Sementera: 312 litros de grano - citaREA

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ENT — 712 — ENT ¿Qué sucederá si en ese tiempo se le priva de ios atributos del sexo? Veámoslo. La región anterior tiende á disminuir; las partes blandas pierden de volumen; el cuello se adelgaza; los muslos, planos y flacos, no pueden adquirir el desarrollo que les falta, y en toda la economía se revela la falta de proporciones y la ausencia de las formas armoniosas que constituyen la hermosura del caballo. Por último, los animales pasan repentinamente de esta energía, de esta fiereza brillante, debida á la existencia de los órganos generadores, á un estado de atonía, resultado inevitable de la supresión de esos órganos, que habían influido ya poderosamente sobre todo su ser. Así, pues, las consecuencias de la castración tardía son: desarrollo irregular, forma defectuosa, pérdida de vigor y carácter rebelde. Nada de esto sucede con la castración temprana, pues ni perturba ningún equilibrio, ni destruye ninguna energía en las funciones vitales. En los órganos arrancados sólo existía una fuerza inerte y pasiva que se impide despertar. Apagado desde tierna edad el ardor de los deseos genésicos, tan naturales en el sexo, los animales tienen un carácter más pacífico y dócil. No puede establecerse como regla general y constante que serán éstos los efectos, ni puede fijarse de un modo absoluto la edad en que la operación ha de efectuarse. Puede, sí, darse por seguro que es preferible el período de la lactancia. En España se continúa, según la antigua doctrina, verificándose tarde, lo mismo en los caballos que en los corderos, en tanto que en Inglaterra se verifica temprano, y respecto del particular los resultados dan razón á los ingleses. Esta doctrina va generalizándose también en Francia, y tenemos á la vista una circular del general Fleury, reputado director que fué de los Establecimientos ecuestres (tiaras), en que la recomienda, añadiendo que cuanto más temprano se practique la operación será más ventajosa. Respecto á la mutilación en leche, véase la opinión de M. Brettargels: «Después de salir del Colegio de Veterinaria, dice, he castrado muchos potros desde la edad de diez días hasta la de cuatro meses, y me he persuadido de que esa es la mejor época de la vida para obtener buen resultado. Practicada á esta edad la castración, influye poco eu la salud de los animales, y al cabo de diez días se hallan perfectamente bien.» M. Juatt, en The Horse, se expresa de este modo: «La edad en la cual debe practicarse la operación depende de la raza, de la forma del animal y del uso á que se destine. La de cuatro á cinco meses es la más á propósito para los que se destinan á la agricultura, pero nunca debe practicarse después de la lactancia. Si los potros permanecen enteros , el ganadero se ve obligado á separarlos de las potras