Indíce y preámbulo

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MONARQUÍA DE CRISTO

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PEDRO DE PADILLA
MONARQUÍA DE CRISTO
NUEVAMENTE SACADA A LUZ EN
LENGUA CASTELLANA
Estudio de
Ciriaco Morón Arroyo
Edición de
José J. Labrador Herraiz
Ralph A. DiFranco
FRENTE DE AFIRMACIÓN HISPANISTA, A. C.
MÉXICO, 2011

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© José J. Labrador Herraiz, Ralph A. DiFranco, 2011
PEDRO DE PADILLA, MONARQUÍA DE CRISTO
DEP. LEGAL: XX XXXXX
ISBN: 978-84-614-8829-2

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ÍNDICE GENERAL
PREÁMBULO..........................................................................
I. ESTUDIO
PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS
Ciriaco Morón Arroyo .......................................................
II. TEXTOS
Epístola dedicatoria a doña Catalina de Zúñiga ...................
Aprobación de fray Alonso de Luna ....................................
Prólogo al lector .................................................................
Libro I
Capítulo I: Cómo Dios dio el primado del universo al Verbo eterno
y reveló a los Ángeles el misterio de su Encarnación inefable. ..........
Capítulo II: Lucifer, no queriendo consentir al primado del Verbo
eterno, de humanidad vestido, propone de hacerse monarca
del cielo contra la divina voluntad. ...........................................
Capitulo III: La obediencia de los ángeles buenos dada a su Creador
y Monarca, se muestra haber sido verdadera por testimonio de
las divinas Escrituras. ..........................................................
Capítulo IV: En qué manera Lucifer y sus secuaces combatían en el
Cielo contra los Ángeles buenos...............................................
Capítulo V: Los Ángeles buenos, de la ruina de Lucifer quedando admirados,
daban a su Hacedor inmensas gracias por la merced
que les había hecho................................................................
Capítulo VI: Lucifer, desterrado del Cielo, trata de anular el propósito
que Dios tenía de hacerse hombre. .......................................
Capítulo VII: Quedó Lucifer muy satisfecho de haber engañado a nuestros
primeros padres y ellos, temerosos, huyen y se esconden de
la divina presencia. ...............................................................
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Capítulo VIII: Lucifer trata de impedir la venida de Dios al mundo
y da orden como Caín quite la vida al inocente Abel, su hermano. .....
Capítulo IX: Lucifer, con los bienes temporales, engrandece [a] sus súbditos
y el Verbo eterno escoge a Set y a Enós para defensa suya...........
Capítulo X: Afligíase el infernal príncipe viendo que el eterno Verbo
no había vuelto a dar principio a su monarquía, y así con
nuevos medios comenzó a corromper la fe en los buenos. ................
Capítulo XI: Determina Dios con el Diluvio destruir el mundo, reservando
solo a Noé y su mujer e hijos...........................................
Capítulo XII: Ordena Dios a Noé que fabrique una arca, en la cual
entrando él y los de su casa fueron salvos de la universal ruina.........
Capítulo XIII: Bendice Dios a Noé en saliendo del arca y vuelve Lucifer
de nuevo a la prosecución de su dañado intento........................
Capítulo XIV: Lucifer, por dar otra vez principio a su imperio, introduce
en el mundo la idolatría nunca jamás conocida de los
hombres. ............................................................................
Capítulo XV: En la familia de Sem había quedado solamente la verdadera
religión de Dios, de la cual fue una parte contaminada del
demonio. ...........................................................................
Capítulo XVI: Trata el demonio de hacer caer a Abraham en la idolatría,
la cual envió Dios a las tierras de Canaán. ...........................
Capítulo XVII: Da Dios a Abraham el precepto de la circuncisión e
hijos, en el extremo de su vejez. ...............................................
Capítulo XVIII: Descubrió Dios en Abraham al mundo un ejemplo de
firme y verdadera fe en el sacrificio que de su único hijo, Isaac, le
mandó que hiciese. ...............................................................
Capítulo XIX: Viendo Lucifer que en la generación de Abraham había
de humanarse el Verbo con todo su poder, se determinó de des-
truirla. .............................................................................
Capítulo XX: Con nuevos medios el capitán de las infernales compañías
trata de ofender al santo Isaac y a Jacob, su hijo. ...................
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Capítulo XXI: Quiso el eterno Verbo, en los hijos de Jacob, engrandecer
su monarquía, y Lucifer trata de destruir a José, por el cual temía
la ruina de su imperio. ..........................................................
Capítulo XXII: El perseguido José, con el favor del Verbo eterno, viene, a
despecho del demonio, a ser gobernador y príncipe de todo el Egipto. ....
Capítulo XXIII: Habiendo en las tierras de Canaán esterilidad grandísima,
van los hermanos de José a Egipto por trigo, donde fueron
conocidos y regalados de él. ....................................................
Capítulo XXIV: Partió Jacob a Egipto, donde siendo alegremente recibido
de Faraón y de José, su hijo, se le dio por morada la tierra
de Gosén. ...........................................................................
Capítulo XXV: Antes de su muerte, bendice Jacob [a] sus hijos y da el
alma a su Criador en paz. ......................................................
Libro II
Capítulo I: Lucifer, descubiertamente como dragón ferocísimo, comenzó,
con ayuda de Faraón, a perseguir el pueblo de Dios. .................
Capítulo II: Fue Moisés por divina dispensación preservado de la muerte
y criado en el real palacio. ...................................................
Capítulo III: Apareciendo el Señor a Moisés, se comenzó a tratar de
la libertad del pueblo. ...........................................................
Capítulo IV: El Egipto, primera cabeza del infernal dragón, fue con
diversas plagas atribulado y afligido. .........................................
Capítulo V: El Verbo eterno en forma de cordero vino al socorro
de su pueblo. .......................................................................
Capítulo VI: Levanta Lucifer en Faraón la espantable cabeza a la
perdición del pueblo de Dios, la cual fue por el Verbo eterno
milagrosamente cortada. ........................................................
Capítulo VII: Viéndose el venenoso dragón sin cabeza tan importante,
trató, con la murmuración, de hacer rebelde a Dios el
libertado pueblo. ..................................................................
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Capítulo VIII: Intenta Lucifer de destruir con los Amalequitas el pueblo
de Dios, al cual se dio la ley con espantosas demostraciones
de majestad y grandeza. .........................................................
Capítulo IX: Volviendo Moisés a subir al monte, estuvo en él comunicando
con Dios cuarenta días y cuarenta noches. ......................
Capítulo X: Todo lo que a Moisés había Dios ordenado en el monte,
pretendió el demonio destruir con la idolatría. .............................
Capítulo XI: Fue en otras nuevas tablas escrita la ley y consagrado
el tabernáculo, el sumo pontífice y sacerdotes. .............................
Capítulo XII: Con la murmuración del pueblo, procuraba Lucifer
revelar lo del Verbo eterno y hacerlo sujeto a sí. ...........................
Capítulo XIII: Con las armas de la desesperación y desconfianza del
poder divino procuró el demonio destruir la monarquía del
eterno Verbo. ......................................................................
Capítulo XIV: Para destruir a Moisés y a Arón, su hermano, trazó el
demonio una conjuración contra ellos. ......................................
Capítulo XV: Con los ejércitos de las gentes convecinas y el ayuda de
Balam, mago, y de los sacrificios de los Moabitas, quería el demonio
destruir el pueblo de Dios. .................................................
Capítulo XVI: Viéndose Moisés cercano a la muerte por mandamiento
de Dios, señaló por capitán del pueblo a Josué. ............................
Capítulo XVII: Habiendo Moisés establecido el pueblo en el temor divino,
murió y fue sepultado por orden de Dios, y con mostrar su cuerpo
quiso el demonio hacer idolatrar al pueblo. .................................
Capítulo XVIII: Josué, acaudillando el pueblo de Dios, pasó el Jordán
y destruyó la ciudad de Jericó. .................................................
Capítulo XIX: Queriendo Lucifer impedir al pueblo de Dios la entrada
de la santa tierra, quedó corrido y confuso, y Josué, antes de
su muerte, hizo un razonamiento al pueblo. ................................
Capítulo XX: Después de la muerte de Josué, fue por Lucifer con la
idolatría contaminado el pueblo. ..............................................
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Capítulo XXI: Prosiguiendo el demonio su comenzado intento, volvió
con la adoración de los ídolos a contaminar el pueblo. ...................
Capítulo XXII: Solicitando siempre Lucifer la perdición de los hijos de
Dios, nació Sansón, cuya muerte fue espantosa ruina para el
pueblo de la venenosa serpiente. ................................................
Capítulo XXIII: Persiguió Lucifer, con los Filisteos, el escogido pueblo,
y de ver presa el arca del testamento se gloriaba grandemente. ............
Capítulo XXIV: Induce Lucifer el pueblo a que pida rey y, habiéndole
dado a Saúl, fue por sus culpas reprobado de Dios y ungido
David por Samuel. ...............................................................
Capítulo XXV: Emprendió Satán la conquista y destrucción del pueblo
de Dios con ejército de los Filisteos y Goliat, gigante, al cual el
pastorcico David cortó la monstruosa cabeza. .............................
Capítulo XXVI: Inflamando Lucifer a Saúl en el aborrecimiento de
David, solicitaba su temprana muerte. ......................................
Capítulo XXVII: Sucedió en el reino de Saúl el mansuetudísimo David,
al cual prometió el Señor que de su generación y descendencia
tomaría humana carne el Verbo eterno. ........................................
Capitulo XXVIII: Multiplicó el odio y aborrecimiento contra David,
en la venenosa serpiente, la divina promesa, y así dio traza por
destruirlo, que cometiese con Bersabé el adulterio y mandase
dar muerte a su marido. ........................................................
Capítulo XXIX: Por hacer la serpiente antigua un rey a su propósito,
procuró echar a David del reino, conjurando contra él a su
querido hijo Absalón. ............................................................
Capítulo XXX: Acabó David, en gracia del Señor de la vida, y dejó
a Salomón sucesor en su reino. ................................................
Capítulo XXXI: La admirable grandeza de Salomón en la gloria del
mundo fue figura del espiritual Salomón humanado Verbo. ............
Capítulo XXXII: Edificó Salomón el templo del Señor, gobernando
su pueblo justa y religiosamente. .............................................
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Capítulo XXXIII: Indignado Lucifer con Salomón por las obras que en
servicio del Monarca eterno había hecho, con lascivos y fogosos
deseos le hizo que, dejada la fe, se diese a la idolatría. ....................
Capítulo XXXIV: Comenzando Dios a castigar a Salomón, permitió que
su propio hijo le quitase la mayor parte del reino, y muéstrase la
causa porque no quiso que se le quitase todo................................
Libro III
Capítulo I: Después de la muerte de Salomón, quedando el reino dividido
en dos partes, Lucifer, por instrumento de Jeroboán, levantó
la segunda cabeza contra el eterno Verbo....................................
Capítulo II: La segunda cabeza que el infernal dragón había levantado
comenzó a humillar el eterno Verbo con un profeta que envió
a Betel................................................................................
Capítulo III: La segunda cabeza del dragón infernal comenzó a ser perseguida
en sus miembros de la divina potencia..................................
Capítulo IV: Procuró el dragón infernal contaminar el reino de Judea
y, contaminando a Roboán su príncipe, quiso arruinar y destruir
a Jerusalén. .........................................................................
Capítulo V: Viendo Lucifer el buen gobierno de Asa, hijo de Abías,
rey de Judea, hizo el rey de Etiopía le moviese guerra, tratando
después de contaminarle el alma...............................................
Capítulo VI: Para destruir a Josafat, rey santísimo, hizo el infernal
dragón que un poderoso ejército de enemigos le moviese guerra. .......
Capítulo VII: Por instrumento y medio de Atolías introdujo el demonio
la adoración del ídolo Baal en el reino de Judea y del eterno
Verbo fue enviado Elías profeta para la destrucción de aquellos
falsos sacerdotes..............................................................
Capítulo VIII: Procurara el infernal dragón la muerte del justo Elías,
que por el Monarca excelso fue maravillosamente defendido.............
Capítulo IX: La segunda cabeza del infernal dragón fue cortada por
mano del rey Hieu, que con el celestial favor dio la muerte al rey
de Israel y de Judea y a todos los profetas y sacerdotes de Baal...........
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Capítulo X: Rompió de todo punto el eterno Verbo la segunda cabeza
del infernal dragón haciendo matar a Atalía y destruir el templo
de Baal en el reino de Judea.....................................................
Capítulo XI: No descansó Lucifer hasta que el reino de Judea volvió
a introducir la idolatría haciendo apedrear a Zacarías, hijo de
Joyade, pontífice...................................................................
Capítulo XII: Envió el eterno Verbo muchos profetas en Israel y en Judea
para que destruyesen la idolatría y, siendo a persuasión del demonio
perseguidos, permitió el Señor que el rey de los asirios llevase cautivos
a todos los de las diez tribus................................................
Capítulo XIII: Favorecido de Senaquerib, rey de los asirios, quiso
Lucifer destruir al devoto rey Ezequías, que reinaba en Judea...........
Capítulo XIV: Habiendo faltado Ezequías, hizo Lucifer en Judea terribles
estragos, solicitando la destrucción perpetua de aquel pueblo..............
Capítulo XV: Trajo el dragón infernal sobre la ciudad de Jerusalén el
numeroso ejército de los asirios por el cual fue destruida y los
del reino de Judea llevados a Babilonia cautivos............................
Capítulo XVI: Confundió el Verbo eterno con un sueño a Lucifer y
al rey de Babilonia, con el cual creían que la monarquía de los
asirios había de durar para siempre...........................................
Capítulo XVII: El rey y todos sus príncipes vinieron a oír la declaración
del sueño, hecha por Daniel el profeta..................................
Capítulo XVIII: Por qué causa fueron las cuatro monarquías mostradas
a Nabucodonosor en la estatua figuradas por el oro y la
plata, el cobre y el hierro.........................................................
Capítulo XIX: Castigó el sumo Monarca segunda vez la cabeza del venenoso
dragón que con la idolatría de la imagen de oro quería
destruir el pueblo..................................................................
Capítulo XX: Tercera vez castigado el eterno Verbo, la cabeza de Lucifer
en el rey de Babilonia, que como animal selvático le hizo habitar con
las bestias del campo alimentándose como ellas de la hierba y heno. .......
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Capítulo XXI: El eterno Verbo, tomando por instrumento a Darío rey de
Persia cortó, a Lucifer de todo punto la cabeza del reino de los asirios......
Capítulo XXII: Lucifer, para destruir a Daniel profeta y al pueblo del Señor
comenzó a levantar la cuarta cabeza en el imperio de Media
y Persia..............................................................................
Capítulo XXIII: Dio licencia el rey Ciro al pueblo de Dios para volver
a Judea y reedificar la ciudad y el templo, y restituyoles todos los
preciosos vasos que dél tenía....................................................
Capítulo XXIV: Envió el eterno Verbo a Ageo y Zacarías profetas a exhortar
[a] los príncipes y el pueblo a la edificación de la ciudad y el templo,
inspirando a Darío, rey de Persia, que lo permitiese.....................
Capítulo XXV: Queriendo Satán hacer que se diese muerte a Nehemías
que a Jerusalén reedificaba, fue a sopesar acabada la obra....................
Capítulo XXVI: Cómo la ciudad fue llena de gente y con las procesiones
santificada.....................................................................
Capítulo XXVII: Lucifer, con la cuarta cabeza del reino de los persas
y medos, quiso, tomando al soberbio Amán por instrumento,
destruir el pueblo de Dios.......................................................
Capítulo XXVIII: Dispuso el Monarca eterno estas cosas de manera
