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Discurso crítico y Modernidad. Ensayos escogidos - gesamtausgabe

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<strong>Discurso</strong> <strong>crítico</strong> y m odernidad<br />

tiva anula esa posibilidad en su raíz. La forma de socialidad consagrada<br />

por la modernidad capitalista es la que se constituye en lo que Hegel<br />

describió como la “sociedad civil”. La convivencia interindividual que la<br />

caracteriza es la del tráfico mercantil entre propietarios privados libres e<br />

independientes los unos de los otros; se trata de una comunidad armónica<br />

porque en ella, que es guiada por la paternal “mano oculta” del mercado,<br />

todos sus miembros tienen exactamente los mismos derechos y pueden<br />

negociar pacíficamente entre sí sus diferencias de intereses, vigilados por<br />

una supraestructura estatal instituida ad hoc.<br />

Si algo en el mundo de la vida moderna pudiera resultar merecedor de<br />

odio y digno de destrucción tendría que ser la presencia de un Otro proveniente<br />

del exterior, ajeno a la comunidad moderna (nacional o trans-nacio-<br />

nal), a la “humanidad civilizada”; un Otro que sería asimilable a lo “natural”,<br />

a lo no-humano hostil. Porque toda otredad endógena o resultante<br />

de la vida comunitaria moderna, toda identidad minoritaria que fuera en<br />

principio rechazable por el conjunto de la comunidad, carecería necesariamente<br />

del carácter hostil y amenazante que habría tenido en el pasado,<br />

puesto que la vida cotidiana moderna dispone de los espacios suficientes<br />

y los niveles adecuados como para que se desarrollen y se toleren en ellos,<br />

sin ningún conflicto, en apartheid, todo tipo de particularismos.<br />

3. El fundamento de la modernidad parece encontrarse en un fenómeno<br />

de la historia profunda y de muy larga duración cuyos inicios la<br />

antropología histórica distingue ya con cierta nitidez, por lo menos en el<br />

continente europeo190, alrededor del siglo XI: el revolucionamiento “post-<br />

neolítico” de las fuerzas productivas. Se trata de una transformación<br />

“epocal” porque trae consigo el advenimiento de un modo sólo “relativo”<br />

de la escasez, desconocido hasta entonces por el ser humano; el aparecimiento<br />

de un tipo inédito de “abundancia”, la abundancia realmente<br />

posible para todo el conjunto de la sociedad. El grado de probabilidad<br />

de que la actividad humana resulte productiva en su trabajo sobre un<br />

territorio y en un período determinados, sin depender de sus recursos<br />

190 El aprovechamiento de fuentes de energía dejadas de lado hasta entonces, la introducción<br />

de nuevas herramientas y materiales y, sobre todo la inauguración de<br />

la transformación sistemática del diseño instrumental, han llevado a los historiadores<br />

de la técnica, comenzando por Patrick Geddes, en Cities in Evolution,<br />

a reconocer en los inicios del segundo milenio de nuestra era — en el “período<br />

eotécnico”, como lo llama Lewis Mumford, en Technics and Civilization, cap. 3,<br />

Harcourt, B.& W, Londres 1963— la acción de una incipiente revolución tecnológica<br />

post-neolítica, que habría sido el primer paso conducente a la “neotécnica”<br />

moderna de los siglos XIX y XX.<br />

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