á los dos años ó antes». Los inconvenientes de esta separación son incalculables, pudiéndose citar, por vía de ejemplo, el aumento de personal, la dificultad de hallar dehesas potriles, y la necesidad en que se ven los criadores de vender los potros al precio que se les ofrece cuando empiezan á sentir el estímulo genésico, y no hallan medio de hacer la separación de sexos. Cuánto complica esto la administración pecuaria y en qué grado aumenta los gastos de producción, no es fácil que lo comprenda quien no ha tenido yeguada. Ora es precisoen determinadas épocas del año buscar pastores temporeros, muy caros si son buenos y muy malos si son baratos; ora es de necesidad distribuir la ganadería en distintos términos municipales, por lo dificultoso de hallar en uno mismo dehesas suficientemente separadas, con lo cual es menor la vigilancia del dueño; ora se confunden los animales de ambos sexos, cuando hay el menor descuido de parte de los yegüeros; descuido muy excusable cuando la confusión tiene lugar de noche, sabiéndose que se olfatean de muy largas distancias y no impiden los trabones recorrerlas. Los inconvenientes de esta confusión son tan grandes que por impedirlos y hacer así posible que se verifique la cubrición con regularidad, es decir, en época oportuna, con exclusión de las yeguas de malas cualidades y sin abuso de los sementales, algunos legisladores españoles han preceptuado la separación. Proponíanse evitar los perniciosos efectos de la ley antes citada, ordenando la integridad, y lo hacían con una disposición no menos absurda, como sucede casi siempre que el poder público, traspasando sus naturales límites, interviene en la administración de los intereses particulares. Véase lo que dispone la ley 11, título XXIX, libro VII de la Novísima Recopilación: «11. Después que los potros hayan cumplido la edad de dos años, se han de separar precisamente de las yeguas y conducirlos á la dehesa señalada para ellos ó pastos propios ó arrendados de sus dueños, hasta los cuatro en que deben atarse. Y para evitar las dudas sobre el tiempo en que los cumplen, se declara que sin distinción de tardíos ó tempranos se deben separar, los unos de las dehesas de yeguas, y los otros de las de potros para atarlos, desde 25 de Marzo en adelante hasta fin de Mayo; y si pasado este mes se mantuviesen los potros de dos años con las yeguas, ó los de cuatro con los de menos edad, se exigirán 50 ducados por cada cabeza de las que encontraren. »Y para que este gravamen sea de menos inconveniente, se harán los señalamientos de pastos á proporcionada distancia de los de yeguas, y aquellos precisamente se han de cercar á costa de los propios, de tapia, seto de zarza, espino ú otro arbusto proporcionado, bardo ó zanja que impida la salida de dichos potros y entrada de otros ganados; ó igualmente deberán cercarse las dehesas de yeguas;

