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Sementera: 312 litros de grano - citaREA

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DES —• 485 — DES<br />

guerreros tenían las tierras sin pagar nada;<br />

los labradores pagaban la quinta parte <strong>de</strong>l<br />

producto en especie, siendo <strong>de</strong>sposeídos cuando<br />

no satisfacían el canon.<br />

El pueblo hebreo, al entrar en posesión <strong>de</strong><br />

la tierra prometida, sus jefes, Moisés primero<br />

3' Josué <strong>de</strong>spués, la dividieron entre sus tribus,<br />

excluyendo <strong>de</strong>l reparto á la tribu <strong>de</strong><br />

Leví, que <strong>de</strong>dicada al culto, no le quedaba<br />

tiempo para labrarla; pero no se reservaron<br />

para sí ni para el Estado ninguna participación<br />

en la tierra, que quedó in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong><br />

todo vínculo directo con el soberano, y sólo<br />

sujeta al pago <strong>de</strong>l diezmo y primicias para el<br />

culto ó casta sacerdotal (1).<br />

Los judíos conservaron largo tiempo la<br />

propiedad <strong>de</strong> las tierras como venida <strong>de</strong> las<br />

manos <strong>de</strong> Dios, y en su consecuencia el soberano<br />

no podía privarlos <strong>de</strong> ellas ni imponerles<br />

tributos sin acuerdo y conformidad <strong>de</strong> los<br />

jefes <strong>de</strong> las tribus, reunidos en asamblea. Sin<br />

embargo, los reyes con el tiempo violaron<br />

la posesión <strong>de</strong> la tierra, pero la propiedad<br />

individual nació <strong>de</strong>l pueblo hebreo, aunque<br />

éste conservó la institución <strong>de</strong>l jubileo, por<br />

el cual cada cincuenta años los inmuebles<br />

enajenados se restituían á las familias ó personas<br />

<strong>de</strong> que procedían (2). Pero según el<br />

historiador Josefo, una disposición modificaba<br />

la práctica, como si se dijera, <strong>de</strong>samortizaba<br />

la tierra, que Moisés prohibió se vendiera á<br />

perpetuidad; era esa, que al <strong>de</strong>volver los bienes<br />

enajenados, se ajustaba la cuenta <strong>de</strong> lo<br />

que habían costado y producido, y si las costas<br />

excedían <strong>de</strong> los productos, no se verificaba<br />

la <strong>de</strong>volución sin que el interesado en obtenerla<br />

pagase la diferencia. Véase cómo con la<br />

constitución <strong>de</strong> la propiedad nació la <strong>de</strong>samortización,<br />

tanto más necesaria cuanto mayores<br />

fueron las trabas que estableció la primitiva<br />

organización y mayores los abusos cometidos<br />

por los po<strong>de</strong>res públicos. Hasta la primera <strong>de</strong>strucción<br />

<strong>de</strong>l templo por los asirios, el pueblo<br />

<strong>de</strong> Israel siguió el sistema <strong>de</strong> retracto; pero<br />

conocidos sus inconvenientes, al verificar su<br />

restauración con la <strong>de</strong> la patria, no se restableció<br />

aquel antiguo <strong>de</strong>recho, que quedó suprimido<br />

ó <strong>de</strong>samortizado. Es el primer acto<br />

<strong>de</strong> esta especie que registra la historia <strong>de</strong> la<br />

legislación, á nuestra manera <strong>de</strong> ver.<br />

La Grecia y Roma, republicanas por la forma<br />

<strong>de</strong> las creencias religiosas, ó sea la reli-.<br />

gión en la familia, dieron á la propiedad <strong>de</strong>l<br />

suelo agrario sus caracteres. Los dogmas y<br />

prácticas <strong>de</strong> esa religión contribuyeron á la<br />

individualidad, la inalienabilidad, la inviolabilidad<br />

3' <strong>de</strong>más que caracterizan el dominio.<br />

Los dioses <strong>de</strong> aquella religión eran el fuego<br />

sacro, que <strong>de</strong>bía estar sin intermisión ardiendo<br />

en cada domicilio, y los antepasados <strong>de</strong><br />

cada familia; <strong>de</strong> modo que ese culto tendía á<br />

dar á la propiedad individual un carácter dis-<br />

(1) Reyíiier: L'économie publique et rurale <strong>de</strong>s<br />

árabes et <strong>de</strong> Juifs.<br />

(2) Levitico, capítulo XXV, versículos 8-13.<br />

tinto <strong>de</strong>l que hemos visto don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>claraba<br />

