El trabajo: su relación con la salud mental - WeBlogosfera ...

E nsayo
El trabajo: su relación con la salud
mental
The work and its relationship with the mental health
R ESUMEN
Juan David Higuita Martínez *
Recibido: 10 de septiembre de 2009 Aprobado: 15 de octubre de 2009
El presente trabajo pretende hacer una aproximación a la
relación existente entre salud mental y trabajo, revisar el
estado actual de las consecuencias que para la salud se originan,
analizados en informes de salud mental en el mundo y
en Colombia, y establecer un triángulo de relación entre las
condiciones laborales, la vulnerabilidad y las consecuencias
para el psiquismo de un individuo.
Palabras clave: salud mental, trabajo, equilibrio psíquico,
vulnerabilidad
A BSTRACT
* Especialista en Psicología Organizacional, docente de la Universidad Cooperativa de Colombia, seccional Medellín. Correo electrónico: juandh@une.net.co
The present work tries to make an approach to the existing
relation between mental health and work, to review the present
state of the consequences for the health that are originated
there from the information of mental health in the world and
Colombia and to establish a triangle of relation between the
labor conditions, the vulnerability and the consequences for
the psychic character of an individual.
Keywords: mental health, work, psychic balance, vulnerability

Introducción
El ser humano en la caracterización de Bleger
(2001), se defi ne como “un ser concreto, perteneciente
a una cultura, a una determinada
clase social, grupo étnico y religioso” (p. 21).
Su condición como ser social le permite que
incorpore y organice experiencias con los demás
individuos, es allí de donde provienen los
estímulos fundamentales para la organización
de sus cualidades psicológicas, las cuales hacen
viable utilizar instrumentos y técnicas que
modifi can su propia naturaleza para producir
sus medios de subsistencia que son la matriz
fundamental de todas las relaciones humanas.
El establecer lazos íntimos con las personas
es connatural al hombre desde el neonato, pasando
por la infancia y la edad adulta, hasta la
vejez. Durante la infancia se establecen estos
lazos con los padres, a quienes se recurre en
busca de alimento, protección, consuelo y
apoyo; este establecimiento prepara al adulto
para el resto de sus relaciones a lo largo de
la vida. Posteriormente, dichos elementos
pasan a ser necesidades que tendrán que ser
satisfechas por el adulto que, al incorporarse
al sistema productivo de su entorno, a un determinado
tipo de organización y al adaptarse
a través de su trabajo, mantendrá la sensación
de seguridad necesaria que le procure menos
vulnerabilidad a padecer la carencia de los elementos
básicos que le aseguren la supervivencia
y, a partir de allí, afectar su salud mental.
La salud mental, en los términos de la Organización
Mundial de la Salud (oms), se defi
ne como:
Un estado de bienestar en el cual el individuo
es consciente de sus propias capacidades, puede
afrontar las tensiones normales de la vida, puede
trabajar de forma productiva y fructífera y es
capaz de hacer una contribución a su comunidad
(oms, 2001).
El bienestar subjetivo, la percepción de la
propia efi cacia, la autonomía, la competencia,
la dependencia intergeneracional y la autorrealización
de las capacidades intelectuales
y emocionales, todos estos factores son
Juan David Higuita Martínez
susceptibles de ser desarrollados a plenitud a
través de la inserción al ámbito laboral o, en
su defecto, en su relación con las organizaciones
sociales que de ello se ocupan, a saber, las
empresas.
La relación con lo laboral hace posible, en
gran medida, la satisfacción de necesidades
básicas para la supervivencia, pero tal factor
no es regular dadas las condiciones actuales de
desempleo. Según el Departamento Administrativo
Nacional de Estadística (dane), en el
país se tiene una tasa de desempleo del 11,2%,
por lo que el impacto producido por el actual
modelo socioeconómico en lo laboral, en lo
social y en lo vincular muestran que él mismo
genera situaciones de riesgo para los sujetos,
incrementando su vulnerabilidad y debilitando
sus posibilidades de afi liación social
(Kessler, 1996), con ruptura de las redes sociales
de pertenencia y la pérdida de seguridad
en los contextos locales. Al respecto,
Existe una fuerte correlación entre el lugar que se
ocupa en la división social del trabajo y la participación
en las redes de sociabilidad y de los sistemas
de protección que ‘cubren’ a un individuo
ante los riesgos de la existencia (Castel, citado
por Berra, 1991 p. 101).
