Sementera: 312 litros de grano - citaREA

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CLA — 154 — CLA la planta, por lo cual se despunta ó castra al segundo ó tercer nudo, para que amacolle y produzca nuevos tallos que formen una planta más frondosa en la primavera siguiente. Los acodos se practican cuando la floración ha terminado, cuidando de cortar todos los tallos y de dejar únicamente los enterrados. Se acodan además en tiestos, mientras echan la flor ó cuando se ha pasado, por Junio, Julio y Agosto. Cuanto más tiernos y jugosos son los tallos, producen más raíces y plantas de más vigor. El acodo se prepara limpiándole de las hojas dañadas y secas, suprimiendo las inferiores y dejando solamente las de los tres ó cuatro nudos de la parte superior; se hace la incisión empezando por un nudo tierno del vastago, y se prolonga hacia arriba, hasta el segundo, tercero ó cuarto nudo; los nudos superiores se dejan sin cisura; la incisión profundiza hasta la mitad del tallo en un principio, y se aumenta progresivamente hasta las dos terceras partes del nudo donde concluye; se entierra con cuidado la parte incindida, y se sujeta con una estaquilla. Suele introducirse en la herida, para que quede abierta, un pedazo de la hoja de la misma clavellina. Los embudos y tiestos tienen también aplicación para acodar los tallos derechos que no se doblen con facilidad; se regarán todas las tardes, sin encharcar los tiestos. Uno de los procedimientos más sencillos, expeditos y seguros para acodar el clavel es el que emplea un hábil é inteligente floricultor, M. Gauthier-Dubos, utilizando unas especies de embudillos de plomo laminado. Las láminas de plomo, que son del grueso de un papel fuerte, se cortan en forma de triángulo , en bandas de 4 centímetros de ancho y de 11 de largo, y se contornean con los dedos, dándolas la figura de un cucurucho. Suprimidas todas las hojas de la parte inferior del acodo, se practica la incisión sobre un nudo que no sea ni muy duro ni muy tierno, cortando verticalmente 2 á 3 milímetros por debajo del nudo elegido, introduciendo el corte á medida que se asciende, á 8 milímetros; se corta luego al través la porción del talón en forma de silbato, quitando una tercera parte del nudo. Las raíces se desarrollan en este talón. Colócanse en seguida los cucuruchos de plomo sobre la parte preparada, de suerte que el talón ocupe su centro, y se sostienen con un pequeño alfiler, que entra en la base del embudillo y la rama acodada. No es preciso cortar, como algunos aconsejan, parte de las hojas superiores de la rama acodada. Al mes, poco más ó menos, arraigan, y se pueden separar de la planta madre. Los practicados en Julio se separan en Septiembre. La facilidad con que se abre el cucurucho de plomo para ver si han brotado las raíces, j la no menos apreciable de poder enviarse a grandes distancias los acodos en sus mismos embudillos, justifican la bondad de este procedimiento. A los ocho días de practicado el acodo empiezan á formarse las raíces, y hay que tenerlo constantemente húmedo, regando con regadera de lluvia fina, tres ó cuatro veces al día, durante los grandes calores. Kara vez se practica el injerto, utilizándolo solamente en las especies leñosas y cuando se desean obtener muchas variedades sobre un solo pie. Se ejecuta el de hendedura sobre uno de los nudos del patrón, con las extremidades de los ramos provistos de hojas, en el mes de Abril ó Mayo, colocando los patrones bajo campanas ó en una estufa hasta su prendimiento. Prosperan mejor los claveles en los tiestos que se llaman claveleros, de 10 á 12 dedos de alto y de 8 á 10 en la boca, disminuyendo una tercera parte en el asiento; son de barro cocido; en los barnizados no lo hacen tan bien. Los tiestos nuevos abrasan las plantas, por lo cual se remojan antes por espacio de medio día, debiendo tener, en vez de uno, varios agujeros para su saneamiento. El clavel es una de las plantas que mejor se prestan á ser cultivadas en tiestos, y para los apasionados y colectores tiene la ventaja de permitir agrupar á voluntad las variedades para producir mejor efecto, y de poder transportarse con facilidad al sitio que se quiera, para abrigarlas de los fríos del invierno y resguardarlas del sol en el verano. La tierra preferible para el cultivo en tiestos es la franca, untuosa al tacto y más bien silícea que arcillosa , que se prepara con algunos meses de anticipación, mezclándola con estiércol de ganado vacuno y cribándola después de bien aireada. A medida que crecen las plantas necesitan tutores que las sostengan, y algunos floricultores que desean claveles muy grandes y de buena forma, suprimen todos los botones secundarios, no dejando más que el principal ó terminal. A principios de Noviembre hay que guarecerlos de las lluvias y de la humedad, colocando los tiestos en abrigos ó en una habitación. Los claveles se ponen en los tiestos en dos épocas: en Marzo y Abril las plantas madres y los acodos que se separaron el otoño anterior , empleando tiestos de 20 á 23 centímetros de altura, 15 á 18 de diámetro en la parte superior y de 10 á 12 en la base; y en Octubre para los acodos que hay que separar dé las plantas madres. Entre los cuidados que necesitan los claveles , además de los que constituyen el cultivo general, se cuentan los llamados envarillar, destallar, ayudar la flor y engatillar. El primero consiste en colocar tutores á que se sujetan cuando los tallos crecen; el segundo, en suprimir todos los tallos endebles y laterales, dejando los centrales ó principales de más vigor; el tercero, cuyo objeto es impedir que se revienten los cálices de las clavellinas y serretas, y obligar á los de los claveles á que se abran enteramente hasta su base al desplegar las flores, se ejecuta de dos maneras: Se ligan las primeras con hilos de estambre, tiras de pergamino, juncos ó cortezas flexi-

