Sementera: 312 litros de grano - citaREA

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CON — 250 — CON de un pequeño pesebre, donde se echará la comida. Es necesario asearlas de vez en cuando, procurando no tocar los nidos al sacar la cama. Conviene separar aquéllas con tablas, que únicamente se moverán cuando estén fuera las crías. En muchos puntos dejan encomendada á los mismos conejos la tarea de abrir cuevas para cobijarse, y en todas partes se observa que son aficionados á arañar el suelo, que salen de noche á pastar y corretear, y al medio día para tenderse al sol y comer algún alimento. El menor ruido los asusta y los obliga á esconderse, pero muy luego se olvidan del peligro real 6 imaginario y vuelven á salir. Reproducción de los conejos.—Para multiplicar en buenas condiciones estos animales es necesario elegir reproductores vivos, alegres y de formas armoniosas, teniendo en cuenta que el conejo es nubil á los ocho meses y adulto al año, y que conserva hasta los seis años todo su vigor. El macho dedicado á cubrir hembras, y deberá haber por cada diez de éstas uno de aquéllos, ha de tener la mirada provocadora y no ha de ser feroz, lo mismo que la madre, porque en ese caso matarían las crías. La preñez de la hembra dura treinta ó treinta y un días; por lo general en cada parto arroja 8 gazapos; á veces ese número llega á 12 y aun á 16. Cuando se apercibe de que va á dar en breve á luz, si vive en estado selvático, la coneja abre un hoyo poco profundo, lleva á él hierba, musgo y hojas, y acaba por cubrir el nido con su propio pelo, arrancándose el que rodea á las mamas. Gracias á esa precaución, éstas quedan al descubierto para que den con ellas fácilmente los recién nacidos, y ellos encuentran blando lecho al salir del seno de la madre. Después de parir, la coneja lame á sus gazapos, limpia el sitio, sale del hoyo, le cierra cuidadosamente, y arroja sus propios excrementos y su orina sobre la tierra que ha amontonado en la boca de la pequeña cueva, porque sabe que los machos matarían despiadadamente las crías si llegaran á descubrirlas. La recelosa madre solamente acude al nido dos veces al día, para dar de mamar á los pequeñuelos. Estos comienzan á comer á los quince días, y al mes prescinden generalmente de la leche de la madre. Los domésticos no engordan durante los seis primeros meses, ni manifiestan tendencia al desarrollo muscular y á la producción de grasa. Pero desde los seis hasta los doce meses las carnes se desenvuelven y se perfeccionan todos los órganos. Entonces, sobre todo después de someterlos animales al cebo durante corto período, se pueden consumir ó poner á la venta. Cría de conejos.