Sementera: 312 litros de grano - citaREA

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DÜN — 580 — DUN con lo cual convirtiéronse en bosques frondosos las antes escuetas y estériles arenas, impidiendo además los estragos de su invasión. Estos trabajos se hicieron sólo en los sitios algo separados de la costa; pero merced á la poderosa iniciativa y sagacidad del célebre Bremontier, se completó después la obra de repoblación hasta las mismas orillas del mar, habiendo comenzado los trabajos el año 1787. Actualmente se procede como sigue: Establécese antes de hacer las siembras, una especie de valla de defensa, compuesta de una empalizada paralela á la costa, y situada á unos 100 metros de distancia de la misma, formándola con tablas de 1,60 metros de largo, 12 á 15 centímetros de ancho y 3 de grueso , que se introducen en la arena hasta una profundidad de 20 centímetros, á contar desde el fondo de una zanja ó surco de unos 40 centímetros de hondo, que de antemano se abre en el suelo. De este modo las tablas quedan enterradas en una extensión de 60 centímetros; siendo de advertir que no deben tocarse, sino que se deja entre unas y otras un espacio hueco de 2 centímetros. Las arenas voladoras se detienen delante de esta empalizada, y van formando un talud suave hacia el mar, en tanto que la arena, que pasa por entre los huecos de las tablas, cae suavemente al pie de ellas y sirve para sostenerlas mejor. Fórmase así una duna, la cual se va levantando poco á poco por medio de la elevación que á su vez se imprima á las tablas por medio de una báscula de garfios. Para asegurar más el pie de la empalizada, se coloca detrás una línea de piquetes ó estacas de 2,50 metros de largo, entre los que se entrelazan ramos flexibles. Estos piquetes se introducen 50 centímetros en el suelo, no colocándoles el ramaje al principio más que hasta un metro de altura. A medida que la duna se eleva, y se hace lo mismo con la empalizada, se va poniendo nuevo ramaje en los piquetes, hasta que quede cubierta toda su altura. Llegado este caso, se planta nueva hilera de estacas sobre la antigua', ya soterrada, porque se comprende bien que ésta no puede levantarse artificialmente como la empalizada de tablas. Sigue después la operación de consolidar el terreno por medio del Calamagrostis arenaria, que se coloca en matas de cinco ó seis tallos, á la distancia de medio metro. Tiene la ventaja esta cañita que á medida que arraiga en la arena echan sus tallos raíces adventicias que se entrelazan mucho. Deben emplearse por hectárea 300 fajos de 10 kilogramos cada uno', y además 6 kilogramos de semilla de la misma planta. Esta semilla se extiende á voleo, bastando el pisoteo de los operarios para cubrirla. Cuesta la empalizada á razón de 2,50 á 3 francos por metro; dura, por término medio, unos cinco años cuando las tablas son de albura de pino no inyectado con sales metáli­ cas. La conservación y su elevación cuestan unos 50 céntimos por año. Las estacadas salen á 30 céntimos el metro lineal, debiéndose renovar todos los años. Si la duna litoral sufre la enfilada de los vientos, entonces se construyen sobre el talud de la parte de tierra otras empalizadas destinadas á contener las arenas, estableciéndose en dirección angular con la anterior - . Entre la barra del Adour y la desembocadura de la Gironda hay una extensión de dunas de más de 200 kilómetros, perfectamente conservadas por este procedimiento. Conseguido por el medió expuesto el abrigo contra los vientos, comienzan los verdaderos trabajos de repoblación, esparciendo sobre el suelo semillas mezcladas, de pino marítimo, retama, aulaga y canilla. La proporción en que se mezclan cuando la operación se hace por cuenta del Estado, es la de 10 kilogramos de semilla de pino, 9 de retama y aulaga, y 4 de canilla por hectárea, cubriéndose todo con matojos, retamas ó juncos. Esta última planta es mejor que la retama para sujetar las arenas, y también porque abona más el suelo. A medida que llegan al lugar de la siembra los haces de estas plantas, un trabajador los desata y los extiende, y otro les coloca encima, á la distancia de 50 centímetros, una palada de tierra, para sujetarles sobre el suelo. La distribución de la semilla y la colocación de este abrigo deben ser operaciones simultáneas. Al terminar los trabajos del día se refuerza la última capa de matojos, para que el viento no la levante durante la noche. De otro modo se puede perder el trabajo de muchos días, porque tras una capa sigue otra, en tanto el viento dura. Las semillas de pino, retama y aulaga casi nacen á la vez, notándose que los pimpollitos son tanto más vigorosos cuanto mayor es el número de plantas de aquellas dos especies. Si éstas faltan, hay que tener mucho cuidado en conservar la cubierta protectora, por lo menos durante cuatro años, siendo necesario á veces renovarla con bastante frecuencia. Al cabo de algunos años se puede adelantar la zona de repoblación hasta la misma orilla del mar. Pero, hágase esto ó no, es indispensable mantener cerca de ella una empalizada por el procedimiento que se ha indicado, á fin de que sirva de muro protector de las repoblaciones interiores. Se calcula en unos 500 francos el costo total de repoblación de una hectárea de arenas por el procedimiento descrito. Este gasto no es tan grande como parece á primera vista, si se tiene en cuenta que la primera empalizada sirve de defensa á todas las zonas interiores que están detrás de ella. El mayor gasto lo origina la conservación de las empalizadas y estacadas, y el transporte desde lugares distantes, y por senderos arenosos, de los arbustos y matojos que sirven para formar la cubierta protectora de las siembras.