que Amán, que quería poner en cruz a Mardoqueo, lo llevó por
mandado del rey paseando a caballo por la plaza...........................
Capítulo XXIX: La reina, inspirada de Dios, propuso al rey prudentísimamente
su demanda, y el rey mandó que Amán fuese puesto
en la cruz que tenía hecha para Mardoqueo.................................
Capítulo XXX: Con el reino de los griegos, levantó Lucifer la quinta
cabeza y quiso, con el furor de Alejandro Magno, arruinar la
ciudad de Jerusalén...............................................................
Capítulo XXXI: Lucifer, con el furor del rey Antíoco, redujo la ciudad
de Jerusalén al rito y costumbre de los gentiles.............................
Capítulo XXXII: Lucifer, con el favor del malvado Antíoco, hizo una gran
mortandad en la ciudad de Jerusalén, permitiéndole el Verbo eterno,
para castigo del pueblo............................................................
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Capítulo XXXIII: Lucifer, valido del crudelísimo Antíoco, quitó los sacrificios
y holocaustos del Señor e hizo en Jerusalén crueldades
increíbles............................................................................
Capítulo XXXIV: Judas Macabeo, capitán del Verbo eterno, redujo el
pueblo a Dios y, a pesar de Satán, hizo purificar el templo.................
Libro IV
Capítulo I: Lucifer, no teniendo reino alguno en que levantar cabeza
contra el pueblo de Dios, despertó entre ellos diversas sectas y
civiles discordias..................................................................
Capítulo II: Levantó Lucifer la sexta cabeza en el reino de los romanos
contra el Verbo eterno, e hizo dar muerte a todos los nobles
descendientes de la real sangre de David....................................
Capítulo III: Quedó Lucifer engañado en la encarnación del Verbo,
porque no entendió que el celestial Monarca había de tomar
humana carne de tan pobre y humilde gente................................
Capítulo IV: La causa por que Lucifer fue engañado en la venida
del Monarca excelso a tomar carne humana.................................
Capítulo V: Lucifer, con la cabeza del reino de los romanos, tomando por
instrumento Herodes, procuró hacer morir al humanado Verbo...........
Capítulo VI: Siendo san Juan Bautista enviado de Dios a anunciar al mundo
la venida del humanado Verbo, y no le pudiendo Lucifer contaminar
con las honras mundanas, le hizo al fin cortar la cabeza............
Capítulo VII: Intentó el demonio vencer con tentaciones al humanado
Verbo y quedó en todas ellas confuso y vencido.........................
Capítulo VIII: Jesucristo, Verbo eterno, eligió doce príncipes para
tener consigo en la administración del reino................................
Capítulo IX: Con cuatro diferentes testimonios mostró Jesucristo al
mundo que él era el unigénito hijo de Dios vivo...........................
Capítulo X: Mostró el eterno Verbo al mundo todas las riquezas que
había traído del cielo, las cuales ofrecía a los que en él creyesen............
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Capítulo XI: Mostró el Monarca sumo a los sujetos de su imperio el
modo de vivir que habían de tener con Dios y con el prójimo..............
Capítulo XII: No pudiendo Lucifer sufrir las palabras del eterno Verbo,
incitó a su destrucción los pontífices y fariseos, que comenzaron a
solicitar la muerte..................................................................
Capítulo XIII: Los pontífices y fariseos, ministros del demonio, solicitaban
que el humanado Verbo dijese claramente que él era el Mesías
prometido, para quitarle por esta ocasión la vida.............................
Capítulo XIV: Habiendo acabado el Verbo eterno de manifestar al mundo
cuanto del Padre celestial había sido encomendado, entró en
Jerusalén al descubierto como Rey y Mesías.................................
Capítulo XV: Viendo Lucifer prosperado el crédito del Verbo eterno,
solicitó con la traición de uno de sus príncipes darle muerte............
Capítulo XVI: Antes que el eterno Verbo fuese a la muerte con que había
de quitar a Satán el usurpado señorío, quiso con sus amados príncipes
hacer una solemnísima cena.................................................
Capítulo XVII: El Salvador del mundo, en la competencia porfiada que
con san Pedro tuvo, declaró lo que el lavar los pies significaba.............
Capítulo XVIII: El Verbo eterno mostró lo que significaba el lavar los
pies, cuanto al escondido Sacramento y cuanto al ejemplo...............
Capítulo XIX: El soberano Verbo dejó en el reino de su santa Iglesia
su sagrado cuerpo y sangre preciosa en prenda y señal de su
amor divino........................................................................
Capítulo XX: Quiso el humanado Verbo, con celestial doctrina, fortificar
los corazones de sus discípulos y fieles contra los asaltos
del demonio........................................................................
Capítulo XXI: Los príncipes del humanado Verbo se entristecieron
oyendo que uno de ellos había de vender a su maestro, y Judas,
acabada la cena, se fue a hacer lo que tenía pensado.......................
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Libro V
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Capítulo I: Partidos Judas y Satán del convite del Señor, comenzó el humanado
Verbo a revelar a sus príncipes los secretos del eterno Padre. .......
Capítulo II: Muestra Jesús Cristo a sus discípulos el camino del cielo
y dales un hábito con que se conozcan entre sí y se diferencien
de los sujetos al demonio........................................................
Capítulo III: El Verbo eterno, Salvador nuestro, declaró a sus apóstoles
la causa y fruto de su muerte, para que viéndole ir a morir no se
escandalizasen......................................................................
Capítulo IV: Piden al humanado Verbo los celestiales príncipes que antes
de su partida les muestre el Padre eterno, y él les da a entender el
modo con que en esta vida puedan verlo........................................
Capítulo V: Promete el Verbo del Padre eterno enviar a sus discípulos
y a todos los fieles el consolador Espíritu.....................................
Capítulo VI: Declara el eterno Verbo a sus discípulos de qué manera
vivirá entre sus fieles con el consolador Espíritu, sin ser visto ni
conocido del mundo...............................................................
Capítulo VII: El Verbo eterno enseña a sus discípulos el modo de conservarse
con él y cómo el Padre llama a sus hijos al cielo..................
Capítulo VIII: El Monarca eterno predice a sus amados príncipes las
persecuciones que han de sufrir por la predicación de su nombre.......
Capítulo IX: Muestra el humanado Verbo a sus discípulos que conviene
que él vaya a la muerte para enviarles el Espíritu Santo que les dé
conocimiento del Evangelio y los haga constantes.............................
Capítulo X: Muestra el Verbo eterno que el Espíritu Santo reprehenderá
al mundo, por la predicación del Evangelio, de pecado, justicia
y juicio..........................................................................
Capítulo XI: Queriendo el Verbo eterno partirse para ir a la muerte
hace primero oración al eterno Padre.........................................
Capítulo XII: El humanado Verbo, continuando su oración, encomienda
sus príncipes al eterno Padre................................................
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Capítulo XIII: Lucifer y el humanado Verbo se preparan para comenzar
la batalla, y Lucifer con la espada del temor acomete a Cristo
nuestro bien, que se la quitó de la mano......................................
Capítulo XIV: Acometió Lucifer al humanado Verbo con el traidor
de Judas y la gente armada, que con una sola palabra de Cristo
cayeron en tierra como muertos................................................
Capítulo XV: Preso el Señor por los sacrílegos soldados, fue por orden
de Lucifer llevado al tribunal del pontífice y acusado por hereje, y
con injurias y golpes ofendido..................................................
Capítulo XVI: Lucifer hizo llevar afrentosamente a Cristo a la presencia
de Pilato, donde fue acusado de engañador y rebelde del romano
imperio..............................................................................
Capítulo XVII: Fue Cristo nuestro bien por orden de Lucifer azotado
y coronado de espinas para que con aquella venganza los judíos
se contentasen.....................................................................
Capítulo XVIII: Viendo Lucifer que no había podido librar al Señor
de la muerte, comenzó a solicitársela de nuevo.............................
Capítulo XIX: Estando en la Cruz el humanado Verbo fue hecho de
Dios sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec....................
Capítulo XX: El humanado Verbo, con el sacrificio de su sagrado
cuerpo y sangre, consumó un testamento mucho más rico que
el que confirmó Moisés con la sangre de los becerros......................
Capítulo XXI: Persuádese el alma devota a contemplar los misterios
de la pasión de Cristo nuestro bien, y muéstrase cómo todas
aquellas afrentas se le convirtieron en suma gloria........................
Capítulo XXII: Digresión al humanado Verbo, pendiente en la Cruz,
que maravillosamente obrando grandezas espantosas mostró el
poder y fortaleza de su divinidad..............................................
Libro VI
Capítulo I: El eterno Verbo, dejando el cuerpo en la Cruz, bajó al
infierno con el alma santa a despojar a Lucifer su adversario...........
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MONARQUÍA DE CRISTO 21
Capítulo II: Cómo el eterno Padre ordenó que el cuerpo de su unigénito
fuese enterrado para que su resurrección fuese más gloriosa................
Capítulo III: Cómo el Señor del cielo y autor de la vida resucitó victoriosamente
de la muerte, y la causa porque quiso que en su sacratísimo
cuerpo quedasen las cinco llagas manifiestas.......................
Capítulo IV: Determinó Lucifer de ofuscar la verdad de la resurrección,
mas no pudo ponerlo en efecto porque con argumentos invencibles
fue su verdad comprobada.......................................................
Capítulo V: Del triunfo espiritual con que el humanado Verbo fue
coronado en el Cielo por Monarca del universo y puesto a la
diestra del Padre en el trono de su Majestad universal...................
Capítulo VI: Recibió el Padre eterno solemnísimamente a su unigénito
hijo y asentándolo a su diestra lo hizo Monarca supremo de todas
las cosas criadas...................................................................
Capítulo VII: El celestial Monarca envió al consolador Espíritu sobre
sus príncipes, para que con ardentísima vehemencia fuesen a predicar
su glorioso triunfo.........................................................
Capítulo VIII: Desdeñado Lucifer por la ferviente predicación del Evangelio,
comenzó a tratar a la ruina y perdición de la santa Iglesia
en los apóstoles y fieles............................................................
Capítulo IX: Como los celestiales príncipes se dispusieron a edificar
la espiritual Jerusalén en la cual el eterno Verbo pusiese el trono
del reino de la gracia..............................................................
Capítulo X: San Miguel arcángel, acompañado de los ángeles celestiales,
príncipes y hombres justos y fieles, vino a quitar a Lucifer
la monarquía terrena.............................................................
Capítulo XI: Viéndose Lucifer despojado de la terrena monarquía
con las herejías se rebeló de nuevo contra el Monarca eterno
para arruinar su santa iglesia..................................................
Capítulo XII: No habiendo Lucifer podido ofender con la herejía a la
Monarquía de gracia del Verbo eterno, comienza a procurar
nuevos medios para destruirla.................................................
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PEDRO DE PADILLA
Capítulo XIII: Pareciole a Lucifer que sería medio a propósito para llegar
a colmo sus intentos disfrazarse siendo león con piel de cordero. ..........
Capítulo XIV: Determinó Lucifer edificar en los falsos y malos cristianos
una nueva Babilonia, ciudad de confusión y santidad fingida...............
Capítulo XV: Para dar Lucifer principio al cumplimiento de sus deseos,
subió en el caballo de la hipocresía y comenzó a correr en las partes
de Oriente con Mahoma y Sergio................................................
Capítulo XVI: La ruina y destrucción que contra la Iglesia del celestial
Monarca hizo Lucifer en la séptima cabeza del Anticristo..................
Capítulo XVII: Cómo el celestial Monarca, Verbo eterno, sobre el caballo
blanco de la verdad saldrá acompañado de sus caballeros a la
destrucción del rey del Anticristo................................................
Capítulo XVIII: Muerto el Anticristo, se predicará de nuevo por todo el
mundo el Evangelio, y hará el celestial Monarca atar a Satán para
que no engañe más los hombres, el cual desatándose, volverá a
contaminar la Iglesia y a corromper el mundo, que será finalmente
destruido con el fuego.....................................................
Capítulo XIX: Congregarse han por la resurrección todos los del género
humano ante el tribunal del humanado Verbo, y en presencia de los
ángeles y santos, será[n] Lucifer y sus secuaces precipitados en el
eterno fuego.........................................................................
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«Un penoso incidente en la carrera literaria de Padilla» titula Aurelio Valladares
Reguero el percance que una obra devota del carmelita tuvo con la Inquisición.
En el Archivo Histórico Nacional de Madrid, el legajo 4436/nº 64 indica
que «contiene, junto con otros documentos, una censura, fechada el 24 de mayo
de 1586», suscrita por el religioso franciscano Hierónimo de Guzmán. 1
Valladares ha reunido varios documentos que prueban que el Ramillete de
flores espirituales, impreso en Alcalá en 1585, cruzó los mares y llegó a América.
De su fortuna en México tenemos noticias por una censura del 7 de enero de 1585;
por una carta de la Inquisición de Chiapas con fecha 16 de diciembre de 1585, prohibiendo
el libro que «viene en esta flota»; por una relación de libros prohibidos en
los conventos de Mérida; por una relación de libros prohibidos, fechada en México
el 22 de septiembre de 1587; por la lista de libros que recogió el comisarios de la
Inquisición de Puebla. 2 Conjetura Valladares: «cabe pensar que en otros lugares
del Nuevo Mundo ocurriera algo similar».
Se da por hecho que en España no existe ejemplar alguno del Ramillete de
Pedro de Padilla. Si alguno se salvó de la hoguera, estará cerrado en arcón con
siete llaves. Nuestras pesquisas se han centrado en México, pues documentación
reciente indicaba que un escoliasta lo tenía en su biblioteca. Las pistas se enturbiaron
y el resultado fue nulo.
1 Aurelio Valladares Reguero, El poeta linarense Pedro de Padilla. Estudio bio-bibliográfico
y crítico, Jaén, Centro Asociado a la UNED de Jaén, 1995, págs. 43-54.
2 Ibid., págs. 50 y 51.
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El año 2010 viajamos a Perú, ocasión pintiparada para llamar a varias puertas
por si la fortuna nos amparaba, ya que la investigación concienzuda 3nos informaba
de lo siguiente:
“Ramillete de flores espirituales cuyo autor es fray Pedro de Pa-
dilla, carmelita”.
a. Pedro de Padilla, Ramillete de flores espirituales, Alcalá, 1585.
b. Condenación del Consejo. La carta acordada del 13 de junio
de 1586 ordena la recogida de esa edición así como de cualquier
otra. Los inquisidores del Perú recibieron la carta acordada el
18 de mayo de 1587.
c. Fecha de prohibición: c. 1587.
La Biblioteca Nacional del Perú, en Lima, no prometía hallazgo alguno tras el
saqueo de 1881 y el incendio de la misma en 1943, que calcinó el edificio con sus
200.000 libros dentro. Nos dirigimos al Archivo del Convento de San Francisco.
Entre sus 25.000 volúmenes no figuraba Pedro de Padilla y por tanto tampoco su
Ramillete. Así nos lo contaron unos amables empleados del centro. A modo de
agradecimiento por las molestias, regalamos para su colección un ejemplar del
Romancero de Padilla.
El segundo asalto tuvo lugar en Cuzco, en la Biblioteca de la Universidad
Nacional San Antonio Abad del Cusco. Los viejos fondos están sin catalogar, son
los ingresados más recientes extraídos de bibliotecas de jesuitas, cuando las expulsiones,
figuran en un listado impreso. Tampoco estaba el tesoro que buscábamos.
También allí dejamos un ejemplar del Romancero. Y salimos un tanto deprimidos
por la caótica situación de los antiguos libros.
El tercer asalto fue en la bella ciudad de Arequipa. Sabíamos que en La Recoleta,
a las afueras de las ciudad antigua, retirada al otro lado del río, se halla el
convento-museo-Instituto Superior Técnico. El padre franciscano Gervasio González
Barbero nos recibió en un pequeño despacho a la entrada de una enorme sala
3 Censura, libros e inquisición en el Perú colonial, 1570-1754, Pedro M. Guibovich Pérez,
Sevilla, Universidad, CSIC, 2003, pág. 284. Sale en el apéndice Libros y textos condenados
por edictos (1570-1754).