—Ya hemos hecho resaltar la importancia que puede adquirir esta industria agrícola. En el alojamiento se debe adoptar el sistema celular para los reproductores y los individuos sometidos al cebo, y para las crías él sistema de vida en común, por grupos de 20 á 40 gazapos, separando los sexos dede el momento en que es posible distinguirlos, es decir, desde los cuatro meses; los machos se deberán castrar á la edad de seis, no debiendo hacerse cambios en los alojamientos comunes desde que los conejos tienen seis meses, á fin de que no estalle la discordia. Deben distribuirse las comidas con regularidad y equitativa proporción; no ha de consentirse que penetren los extraños, perros, gatos, ratas y otros enemigos en la conejera, y habrá de mantenerse perfectamente aseada y ventilada para que las celdas no despidan malos olores; y las camas, de paja ó de tierra, se renovarán con la frecuencia conveniente. Conviene que haj'a poca luz. Las celdas de los machos no deben hallarse contiguas, ni próximas á las de las hembras, porque de lo contrario estallarían conflictos graves. Para la buena distribución de los alimentos son necesarios pesebres con barras más ó menos espesas, según la edad de los conejos. Para los gazapos de uno á dos meses basta un espacio de 2 centímetros entre las barras y uno de 6 para los adultos. Con objeto de evitar los ataques de los animales dañinos, deberán colocarse esos enrejados ó alambreras en todas las aberturas del recinto en que los interesantes roedores habiten. Alimenlaciún de los conejos.—Como estos roedores son dados á elegir entre las substancias nutritivas que se ponen á su disposición, y desperdician además las tres cuartas partes, deben colocarse los pequeños pesebres bastante elevados para que los animales tengan que apoyarse sobre las patas traseras cuando quieran comer. De ahí que en la época del destete hayan de estar los comederos á 10 centímetros sobre el suelo, y después á alturas variables y cuyo límite deberá ser 35 centímetros para los adultos. También conviene disponer los pesebres de manera que no puedan entrar en ellos los conejos. Debe distribuirse siempre la comida á hora fija, y nunca se echarán alimentos á esos animales entre comida y comida, con objeto de que duerman y descansen completamente tranquilos. A las madres y á los gazapos se les dará de comer tres veces al día: por la mañana, al medio día y por la noche, y á los pequeñuelos se les deberá habituar á comer toda clase de substancias, mas nunca plantas venenosas como la cicuta, belladona, acónito, ranúnculo, euforbio, el cólchico de otoño, etc., etc. Cada comida deberá estar compuesta de dos ó tres clases de alimentos, y entre ellos plantas aromáticas ó amargas. Las familias de las umbelíferas 3' délas labiadas comprenden gran número de plantas aromáticas que casi ningún animal domestico consume y que son apetitosas para los conejos. Tales son, entre.las umbelíferas, el perifollo, el peregil, la angélica, la chirivía, el hinojo, la zanahoria salvaje, etc., y entre las labiadas, el tomillo, el serpol, las mentas, el marrubio, el torongil, etc., á las cuales se pueden agregar el ajenjo, el meliloto, la artemisa, la matricaria y otras análogas. Entre las substancias