DUN — 581 — DUN En otros países, aunque análogos, se siguen procedimientos algo distintos para fijar las arenas voladoras. Vamos á dar noticia de algunos de ellos, para acabar de exponer todo lo más importante que á este particular se contrae. Al efecto reproduciremos casi literalmente algunas curiosas noticias de las que sobre este punto contiene la obra del ingeniero de montes D. Salvador Cerón (Industria forestal- agrícola), publicada en 1879, de la cual, por su interés y utilidad, se ocupó mucho la prensa cuando en su día se dio á luz. En el litoral del Báltico, donde hay extensas dunas, se practica la sujeción y cultivo de las mismas, primero poniendomatas de Elymus arenarius y Arundo arenaria, gramíneas que encepan mucho. Estas matas ó golpes se disponen en cuadrados de 4 metros de lado, formando como los escaques de un tablero de damas, y cuidando de que los lados sean paralelos ó perpendiculares á la dirección de los vientos dominantes, que son allí los del Noroeste. Las dunas del interior se van poblando después con brezos y plantones de pino silvestre de tres á cuatro años, plantados con cepellón. Por este sistema cuesta la repoblación de la hectárea unos 200 francos, comprendiendo el importe de la cubierta con que se abrigan las plantaciones, formada de ramaje de pino, brezo y retama. En Stettin, situado también en el litoral del Báltico, hay una faja de arena movible de 15,5 kilómetros de largo y 2 de ancho. Considérase allí dividida esta faja, páralos fines del cultivo, en tres zonas distintas, que se repueblan de diverso modo. La que confina con la playa se sujeta con las gramíneas antes dichas; la inmediata se repuebla con brezo, sacado de la zona inferior, orientándose las plantaciones en filas contrarias á la dirección del viento más constante y fuerte, ó sea el Noroeste. La tercera zona se va repoblando directamente con el pino silvestre, cuya especie prospera mucho. Cuando está completo el repoblado de esta zona, se extiende el arbolado á la segunda, en donde encuentra éste ya preparado el terreno por los brezos, á la vez que se propaga en la primera esta última planta, hasta que en su día se introduce también aquí el pino. El pino se propaga por plantación, sacando los arbolitos de los viveros que de antemano se establecen en los arenales en sitios abrigados. La edad á que se hace el transplante es la de tres ó cuatro años. Las dunas de Deliblat, en Hungría, comprenden 8 leguas cuadradas, y las arenas for-. man en ellas cerros que á veces alcanzan 40 metros de altura. La repoblación se hace con plantaciones de acacia, chopo, pino silvestre y pino de Austria, sacando los plantones de los viveros convenientemente establecidos. Este cultivo se distingue de los demás de su especie, en que se prescinde en él del establecimiento de vallas, empalizadas, estacadas