ENT — 713 — EXT pero si por su mucha extensión ó disposición del terreno no fuese fácil sin crecido costo, se podrá omitir, menos en la parte que linde con caminos reales, pues en toda la extensión inmediata á ellos se han de cercar de modo que se impida la entrada de todo ganado, cabana ó carretería, por privilegiada que sea, y eviten los pretextos que suelen alegarse de ignorar ser acotado el terreno por falta de señales evidentes que los indiquen, y lo mismo se ejecute en las divisiones de otras dehesas.» Los inconvenientes de la integridad son mayores si cabe desde el momento del amarre, cualquiera que sea el destino que se dé al caballo. Es cierto que los caballos enteros son más potentes que los castrados y que las yeguas, por ser más grandes los diámetros musculares, y claro es que puede ser mayor la suma de trabajo total que pueden desplegar. Pero no es lo importante esa fuerza total á la aplicación, sino la utilizable, la que el industrial beneficia; y como el caballo entero consume una gran parte de ella inútilmente, cuya parte excede á la diferencia que existe realmente entre su mayor capacidad mecánica y la del caballo castrado, es evidente que de liecho desaparece su superioridad como motor. La Compañía general de los Ómnibus de París hace muchos años que practica sobre el particular minuciosos estudios, de los cuales resulta que es menos conveniente el empleo de los caballos enteros que el de los castrados y de las yeguas. Véase una nota de M. de Lavalard, director de las caballerizas: AÑOS « e: 2 o S rt o ' ?" 9 Tanto por ciento del efectivo. . CABALLOS ENTEROS Num. 0 efectivo.. total de los muertos. . Tanto por ciento del i 10B0 15,07 254 3,50 1873 ... 842 1J.8L 140 2,08 738 10,30 204 2,85 876 11,8-1 208 2,80 Promedio.... 8SU 12,25 204 2,80 CABALLOS CASTRADOS 268 14.60 02 5,00 200 11,86 29 1,63 178 9,58 41 2,20 232 0,03 52 2,21 Promedio.... 222 11,79 54 2,20 De estos datos se deduce como cosa cierta, que en trabajo igual la desventaja está de parte de los caballos enteros, puesto que la avería sufrida por ellos, comprendidas la mortalidad y el desecho, era de 15,05 por 100, en tatito que la de los castrados no pasó de 13,90 por 100. Esta proporción se ha confirmado en los años sucesivos; así es que cada vez es menor el número de caballos enteros en el servicio. Pero en nuestra opinión, el inconveniente Dic—IV. mayor de la integridad es el hacer imposible el empleo de las yeguas. En otras naciones trabajan éstas solas ó con caballos, al paso que en España, por ser los enteros un constante peligro, las yeguas excepcionalmente hallan empleo. La consecuencia es no tener aquí éstas un precio proporcionado á su coste, como que no hay quieindas quiera si no ha de destinarlas á la cría, en tanto que en el extranjero lo tienen equilibrado al del caballo, por lo mismo que como él llevan jinete, arrastran coche y sufren el yugo. En cuanto al servicio militar, sabido es que entre nosotros sólo se admiten en él los caballos enteros. Por fortuna, la opinión va variando, gracias á los estudios sobre el particular hechos de poco tiempo á esta parte. Hace algunos años se nombró una Comisión, bajo la presidencia del Sr. Marqués de la Pezuela, de la cual formaban, parte, entre otros entendidos hipólogos, los Sres. Duque de Veragua y D. Nicolás Casas, y la mayoría emitió dictamen favorable á que se admitiesen para la remonta del ejército los castrados. En el mismo sentido había representado antes la Sociedad Económica Matritense, y últimamente ha sido general el acuerdo en el mismo sentido tomado por una ponencia de que era vocal el que estas líneas escribe, nombrada por la Comisión de estudio de la cría caballar, de que es presidente.el Sr. Marqués de Alcañices. Pero en estas cosas no debe obrarse sin tener cierta seguridad en el buen resultado. Para esto convendría se hiciesen ensayos y se obrase con constancia y energía por el Gobierno, según el sistema que se conceptuase preferible. Si, como creemos, lo era el de la castración, respetando la libertad de los criadores, podría inducírseles de un modo indirecto á que la practicasen. Quizá bastase ordenar que no adquiriese potros enteros la Comisión de remonta, y elevar un poco á los troncos de esta clase la cuota impuesta por el Ayuntamiento de la corte. La cuestión merece, por ser eminentemente económica, á la vez que zootécnica, que lo mismo el Gobierno que los particulares la dediquen más atención que la han dispensado hasta ahora. M. López Martínez. ENTERORRAGIA —Expresión con que se designa la hemorragia intestinal, accidente grave, por lo común consecutivo á la congestión intensa del intestino. ENTOMOLOGÍA. —Ciencia que se ocupa del estudio de los insectos. Deberían todos los agricultores tener conocimientos de entomología en lo que respecta al conocimiento de los insectos dañinos y de la manera de destruirlos. ENTONELAR.—Se dice entonelar al acto de poner líquidos en los toneles. Para verificar la operación hay que disponer los vasos según la clase de caldo y el objeto que la di- 46