CLA — 155 — CLA bles, atándolos por la parte más gruesa, y se pegan los extremos de la ligadura, con lo cual se alarga el cáliz y se disminuye la parte más ancha. Los dientes de los cálices ligados se rasgan con un cortaplumas ó alfiler. Otros los sujetan con pequeños canutos de caña, én los que introducen el botón, haciendo en las cañas tina rasgadura para acomodarlas al grueso del cáliz. En los claveles, por el contrario, se cortan con unas tijeras las extremidades ó puntas del cáliz, con lo cual se rompe la flor y se abre con igualdad. Los botones florales de los claveles son casi redondos y más anchos en la base que en su extremidad, y si no se ayudan al abrir la flor no pueden contener el número de pétalos que se van ensanchando; y como no puede abrirse el cáliz por su ápice, se revientan por un lado y salen la mayor parte de los pétalos por la rajadura, quedando colgantes y desgraciando la flor. El engolillado tiene por objeto disimular el mal aspecto de los claveles cuando tienen sus pétalos colgantes, por estar abiertas hasta su base las divisiones del cáliz. Unos engolillan antes para procurar su mayor duración. Esta operación se practica de muchas maneras, pero lo ordinario es recortar círculos de cartulina más pequeños que el ámbito de la flor, para que no se advierta lo blanco del papel, y en el centro se hace un agujero con una cortadura curva desde la parte central á la circunferencia para poder introducir por ella la golilla entre el cáliz y la corola. El calor y la impresión solar, necesarios al clavel antes de florecer, le perjudican después, por lo cual deben resguardarse las flores de las lluvias é intemperies y del calor, sombreándolas con toldos, etc. Las clavellinas y serretas resisten los fríos, al paso que los claveles son muy delicados y hay que proporcionarles abrigos. Aun cuando las estufas y aposentos cerrados, y en general el calor artificial, son contrarios á la buena vegetación del clavel, pueden anticiparse y conservarse colocándolos cerca de las vidrieras para que gocen de más luz y ventilación. Entre las nuevas razas y variedades cultivadas merecen mencionarse las siguientes: De tallo de hierro, así llamado por el grosor y rigidez de sus tallos, que no se doblan y no necesitan tutores. Los más bellos obtenidos en Lyon son los llamados clavel esperanza, de color de rosa, y el clavel 1881. Clavel de poeta (D. barbatus candidas), de flor blanco puro. En la variedad Nigricans toda la planta tiene un color negruzco y las flores rojo obscuro. Clavel de China (D. sinensis).—T)e hermosas flores dobles, con pétalos amplios y dentados en los bordes, y de un color obscuro, sobre los que se destacan los estambres blan-" eos. La variedad Reina de Oriente es notable por la figura triangular del limbo de sus pétalos , blancos ó de un rosa pálido marmóreo y punteado de un rojo vivo; las flores se suceden dos ó más veces durante el otoño cuando se han sembrado en primavera. Clavel coronado (Dianthus plumarius, Linneo).