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de maquinaria industrial en funcionamiento. Es el proveedor o director general de
La Recoleta. Le pedimos permiso para ver si en la biblioteca de 25,000 volúmenes
pudiéramos encontrar el libro de Padilla. Nos dijo algo así que cómo sabía él que
no íbamos a robar libros. Pausa, y cambio de conversación para charlar de España,
él es español, por el acento. Por fin, tras cierto titubeo suyo y varios juramentos
por nuestra parte, nos mandó a la biblioteca para que habláramos con unos
americanos que andan por allí con los libros. Fray Gervasio se fue con una
lata de aceite a la escuela-taller y nosotros subimos la cuesta para llegar al
museo. En la parte alta se halla la biblioteca. Al fondo del corredor, sobre un
precioso patio renacentista, nos esperaba la sorpresa del siglo: Helen Ryan,
nuestro ángel custodio.
Helen Ryan es una bibliotecaria jubilada de la University of Iowa Libraries
(así, en plural) que decidió, con su esposo, dejar los verdes campos midelwésticos
e irse a tierras de volcanes y terremotos para ser la reina plenipotenciaria de una
biblioteca de 20.000 volumenes en total abandono. ¿Qué mejor regalo de jubilación
puede esperar una bibliotecaria? La visita produjo sorpresa para ella y sorpresa