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¿Qué suce<strong>de</strong>rá si en ese tiempo se le priva<br />

<strong>de</strong> ios atributos <strong>de</strong>l sexo? Veámoslo. La región<br />

anterior tien<strong>de</strong> á disminuir; las partes<br />

blandas pier<strong>de</strong>n <strong>de</strong> volumen; el cuello se a<strong>de</strong>lgaza;<br />

los muslos, planos y flacos, no pue<strong>de</strong>n<br />

adquirir el <strong>de</strong>sarrollo que les falta, y en toda<br />

la economía se revela la falta <strong>de</strong> proporciones<br />

y la ausencia <strong>de</strong> las formas armoniosas que<br />

constituyen la hermosura <strong>de</strong>l caballo.<br />

Por último, los animales pasan repentinamente<br />

<strong>de</strong> esta energía, <strong>de</strong> esta fiereza brillante,<br />

<strong>de</strong>bida á la existencia <strong>de</strong> los órganos generadores,<br />

á un estado <strong>de</strong> atonía, resultado<br />

inevitable <strong>de</strong> la supresión <strong>de</strong> esos órganos, que<br />

habían influido ya po<strong>de</strong>rosamente sobre todo<br />

su ser. Así, pues, las consecuencias <strong>de</strong> la castración<br />

tardía son: <strong>de</strong>sarrollo irregular, forma<br />

<strong>de</strong>fectuosa, pérdida <strong>de</strong> vigor y carácter<br />

rebel<strong>de</strong>.<br />

Nada <strong>de</strong> esto suce<strong>de</strong> con la castración temprana,<br />

pues ni perturba ningún equilibrio, ni<br />

<strong>de</strong>struye ninguna energía en las funciones<br />

vitales. En los órganos arrancados sólo existía<br />

una fuerza inerte y pasiva que se impi<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>spertar.<br />

Apagado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tierna edad el ardor <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>seos genésicos, tan naturales en el sexo, los<br />

animales tienen un carácter más pacífico y<br />

dócil.<br />

No pue<strong>de</strong> establecerse como regla general<br />

y constante que serán éstos los efectos, ni<br />

pue<strong>de</strong> fijarse <strong>de</strong> un modo absoluto la edad en<br />

que la operación ha <strong>de</strong> efectuarse. Pue<strong>de</strong>, sí,<br />

darse por seguro que es preferible el período<br />

<strong>de</strong> la lactancia. En España se continúa, según<br />

la antigua doctrina, verificándose tar<strong>de</strong>, lo<br />

mismo en los caballos que en los cor<strong>de</strong>ros, en<br />

tanto que en Inglaterra se verifica temprano,<br />

y respecto <strong>de</strong>l particular los resultados dan<br />

razón á los ingleses. Esta doctrina va generalizándose<br />

también en Francia, y tenemos á<br />

la vista una circular <strong>de</strong>l general Fleury, reputado<br />

director que fué <strong>de</strong> los Establecimientos<br />

ecuestres (tiaras), en que la recomienda,<br />

añadiendo que cuanto más temprano se practique<br />

la operación será más ventajosa.<br />

Respecto á la mutilación en leche, véase la<br />

opinión <strong>de</strong> M. Brettargels:<br />

«Después <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> Veterinaria,<br />

dice, he castrado muchos potros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

edad <strong>de</strong> diez días hasta la <strong>de</strong> cuatro meses, y<br />

me he persuadido <strong>de</strong> que esa es la mejor época<br />

<strong>de</strong> la vida para obtener buen resultado.<br />

Practicada á esta edad la castración, influye<br />

poco eu la salud <strong>de</strong> los animales, y al cabo <strong>de</strong><br />

diez días se hallan perfectamente bien.»<br />

M. Juatt, en The Horse, se expresa <strong>de</strong> este<br />

modo: «La edad en la cual <strong>de</strong>be practicarse<br />

la operación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la raza, <strong>de</strong> la forma<br />

<strong>de</strong>l animal y <strong>de</strong>l uso á que se <strong>de</strong>stine. La <strong>de</strong><br />

cuatro á cinco meses es la más á propósito<br />

para los que se <strong>de</strong>stinan á la agricultura, pero<br />

nunca <strong>de</strong>be practicarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la lactancia.<br />

Si los potros permanecen enteros , el gana<strong>de</strong>ro<br />

se ve obligado á separarlos <strong>de</strong> las potras<br />

á los dos años ó antes».<br />

Los inconvenientes <strong>de</strong> esta separación son<br />

incalculables, pudiéndose citar, por vía <strong>de</strong><br />

ejemplo, el aumento <strong>de</strong> personal, la dificultad<br />

<strong>de</strong> hallar <strong>de</strong>hesas potriles, y la necesidad en<br />

que se ven los criadores <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r los potros<br />

al precio que se les ofrece cuando empiezan<br />

á sentir el estímulo genésico, y no hallan medio<br />

<strong>de</strong> hacer la separación <strong>de</strong> sexos.<br />

Cuánto complica esto la administración pecuaria<br />

y en qué grado aumenta los gastos<br />

<strong>de</strong> producción, no es fácil que lo comprenda<br />

quien no ha tenido yeguada. Ora es precisoen<br />

<strong>de</strong>terminadas épocas <strong>de</strong>l año buscar pastores<br />