Asociados a este problema central del trabajo,
están el del desempleo y el del trabajo precarizado,
con impacto en el psiquismo, produciendo
malestar psicológico y vulnerabilidad
psíquica. Por otro lado, aquellos adultos que
no hacen parte de esta estadística, presentan,
a su vez, una serie de difi cultades asociadas a
la salud mental que en la última encuesta realizada
por la Federación de Gestión Humana
y el Sena, publicada en la revista Hombre &
Trabajo, revela los siguientes datos: “el 60 por
ciento de los trabajadores colombianos padece
de agotamiento mental y un 17 por ciento de
depresión y dos de cada 10 empleados toma
alcohol para distensionarse” (p. 14).
Ante este panorama, vale la pena darle una
mirada a la salud mental, no sólo desde la
óptica de las circunstancias contextuales, que
pueden jugar como variables importantes en
Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia - Volumen 5, Número 9 / julio-diciembre 2009
99

100 El trabajo: su relación con la salud mental
su afectación o su fortalecimiento, sino desde
los aspectos propios del psiquismo que sobre
apoyaturas fi rmes puede mantener el equilibrio
necesario para su estabilidad y su dinámica saludable,
“el cuerpo, el sí mismo, las funciones
maternas y lo grupal, son las bases de lo psíquico”
(Käes, citado por Fiorini, 1999, p. 176);
aquellas circunstancias que afecten alguno de
estos apoyos producen las condiciones sufi -
cientes para la afectación de la salud mental.
El presente artículo pretende hacer una relación
entre la función del trabajo y la empresa
en el equilibrio psíquico como factor
que interviene en la generación de malestar
psicológico, “el miedo, la preocupación por
el futuro, la falta de trabajo y las difi cultades
económicas han aumentado el malestar psicológico
y los modos de afrontamientos negativos
(depresión, conformismo y disgusto con
la familia)” (Berra, p. 99). O como sostén y
protección para evitarlo:
Numerosos estudios confi rman que el apoyo
social juega un rol protector en relación con
diversos agentes estresantes, favoreciendo la
generación de estrategias de afrontamiento desarrolladas
tanto por el grupo familiar como en
el ámbito sociocomunitario, las que permitirían
proyectarse a futuro desarrollando formas que
apunten a minimizar la inseguridad, reducir la
incertidumbre y maximizar la utilización de los
escasos recursos disponibles (Berra, p. 101).
Al describir las consecuencias globales que
afectan la salud mental cuando, a partir de
ciertas condiciones del trabajo o la pérdida de
éste, se perturban las condiciones de vida de
un individuo y se le hace vulnerable a los padecimientos
psíquicos, cabe entonces intentar
dar respuesta a la pregunta que guía el presente
artículo: ¿cuáles son las implicaciones en la
salud mental de un individuo derivadas de su
relación con el trabajo?
Panorama en salud mental
“La salud mental es tan importante como
la salud física para el bienestar general de los
individuos, las sociedades y los países”, es la
sentencia inicial del Informe sobre la Salud
Mental en el Mundo del 2001, realizado por
la oms; allí se hace una minuciosa descripción
de todos aquellos factores que intervienen en
el concepto de salud mental y aporta datos
globales, en términos estadísticos, del estado
actual.
Es entonces interesante descubrir en este estudio
cómo factores de tipo ambiental y social
asociados al trabajo repercuten de manera directa
sobre el incremento de las afectaciones
en los seres humanos; si el trabajo emerge
como un área de acción que posibilita al ser
humano la adquisición de todos aquellos elementos
que satisfacen sus necesidades básicas,
en principio, entonces, la imposibilidad de acceder
a él trae consecuencias para su desarrollo
y bienestar.
