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Discurso crítico y Modernidad. Ensayos escogidos - gesamtausgabe

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<strong>Discurso</strong> <strong>crítico</strong> y m odernidad<br />

aquella parte de la substancia que, después de perder la forma en que se<br />

encontraba, pudo ser integrada bajo la nueva forma. No con todo lo que<br />

existía anteriormente la violencia dialéctica lleva a cabo los dos movimientos<br />

de su acción, el destructivo y el (re-)constructivo, el de “negación” y el de<br />

“negación de la negación”; algo de lo anterior no pasa más allá del momento<br />

destructivo, es decir, es descartado o anulado. Ese residuo es una parte de<br />

la realidad superada que no sólo es prescindible en la nueva realidad sino<br />

que es sobre todo aniquilable porque su supervivencia lo convierte en un<br />

“Otro” que amenaza la “mismidad” o identidad recién alcanzada.<br />

La violencia trans natura que está en la base de la construcción arcaica<br />

de la identidad lleva necesariamente a que la comunidad no pueda prescindir<br />

de la construcción de un Otro en calidad de enemigo u objeto posible<br />

de su odio y su violencia destructiva. Se trata de un “Otro-enemigo” que<br />

se origina en su propio interior: es el elemento o el momento antisistémico<br />

que se genera o que aparece en el proceso de constitución y reproducción<br />

de la comunidad idéntica a sí misma como un proceso de afirmación que<br />

sólo es tal si es también, al mismo tiempo, un proceso de negación. El Otro-<br />

enemigo interno (inimicus) sirve de paradigma y motivo para construir al<br />

Otro-enemigo exterior (hostis) a ella, para instaurar a las otras comunidades<br />

como comunidades enemigas188. El Otro, sea el que transgrede la norma<br />

y atenta así contra el cosmos o el que tiene otras normas y pertenece a<br />

un cosmos diferente o bárbaro”, a un “pseudo-cosmos”, sería esencialmente<br />

merecedor del odio y la destrucción porque, en medio del peligro permanente<br />

en que se encuentra la reproducción de la identidad, personifica una<br />

alternativa frente al éthos que esa identidad consagra en su forma y que<br />

singulariza al cuerpo comunitario y al mundo de su vida. Lo sería porque,<br />

al hacerlo, al mostrar que la vida humana también puede ser vivida<br />

de otra manera, vuelve manifiesto lo que es indispensable que esté oculto<br />

porque sólo oculto es efectivo: la contingencia del fundamento de la propia<br />

identidad; el hecho de que la forma que ésta imprime a lo humano no es<br />

la única posible, que ella no es una forma incondicionalmente válida y su<br />

qonsistencia no tiene el sustento absoluto que tiene lo otro, lo “natural”, a lo<br />

que ella pretende asimilarse. La presencia del Otro hace evidente el hecho<br />

de que ella es sólo “trans-natural”, simplemente humana: profundamente<br />

artificial, sustituible, es decir, cuestionable189.<br />

188 A l proponer la “oposición amigo-enemigo” como oposición política elemental,<br />

Cari Schmitt descuida este hecho. No considera lo que la figura de lo hostil exterior<br />

(extranjero) tiene de proyección de una hostilidad interna (disfuncional).<br />

Duncker & Humblot, Berlín 1963, p. 29.<br />

189 Experimentar la contingencia de la forma propia como nostalgia de una forma<br />

ajena, y no como cerrazón ante ella, corresponde a los momentos de paz con lo<br />

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