y ramajes, haciéndose desde luego la planta­ ción bajo el concepto de que los gastos de la reposición de las muchas marras que se producen no suben tanto como el costo de aquellas operaciones. Por lo demás, la fijación de las dunas no es tarea á que sólo se hayan dedicado los europeos. En los Estados Unidos se han ejecutado en diversas épocas operaciones de esta clase muy importantes. Figuran en primer término las de las dunas del cabo Cod, donde el Gobierno ha empleado sumas enormes con aquel objeto. La planta que ha servido para sujetar las arenas es una pratense gramínea, el Calamagrostis arenaria, que forma allí matas de hojas largas, y alcanza una altura de 30 á 50 centímetros. Sus raíces sujetan mucho las arenas, habiendo sido reconocidas ya las ventajas que bajo este punto de vista ofrece hace bastante tiempo, puesto que se sabe que fué empleada con aquel fin en los pilmeros tiempos de la colonización del país. El procedimiento seguido en 1876 por los ingenieros encargados de este trabajo fué el de sacar de los marjales contiguos cepellones de aquella hierba, de unos 25 centímetros cuadrados, y plantarlos en la arena á la distancia de 60 centímetros unos de otros, después de alinearlos en surcos de antemano trazados. En el indicado año se plantaron por este procedimiento 10.000 cepellones. El profesor Hitchcock ha recomendado para el mismo fin dos especies de Hudsonia, que viven espontáneamente en los mismos sitios habitados por el Calamagrostis. En el indicado cabo Cod, y en las Islas Nantucket y Martha's Vineyard, en Massachussets, se han hecho asimismo plantaciones de pinos, especialmente del Pinus rígida, que han dado buen resultado, así como del de Escocia, Austria y Córcega, procedente de Europa, los cuales han prendido mejor que las especies indígenas. En la costa de La Florida se emplea con grande éxito la hierba de Bermuda (Cynodon daclylon), cuyas matas están formadas de hojas cortas y aplanadas contra el suelo, entre las cuales se levantan los tallos florales, que tienen algunos centímetros de alto. Las raíces se extienden mucho, se entrelazan y penetran con facilidad en la arena, sujetándola fuertemente. Esta planta es la que ha servido también para fijar las dunas de Saint-Augustine, en la misma Florida. En las cercanías de Cayo Hueso (Key West), alcanzando hasta la ensenada de Júpiter, la fijación de las arenas marítimas se ha conseguido por medio del cocotero, que se reproduce con gran facilidad. En la orilla del Este del lago Michigan hay también grandes y extensas dunas que han causado muchos daños. Junto á la ciudad de este nombre llegan á tener los montículos 50 metros de altura y más aún en Grand Haven, donde fué invadida por las arenas no hace muchos años la estación del ferrocarril que había en el lado Norte, junto al puerto. Por