En un estudio de Greene sobre las características
del desarrollo en los adultos, se concluye
que “la adultez se caracteriza en términos
de logro y autonomía” (citado por Rice,
1997, p. 469), dentro de las cuales se encuentra
la independencia fi nanciera, logro éste que
de no ser alcanzado trae a cuestas consecuencias
que derivan en situaciones de vulnerabilidad
para la salud mental, ejemplo de esto
es la pobreza, defi nida por la oms como “la
insufi ciencia de medios, lo que comprende la
falta de recursos sociales o educativos”, y que
sigue un curso circular puesto en marcha con
el desempleo, la baja instrucción y la privación
económica. Lo anterior genera mayor
prevalencia de trastornos mentales y conductuales
que repercuten económicamente en la
disminución de la productividad y la pérdida
de empleo (oms, 2008). Patel encuentra que
“los datos de encuestas transnacionales llevadas
a cabo en Brasil, Chile, la India y Zimbabwe
demuestran que la tasa de los trastornos
mentales más frecuentes es aproximadamente
dos veces mayor entre los pobres que entre los
ricos” (Patel, citado por la oms, 2008, p. 40).
En el caso colombiano, el último Estudio
sobre Salud Mental en Colombia, realizado
por el Ministerio de la Protección Social en el
2003, presenta datos que indican la situación
Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia -Volumen 5, Número 9 / julio-diciembre 2009

especto de la aparición de trastornos mentales
asociados a la condición laboral de los colombianos.
La mayor prevalencia de cualquier
trastorno principal se encontró en jubilados o
pensionados (49,5%), seguido de las personas
que manifestaban estar empleadas (38,6%)
(oms, p. 29).
Dadas las condiciones que reportan los estudios
sobre salud mental asociada al trabajo,
esta situación permite realizar una aproximación
al establecimiento de las posibles causas
que median en la relación que el trabajo tiene
con la afectación de la salud mental de un
individuo.
Vulnerabilidad y psiquismo
Berra defi ne, en un sentido muy general, el
concepto de vulnerabilidad: se refi ere a las
difi cultades de una persona o de un grupo
para resistir o hacer frente a una determinada
amenaza o problema. Aquí se parte de considerar
la vulnerabilidad como elemento para
entender tanto las condiciones objetivas de
indefensión en que se encuentran los sectores
subordinados de la sociedad, como la percepción
subjetiva de inseguridad derivada de la
modifi cación radical de las reglas del juego
económico social (2008, p. 102).
Es posible, entonces, distinguir diferencias
que atañen a la vulnerabilidad. En el mismo
trabajo de Berra se enuncian distinciones al
concepto, dentro de las cuales se distingue la
vulnerabilidad material/económica, que se expresa
en la falta de ingresos para satisfacer necesidades,
en la falta de resguardo adecuado,
en limitaciones para protegerse de enfermedades,
el no-acceso a servicios de educación y
salud, en una nutrición insufi ciente; todo esto
le impide a las personas mejorar sus condiciones
de existencia. La vulnerabilidad social, por
su parte, hace referencia a la calidad de las relaciones
con los otros y al estado de situación
de las personas en sus territorios, a la inseguridad
en lo local, las relaciones deterioradas,
restringidas y limitadas, y el retraimiento al
espacio privado.
Juan David Higuita Martínez
Estos estados de vulnerabilidad refl ejan en
su sentido más amplio la emergencia del peligro
de pérdida de unas condiciones que se
establecen en cada relación humana y que,
en muchas ocasiones, no son explicitadas
sino más bien acepadas de manera tácita; son
acuerdos que se establecen y que proporcionan
la sufi ciente sensación de seguridad afi anzada
en unos marcos estables de desenvolvimiento,
necesarios no sólo para la estabilidad social,
sino para el equilibrio psíquico. Fiorini defi ne
tal equilibrio de la siguiente manera: “[es] un
marco relativamente inmóvil, para que se den
procesos móviles” (1990, p. 174).
Un ser humano acepta una suerte de contratos
implícitos asociados a diferentes relaciones
de la vida, relaciones con objetos o
dimensiones vitales, que serán estables fi jas;
por ejemplo con la salud, “uno tiene contratada
la salud, hasta que un día, no se sabe cómo
alguien traiciona el contrato” (Fiorini, 1999,
p. 173), es decir, la persona se enferma. Estos
contratos son silenciosos, sólo hacen ruido
cuando se rompen o existen amenazas que
pueden llegar a romperlos; si estas amenazas
se convierten en riesgos y provienen de situaciones
ambientales y sociales como las condiciones
laborales, entonces ha de aparecer la
sensación de vulnerabilidad, en este caso, de
vulnerabilidad psíquica:
[…] implica un incremento de la vulnerabilidad
somática en un intento de defensa frente al dolor
psíquico. Traduce una insufi ciente capacidad de
afrontamiento y una distorsión cognitivo emocional
asociada a actitudes poco esperanzadas
de recobrar la salud; se observa temor y miedo,
desesperanza, desconfi anza, desbordes (Berra,
2008, p. 103).