CON — 251 — CON amargas que utiliza el conejo,"figuran casi todas las plantas de la familia de las compuestas, tales como los cardos, las achicorias y las cerrajas, y además la argentina, la agrimonia y las hojas de la mayoría de los árboles, exceptuando el laurel-cerezo, el laurelrosa, el almendro, el melocotonero y el tejo. Los conejos no comen la ortiga, la alcachofa y los vegetales espinosos, á no estar divididos en pedazos. Una de las ventajas que la cría de conejos ofrece á los especuladores es la facilidad con que esos roedores se alimentan con las más variadas substancias. La comida más generalmente suministrada por los criadores en grande es la hierba de prado cortada y sola, ó mezclada con paja. En algunas granjas se pica la hierba con máquinas especiales. También se pueden utilizar los residuos de las fábricas de cerveza, azúcar, espíritus, aceite de nueces y aceite de linaza para administrarlos á los conejos de cebo, mezclados con heno ó con hierba. Los rampojos de uva y los residuos de las fábricas de sidra llenan la misma indicación. El salvado se administra también á los reproductores, si bien en cantidad menor que á los conejos destinados al engorde. El trébol, la alfalfa, el trigo, el centeno, la avena, el maíz y el sorgo, cuando aún no han llegado á completa sazón, entran á formar parte del pienso verde, lo mismo que entran, si bien en cantidad menor, las hojas y tallos de muchas plantas arbóreas, del tilo, del sauce, de la vid, de la acacia, del olmo, de la encina, del chopo, del fresno, del acebo, etc. Comen más ó menos ávidamente muchas raíces carnosas, como las patatas, las zanahorias, los tupinambos, las remolachas, los rábanos y la rabaniza. También comen los conejos con avidez muchas frutas, como peras, manzanas, melocotones, calabazas y bellotas; todas las semillas de los cereales, avena, maíz, trigo, centeno, cebada, panizo, ora enteros, ora molidos, ora convertidos en papilla; legumbres verdes, secas y aun un poco maceradas. Constituyen una verdadera golosina para los animalitos todos los residuos culinarios, así como las sobras de la mesa, las cortezas de pan, la sopa, la menestra y muchos otros preparados. Espanet dice haber visto que un conejo roía ávidamente el hueso de una chuleta que le habían echado de la cocina; hueso que estaría muy salado probablemente. Cuando se limpien los tableros y sangrías del jardín ó los surcos del huerto; cuando se escarden plantas, no deberá arrojar las malas hierbas al basurero todo aquel que se dedique á la cría de conejos, sino que deberá lavarlas cuidadosamente y enjugarlas después, porque casi todas ellas serán excelente bocado para los mencionados roedores. Si se entallecen y dan flores las lechugas, los rábanos, las coliflores y otras muchas verduras, también se podrán utilizar entregándolas á los conejos para que las conviertan en carne ó pelo. Lo mismo puede decirse de los tallos de las pata­ tas, de las amapolas de los campos y de otras plantas análogas, cuando los animalitos no están viciados por las golosinas. Casi todas las plantas citadas, después de secas, constituyen un excelente pienso para el invierno. No sucede lo mismo cuando se ha habituado á los conejos á comer ciertos alimentos. Si se les dan con frecuencia cortezas de pan, tupinambos, cereales, coliflores y otros regalos semejantes, los sobrios conejos acabarán por negarse á comer heno, tortas de linaza, rampojos y otras muchas substancias, y se volverán impertinentes y fastidiosos, acabando por desmejorar. Manténgase, por el contrario, un conejo alimentándole á la espartana, en un local en que haya solamente un poco de heno y un poco de paja, y se verá que el animalito hará melindres el primer día, pero acabará por habituarse al nuevo régimen, y conservarse sano y robusto. Ya lo hemos indicado: cuantos se han ocupado de la cría del conejo, convienen en recomendar la mezcla y la variedad de los diferentes alimentos. La uniformidad, á más de empalagar á los conejos, acaba por alterar la salud y determinar á la postre la degeneración de la raza. En algún importante establecimiento donde se explota la cría de conejos en grande, entre los dos piensos de heno y hierba cortados y mezclados se interpola una pequeña ración de salvado. Un régimen exclusivo de verde, especialmente si es muy acuoso, debilita á los animales, vuelve insípida su carne y los predispone á la hidropesía y á la diarrea. Por el contrario, un régimen compuesto exclusivamente de plantas secas, no tan favorable al engorde, es causa predisponente á las enfermedades flogísticas. Por lo tanto, el régimen deberá variar según los animales sometidos á él y según las estaciones. El verde es más 'recomendable para las hembras que amamantan, y está principalmente indicado durante el estío; el régimen seco es preferible para los machos y para las estaciones de otoño é invierno. Ocioso es recomendar que el forraje esté siempre enjuto, que no contenga tierra, ni esté enmohecido ó mezclado con plantas venenosas. Generalmente el conejo se resiste á comer éstas, y al mismo tiempo los alimentos con que se hallen mezcladas; solamente cuando el hambre le apremia come aquéllas, con grave daño de su salud. También rechaza los alimentos manchados con excrementos y orina, y aun los que solamente han sido pisoteados. De ahí la necesidad de colocar los comederos en la forma anteriormente recomendada. Respecto de las horas en que han de administrarse los alimentos, ya hemos hecho indicaciones; las más convenientes son antes de la salida y después de la puesta del sol, es decir, las mismas en que los conejos montaraces salen á pastar. En verano, por ser más largos los días, conviene darles un pienso al mediodía. Cuando hace buen tiempo, es muy sano para los conejos y gazapos de cualquier

