión de la desaparición de Echeverría, y retomando la reseña<br />
que escribió a propósito de Definición de la cultura, Roger Bartra ha dicho: “Hoy<br />
podemos reconocer los límites de estas interpretaciones”. Véase su comentario “Bolívar<br />
Echeverría, una existencia en ruptura”, incluida en la página web de Bolívar<br />
Echeverría, anteriormente referida. Es por ello que nuestro autor tenía la idea de