Del mismo modo le ocurriría a la persona
que súbitamente cesara sus funciones en un
trabajo, en una institución. Si la vulnerabilidad
es un factor que aparece ante la pérdida
o el riesgo de perder algo, y si eso que es susceptible
de perderse atenta contra un equilibrio,
en este caso el psíquico, valdría la pena
preguntarse cuáles son los componentes que
Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia - Volumen 5, Número 9 / julio-diciembre 2009
101

102 El trabajo: su relación con la salud mental
permiten tal equilibrio y cómo las relaciones
con lo laboral pueden atentar contra éste.
Anzieu (citado por Fiorini, 2008) despliega
la noción de que el psiquismo tiene
apoyos que lo hacen equilibrado, apoyos que
remiten inmediatamente cualquier situación
experimentada, vivenciada, sufrida o disfrutada,
al psiquismo; estos apoyos son: el cuerpo,
el sí mismo, entendiéndose por éste aquel apoyo
que comprende la valía de sí y la sensación
de pertenencia de lo propio interna y externamente,
mi carro, mi reloj, mi trabajo etcétera.
Lo materno, entendiendo aquí toda aquella
confi guración de experiencias, estamentos,
instituciones y personas que fungen como
representantes de la dimensión materna, es
decir, que proporcionan cuidado, afecto, seguridad,
comprensión, pero que además proporcionan
alimento, vestido, pertenencias básicas
etcétera, y, por último, está el grupo, entendiéndose
por éste todo otro que confi gura un
referente para la existencia y permite relación
y apoyo.
Siguiendo esta consideración del equilibrio
psíquico, se puede inferir que toda situación
que genere consecuencias negativas para alguno
de estos apoyos, para un grupo de ellos
o para todos, tendrá efectos considerables en
la salud mental, dado el desequilibrio de la
estructura psíquica como símil de lo mental
en el ser humano. Pero ¿qué tiene que ver entonces
lo laboral o la situación laboral con la
salud mental de un individuo?
Discusión
Si los estudios de salud mental nos muestran
un incremento porcentual de afectaciones de
ésta asociados al trabajo, pero no sólo a la ausencia
de él, sino también a su pérdida o a las
condiciones en las que se ejecuta, es posible
pensar que dichas condiciones no están dadas
en un marco de estabilidad que proporcione al
psiquismo de cualquier persona las condiciones
de equilibrio necesarias para su bienestar;
la idea de cambio permanente es una cierta
revolución en las categorías de inestabilidad y
estabilidad (Fiorini, 2008), ya no se pretende
tener momentos estables, dadas estas nuevas
condiciones, sino momentos de transitoriedad,
dinámicas de cambio, de desajuste permanente.
Si se traslada esto al problema de la
alteración de las condiciones de trabajo, como
elementos básicos equilibradores de cualquier
psiquismo adulto, se encontraría entonces una
posible causa y explicación de los resultados
de los estudios antes mencionados.
Como lo advierten García, Peiró y Mañas:
Todos estos cambios han provocado, en los últimos
años, un mayor interés por el estudio de
las relaciones empleado-organización, tema que
se ha convertido en un aspecto crítico de las empresas,
ya que los líderes organizacionales buscan
formas de satisfacer las necesidades de la organización
y de sus empleados al mismo tiempo.
En este contexto, el contrato psicológico ha sido
señalado como un importante marco para comprender
esas relaciones de empleo (2007, p. 391).
En este trabajo, en particular, en el artículo
sobre el contrato psicológico, los autores defi nen
este concepto como “la creencia del individuo
en la existencia de obligaciones mutuas
entre él mismo y otra parte, tal como el empleador”
(García, 2007, p. 394); de acuerdo a
ello, descubren que en diversas situaciones la
creencia en promesas y condiciones estables
de trabajo, así como de desarrollo y equidad
son constitutivas de estos contratos psicológicos
y, como bien lo advierte Fiorini, la ruptura
de éste trae consigo consecuencias para el psiquismo
y, por ende, para la salud mental del
individuo. Intentemos, para terminar, hacer
un ejercicio hipotético deductivo de cuáles
son las implicaciones de un trabajo inestable,
precario o inexistente para la salud mental de
un individuo.
