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Sementera: 312 litros de grano - citaREA

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CER — 76 — CER<br />

y fronteras excediese el precio <strong>de</strong>l trigo <strong>de</strong> 32<br />

reales fanega, y se permitía la extracción<br />

cuando en tres mercados sucesivos no llegase<br />

el precio <strong>de</strong>l trigo á 32 reales fanega en los<br />

puertos <strong>de</strong> Cataluña; <strong>de</strong> 35 en los <strong>de</strong> Andalucía,<br />

Murcia y Valencia. El 29 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong><br />

1834 se dispuso que quedase libre el tráfico<br />

<strong>de</strong> cereales en el interior, y al mismo tiempo<br />

subsistente la prohibición <strong>de</strong> importar harinas<br />

y <strong>grano</strong>s extranjeros mientras el precio <strong>de</strong>l<br />

trigo no llegase á 70 reales la fanega y á 110<br />

el quintal <strong>de</strong> harina, y se sostuviera por tres<br />

semanas consecutivas en los principales mercados<br />

<strong>de</strong>l litoral. El precio <strong>de</strong>l trigo servía <strong>de</strong><br />

regulador para los <strong>de</strong>más <strong>grano</strong>s. Las importaciones<br />

en ban<strong>de</strong>ra extranjera <strong>de</strong>bían pagar<br />

3 reales por fanega, y nada las verificadas<br />

con la española. Hasta el año <strong>de</strong> 1847, con<br />

algunas diferencias poco fundamentales en<br />

los precios, rigió la legislación expresada, en<br />

la que llama nuestra atención, y creémosla<br />

llamará á nuestros lectores, la gran diferencia<br />

entre el precio regulador <strong>de</strong> 32 reales fanega<br />

<strong>de</strong> trigo en tiempo <strong>de</strong> Carlos III, y <strong>de</strong> 70 en<br />

1834. Diferencia que equivale á 38 reales<br />

fanega, comparando las dos épocas. Aplicando<br />

en este caso las teorías <strong>de</strong> algunos economistas,<br />

que establecen por tipo <strong>de</strong> averiguación<br />

<strong>de</strong>l valor <strong>de</strong>l dinero el precio <strong>de</strong>l trigo,<br />

habrá que convenir que en España había en<br />

los tiempos <strong>de</strong> Carlos III la mitad <strong>de</strong> la moneda<br />

que en 1834.<br />

Ocuparse <strong>de</strong> la legislación <strong>de</strong> cereales sería<br />

escribir un libro entero,; sólo diremos que hoy<br />

los trigos pagan, según el arancel vigente,<br />

ley. <strong>de</strong> presupuestos <strong>de</strong> 1876 al 1877, 4 pesetas<br />

32 céntimos por la primera columna, y<br />

4,20 por la segunda; los <strong>de</strong>más cereales satisfacen<br />

3,20 por la primera columna y 3,10<br />

por la segunda. El tipo que sirve para ese<br />

a<strong>de</strong>udo es los 100 kilogramos. La primera<br />

columna se emplea con las naciones con<br />

quien España no tiene convenios <strong>de</strong> nación<br />

favorecida, que es á las que se aplica la segunda.<br />

Las harinas <strong>de</strong> trigo pagan los 100<br />

kilos á 6,48 por la primera columna, y 6<br />

por la segunda; las <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más cereales satisfacen<br />

4,80 en el primer caso, y 4,50 en el<br />

segundo.<br />

II. Todas las trabas puestas al comercio<br />

<strong>de</strong> cereales, tanto en el interior como con el<br />

exterior; cuantas ór<strong>de</strong>nes, reglamentos, leyes<br />

y disposiciones han discurrido los legisladores<br />

<strong>de</strong> todas las naciones, hasta hoy no han producido<br />

el efecto propuesto, á saber: que las<br />

producciones extranjeras no perjudiquen las<br />

indígenas en tiempos normales, y que en los<br />

<strong>de</strong> escasez, cosechas malas ó medianas, concurran<br />

en auxilio para evitar el más terrible<br />

<strong>de</strong> los azotes <strong>de</strong> la sociedad, el hambre y la<br />

carencia <strong>de</strong> medios para evitarlo. Esos contratiempos,<br />

que trastornan todas las previsiones<br />

humanas y hacen que se anulen ó suspendan<br />

los efectos <strong>de</strong> la legislación, no son<br />

tan frecuentes en el día como en lo antiguo;<br />

la causa es la facilidad <strong>de</strong> comunicaciones<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la aplicación <strong>de</strong>l vapor; lo difícil que<br />