DÜN — 580 — DUN<br />

con lo cual convirtiéronse en bosques frondosos<br />

las antes escuetas y estériles arenas,<br />

impidiendo a<strong>de</strong>más los estragos <strong>de</strong> su invasión.<br />

Estos trabajos se hicieron sólo en los<br />

sitios algo separados <strong>de</strong> la costa; pero merced<br />

á la po<strong>de</strong>rosa iniciativa y sagacidad <strong>de</strong>l célebre<br />

Bremontier, se completó <strong>de</strong>spués la<br />

obra <strong>de</strong> repoblación hasta las mismas orillas<br />

<strong>de</strong>l mar, habiendo comenzado los trabajos el<br />

año 1787.<br />

Actualmente se proce<strong>de</strong> como sigue: Establécese<br />

antes <strong>de</strong> hacer las siembras, una especie<br />

<strong>de</strong> valla <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, compuesta <strong>de</strong> una<br />

empalizada paralela á la costa, y situada á<br />

unos 100 metros <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong> la misma,<br />

formándola con tablas <strong>de</strong> 1,60 metros <strong>de</strong> largo,<br />

12 á 15 centímetros <strong>de</strong> ancho y 3 <strong>de</strong> grueso<br />

, que se introducen en la arena hasta una<br />

profundidad <strong>de</strong> 20 centímetros, á contar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el fondo <strong>de</strong> una zanja ó surco <strong>de</strong> unos 40 centímetros<br />

<strong>de</strong> hondo, que <strong>de</strong> antemano se abre<br />

en el suelo. De este modo las tablas quedan<br />

enterradas en una extensión <strong>de</strong> 60 centímetros;<br />

siendo <strong>de</strong> advertir que no <strong>de</strong>ben tocarse,<br />

sino que se <strong>de</strong>ja entre unas y otras un espacio<br />

hueco <strong>de</strong> 2 centímetros.<br />

Las arenas voladoras se <strong>de</strong>tienen <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> esta empalizada, y van formando un talud<br />

suave hacia el mar, en tanto que la arena,<br />

que pasa por entre los huecos <strong>de</strong> las tablas,<br />

cae suavemente al pie <strong>de</strong> ellas y sirve para<br />

sostenerlas mejor. Fórmase así una duna, la<br />

cual se va levantando poco á poco por medio<br />

<strong>de</strong> la elevación que á su vez se imprima á<br />

las tablas por medio <strong>de</strong> una báscula <strong>de</strong> garfios.<br />

Para asegurar más el pie <strong>de</strong> la empalizada,<br />

se coloca <strong>de</strong>trás una línea <strong>de</strong> piquetes ó estacas<br />

<strong>de</strong> 2,50 metros <strong>de</strong> largo, entre los que se<br />

entrelazan ramos flexibles. Estos piquetes se<br />

introducen 50 centímetros en el suelo, no colocándoles<br />

el ramaje al principio más que<br />

hasta un metro <strong>de</strong> altura. A medida que la<br />

duna se eleva, y se hace lo mismo con la empalizada,<br />

se va poniendo nuevo ramaje en los<br />

piquetes, hasta que que<strong>de</strong> cubierta toda su<br />

altura. Llegado este caso, se planta nueva hilera<br />

<strong>de</strong> estacas sobre la antigua', ya soterrada,<br />

porque se compren<strong>de</strong> bien que ésta no<br />

pue<strong>de</strong> levantarse artificialmente como la empalizada<br />

<strong>de</strong> tablas.<br />

Sigue <strong>de</strong>spués la operación <strong>de</strong> consolidar el<br />

terreno por medio <strong>de</strong>l Calamagrostis arenaria,<br />

que se coloca en matas <strong>de</strong> cinco ó seis tallos, á<br />

la distancia <strong>de</strong> medio metro. Tiene la ventaja<br />

esta cañita que á medida que arraiga en la<br />

arena echan sus tallos raíces adventicias que<br />

se entrelazan mucho. Deben emplearse por<br />

hectárea 300 fajos <strong>de</strong> 10 kilogramos cada<br />

uno', y a<strong>de</strong>más 6 kilogramos <strong>de</strong> semilla <strong>de</strong> la<br />

misma planta. Esta semilla se extien<strong>de</strong> á voleo,<br />

bastando el pisoteo <strong>de</strong> los operarios para<br />

cubrirla.<br />

Cuesta la empalizada á razón <strong>de</strong> 2,50 á 3<br />

francos por metro; dura, por término medio,<br />

unos cinco años cuando las tablas son <strong>de</strong> albura<br />

<strong>de</strong> pino no inyectado con sales metáli­<br />

cas. La conservación y su elevación cuestan<br />

unos 50 céntimos por año. Las estacadas salen<br />

á 30 céntimos el metro lineal, <strong>de</strong>biéndose<br />

renovar todos los años.<br />

Si la duna litoral sufre la enfilada <strong>de</strong> los<br />

vientos, entonces se construyen sobre el talud<br />

<strong>de</strong> la parte <strong>de</strong> tierra otras empalizadas<br />

<strong>de</strong>stinadas á contener las arenas, estableciéndose<br />

en dirección angular con la anterior -<br />

. Entre<br />

la barra <strong>de</strong>l Adour y la <strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong><br />