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para nosotros, pues no nos esperábamos la efficiency a la que estábamos acostumbrados
de EE.UU., el know how, ni ella se esperaba la visita de alguien que venía
en inglés a pedirle ayuda para completar una investigación seria. «Acaso dos o
tres escoliastas pasan por aquí cada año», nos dijo. Le hablamos de Padilla y de
nuestra búsqueda del Ramillete. Encendió el viejo ordenador y dio con Padilla:
Pedro de Padilla. El Vaticano había enviado años ha un equipo para inventariar
parte de la biblioteca, de ahí que los datos que han salido de la ficha en papel y ha
metido Helen en el ordenador salgan ahora en italiano. El Ramillete no estaba.
Pero sí un tomo del carmelita que hasta el momento los bibliógrafos de impresos
del Siglo de Oro desconocían. Se trataba de la Monarquía de Cristo. La alegría
fue mutua. Nos acercamos a la inmensa sala de la biblioteca y Helen nos dejó ver
y tocar el ejemplar. Es el que utilizamos en esta edición. Llevábamos a América
ejemplares del Romancero, pero Padilla se nos había adelantado. Desde estas
líneas enviamos nuestro agradecimiento a Helen Ryan y al padre Gervasio. Su
biblioteca guarda ahora unos cuantos títulos más de Padilla y varias ediciones de
cancioneros del Siglo de Oro. 4
4 Helen Ryan, «A Librarian in Peru», en Catholic Library Word (2009), 79, 3, págs.
195-203.

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La obra que hoy publicamos en edición facsimilar es la primera de
dos traducciones que hizo Pedro de Padilla, una del italiano y otra del
portugués. 1 La italiana, con el título Monarchía de Cristo. Nuevamente sacada
a luz en lengua castellana, por fray Pedro de Padilla Carmelita, vio la luz
en Valladolid el año 1590. 2 Única obra suya en prosa, es traducción del
devocionario Monarchia del nostro signor Giesu Cristo (1545, 1548) de Giovanni
Antonio Pantera. La epístola introductoria está dirigida a doña Catalina
de Zúñiga, 3 fechada en Valladolid el 18 de junio de 1590 y firmada
1 La otra traducción es La verdadera historia y admirable svccesso del segundo cerco
de Div, estando don Iuan Mazcarenhas por capitán y gouernador de la fortaleza. Compvesto
por Gerónimo Corte Real y dirigido al rey don Sebastián, primero de este nombre.
Tradvcido en lengva castellana por fray Pedro de Padilla, carmelita. Dirigido a don Carlos
de Álaua, Alcalá de Henares, en casa de Juan Gracián, 1597.
2 A imitación de la portada italiana con el emblema del impresor Giolito de Ferrari,
el impresor de la obra de Padilla puso el suyo y agregó el de su taller en el
colofón.
3 Según nos indica la página titular, doña Catalina «era hija del Marqués y Marquesa
de Águilafuente, muger de Diego Çapata comendador de Montealegre, hijo
primogénito del conde de Barajas, Presidente de Castilla y Presidente del Consejo
de Cámara y del estado del Rey nuestro Señor». Relata Toribio Medina lo siguiente
sobre Diego Zapata y su relación con Ercilla y Zúñiga: «Corría el año de 1591
cuando le vemos de nuevo embarcarse en un negocio con don Diego Zapata,
comendador de Montealegre en la Orden de Santiago, hijo mayor del Conde de
Barajas, personaje altamente colocado en Palacio, sucesor en su casa y mayorazgo
y casado con doña Catalina de Zúñiga, dándole a censo mil escudos de oro, para
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por el librero Martín de Córdoba. 4 El libro salió del obrador del que
fuera impresor del rey y descendiente de una familia importante de impresores
vallesolitanos Diego Fernández de Córdoba. 5 Sufragó los gastos,
como era de rigor, el mercader de libros Martín de Córdoba. 6
cuya escritura de otorgamiento, ‘por causas y justos respetos’ que le movían,
quiso Ercilla que se extendiese a nombre de un criado suyo de confianza, alemán,
llamado Ulrico Ledrer; como así se hizo en efecto, y unos cuantos días después
la firmaba por cuantía de veinte mil ducados, equivalentes a 7.500,00 maravedís;
suma que por sí sola está demostrando cuanto se había acrecentado la fortuna
del poeta luego de publicada la edición completa de su obra». Alonso de Ercilla
y Zúñiga, La Araucana (ed. de José Toribio Medina), Santiago de Chile, Imprenta
Elzevirana, 1917, pág. 192. También se puede consultar en
http: //www.cervantesvirtual.com.
4 Nieves Baranda Leturio, «Women’s Reading Habits: Book Dedications to Female
Patrons in Early Modern Spain» en Women’s Literacy in Early Modern Spain and
the New Word, ed. Anne J. Cruz & Rosalie Hernández, Burlington, VT, Ashgate, 2011,
págs. 19-39. En págs. 24 y 25 habla de doña Catalina de Zúñiga.
5 Es heredero de Francisco Fernández de Córdoba, activo entre 1541 y 1570,
aproximadamente, en Valladolid y Palencia, de cuyos talleres salen las ediciones
de Los refranes de Íñigo López de Mendoza (1541), Los claros varones de España, de
Hernando del Pulgar (1545), Arte de Navegar de Pedro de Medina (1545) —considerada
su mejor impresión—, La Diana de Montemayor (1562), a partir de la cual se
incluye la novelita de El Abencerraje. Diego Fernández de Córdoba, hijo y continuador
de Francisco, que a veces también firma con su segundo apellido Oviedo,
como hace para la Monarquía de Padilla, ejerce su mester en Valladolid entre 1578
y 1603. Desconocemos los motivos por los que Padilla acude a Diego Fernández
de Córdoba y Oviedo para imprimir su obra pero nos podría orientar el hecho
de que la producción en el taller de Diego es principalmente de obras religiosas,
aunque tampoco faltan obras de otros géneros, entre ellas Las transformaciones de
Ovidio (1589) y Arte de música theórica y práctica de Francisco de Montanos (1592).
Para mayores detalles ver el valioso Diccionario de impresores españoles (Siglos XV-
XVII), I, de Juan Delgado Casado, Madrid, Arco Libros, 1996, núms. 263 y 266. Para
los Fernández de Córdoba en el siglo XVII, ver Anastasio Rojo Vega, Impresores,
libreros y papeleros en Medina del Campo y Valladolid. Siglo XVII, Junta de Castilla y
León, Consejería de Cultura y Turismo, 1994, núm. 122, pág. 99.
6 Se documenta la edición en Mariano Alcocer y Martínez, Catálogo razonado de

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En la licencia, firmada por Juan Vázquez, el 31 de diciembre de 1586,
se otorga el derecho a imprimir y vender la Monarquía durante diez
años. El original había sido leído por el escribano de cámara Gonzalo
de la Vega, el mismo que firmó la tasa, y el mismo escribano que siete
años más tarde haría lo mismo para La verdadera historia y admirable
suceso del segundo cerco de Diu. Del 19 de octubre de 1590 es la tasa, firmada
por el escribano del rey Gonzalo de la Vega. Se ajusta en tres
maravedíes por pliego de venta del tomo. A continuación aparece la fe
de erratas a que alude y remite Padilla en su Prólogo. La aprobación es de
unos meses antes, 13 de junio de 1586. En ella, fray Alonso de Luna
opina que la traducción incluye «doctrina sana», «con buen estilo», lo
que asegura una lectura amena a aquellos que les agrade «el buen
modo de hablar» y «no le quiere buscar en libros profanos». Padilla reiterará
esta misma idea en su Prólogo al lector.
En él, Padilla expresa su admiración por la obra del italiano y concluye
que es útil
para el aprouechamiento de las almas christianas, por estar
en él recogidos y cifrados los extraordinarios fauores y beneficios
singulares que hizo Dios a la Sinagoga (que le salió tan
ingrata) y las misericordias sin tassa que á hecho, haze y hará
a su Yglesia, hasta la consumación del siglo, y los rigurosos
castigos que hizo en diuersos tiempos a los rebeldes a su Monarchía.
Sus deseos son que el libro inspire amor y temor de Dios, y a la vez
haga que los fieles dejen de leer libros profanos, que son «veneno pestífero
que se beue por los ojos y haze el daño en el alma», concepto
expuesto también en la aprobación de Alonso de Luna, como hemos
dicho. Padilla indica que pasó algunas horas de ocio traduciendo el
libro, para que en la lengua española hubiera también alguna obra
grave de materias espirituales y divinas, y no solo de burla. Su lectura
refresca «aunque breue y sucintamente, y sin controuersia ni disputa, la
prouechosa memoria de las victorias de Christo contra su mayor enemigo,
el demonio», argumento —dice— que fue seguido primero por el