. es la guerra, y que no es generalmente la<br />

escasez <strong>de</strong> cosechas hoy como en lo antiguo.<br />

Así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento que un pueblo, una<br />

provincia ó una nación se ve afligida por la<br />

escasez <strong>de</strong> subsistencias, las otras concurren<br />

á suministrarle lo necesario con prontitud,<br />

como antes no era fácil, cuando no existían los<br />

ferrocarriles ni los buques <strong>de</strong> vapor. En la<br />

época que los buques <strong>de</strong> vela, los carros y<br />

caballerías <strong>de</strong> carga eran los medios <strong>de</strong> transporte,<br />

los socorros eran caros y tardíos.<br />

Hoy, en lugar <strong>de</strong> remitir cargamentos <strong>de</strong><br />

trigo y harinas, etc., á las Américas, hay<br />

que <strong>de</strong>tener con los medios legislativos, no<br />

sólo que los Estados Unidos provean las cortas<br />

colonias que allí nos quedan, sino que<br />

traigan el inmenso sobrante que tienen <strong>de</strong><br />

cereales á hacer concurrencia á los españoles,<br />

que si bien pue<strong>de</strong>n sostenerla con ventajas<br />

por su clase, á que ningunos aventajan, no es<br />

lo mismo por el precio, pues nosotros producimos<br />

más caro por causa <strong>de</strong> tener que pagar<br />

enormes impuestos territoriales al fisco, siendo<br />

así que los norte-americanos pagan muy<br />

poco.<br />

La libertad <strong>de</strong>l comercio <strong>de</strong> cereales y los<br />

<strong>de</strong>rechos protectores se han discutido y discuten<br />

aún, sin que ofrezca un resultado aceptable<br />

en general é inalterable variando las<br />

épocas <strong>de</strong> abundancia y escasez. En el primer<br />

caso, el que produce con más economía hace<br />

concurrencia al que lo verifica con más gastos,<br />

según hemos indicado tiene lugar entre<br />

los norte-americanos y españoles; esa concurrencia<br />

pue<strong>de</strong> llegar hasta no ser posible la<br />

producción, en cuyo caso el abandono <strong>de</strong>l<br />

suelo en cultivo y la falta <strong>de</strong> trabajo al obrero<br />

agrícola es un inconveniente <strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>ntales<br />

consecuencias. Es más viable que en<br />

tiempos normales se pague un <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> entrada<br />

en España que nivele el precio <strong>de</strong> producción<br />

en ella, y que en casos <strong>de</strong> escasez <strong>de</strong><br />

cosechas el impuesto se reduzca ó anule. (Véase<br />

Impuestos <strong>de</strong> importación y <strong>de</strong> exportación,<br />

Libertad <strong>de</strong> comercio y Sistema protector.)<br />

La Francia, según la ley <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong> Marzo<br />

<strong>de</strong> 1885, cobra <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> entrada por los<br />

100 kilos <strong>de</strong> trigo, si proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Europa, en<br />

cargamento directo, 3 francos, y si <strong>de</strong> <strong>de</strong>pósitos,<br />

6; los 100 kilos <strong>de</strong> harina, en la misma<br />

forma, 6 y 9,60; la avena, centeno y cebada,<br />

1,50 francos los 100 kilos, y 5,10 francos si<br />

proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>de</strong>pósitos comerciales.<br />

Como se ve, la ley francesa, que recarga<br />

los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> aduanas hasta un 200 por<br />

100 á los cereales que procedan <strong>de</strong> <strong>de</strong>pósitos,<br />

y beneficia á los importados directamente, indica<br />

que trata <strong>de</strong> perjudicar ó prohibir el<br />

comercio <strong>de</strong> cereales á los acaparadores; tal<br />

fué siempre la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los legisladores;<br />

impedir el monopolio <strong>de</strong> los artículos <strong>de</strong> primera<br />

necesidad; sin embargo, nunca pudo<br />

conseguirse; los que <strong>de</strong> tal comercio se ocupan,<br />

no todas las veces realizan las ganancias que<br />

se les supone, y siempre comprando á los

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