temporeros, muy caros si son buenos y<br />

muy malos si son baratos; ora es <strong>de</strong> necesidad<br />

distribuir la gana<strong>de</strong>ría en distintos términos<br />

municipales, por lo dificultoso <strong>de</strong> hallar<br />

en uno mismo <strong>de</strong>hesas suficientemente separadas,<br />

con lo cual es menor la vigilancia <strong>de</strong>l<br />

dueño; ora se confun<strong>de</strong>n los animales <strong>de</strong> ambos<br />

sexos, cuando hay el menor <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> los yegüeros; <strong>de</strong>scuido muy excusable<br />

cuando la confusión tiene lugar <strong>de</strong> noche,<br />

sabiéndose que se olfatean <strong>de</strong> muy largas distancias<br />

y no impi<strong>de</strong>n los trabones recorrerlas.<br />

Los inconvenientes <strong>de</strong> esta confusión son<br />

tan gran<strong>de</strong>s que por impedirlos y hacer así<br />

posible que se verifique la cubrición con regularidad,<br />

es <strong>de</strong>cir, en época oportuna, con<br />

exclusión <strong>de</strong> las yeguas <strong>de</strong> malas cualida<strong>de</strong>s<br />

y sin abuso <strong>de</strong> los sementales, algunos legisladores<br />

españoles han preceptuado la separación.<br />

Proponíanse evitar los perniciosos efectos<br />

<strong>de</strong> la ley antes citada, or<strong>de</strong>nando la integridad,<br />

y lo hacían con una disposición no<br />

menos absurda, como suce<strong>de</strong> casi siempre que<br />

el po<strong>de</strong>r público, traspasando sus naturales<br />

límites, interviene en la administración <strong>de</strong> los<br />

intereses particulares.<br />

Véase lo que dispone la ley 11, título XXIX,<br />

libro VII <strong>de</strong> la Novísima Recopilación:<br />

«11. Después que los potros hayan cumplido<br />

la edad <strong>de</strong> dos años, se han <strong>de</strong> separar<br />

precisamente <strong>de</strong> las yeguas y conducirlos á<br />

la <strong>de</strong>hesa señalada para ellos ó pastos propios<br />

ó arrendados <strong>de</strong> sus dueños, hasta los cuatro<br />

en que <strong>de</strong>ben atarse. Y para evitar las dudas<br />

sobre el tiempo en que los cumplen, se <strong>de</strong>clara<br />

que sin distinción <strong>de</strong> tardíos ó tempranos<br />

se <strong>de</strong>ben separar, los unos <strong>de</strong> las <strong>de</strong>hesas<br />

<strong>de</strong> yeguas, y los otros <strong>de</strong> las <strong>de</strong> potros para<br />

atarlos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 25 <strong>de</strong> Marzo en a<strong>de</strong>lante hasta<br />

fin <strong>de</strong> Mayo; y si pasado este mes se mantuviesen<br />

los potros <strong>de</strong> dos años con las yeguas,<br />

ó los <strong>de</strong> cuatro con los <strong>de</strong> menos edad, se exigirán<br />

50 ducados por cada cabeza <strong>de</strong> las que<br />

encontraren.<br />

»Y para que este gravamen sea <strong>de</strong> menos<br />

inconveniente, se harán los señalamientos <strong>de</strong><br />

pastos á proporcionada distancia <strong>de</strong> los <strong>de</strong><br />

yeguas, y aquellos precisamente se han <strong>de</strong><br />

cercar á costa <strong>de</strong> los propios, <strong>de</strong> tapia, seto <strong>de</strong><br />

zarza, espino ú otro arbusto proporcionado,<br />

bardo ó zanja que impida la salida <strong>de</strong> dichos<br />

potros y entrada <strong>de</strong> otros ganados; ó igualmente<br />

<strong>de</strong>berán cercarse las <strong>de</strong>hesas <strong>de</strong> yeguas;

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