—Se denomina también clavellina de pluma, y crece espontáneo en muchas localidades de España. De su raíz, perenne y fibrosa, nacen tallos numerosos, de pie y medio de altura, terminados por una flor encarnada, cuya corola tiene cinco pétalos extendidos y rasgados en numerosas hendeduras desiguales, que imitan las barbas de una pluma. Hay variedades sencillas, semidobles y dobles, encarnadas, color de fuego, rosa, moradas, blancas y manchadas. Florece de Mayo á Julio, y es muy oloroso. Se cultiva como los demás claveles. Clavel chino (Dianthus chinensis, Lin.).— Es una planta anual, aunque á veces se logra por dos años, de tallos delgados, nudosos y lampiños, de ocho ó más dedos de altura, con flores solitarias, de pétalos festonados en su margen, encarnados, morados, blancos ó abigarrados. Carecen de fragancia, y son apreciados por la viveza y brillantez de sus colores. Se cultivan como la clavellina. P. Muñoz y Bubio. CLAVELÓN ó FLOR DE MUERTO (Tagetes erecta, Lin.).—Oriundo de Méjico; se diferencia de la damasquina en sus tallos más elevados y flores más grandes, enteramente amarillas: Despide un olor fuerte y desagradable. Se siembra por Abril y Mayo, y se cultiva como la extraña. Mezclado con los amarantos es de buen efecto. CLAVELLINA BORDE—(V. Crugia.) CLAVERO ó ÁRBOL DEL CLAVO (Caryophyllus aromaticus, L.) (Botánica) (figura 77).—Árbol de la familia de las Mirtáceas, siempre verde y de forma piramidal. Su tronco es recto, con ramos opuestos, abiertos, delgados, lampiños y agrisados; las hojas opuestas, sostenidas por largos pecíolos articulados en la base, oblongas, puntiagudas en ambas extremidades, coriáceas, lampiñas, punteadas, con muchos nervios laterales. Las flores, que aparecen en Junio, Julio y Agosto, son rosadas, de olor agradable, dispuestas en cormibos tricótomos, con ramificaciones articuladas que parten de la axila de los ramos. El cáliz es tubular, cilindrico, rojo, rugoso, adherente al ovario inferior; el limbo de cuatro dientes ovales, agudos, gruesos, y la corola de cuatro pétalos insertos en el vértice del tubo del cáliz, adherentes por su vértice, y que se separan del cáliz como una cofia en el momento de la antesis. Los estambres son numerosos, y están insertos en un anillo carnoso, tetrágono, y colocados en cuatro haces; las anteras son ovoideas y biloculares; el ovario con dos celdas; el estilo sencillo, grueso, y el estigma en cabezuela. El fruto (drupa seca) presenta una ó dos celdas, cada una de las cuales contiene una semilla ovoidea ó semi-ovoidea. El árbol del clavo, que en Europa es una