colectivo, ó sea <strong>de</strong>l rey ó <strong>de</strong>l Estado. Cada<br />

casa y cada familia, poseyendo sus dioses particulares,<br />

tenían un altar, que una vez colocado,<br />

no podía trasladarse á otro sitio sin dificulta<strong>de</strong>s<br />

religiosas; junto á él habitaba la<br />

familia que <strong>de</strong>sempeñaba las ceremonias <strong>de</strong>l<br />

culto, con lo cual se establecía un estrecho<br />

lazo entre ella y el espacio que ocupaba el<br />

dios <strong>de</strong>l hogar, que sólo servía para cada familia.<br />

El aislamiento <strong>de</strong>l hogar y <strong>de</strong> la vista<br />

pública, hacía que se estableciera un recinto<br />

sagrado, que estaba, según las creencias, protegido<br />

por el dios <strong>de</strong> la familia; ese recinto,<br />

no sólo cobijaba la casa-habitación, sino que<br />

alcanzaba á contener los ganados y tierras <strong>de</strong><br />

labor. De aquí el proverbio griego: «La religión<br />

enseñó al hombre á construir su casa».<br />

De aquí nació la propiedad individual y privada<br />

<strong>de</strong>l mismo recinto, con <strong>de</strong>rechos tan sagrados<br />

como que <strong>de</strong> ellos participaban los<br />

dioses que en él habitaban. Las lin<strong>de</strong>s incultas<br />

que separaban las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los terrenos<br />

eran sagradas é imprescriptibles; en<br />

ellas se colocaban hitos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra ó piedra,<br />

con ceremonias 3' sacrificios religiosos que los<br />

hacían sagrados, como imagen <strong>de</strong>l dios Término;<br />

el que invadía un campo, quebrantando<br />

los límites, cometía un sacrilegio que era castigado<br />

con la vida.<br />

La civilización, el carácter in<strong>de</strong>pendiente<br />

<strong>de</strong> aquellos pueblos, la variación <strong>de</strong> creencias<br />

que en su <strong>de</strong>senvolvimiento tuvieron, modificaron<br />

el respeto que tenían sus ascendientes<br />

á los dioses <strong>de</strong> cada familia, quedando las<br />

costumbres adquiridas bajo su influjo <strong>de</strong> respeto<br />

á la propiedad territorial y al domicilio.<br />

Desamortizaron é hicieron transmisible la tierra,<br />

siendo el segundo ejemplo <strong>de</strong> <strong>de</strong>samortización<br />

<strong>de</strong>l suelo que en la historia creemos<br />

encontrar.<br />

En Grecia y Esparta, á usanza <strong>de</strong> Oriente, la<br />

propiedad originaria correspondía al Estado.<br />

La República distribuyó las tierras entre los<br />

ciudadanos con tal igualdad que Licurgo cre-<br />

3'ó haberse llegado al imposible <strong>de</strong> la igualdad<br />

<strong>de</strong> fortunas, para lo que se prohibía<br />

ven<strong>de</strong>r los bienes inmuebles bajo pena <strong>de</strong><br />

infamia, excepto en casos justificados <strong>de</strong> necesidad<br />

extrema (1). La utopia <strong>de</strong>l legislador<br />

respecto <strong>de</strong> la conservación <strong>de</strong> igualdad<br />

<strong>de</strong> fortunas conc!u3'ó por gestión <strong>de</strong>l Eforo<br />

Epydates (2); se <strong>de</strong>samortizó la propiedad,<br />

sin que el intento <strong>de</strong> los reyes Agis y Cleomene,<br />

que quisieron volver á los tiempos antiguos,<br />

pudieran conseguir nada, ni po<strong>de</strong>r dominar<br />

el sentimiento <strong>de</strong> libertad hacia el<br />

dominio individual <strong>de</strong> la tierra y libre disposición<br />

<strong>de</strong> ella.<br />

Pudiéramos añadir más citas, en particular<br />

<strong>de</strong> las épocas en que Roma, señora <strong>de</strong>l<br />

mundo entonces conocido, repartía las tierras<br />

á los legionarios, como hizo Sila, César 3'<br />

(1) Plutarco, Licurgo.<br />

(2) Plutarco, Agis 7.

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