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amargas que utiliza el conejo,"figuran casi<br />

todas las plantas <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> las compuestas,<br />

tales como los cardos, las achicorias y<br />

las cerrajas, y a<strong>de</strong>más la argentina, la agrimonia<br />

y las hojas <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los árboles,<br />

exceptuando el laurel-cerezo, el laurelrosa,<br />

el almendro, el melocotonero y el tejo.<br />

Los conejos no comen la ortiga, la alcachofa y<br />

los vegetales espinosos, á no estar divididos en<br />

pedazos.<br />

Una <strong>de</strong> las ventajas que la cría <strong>de</strong> conejos<br />

ofrece á los especuladores es la facilidad con<br />

que esos roedores se alimentan con las más<br />

variadas substancias. La comida más generalmente<br />

suministrada por los criadores en gran<strong>de</strong><br />

es la hierba <strong>de</strong> prado cortada y sola, ó<br />

mezclada con paja. En algunas granjas se pica<br />

la hierba con máquinas especiales. También<br />

se pue<strong>de</strong>n utilizar los residuos <strong>de</strong> las fábricas<br />

<strong>de</strong> cerveza, azúcar, espíritus, aceite <strong>de</strong> nueces<br />

y aceite <strong>de</strong> linaza para administrarlos á<br />

los conejos <strong>de</strong> cebo, mezclados con heno ó con<br />

hierba. Los rampojos <strong>de</strong> uva y los residuos <strong>de</strong><br />

las fábricas <strong>de</strong> sidra llenan la misma indicación.<br />

El salvado se administra también á los<br />

reproductores, si bien en cantidad menor que<br />

á los conejos <strong>de</strong>stinados al engor<strong>de</strong>. El trébol,<br />

la alfalfa, el trigo, el centeno, la avena, el<br />

maíz y el sorgo, cuando aún no han llegado á<br />

completa sazón, entran á formar parte <strong>de</strong>l<br />

pienso ver<strong>de</strong>, lo mismo que entran, si bien en<br />

cantidad menor, las hojas y tallos <strong>de</strong> muchas<br />

plantas arbóreas, <strong>de</strong>l tilo, <strong>de</strong>l sauce, <strong>de</strong> la<br />

vid, <strong>de</strong> la acacia, <strong>de</strong>l olmo, <strong>de</strong> la encina, <strong>de</strong>l<br />

chopo, <strong>de</strong>l fresno, <strong>de</strong>l acebo, etc. Comen más<br />

ó menos ávidamente muchas raíces carnosas,<br />

como las patatas, las zanahorias, los tupinambos,<br />

las remolachas, los rábanos y la<br />

rabaniza. También comen los conejos con<br />

avi<strong>de</strong>z muchas frutas, como peras, manzanas,<br />

melocotones, calabazas y bellotas; todas las<br />

semillas <strong>de</strong> los cereales, avena, maíz, trigo,<br />

centeno, cebada, panizo, ora enteros, ora molidos,<br />

ora convertidos en papilla; legumbres<br />

ver<strong>de</strong>s, secas y aun un poco maceradas. Constituyen<br />

una verda<strong>de</strong>ra golosina para los animalitos<br />

todos los residuos culinarios, así como<br />

las sobras <strong>de</strong> la mesa, las cortezas <strong>de</strong> pan, la<br />

sopa, la menestra y muchos otros preparados.<br />

Espanet dice haber visto que un conejo roía<br />

ávidamente el hueso <strong>de</strong> una chuleta que le<br />

habían echado <strong>de</strong> la cocina; hueso que estaría<br />

muy salado probablemente.<br />

Cuando se limpien los tableros y sangrías<br />

<strong>de</strong>l jardín ó los surcos <strong>de</strong>l huerto; cuando se<br />

escar<strong>de</strong>n plantas, no <strong>de</strong>berá arrojar las malas<br />

hierbas al basurero todo aquel que se <strong>de</strong>dique<br />

á la cría <strong>de</strong> conejos, sino que <strong>de</strong>berá lavarlas<br />

cuidadosamente y enjugarlas <strong>de</strong>spués,<br />

porque casi todas ellas serán excelente bocado<br />

para los mencionados roedores. Si se entallecen<br />

y dan flores las lechugas, los rábanos, las<br />

coliflores y otras muchas verduras, también<br />

se podrán utilizar entregándolas á los conejos<br />

para que las conviertan en carne ó pelo. Lo<br />

mismo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong> los tallos <strong>de</strong> las pata­<br />

tas, <strong>de</strong> las amapolas <strong>de</strong> los campos y <strong>de</strong> otras<br />