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la planta, por lo cual se <strong>de</strong>spunta ó castra al<br />

segundo ó tercer nudo, para que amacolle y<br />

produzca nuevos tallos que formen una planta<br />

más frondosa en la primavera siguiente.<br />

Los acodos se practican cuando la floración<br />

ha terminado, cuidando <strong>de</strong> cortar todos los<br />

tallos y <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar únicamente los enterrados.<br />

Se acodan a<strong>de</strong>más en tiestos, mientras echan<br />

la flor ó cuando se ha pasado, por Junio, Julio<br />

y Agosto. Cuanto más tiernos y jugosos<br />

son los tallos, producen más raíces y plantas<br />

<strong>de</strong> más vigor. El acodo se prepara limpiándole<br />

<strong>de</strong> las hojas dañadas y secas, suprimiendo<br />

las inferiores y <strong>de</strong>jando solamente las <strong>de</strong><br />

los tres ó cuatro nudos <strong>de</strong> la parte superior;<br />

se hace la incisión empezando por un nudo<br />

tierno <strong>de</strong>l vastago, y se prolonga hacia arriba,<br />

hasta el segundo, tercero ó cuarto nudo;<br />

los nudos superiores se <strong>de</strong>jan sin cisura; la<br />

incisión profundiza hasta la mitad <strong>de</strong>l tallo en<br />

un principio, y se aumenta progresivamente<br />

hasta las dos terceras partes <strong>de</strong>l nudo don<strong>de</strong><br />

concluye; se entierra con cuidado la parte incindida,<br />

y se sujeta con una estaquilla. Suele<br />

introducirse en la herida, para que que<strong>de</strong><br />

abierta, un pedazo <strong>de</strong> la hoja <strong>de</strong> la misma<br />

clavellina. Los embudos y tiestos tienen también<br />

aplicación para acodar los tallos <strong>de</strong>rechos<br />

que no se doblen con facilidad; se regarán<br />

todas las tar<strong>de</strong>s, sin encharcar los tiestos.<br />

Uno <strong>de</strong> los procedimientos más sencillos,<br />

expeditos y seguros para acodar el clavel es<br />

el que emplea un hábil é inteligente floricultor,<br />

M. Gauthier-Dubos, utilizando unas<br />

especies <strong>de</strong> embudillos <strong>de</strong> plomo laminado.<br />

Las láminas <strong>de</strong> plomo, que son <strong>de</strong>l grueso <strong>de</strong><br />

un papel fuerte, se cortan en forma <strong>de</strong> triángulo<br />

, en bandas <strong>de</strong> 4 centímetros <strong>de</strong> ancho y<br />

<strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> largo, y se contornean con los <strong>de</strong>dos,<br />

dándolas la figura <strong>de</strong> un cucurucho. Suprimidas<br />

todas las hojas <strong>de</strong> la parte inferior <strong>de</strong>l<br />

acodo, se practica la incisión sobre un nudo<br />

que no sea ni muy duro ni muy tierno, cortando<br />

verticalmente 2 á 3 milímetros por <strong>de</strong>bajo<br />

<strong>de</strong>l nudo elegido, introduciendo el corte á<br />

medida que se ascien<strong>de</strong>, á 8 milímetros; se corta<br />

luego al través la porción <strong>de</strong>l talón en forma<br />

<strong>de</strong> silbato, quitando una tercera parte <strong>de</strong>l<br />

nudo. Las raíces se <strong>de</strong>sarrollan en este talón.<br />

Colócanse en seguida los cucuruchos <strong>de</strong> plomo<br />

sobre la parte preparada, <strong>de</strong> suerte que<br />

el talón ocupe su centro, y se sostienen con<br />

un pequeño alfiler, que entra en la base <strong>de</strong>l<br />

embudillo y la rama acodada. No es preciso<br />

cortar, como algunos aconsejan, parte <strong>de</strong> las<br />

hojas superiores <strong>de</strong> la rama acodada. Al mes,<br />

poco más ó menos, arraigan, y se pue<strong>de</strong>n separar<br />

<strong>de</strong> la planta madre. Los practicados en<br />

Julio se separan en Septiembre. La facilidad<br />

con que se abre el cucurucho <strong>de</strong> plomo para<br />

ver si han brotado las raíces, j la no menos<br />

apreciable <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r enviarse a gran<strong>de</strong>s distancias<br />

los acodos en sus mismos embudillos,<br />

justifican la bondad <strong>de</strong> este procedimiento.<br />

A los ocho días <strong>de</strong> practicado el acodo empiezan<br />

á formarse las raíces, y hay que tenerlo<br />

constantemente húmedo, regando con rega<strong>de</strong>ra<br />

<strong>de</strong> lluvia fina, tres ó cuatro veces al día,<br />

durante los gran<strong>de</strong>s calores.<br />

Kara vez se practica el injerto, utilizándolo<br />

solamente en las especies leñosas y cuando se<br />

<strong>de</strong>sean obtener muchas varieda<strong>de</strong>s sobre un<br />

solo pie. Se ejecuta el <strong>de</strong> hen<strong>de</strong>dura sobre uno<br />