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abad Ruperto. 7 Indica que el estilo es acomodado al de su original, porque
en eso consiste el buen trabajo de traductor. El fin último deseado
es la gloria de Dios y la utilidad de los fieles y para esto ha puesto su
parte en una tarea que ha sido cuidadosa.
Explica Padilla en el Prólogo al lector que la preparación de la Monarquía
de Cristo se sitúa en la época que corresponde a su ingreso en la
obras impresas en Valladolid 1481-1800, Valladolid, Casa Social Católica, 1926 (ed. facsímil,
con un prefacio de Hipólito Escolar Sobrino, Junta de Castilla y León,
Consejería de Cultura y Turismo, 1993). Corresponde a la ficha bibliográfica núm.
335 del catálogo, pág. 189, en la que se copia la página titular y el colofón. La describe
así: «Port. vuelta en bl + 6 hoj. sin num. de preliminares, que comprenden:
Privilegio refrendado por Juan Vázquez. Tasa. Erratas. Dedicatoria. Aprobación
de Fr. Alonso de Luna. Prólogo. (Dice que tradujo del italiano este libro, del [original]
que escribió J. Antonio Pantera)». Indica Alcocer y Martínez que lo documentan
Gallardo, Ensayo, III, pág. 1071, y Cejador, Historia de la lengua y literatura
castellana, Madrid, 1915-1919, III, pág. 121, núm. 65. También recoge la ficha bibliográfica
de La Monarquía María Marsá, Materiales para una historia de la imprenta en
Valladolid (Siglos XVI y XVII), León, Universidad, 2007, núm. 531, obra que partiendo
del Catálogo de Alcocer apunta hacia una tipobibliografía vallisoletana definitiva.
Añade las referencias de Nicolás Antonio Bibliotheca Hispana Nova, 1783, II,
pág. 225 (hay ed. facsímil, Madrid, Visor Libros, 1996), Catálogo colectivo de obras
impresas en los siglos XVI al XVIII existentes en bibliotecas españolas. Sección I: Siglo XVI.
Madrid, Dirección General Archivos y Bibliotecas. Biblioteca Nacional, 1972-1984,
P-403, Palau y Dulcet, Manual de librero hispano americano, Barcelona, 1948-1977, v. 12,
núm. 211.560 y Simón Díaz, Bibliografía de la literatura hispánica, Madrid, 1993, vol.
16, núm. 3459.
7 Abad del monasterio de Deutz desde 1120, partidario de la reforma monástica
y defensor del apego total a la doctrina santa y la Sede de San Pedro en casos
de controversia. Es autor de De divinis officiis. Para una observación sobre su
defensa con argumentos teológicos del uso del rico adorno en los altares ver Manuel
González Galván, Trazo, proporción y símbolo en el arte virreinal. Antología personal,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Estéticas, Gobierno del Estado de Michoacán, Secretaria de Cultura,
2004, pág. 57.

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Orden del Carmen (1584), precisamente en su año de noviciado. 8 La
Monarquía forma parte de un núcleo de cuatro libros de tema religioso
que Padilla preparó y publicó entre 1585-1590: Jardín espiritual (1585); Ramillete
de flores espirituales, recogido de católicos y graves autores (1585), obra
censurada de la que no se ha encontrado todavía ejemplar alguno; Grandezas
y excelencias de la Virgen (1587) y la Monarquía de Cristo (1590). Refleja
esta nueva dimensión un cambio ideológico, temático y de inspiración
con respecto a las obras anteriores del linarense, que dejó de cantar las
vicisitudes del amor profano para henchir su pluma con amor e inspiración
divinos. Sin embargo, no fue solo la toma de hábito lo que le hizo
cambiar su orientación poética, porque conviene recordar que siendo
laico, igual que la inmensa mayoría de los poetas contemporáneos, había
compuesto piezas religiosas, como son el villancico del pliego suelto de
1576 9 y las 26 piezas que reúne en el apartado de Chançonetas para la
Navidad, que compuso en su cartapacio autógrafo de hacia 1578. 10
La enorme aceptación que tuvo la literatura religiosa durante el
Siglo de Oro es de sobra conocida. Estudios recientes han coincidido en
subrayar la situación privilegiada de la obra devota entre lectores de
8 «quise con desseo de que alguno destos efetos se consiguiesse, en algunas
horas desocupadas que en el año del nouiciado tuue, ocuparme en traduzirle»,
citado también por Valladares, El poeta linarense, pág. 371. Además, la aprobación
es del 13 de junio de 1586, lo que implicaría que se habría acabado durante los primeros
seis meses de ese año.
9 Lo publicamos en facsímil con una breve nota bibliográfica en Poesías inéditas
de Pedro de Padilla y versos de otros ingenios del s. XVI. Ms. B90-V1-08 de la Biblioteca
Bartolomé March, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2011.
10 Son los números 110-139 de nuestra edición, Cancionero autógrafo de Pedro de
Padilla, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2007. Incluye además de canciones
para la Navidad, contrahechos a lo divino de «Estábase Marfida contemplando»
/«Estaua el Padre eterno contemplando» (núm. 126); «A su albedrío y sin
orden alguna» (127); «Juana, ¿quiesme bien?» / «Magdalena, ¿quiesme bien»?
(130) y «Pasando el mar Leandro el animoso» / «Bajó del cielo el Verbo poderoso»
(131) que enriquecen el corpus ya extenso de la poesía áurea a lo divino.

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diversas clases socio-económicas de aquella época. 11 Desde la perspectiva
de la recepción de la obra literaria, el núcleo de libros devotos de
Padilla —la Monarquía en particular— se encuentra muy en concierto con
las corrientes literarias que gustaban y los libros que se vendían a finales
del s. XVI. Disponemos hoy de pruebas fehacientes de la aceptación de la
Monarquía como libro que circulaba y se adquiría en varios ámbitos culturales.
Tal vez el mejor testimonio sea el inventario de la librería de
Benito Boyer, uno de los más influyentes y poderosos libreros de todo el
11 Mediante el estudio de inventarios de bibliotecas privadas se ha podido
comprobar que en Valladolid durante el Siglo de Oro obras de temática religiosa
figuraban entre los libros más vendidos. Véase Anastasio Rojo Vega, Ciencia y
cultura en Valladolid. Estudio de las bibliotecas privadas de los siglos XVI y XVII,
Valladolid, Universidad, 1985, págs. 97 y 101. Por su parte, el historiador Ricardo
García Cárcel, Las culturas del Siglo de Oro, Madrid, Historia 16, 1989, ha afirmado
que entre los lectores del siglo XVI, «la hegemonía del libro religioso es indiscutible»,
pág. 156. A continuación puntualiza refiriéndose al ambiente en Barcelona
desde la perspectiva de varias clases sociales. Entre los oficios manuales predominan
libros litúrgicos y vidas de santos. El sector terciario favorece obras morales.
La nobleza «hace gala de interés por la temática religiosa», no tanto de devoción
popular sino obras filosófico-teológicas. Las profesiones liberales prefieren
libros orientados hacia la mística, García Cárcel, pág. 157. De fecha más próxima
a nosotros es el estudio de lectura, bibliotecas privadas y lectores en Madrid
durante el Siglo de Oro. Según los datos aportados por los inventarios de bibliotecas
nobiliarias, se vuelve a afirmar el predominio de libros de contenido religioso
que ocupan un 30.7% del total, y por géneros, un 25.1% entre hombres, y 52.3%
entre mujeres. Véase José Manuel Prieto Bernabé, Lectura y lectores. La cultura del
impreso en el Madrid del Siglo de Oro (1550-1650), II, Junta de Extremadura, Consejería
de Cultura, Editora Regional de Extremadura, 2004, págs. 35-39.En lo que a la poesía
religiosa impresa se refiere, Valentín Núñez Rivera ha señalado, con razón,
que en el Siglo de Oro, la cantidad de poesía devota que se escribió, su diseminación
y, por tanto, su recepción es «bastante superior, o, por lo menos, pareja, al
de los temas amorosos», pág. 333. Véase Valentín Núñez Rivera, «La poesía religiosa
del Siglo de Oro. Historia, transmisión y canon», en Begoña López Bueno
(ed.), En torno al canon: aproximaciones y estrategias, Sevilla, Universidad, 2005, págs.
333-370.

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siglo XVI español, que lleva fecha de 1592. Al folio 536v, con el número
1397, encontramos registrada la Monarquía con una cantidad bastante nutrida
de ejemplares: «veinte y siette monarchia de xpo. quarto a setenta
pliegos son mill y ochocientos y nouenta». 12
Otro testimonio del interés existente por la obra de Padilla deriva de
la noticia que Cervantes tendría en su biblioteca un par de obras traducidas
por amigos suyos: la Jerusalén liberada de Tasso (Cristóbal de Mesa,
1587) y la Monarquía de Cristo de Pantera. 13 Dada la amistad entre Cervantes
y Padilla, y la cultura literaria que ambos compartían, no es de sorprender
un detalle de esta índole.
Continúan apareciendo en el s. XVII testimonios provechosos para documentar
la recepción de las obras del linarense. El inventario de 1627 de
la valiosa biblioteca de Francisco Moreno consta de 399 entradas, de las que
seis pertenecen a obras de Padilla. 14 La que nos interesa ahora tiene el
núm. 270 y reza así: «Monarquia de xpto, en ocho reales». Prieto Bernabé,
pág. 415, anota con inseguridad que puede tratarse de la obra de Pantera,
citando la ed. de 1566. Pero igual cabe la posibilidad de que aluda sencillamente
a otra obra de Padilla, la traducción de 1590 de la Monarchia del italiano.
En cualquier caso, es otra prueba de la recepción de la traducción o
su modelo.
12 Vicente Bécares Botas, Alejandro Luis Iglesias, La librería de Benito Boyer
(Medina del Campo, 1592), Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo,
1992, pág. 259. Es de interés también la entrada 1469 del inventario de Boyer
en la que se registra el Thesoro: «tres tesoro de padilla, octauo, son ciento y ochenta
y un pliegos,» pero en una cantidad bastante menor que la de La Monarquía,
tal vez por ser un libro que ya llevaba publicado 12 años.
13 Biblioteca virtual universal, Daniel Eisenberg, «Los autores italianos en la
biblioteca de Cervantes» http://www.biblioteca.org.ar/libros/132777.pdf.
14 Prieto Bernabé, Lectura y lectores. El inventario de la biblioteca de Moreno se
halla en las págs. 387-430. Las entradas 276 y 389 corresponden al Jardín (1585). El
Thesoro (1580), se documenta en la núm. 275 y en la 395 se halla Grandezas y excelencias
(1587).