Si el psiquismo de una persona es sometido
a un cambio brusco, imprevisto, que cambia
las condiciones de vida, por ejemplo, la pérdida
de su empleo, lo que Käes advierte como
resultado es el padecimiento de “reacciones
iniciales de perplejidad, confusión, desorientación,
dado que el mundo súbitamente ha
cambiado” (citado por Fiorini, 1999, p. 165).
Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia -Volumen 5, Número 9 / julio-diciembre 2009

Lo primero que se señala como reacción psíquica
global es la experiencia de angustia,
dado que este psiquismo no encuentra en la
inmediatez cómo habérselas con esta nueva
situación que trajo el cambio, se experimenta
entonces impotencia y, además, la sensación de
pérdida de algo que era propio: “mi trabajo”;
angustia y depresión entonces aparecen como
primeras reacciones que, de no ser posible
contener —esta posibilidad es de carácter
subjetivo, pues depende en gran medida de
múltiples factores constitucionales y estructurales
de la persona—, se dará inicio a una crisis,
con el enorme riesgo del advenimiento de
la enfermedad como resultado. Si no se puede
dar respuesta, la angustia y la depresión se retroalimentan
negativamente, como se explica
a continuación:
El psiquismo está cada vez más confuso, más
perplejo, más sumido en la experiencia de impotencia
y todo tiende a crecer en negatividad. A
medida que esto se prolonga, el psiquismo, que
no está quieto, desarrollan nuevas reacciones patológicas
y entra la regresión; un ciclismo que
no progresa, regresa, entra en desorganización y
empiezan a aparecer ansiedades psicóticas, esencialmente
confusionales, y eventualmente ansiedades
persecutorias, que crecen por la experiencia
de impotencia, porque la realidad mientras tanto
sigue presionando con cambios para los que no
hay respuesta. Es decir éste es un camino de realimentación
patológica de las situaciones iniciales
(Fiorini, 1999, p. 167).
Esta situación da cuenta de cómo la enfermedad
es el camino a seguir cuando las situaciones
son cambiantes, abruptas, inesperadas,
inestables etcétera. Son condiciones propias
de la realidad laboral que afectan a un individuo,
situaciones adversas que a partir de la
relación individuo-trabajo generan enfermedad.
Una serie de estudios descritos por Rice
(1997, p. 577) dice que los problemas económicos
hacen un efecto signifi cativo sobre los
individuos que los padecen. La inseguridad
del empleo o el desempleo se asocian con depresión,
perturbación psicológica, ansiedad e
ingresos hospitalarios. Existe evidencia considerable
de que el desempleo de los hombres
Juan David Higuita Martínez
se asocia con la perturbación psicológica de
sus esposas, de hecho, las esposas muestran
mayor ansiedad y depresión cuando sus maridos
están desempleados que cuando son ellas
las que carecen de empleo; algunos estudios
muestran que el desempleo disminuye la autoestima,
relacionada, a su vez, con un menor
grado de autodominio y con un incremento
en la depresión. Los hallazgos empíricos revelan
que los problemas fi nancieros se asocian
con una disminución en los sentimientos de
control y, al mismo tiempo, ello se relaciona
con un mayor estrés, independientemente de
qué tan alto se valore el éxito económico.
En la misma línea, en el estudio de Berra
(2007) sobre vulnerabilidad política, se encuentra
que dentro de las preocupaciones más
recurrentes en hombres y en mujeres está la
falta de trabajo, las difi cultades económicas, la
falta de vivienda, el alcoholismo y la dependencia
a las drogas; las mujeres se preocupan
más que los varones por la falta de trabajo,
la pérdida de seres queridos, las difi cultades
con la pareja y la violencia en la familia; en
cambio, ellos se expresan más preocupados
por el exceso/disgusto en el trabajo, la falta de
vivienda y el alcoholismo en familiares; éstas
son situaciones que pueden ser entendidas
como subproductos de la ausencia de oportunidades
laborales y, como el hombre, la mujer
las asume, las interpreta y, por supuesto, las
padece, y se genera enfermedad.