<strong>de</strong> los nudos <strong>de</strong>l patrón, con las extremida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> los ramos provistos <strong>de</strong> hojas, en el mes<br />

<strong>de</strong> Abril ó Mayo, colocando los patrones bajo<br />

campanas ó en una estufa hasta su prendimiento.<br />

Prosperan mejor los claveles en los tiestos<br />

que se llaman claveleros, <strong>de</strong> 10 á 12 <strong>de</strong>dos <strong>de</strong><br />

alto y <strong>de</strong> 8 á 10 en la boca, disminuyendo<br />

una tercera parte en el asiento; son <strong>de</strong> barro<br />

cocido; en los barnizados no lo hacen tan bien.<br />

Los tiestos nuevos abrasan las plantas, por lo<br />

cual se remojan antes por espacio <strong>de</strong> medio<br />

día, <strong>de</strong>biendo tener, en vez <strong>de</strong> uno, varios<br />

agujeros para su saneamiento.<br />

El clavel es una <strong>de</strong> las plantas que mejor<br />

se prestan á ser cultivadas en tiestos, y para<br />

los apasionados y colectores tiene la ventaja<br />

<strong>de</strong> permitir agrupar á voluntad las varieda<strong>de</strong>s<br />

para producir mejor efecto, y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r transportarse<br />

con facilidad al sitio que se quiera,<br />

para abrigarlas <strong>de</strong> los fríos <strong>de</strong>l invierno y<br />

resguardarlas <strong>de</strong>l sol en el verano. La tierra<br />

preferible para el cultivo en tiestos es la franca,<br />

untuosa al tacto y más bien silícea que arcillosa<br />

, que se prepara con algunos meses <strong>de</strong><br />

anticipación, mezclándola con estiércol <strong>de</strong> ganado<br />

vacuno y cribándola <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> bien<br />

aireada. A medida que crecen las plantas necesitan<br />

tutores que las sostengan, y algunos<br />

floricultores que <strong>de</strong>sean claveles muy gran<strong>de</strong>s<br />

y <strong>de</strong> buena forma, suprimen todos los botones<br />

secundarios, no <strong>de</strong>jando más que el principal<br />

ó terminal. A principios <strong>de</strong> Noviembre<br />

hay que guarecerlos <strong>de</strong> las lluvias y <strong>de</strong> la humedad,<br />

colocando los tiestos en abrigos ó en<br />

una habitación.<br />

Los claveles se ponen en los tiestos en dos<br />

épocas: en Marzo y Abril las plantas madres<br />

y los acodos que se separaron el otoño anterior<br />

, empleando tiestos <strong>de</strong> 20 á 23 centímetros<br />

<strong>de</strong> altura, 15 á 18 <strong>de</strong> diámetro en la parte<br />

superior y <strong>de</strong> 10 á 12 en la base; y en Octubre<br />

para los acodos que hay que separar dé<br />

las plantas madres.<br />

Entre los cuidados que necesitan los claveles<br />

, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los que constituyen el cultivo<br />

general, se cuentan los llamados envarillar,<br />

<strong>de</strong>stallar, ayudar la flor y engatillar.<br />

El primero consiste en colocar tutores á<br />

que se sujetan cuando los tallos crecen; el<br />

segundo, en suprimir todos los tallos en<strong>de</strong>bles<br />

y laterales, <strong>de</strong>jando los centrales ó principales<br />

<strong>de</strong> más vigor; el tercero, cuyo objeto es impedir<br />

que se revienten los cálices <strong>de</strong> las clavellinas<br />

y serretas, y obligar á los <strong>de</strong> los claveles<br />

á que se abran enteramente hasta su base al<br />

<strong>de</strong>splegar las flores, se ejecuta <strong>de</strong> dos maneras:<br />

Se ligan las primeras con hilos <strong>de</strong> estambre,<br />

tiras <strong>de</strong> pergamino, juncos ó cortezas flexi-

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