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J. J. LABRADOR HERRAIZ R. A. DiFRANCO
En el manuscrito custodiado en la biblioteca de la Universidad de
Zaragoza (Ms. 371), una miscelánea de apuntes con toda probabilidad
autógrafa, se ha tenido la buena fortuna de encontrar una «Memoria de
los libros con que me hallo en 20 de octubre de 1630—míos propios». El
manuscrito es del poeta e historiador Juan Francisco de Tornamira y Soto,
gran conocedor de los acontecimientos del momento. 15 Resulta que en
esa Memoria de 1630 de 64 entradas, la que lleva el núm. 15 es la «Monarquía
de Cristo autor fr. Pedro de Padilla 1590». 16
Por último, señalaremos que se han localizado ejemplares de la Monarquía
en bibliotecas de varias ciudades españolas, en una portuguesa y
al menos en tres americanas. 17 Este hallazgo es de importancia, pues convierte
a Padilla en una figura internacional y no en un andaluz en Madrid,
algo que podemos decir ahora. Como consecuencia, los estudiosos del
pensamiento barroco deben contar también con la espiritualidad de Padilla
en la formación del pensamiento americano.
15 Existe, por ejemplo, una carta que dirige al Conde Duque de Olivares en que
comenta las cortes convocadas en Barbastro en 1626 por Felipe IV. Sobre este noble
navarro y su biblioteca véase Trevor J. Dadson, «Los libros y lecturas del escritor
tuledano Juan Francisco de Tornamira y Soto (1620-30)», Bulletin Hispanique, 100
(1998), págs. 95-123 y capítulo 10 de su Libros,lectores y lecturas. Estudios sobre bibliotecas
particulares españolas del Siglo de Oro, Madrid, Arco Libros, 1998, págs. 187-207,
y 383-391, para los inventarios.
16 Dadson, «Los libros y lecturas», pág. 114 (artículo) y pág. 387 (capítulo del
libro). No es la única obra de Padilla que queda documentada en los inventarios
de bibliotecas particulares reunidos y publicados por Dadson. En la de Isabel
Montero (1629), mujer del librero flamenco Francisco de Hem, que llegó a reunir
con su marido una biblioteca de 94 títulos, se halla un ejemplar de Grandeças y excelencias
de la Virgen tasado en dos reales, Libros, lectores y lecturas, núm. 85, pág. 465.
17 Valladares, El poeta linarense Pedro de Padilla, pág. 108, ficha los ejemplares en
la Biblioteca Nacional, la de El Escorial, las universitarias de Salamanca, Santiago
y Zaragoza. María Marsá, Materiales para una historia, núm. 531, da además noticia
de ejemplares en las bibliotecas universitarias de Barcelona y en la Complutense
de Madrid, mientras menciona también otros en la Biblioteca Nacional de
Portugal en Lisboa, la Nacional de México y la del Colegio Corpus Christi de Va-

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PREÁMBULO 37
Pero hay un aspecto más. Se puede decir con certeza que Padilla es
figura internacional por partida doble. El carmelita se fijó en el tratado
impreso de un italiano, mientras su poesía profana y divina gustaba y se
cantaba en las cortes italianas. La encontramos copiada en más de media
docena de cancioneros italianos custodiados hoy en Módena, Roma y
Nápoles. El ejemplo del cancionero manuscrito MoE gamma x.5.45 sirve
para ilustrar el fervor con que se buscaba y copiaba la poesía del linarense.
Este manuscrito recoge trece poemas de Padilla que proceden dos de
lencia. Alexander S. Wilkinson, Iberian Books. Books Published in Spanish or Portuguese
or on the Iberian Peninsula before 1601, Leiden/Boston, 2010, pág. 559, núm.
14.313, agrega noticias de un ejemplar en una colección privada, pero sin dar más
datos. A todos estos podemos añadir ahora los ejemplares en el archivo parroquial
de Épila, que fue restaurado en 2009 en la escuela taller Blasco de Grañén,
de la diputación de Zaragoza y en la Carmelitana Collection en Washington, D.C.
En cuanto a la difusión de la Monarquía en Nueva España, en Archivo General
de Indias, legajo 1135, fols. 153-169v, se registra la carga de la nave Trinidad destinada
para el puerto de San Juan de Ulua, Vera Cruz, México. Con el número 203
del inventario de libros se encuentra la Monarquía, véase Irving A. Leonard, Books
of the Brave. Being an account of Books and of Men in the Spanish Conquest and
Settlement of the Sixteenth-Century New World, with a new Introduction by Rolena
Adorno, Berkeley, Los Angeles, University of California Press, 1992, pág. 368. Queda
registrado la Monarquía también en un inventario testamentario presentado en
la ciudad de México en 1598, véase Clara Inés Ramírez González, Grupos de poder
clerical en las universidades hispánicas. II. Los regulares en Salamanca y México durante el
siglo XVI, México, Universidad Nacional Autónoma, 2002, pág. 336. Para cerrar la
lista de testimonios, diremos que acabamos de localizar otro ejemplar en la Biblioteca
de la Recoleta -Fondo Antiguo, Arequipa, Perú, con la signatura Rec XVI Bd 41.
6. 23. Sobre este ejemplar se comenta en el inventario en italiano: «Volume in discreto
stato. Come carte di guardia e di risguardia utilizzate pagine di un volume a
stampa (Espejo de principes y caballeros...). Sul frontespizio timbro ‘Recoleta’». Agradecemos
este hallazgo a la estupenda acogida que nos dio Helen Ryan, bibliotecaria
y directora de catalogación de la biblioteca La Recoleta en Arequipa. Para mayor
información sobre el proyecto de rehabilitar esta biblioteca conventual y sus 20.000
volúmenes, véase el artículo de la misma bibliotecaria Ryan «A Librarian in Peru»,
Catholic Library World, March, 2009, págs. 195-203.

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38
J. J. LABRADOR HERRAIZ R. A. DiFRANCO
su Cancionero autógrafo, ca. 1578; dos del Thesoro, 1580; once del Romancero,
1583, y uno del Jardín espiritual, 1585. 18
Otro ejemplo iluminador es el cancionero de la Biblioteca Vaticana
Reg. Lat. 1635 en que aparecen veintidós poemas procedentes de diversas
obras de Padilla: trece salen del Autógrafo, ocho del Thesoro, ocho también
del Romancero, tres del manuscrito de la Biblioteca Bartolomé March B90
V1-08, y uno del Jardín espiritual. 19 Aunque quizás el ejemplo más significativo
de la buena recepción de la lírica padillana en Italia sea el Ms. de la
Biblioteca Vaticana Patetta 840, un cancionero íntimamente ligado a la
corte saboyana de Carlos Manuel y Catalina Micaela, hija de Felipe II,
donde se copiaron siete poesías del linarense tomadas dos del Thesoro,
dos del Romancero y tres del Ms. de la Bartolomé March B90-V1-08. 20 Es el
autor mejor representado en este cancionero hispano-italiano junto con el
omnipresente Hurtado de Mendoza.
El hecho de que la Monarquía sea traducción de un libro italiano refleja
otra característica sobresaliente de la cultura literaria española del s.
XVI: la admiración por la lengua y la literatura de Italia, que, en realidad
fue mutua. 21 Podemos afirmar que Padilla conocía a fondo esa literatura.
La poesía de Petrarca, Ariosto, Fiamma y Tansillo, entre otros, desfila am-
18 Véase el apéndice documental de nuestra edición del Cancionero autógrafo de
Pedro de Padilla, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2007, pág. 33.
19 Véase nuestra edición Cancionero de poesías varias. Ms. Reginensi Latini 1635 de
la Biblioteca Vaticana, Almería, Universidad, 2008.
20 Véase nuestra edición Dos cancioneros hispano-italianos. Patetta 840 y Chigi. L. VI.
200, Málaga, Anejo 68 de Analecta Malacitana, 2008.
21 Como botón de muestra, podemos citar el inventario de la biblioteca del
escultor milanés de Felipe II, Jácome de Trezzo, del año 1589. En él se documenta
un buen número de obras en italiano en verso y prosa, y otro tanto de traducciones
al castellano. Con el núm. 72 figura un ejemplar de Rime spirituali de G.
Fiamma, 1570, autor cuyos sonetos Padilla traducía con afán. El núm. 91 es un
ejemplar del Jardín. Ver Prieto Bernabé, Lectura y lectores, págs. 441 y 443.

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PREÁMBULO 39
pliamente por las páginas y folios de las obras del linarense. 22 Abundan
ejemplos de que el poeta Padilla se inspira en estos autores, traduciendo
y adaptando sus obras. Un repaso de los versos padillanos nos descubre
hasta dónde llega su entusiasmo por lo italiano. Ya en su cancionero autógrafo
(hacia 1578) hallamos un soneto inspirado en la égloga latina de Angeriano.
23 Siete sonetos del Thesoro (1580) derivan de obras de autores italianos.
24 Conocidas son también las imitaciones y traducciones que se
22 Merece la pena recordar que en 1590 firma Padilla la aprobación a la traducción
de Enrique Garcés de Los sonetos y canciones del poeta Francisco Petrarcha, que
traduzía...de la lengua Thoscana en castellana, Madrid, Guillermo Droy, 1591, en la
que opina sobre la calidad de la traducción : «Y no he hallado en él cosa que contradiga
a nuestra santa fe católica, ni a las buenas costumbres, sino mucha gala y
propiedad en la traducción, de manera que su primer autor pudiera quedar muy
satisfecho de ver sus trabajos en otra lengua tan propiamente referidos». Citado
en Ignacio García Aguilar, Poesía y edición en el Siglo de Oro, Madrid, Calambur,
2009, pág. 313.
23 Es el núm. 269 de nuestra edición, Cancionero autógrafo de Pedro de Padilla,
México, Frente de Afirmación Hispanista, 2007. Pasa luego al Thesoro este soneto,
núm. 224 de nuestra edición. Véase Joseph G. Fucilla, Estudios sobre el petrarquismo,
págs. 174-175.
24 Damos el primer verso, el número que ocupa el soneto en nuestra edición
del Thesoro, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2008, y la referencia al
modelo italiano: «No me tires, Amor, flechas en vano» (núm. 30 / Tebaldeo, Le
Opere d’Amore, núm. 152); «Ojos, que no sois ojos sino estrellas» (núm. 78 / V.
Menni, Rime Scelte II, pág. 594); «Ya no me espanta, Amor, tu bizarría» (núm. 79
/ Tebaldeo, Le Opere, núm. 122); ); «Ya conozco que en vano me fatigo» (núm.
112 / Tebaldeo, Le Opere, núm. 57); «Si Celia duerme, Amor lo mismo hace»
(núm. 224 / Angeriano, Eglogae-en latín); «Bendita sea la hora y el momento»
(núm. 311 / Petrarca, Canzoniere, LXI); «Es del risco terrible la dureza» (núm. 348
/ Angeriano, Eglogae, dii-en latín). Véase Joseph G. Fucilla, Estudios sobre el
petrarquismo en España, Madrid, CSIC, 1960, págs. 165-176. El Thesoro, 1580, gozó de
una amplia diseminación y recepción. Ejemplares se custodian hoy en al menos
nueve bibliotecas: Arles, Médiathèque municipale Espace Van Gogh; Edinburgo
(UK), National Library of Scotland; Lisboa, Biblioteca Nacional; Londres,