Conclusión
El ser humano y su condición de ser social
le remite, indiscutiblemente, para efectos de
su desarrollo, a generar una serie de relaciones
que hacen posible su bienestar y el de los suyos;
se entiende al trabajo como aquel que es reglamentado,
institucionalizado, remunerado y
propuesto como único escenario social para
desarrollarse satisfactoriamente y de una manera
positiva en términos de salud; es un escenario
que debe ser, según el estudio de salud
mental en el mundo realizado por la oms, excluido
de toda forma de discriminación y de
Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia - Volumen 5, Número 9 / julio-diciembre 2009
103

104 El trabajo: su relación con la salud mental
acoso sexual y laboral, con condiciones aceptables,
donde se encuentran oportunidades,
en la medida de lo posible, estables, por lo que
se convierte en un medio para reintegrar en
la comunidad a todos aquellos que buscan un
desarrollo óptimo de su personalidad. Desde
este panorama, toda difi cultad que atraviese el
campo laboral, lo desorganice, le adjudique entornos
cambiantes que le impidan convertirse
en una suerte de marco fi jo en el que sea posible
desarrollarse, tendrá indefectiblemente
implicaciones en la salud mental de las personas;
la relación indisoluble que se establece
allí juega como apoyo fundamental del psiquismo
de éstas.
Existe, entonces, la necesidad de integrarse
a lo social, representado en lo laboral; sin embargo,
el campo del trabajo se complejiza por
las condiciones cambiantes de la economía y
la política de los pueblos, y los seres humanos,
como actores de este panorama, son aquellos
que padecen o disfrutan del entramado de relaciones
que allí se tejen y que, de una u otra
forma, conectan una posibilidad del hombre,
su salud mental, con una necesidad de él, el
trabajo.
Referencias
Berra, C. et ál. (2007, marzo), “La vulnerabilidad
política: una nueva dimensión en salud mental”
[en línea], CIFFYH, vol. 5, núm. 4, pp. 99-117, disponible
en: http://search.ebscohost.com/login.
aspx?direct=true&db=a9h&AN=30731757
&lang=es&site=ehost-live, recuperado: 10 de
noviembre de 2008.
Bleger, J. (2001), Psicología de la conducta, Buenos
Aires, Paidós
Castel, R. (1991), “La dinámica de los procesos de marginalización:
de la vulnerabilidad a la exclusión”,
en El espacio institucional, Buenos Aires, Lugar.
Departamento Administrativo Nacional de Estadística
(dane) (2007), Documentos técnicos sobre
mercado laboral [en línea], disponible en: http://
www.dane.gov.co/files/investigaciones/empleo/mercado_lab_colombiano/BalanceEmpleoIIT2007.pdf,
recuperado: 5 de noviembre
de 2008.
Fiorini, H. (1999), “Intervenciones en crisis en las
psicoterapias psicoanalíticas: crisis vitales, crisis
accidentales”, en Nuevas líneas en psicoterapias
psicoanalíticas: teoría, técnica y clínica, Madrid,
Psicosomática.
García, F.; Peiró, J. y Mañas, M. (2007, diciembre),
“El contrato psicológico en la administración
pública: derechos y obligaciones del empleado
público desde su propia perspectiva”, Revista de
Psicologia del Trabajo y de Las Organizaciones, vol.
23, núm. 3, pp. 389-418.
“Indicadores de bienestar: conclusiones de la investigación
de bienestar personal medición al interior
de las organizaciones en Latinoamérica” (2008),
Revista Hombre y Trabajo, vol. 73, pp. 11-17.
Kessler, G. (1996), “Algunas implicancias de la experiencia
de desocupación para el individuo y la familia”,
en Beccaría, L. y López N. (comps.), Sin
trabajo. Las características del desempleo y sus efectos
en la sociedad, Buenos Aires, Unicef, Losada.
Ministerio de la Protección Social (2003), Estudio
nacional de salud mental, Ministerio de la Protección
Social, Fundación fes Social.
Organización Mundial de la Salud (oms), “¿Qué
es la salud mental?” [en línea], disponible en:
http://www.who.int/features/qa/62/es/, recuperado:
27 de noviembre de 2008.
— (2001), Informe sobre la salud en el mundo 2001:
salud mental. Nuevos conocimientos, nuevas esperanzas,
Ginebra, oms.
Rice, F. (1997), Desarrollo humano: estudio del ciclo
vital, México, Prentice Hall.
Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia -Volumen 5, Número 9 / julio-diciembre 2009