plantas análogas, cuando los animalitos no<br />

están viciados por las golosinas. Casi todas las<br />

plantas citadas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> secas, constituyen<br />

un excelente pienso para el invierno. No suce<strong>de</strong><br />

lo mismo cuando se ha habituado á los<br />

conejos á comer ciertos alimentos. Si se les<br />

dan con frecuencia cortezas <strong>de</strong> pan, tupinambos,<br />

cereales, coliflores y otros regalos semejantes,<br />

los sobrios conejos acabarán por negarse<br />

á comer heno, tortas <strong>de</strong> linaza, rampojos<br />

y otras muchas substancias, y se volverán<br />

impertinentes y fastidiosos, acabando por <strong>de</strong>smejorar.<br />

Manténgase, por el contrario, un<br />

conejo alimentándole á la espartana, en un<br />

local en que haya solamente un poco <strong>de</strong> heno<br />

y un poco <strong>de</strong> paja, y se verá que el animalito<br />

hará melindres el primer día, pero acabará<br />

por habituarse al nuevo régimen, y conservarse<br />

sano y robusto.<br />

Ya lo hemos indicado: cuantos se han ocupado<br />

<strong>de</strong> la cría <strong>de</strong>l conejo, convienen en recomendar<br />

la mezcla y la variedad <strong>de</strong> los diferentes<br />

alimentos. La uniformidad, á más <strong>de</strong><br />

empalagar á los conejos, acaba por alterar la<br />

salud y <strong>de</strong>terminar á la postre la <strong>de</strong>generación<br />

<strong>de</strong> la raza. En algún importante establecimiento<br />

don<strong>de</strong> se explota la cría <strong>de</strong> conejos<br />

en gran<strong>de</strong>, entre los dos piensos <strong>de</strong> heno y<br />

hierba cortados y mezclados se interpola una<br />

pequeña ración <strong>de</strong> salvado. Un régimen exclusivo<br />

<strong>de</strong> ver<strong>de</strong>, especialmente si es muy<br />

acuoso, <strong>de</strong>bilita á los animales, vuelve insípida<br />

su carne y los predispone á la hidropesía<br />

y á la diarrea. Por el contrario, un régimen<br />

compuesto exclusivamente <strong>de</strong> plantas secas,<br />

no tan favorable al engor<strong>de</strong>, es causa predisponente<br />

á las enfermeda<strong>de</strong>s flogísticas. Por lo<br />

tanto, el régimen <strong>de</strong>berá variar según los animales<br />

sometidos á él y según las estaciones.<br />

El ver<strong>de</strong> es más 'recomendable para las hembras<br />

que amamantan, y está principalmente<br />

indicado durante el estío; el régimen seco es<br />

preferible para los machos y para las estaciones<br />

<strong>de</strong> otoño é invierno.<br />

Ocioso es recomendar que el forraje esté<br />

siempre enjuto, que no contenga tierra, ni<br />

esté enmohecido ó mezclado con plantas venenosas.<br />

Generalmente el conejo se resiste á<br />

comer éstas, y al mismo tiempo los alimentos<br />

con que se hallen mezcladas; solamente cuando<br />

el hambre le apremia come aquéllas, con<br />

grave daño <strong>de</strong> su salud. También rechaza los<br />

alimentos manchados con excrementos y orina,<br />

y aun los que solamente han sido pisoteados.<br />

De ahí la necesidad <strong>de</strong> colocar los come<strong>de</strong>ros<br />

en la forma anteriormente recomendada.<br />

Respecto <strong>de</strong> las horas en que han <strong>de</strong><br />

administrarse los alimentos, ya hemos hecho<br />

indicaciones; las más convenientes son antes<br />

<strong>de</strong> la salida y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la puesta <strong>de</strong>l sol, es<br />

<strong>de</strong>cir, las mismas en que los conejos montaraces<br />

salen á pastar. En verano, por ser más<br />

largos los días, conviene darles un pienso al<br />

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sano para los conejos y gazapos <strong>de</strong> cualquier

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