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J. J. LABRADOR HERRAIZ R. A. DiFRANCO
encuentran en las Églogas pastoriles (1582), que llegan a cinco piezas. 25 La
palma se la lleva el Jardín espiritual por el número más alto de poemas,
doce en total, que o bien traducen obras en italiano o las imitan, la gran
mayoría de las Rime spirituali (1570) de Gabriele Fiamma. 26
British Library; Madrid, Biblioteca Nacional; Madrid, Real Academia Española
de la Lengua; Nueva York, Hispanic Society; Oxford, (UK) Codrington Library
(All Souls); Santander, Biblioteca de Menéndez y Pelayo. Wilkinson, Iberian Books,
pág. 553, núm. 14137. Ejemplares de la edición de 1587 se hallan en Boston (MA),
Public Library; Lisboa, Biblioteca Nacional; Madrid, Biblioteca Nacional; Madrid,
Real Academia de la Lengua; Milán, Biblioteca Nacional Braidense; Nueva York,
Hispanic Society; París, Bibliothèque Nationale; Roma, Biblioteca Universitaria
Alessandrina; Valencia, Universidad, Biblioteca Histórica; Viena, Österreichische
Nationalbibliothek, ver Wilkinson, Iberian Books, pág. 553, núm. 14143.
25 Incluimos el primer verso, la página que ocupa el poema en nuestra edición
de Églogas pastoriles, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2010, y la referencia
al modelo italiano: «Dulce mal, dulce guerra, dulce engaño» (pág. 130 / Bembo,
Rime, pág. 146); «Como risco a las ondas, torre al viento» (pág. 353 / F. Copetta, Rime
Scelte, II, pág. 105); «Suaves ojos donde resplandece» (pág. 354 / G. Muzio, Rime
Scelte, II, pág. 366); «Yo fundo en el arena, abrazo el viento» (pág. 359 / G. Britonio,
Rime Scelte, II, pág. 490);«Cuándo naciste, Amor. Cuando la tierra» (pág. 360 /
Aquilano, Le Rime, pág. 142). Véase Joseph G. Fucilla, Estudios sobre el petrarquismo,
págs. 165-176. Ejemplares del Églogas (1582) se custodian en Cambridge (UK), University
Library; Évora, Biblioteca Publica; Londres, British Library; Madrid, Biblioteca
del Palacio Real; Madrid, Biblioteca Nacional; Montpellier, Médiathèque central
d’agglomération Emile Zola; Nueva York, Hispanic Society; París, Bibliothèque
Nationale; Toronto, Thomas Fisher Rare Book Library, University of Toronto, ver
Wilkinson, Iberian Books, pág. 553, núm. 14138.
26 Señalamos el primer verso, el número que ocupan el soneto o las octavas en
nuestra edición del Jardín, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2011, y la
referencia al modelo italiano: «Herodes, aunque de indos y sabeos» (núm. 12 /
Fiamma, Rime Spirituali, 1570, pág. 308); «Nunca mujer su rostro vio en espejo»,
«Como falda de nieve muy elada» (núm. 20, vv. 129-132, 137-160 / Tansillo, Le lacrime
di san Pietro, Canto I, estrofas 55, 60, 62 y 63); «De ti muerto, Jesú, nace la vida»
(núm. 27 / Fiamma, Rime Spirituale, pág. 332); «Quando por dar al mundo nueva
vida» (núm. 28 / Fiamma, Rime, pág. 351); «Viendo el cruel estrago lastimoso»

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A todos estos testimonios podemos añadir uno más, desapercibido —
pensamos— por la crítica hasta ahora. Es el soneto 129 del Jardín, fiel traducción
de otro de Gabriele Fiamma. El cotejo de las dos obras revela el
parecido entre ambos:
JARDÍN ESPIRITUAL, 251v RIME SPIRITUALE, pág. 164
Soneto segvndo Soneto XLV
¿Qué daño, qué temor o qué tormento
de ti me apartará, Iesús amado,
pues el cuerpo, la vida y sangre has dado
para que siempre yo viva contento?
Viendo tus sanctas llagas, en mí siento
vn nueuo ardor tan otro del passado,
que verme eternamente condenado
quiero más que sin ti solo vn momento.
No por que puedes dar el bien eterno
que a tus amigos tienes prometido
ni por tener la pena del infierno,
sino porque en tus obras he aprendido
que de mi alma el puro amor interno
ninguno, sino tú le ha merecido.
Qual paura, qual danno, o qual tormento
mi potra torre a te, mio sommo amore;
poi che’l corpo, la uita, il sangue, e’l core
hai dato per farme sempre contento?
Dale tue sante piaghe tale io sento
nascer nel’alma, e cosi uiuo ardore,
ch’esser uorrei nel sempiterno horrore,
pria che uiuer da te lunge un momento.
Non perche da te speri il ben eterno
ch’a gli amici tuoi cari è in ciel promesso;
ne perch’io tema hauer da te l’inferno;
ma son fermo d’amarti per te stesso,
sol degno obietto del mio amor interno;
in cui mia speme, e mio desire ho messo.
(núm. 57 / Fiamma, Rime, pág. 493); «Con cuánto ardor y cuidado cuánto» (núm.
82 / Fiamma, Rime, pág. 50); «Qué daño, qué temor, o qué tormento» (núm. 129 /
Fiamma, Rime, pág. 164); «Desplega tus banderas, Rey eterno» (núm. 144 / Fiamma,
Rime pág. 258); «Con tu gracia, Señor, si es fuego ardiente» (núm. 145 / Fiamma,
Rime pág. 172); «Cuando el tiempo el curso arrebatado» (núm. 148 / Fiamma, Rime,
pág. 284); «Los que amáis, adorando vuestros daños» (núm. 149 / Fiamma, Rime,
pág. 11); «Desnudo y pobre, vuelvo a la segura» (núm. 151 / Fiamma, Rime, pág.
329). Véase Fucilla, Estudios, págs. 165-176 y Florian Smieja, «Pedro de Padilla and
Gabriele Fiamma», Philological Quarterly, 34 (1955), págs. 18-26. Otra obra de Padilla
que se difundió ampliamente. Ejemplares del Jardín (1585) se documentan en:
Berkeley (USA), Bancroft Library; Cambridge (UK), University Library; Granada,
Universidad, Biblioteca Central; Hanover, NH (USA), Dartmouth College Library;
Lisboa, Biblioteca Nacional; Londres, British Library; Madrid, Fundación Lázaro

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J. J. LABRADOR HERRAIZ R. A. DiFRANCO
Las dos obras interesan aún más por el marcado parecido que guardan
con el conocídisimo soneto a Cristo crucificado «No me mueve mi Dios
para quererte». 27
La idea de traducir en su año de noviciado una obra devota cuadraba
bien con los gustos imperantes de finales del s. XVI, en lo que a la lectura
atañe. Además, se ajustaba perfectamente a los intereses particulares de
Padilla con relación a la temática religiosa. Sirvió asimismo para continuar
y ampliar la influencia que sobre el propio desarrollo poético del
linarense había ejercido la lírica italiana, tanto la profana como la devota.
La traducción en prosa representa el intento de acrecentar las ambiciones
literario-religiosas del carmelita más allá de la obra lírica.
Antes de pasar a comentar brevemente la traducción de Padilla, conviene
ahora exponer algunos datos sobre Giovanni Antonio Pantera y su
libro.
Pantera y su obra en italiano
Giovanni Antonio Pantera nació en 1500 y llegó a ser canónigo y arcipreste
de la catedral de Parenzo (Croacia). 28 Sabemos por un documento
Galdiano; Madrid, Nacional; Madrid, Real Academia Española de la Lengua;
Nueva York, Hispanic Society; Roma, Biblioteca Universitaria Alessandrina;
Santander, Biblioteca de Menéndez y Pelayo; Williamstown, MA (USA), Williams
College Chapin Library, ver Wilkinson, Iberian Books, pág. 553, núm. 14140. Ejemplares
de la ed. de 1586 se hallan en Madrid, Biblioteca Nacional; Madrid, Fundación
Lázaro Galdiano, ver Wilkinson, Iberian Books, pág. 553, núm. 14141.
27 Gabriel María Verd Conradi, «En tus penas el orbe sentimiento». Una glosa
hispano-americana del soneto «No me mueve, mi Dios, para quererte» en
«…Hilaré tu memoria entre las gentes»: Estudios sobre literatura áurea dedicados a
Antonio Carreira, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2011 (en prensa); también su
artículo «San Francisco Javier y el soneto No me mueve, mi Dios, para quererte», en
Congreso internacional. Los mundos de Javier. Pamplona, 8 al 11 de noviembre de 2006,
Pamplona, Gobierno de Navarra, 2008, págs. 487-508.
28 Pietro Stancovich da Barbana, Biografia degli uomini distinti dell’Istria, Capodistria,
Carlo Priora, 1888, pág. 181.

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PREÁMBULO 43
sacado del liber rebeus de la curia arzobispal de Parenzo que Pantera fue
doctor de artes y teología, vicario y lugarteniente general del monseñor
Giovanni Campeggio, de Bologna, obispo de Parenzo, y del conde de
Orsara. 29 Conocido es el retrato que le hizo el artista lombardo Giovanni
Batista Moroni (1525-1578), célebre retratista del clero y la nobleza italianos
de su tiempo. Hoy se custodia el cuadro en la Galería de los Uffizzi, sala
Veronese, en Florencia. Sostiene en la mano izquierda un libro con la
inscripción «Monarchia di Cristo», 30 que ha servido para deducir que
Pantera es el monje barbudo mirando fijamente al pintor, mientras está
sentado en un sillón frailuno.
Se le conoce por su única obra Monarchia del nostro signor Giesu Christo,
que se compone de seis libros subdivididos a su vez en 181 capítulos; en
ellos narra con simplicidad la historia del Monarca del mundo, vista a través
de la lucha entre Dios y Lucifer. Para ello recurre a ciertos libros de la
Biblia, profecías e historias profanas. Sería difícil caracterizar esta obra
según un género o campo particular ya que participa de varios (narrativa
espiritual, historia y teología). Su prosa es prolija e incluye frecuentes latinismos.
31 Ha debido de gozar de favor entre sus contemporáneos, a juzgar
por el número de impresiones que de la obra se hicieron, como veremos
más adelante. Aparte de la estima de Padilla hacia su obra, ha sido
apreciada también por los ingleses, siempre atentos en recoger y documentar
las posibles influencias sobre Milton y su Paraíso perdido. 32
29 Véase Enea Marin, «Giovanni Antonio Pantera, parentino del cinquecento»,
Atti e Memorie della Società Istriana di Archeologia e Storia Patria, 38 nuova serie (1990),
págs. 29-47, en particular, págs. 40-44. Conste nuestro agradecimiento al amigo
Giovanni Caravaggi por el envío de la noticia sobre Pantera y su obra.
30 Marin, «Giovanni Antonio Pantera», págs. 44-45.
31 Archivio Storico per Trieste, L’Istria e il Trentino (diretto da S. Morpurgo ed A.
Zenatti), III, Roma, Direzione Proprietaria Editrice, 1884-1886, pág. 291, S. Bongi
describe brevemente el contenido y el estilo de la Monarchia, y remite a Stancovich
para los pocos datos que se guardan sobre la vida del autor.
32 Tenemos indicios de que se conocía la obra de Pantera en Inglaterra: «I have
an Italian book, entitled Monarchia del nostro Signor Giesu Christo, that is, The Mo-