la Gironda hay una extensión <strong>de</strong> dunas <strong>de</strong><br />

más <strong>de</strong> 200 kilómetros, perfectamente conservadas<br />

por este procedimiento.<br />

Conseguido por el medió expuesto el abrigo<br />

contra los vientos, comienzan los verda<strong>de</strong>ros<br />

trabajos <strong>de</strong> repoblación, esparciendo<br />

sobre el suelo semillas mezcladas, <strong>de</strong> pino<br />

marítimo, retama, aulaga y canilla. La proporción<br />

en que se mezclan cuando la operación<br />

se hace por cuenta <strong>de</strong>l Estado, es la <strong>de</strong> 10<br />

kilogramos <strong>de</strong> semilla <strong>de</strong> pino, 9 <strong>de</strong> retama<br />

y aulaga, y 4 <strong>de</strong> canilla por hectárea, cubriéndose<br />

todo con matojos, retamas ó juncos.<br />

Esta última planta es mejor que la retama<br />

para sujetar las arenas, y también porque<br />

abona más el suelo. A medida que llegan al<br />

lugar <strong>de</strong> la siembra los haces <strong>de</strong> estas plantas,<br />

un trabajador los <strong>de</strong>sata y los extien<strong>de</strong>, y<br />

otro les coloca encima, á la distancia <strong>de</strong> 50<br />

centímetros, una palada <strong>de</strong> tierra, para sujetarles<br />

sobre el suelo.<br />

La distribución <strong>de</strong> la semilla y la colocación<br />

<strong>de</strong> este abrigo <strong>de</strong>ben ser operaciones simultáneas.<br />

Al terminar los trabajos <strong>de</strong>l día<br />

se refuerza la última capa <strong>de</strong> matojos, para que<br />

el viento no la levante durante la noche. De<br />

otro modo se pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el trabajo <strong>de</strong> muchos<br />

días, porque tras una capa sigue otra, en<br />

tanto el viento dura.<br />

Las semillas <strong>de</strong> pino, retama y aulaga casi<br />

nacen á la vez, notándose que los pimpollitos<br />

son tanto más vigorosos cuanto mayor es el<br />

número <strong>de</strong> plantas <strong>de</strong> aquellas dos especies. Si<br />

éstas faltan, hay que tener mucho cuidado en<br />

conservar la cubierta protectora, por lo menos<br />

durante cuatro años, siendo necesario á veces<br />

renovarla con bastante frecuencia.<br />

Al cabo <strong>de</strong> algunos años se pue<strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantar<br />

la zona <strong>de</strong> repoblación hasta la misma orilla<br />

<strong>de</strong>l mar. Pero, hágase esto ó no, es indispensable<br />

mantener cerca <strong>de</strong> ella una empalizada<br />

por el procedimiento que se ha indicado, á fin<br />

<strong>de</strong> que sirva <strong>de</strong> muro protector <strong>de</strong> las repoblaciones<br />

interiores.<br />

Se calcula en unos 500 francos el costo total<br />

<strong>de</strong> repoblación <strong>de</strong> una hectárea <strong>de</strong> arenas<br />

por el procedimiento <strong>de</strong>scrito. Este gasto no es<br />

tan gran<strong>de</strong> como parece á primera vista, si se<br />

tiene en cuenta que la primera empalizada sirve<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa á todas las zonas interiores que<br />

están <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella. El mayor gasto lo origina<br />

la conservación <strong>de</strong> las empalizadas y estacadas,<br />

y el transporte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lugares distantes,<br />

y por sen<strong>de</strong>ros arenosos, <strong>de</strong> los arbustos y<br />

matojos que sirven para formar la cubierta<br />

protectora <strong>de</strong> las siembras.

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