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J. J. LABRADOR HERRAIZ R. A. DiFRANCO
Ediciones e impresiones de la Monarchia de Pantera
La princeps de 1545
La primera edición salió en Venecia de la imprenta de Gabriel Giolito
de Ferrari, 1545. Pantera se la dedicó a Francisco I de Francia (1515-1547),

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PREÁMBULO 45
que se encontraba ya en los últimos años de su reinado y de su vida. En
la dedicatoria, fechada en Venecia el 15 de marzo 1545, tras el acostumbrado
tópico de la captatio benevolentiae, Pantera se refiere al mal estado en
que se encuentra el cristianismo en aquel momento y le ruega a Francisco
I, a Carlo Augusto (Carlos V), cuñado del rey francés, y al papa Pablo III
(Alejandro Farnesio, 1534-1549) que tranquilicen
«il turbulento stato della Christianità, offuscata gia in gran
parte dall’obscure nube dell’infidelità, scandali et errori, da
Lucifero impetuosamente mandati auanti co’l uento de
l’heresie».
Resulta interesante esta petición ya que la rivalidad entre Francisco I y
Carlos V había sacudido profundamente a Europa y había dejado la puerta
abierta para que el imperio otomano se apoderara del reino de Hungría
y llegara hasta Viena, creando así un gran apremio para el poder cristiano
en Europa. A este avance del islam alude Pantera al hablar de la peste del
Mahometano que amenaza con arruinar la Iglesia. Propone que la corona
de Francia actúe como la gran defensora de los ideales del cristianismo ante
este peligro, unida a otros hombres y santos concilios, como el de Trento,
que después de los preparativos iniciales acababa de empezar en 1545.
Caracteriza Pantera al rey francés como otro Josué, David y Judas Macabeo,
personajes del Antiguo Testamento, recordados líderes, guerreros intrépidos
y protectores del pueblo judío ante los asaltos de sus enemigos. Se
ocupa de ellos Pantera en los tres primeros capítulos de su tratado.
narchy of our Lord Jesus Christ, printed at Venice in 1573,» así se describe en The
Monthly Review; or Literary Journal by Several Hands, 15, Londres, 1756, pág. 554, en
una reseña de Analyse de raisonnée de Bayle, del escritor francés, François Marie de
Marsy, 1755, en la que el autor de la reseña resume en líneas generales el contenido
de Monarchia y señala que Pantera no omite ni un caso de los fracasos sufridos
por Lucifer al intentar pervertir el mundo y solo menciona brevemente sus
victorias.

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J. J. LABRADOR HERRAIZ R. A. DiFRANCO
En la lucha por consolidar y extender su influencia en Italia, Francisco I
es llevado preso durante la batalla de Pavía en 1525 y se ve obligado a firmar
el tratado de paz de Madrid. Pero pronto se reanudan las hostilidades
y de nuevo Francisco es derrotado y firma el tratado de paz de Cambrai en
1529. El año siguiente, como estipulación del tratado, se casa con Leonor de
Austria, viuda de Manuel I de Portugal y hermana de Carlos V. Convivió
Francisco con ella hasta su muerte en 1547. Heredero de las relaciones culturales
profundas entre Italia y Francia en aquella época y del pensamiento
renacentista italiano, Francisco I ayudó a difundir el humanismo y fue
gran protector de artistas.
La edición de 1548, modelo para la traducción de Padilla
La segunda edición de la Monarchia del nostro signor Giesv Christo, nuevamente
enmendada, sale en 1548 y está dedicada «al christianissimo
Henrico II, re di Francia». 33 En la dedicatoria, fechada en Parenzo el 15 de
abril de 1548, Pantera menciona la revisión por la que ha pasado su obra,
que incluye la adición de cuantiosas apostillas marginales. En ellas
Pantera resume la esencia de cada una de las historias que narra. Esta
segunda edición fue un éxito editorial, a juzgar por las nueve reimpresiones
que conoció la obra entre 1552 y 1586. 34
33 Enrique II perteneció a la Casa de Valois. Nació el 31 de marzo de 1519 en
Saint Germain en Laye y murió el 10 de julio de 1559 en París. Heredó el trono de
su padre, Francisco I, en 1547, y continuó su política de lucha contra el poder de
los Habsburgo, para lo cual no dudó en fortificar la alianza francesa con los turcos
y en aliarse con los príncipes protestantes rebeldes del Imperio. Sufrió derrotas
a manos de los españoles en la batalla de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558),
y tuvo que firmar la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), por la que Francia perdía
Córcega, Monferrato, Saboya y Piamonte, y renunciaba a intervenir en Italia. Fue
padre de la tercera esposa de Felipe II, Isabel de Valois.
34 Incluyen las de 1552, 1558, 1563, 1564, 1565, todas nacidas en casa de Gabriel Giolito
de Ferrari. A partir de la de 1563 se registra una pequeña variante en el título,
al agregar al final la palabra necessarie. Las restantes luego se publican en casa de
otros impresores venecianos: 1566 (Bevilacqua), 1573 (Lorenzini) 1577 (Frances-

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PREÁMBULO 47
Dirigiéndose en la dedicatoria a Enrique II, heredero de los reinos de
su padre, Pantera expresa el deseo de que guiado por Cristo y el Espíritu
Santo no le falte la prudencia en el gobernar y así proteger estos reinos de
los enemigos. Reconoce la fragilidad de la condición humana, pero a la
vez anima al rey para que sea un buen príncipe renacentista: «forte, giusto,
seuero, graue, magnanimo, largo, benefico, liberale». Le recuerda que
la fama radica en guardar reverencia y temor a Dios y no en las victorias
ni las riquezas. Concluye con la vieja fórmula medieval de que la monarquía
terrestre debería de ser el espejo de la celestial.
Como hemos señalado, el añadido a la segunda edición consiste en
copiosas apostillas marginales que resumen lo más sobresaliente del contenido
de los párrafos. Son breves cápsulas en las que encierra la temática
y la lección que se exponen en cada capítulo. La disposición de las mismas
en la traducción de Padilla varía con respecto a la del modelo. En los
primeros tres libros se incorporan algunas al márgen de los textos que sin-
chini), 1586 (Bonfadini). Las de 1577 y 1586 excluyen la dedicatoria a Enrique II,
muerto en 1559, y la de 1586 cambia el título a Nuovamente restampata, con diligenza
ricorretta, & con le additioni de molte cose necessarie, Marin, «Giovanni Antonio Pantera»,
pág. 36. Para una relación de las fichas bibliográficas de las ediciones e
impresiones, los paraderos actuales italianos de los ejemplares e imágenes de sus
páginas titulares véase
http://edit16.iccu.sbn.it/scripts/iccu_ext.dll?fn=40&i= 7767&fz=1.
Dino Levante y Anna Rita Sebaste, «La ‘Libreria’ cinquecentesca del convento
francescano di Casole a Copertino»,
http://www.culturaservizi.it/vrd/files/004_La%20libraria%20cinquecentesca%20del%20convento%20francescano%20di%20Casole%20a%20Copertino.pdf,
publican un inventario manuscrito de todas las bibliotecas de los monasterios de
frailes reformadores menores observantes de la provincia de San Nicolás de
Puglia, reino de Nápoles. Este inventario incluye «Monarchia del nostro Signor Jesu
Christo di messer Antonio Panthera, Tarentino, al Christianissimo Re Francesco. Con
gratia et privilegio, in Venetia, appresso Giovanni Battista Bonfadini, 1587». Los
autores indican que se custodia un ejemplar en la Biblioteca Angelica de Roma.
Por la dedicatoria al rey Francisco I, pudiera tratarse de una reimpresión de la
primera edición.

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tetizan. Las demás apostillas se reúnen en una Tabla al final del libro.
Unas, incluso, se encuentran en ambos lugares. A partir del libro cuarto,
todas las apostillas se agrupan al final. Utilizando unas estrellitas que se
pusieron en el margen del párrafo pertinente, Padilla remite a una Tabla
de las cosas notables contenidas en esta Monarquía de Christo, colocada al final
de su traducción para acoger en ella todas las apostillas marginales del
autor italiano que no existían en la primera edición.
El término que mejor caracterizaría el modo de traducir de Padilla
sería la brevedad, como él mismo indica en el prólogo. El cotejo de ambas
obras muestra que se tomó algunas libertades propias de un traductor, en
ciertos momentos bajo la premisa de mantener la esencia del original y en
otros siguiendo de cerca el estilo italiano del original. Hay, sin embargo,
ocasiones en que Padilla decidió campar a sus anchas separándose del
modelo. Consecuente con la brevedad, elimina varios capítulos, aunque
mantiene la división primitiva, siempre buscando la manera de impartir
la enseñanza religiosa a los lectores con la sencillez necesaria para que le
entiendan sin esfuerzo y que al mismo tiempo disfruten con la lectura del
tratado. 35 Para cuestiones de interés relacionadas con métodos de traducción,
hay un par de estudios recientes. 36
35 De los seis libros, el primero sufre mayores modificaciones en la traducción
pues se eliminan un total de 10 capítulos del original, a saber, 1-5, 8, 9, 12,
16, 22. Los demás libros también se abrevian. En el 2 de la traducción faltan los
capítulos 10 y 11. En el libro tercero solo falta el capítulo 34 del italiano. Vuelve
a eliminar más texto en la traducción del libro cuarto al que le faltan los capítulos
5, 7, 15, 21, abrevia el 2 y combina 26 y 27 en uno, el capítulo 21 de la traducción.
El libro 5 sufre también una reducción de seis capítulos: 9, 10, 13, 14, 17
y 27 del original. Al último, solo le falta un capítulo del original, el 14.
36 Véase el estudio de Emilio Blanco, «El castellano y las otras lenguas: la traducción»,
en Victor Infantes et al, (dir.) Historia de la edición y de la lectura en
España 1492-1914, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2003, págs. 180-
186, donde señala cinco constantes en los prólogos de los traductores, entre los
que figuran referencias a la oposición entre ad sensum y de verbo ad verbum, y
la declaración expresa de que se han amputado ciertas partes del libro. Patrizia
Botta, en «Problemas filológicos de un texto impreso», Edad de Oro, 28

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Hallamos marcadas divergencias de forma entre la traducción y
su modelo: el impresor castellano prefirió colocar al final del libro la
extensa tabla que precede al original italiano; además, una novedad
en la obra de Padilla es que añade un segundo índice de las «cosas
notables» colocadas en los márgenes: Tabla de las cosas notables contenidas
en esta Monarchia de Cristo, las quales con esta nota yrán a las margenes
señaladas.
Hay otras diferencias que se observan al cotejar ambos libros. La
traducción de Padilla comienza en el capítulo seis de la versión italiana,
no traduce, por tanto, los primeros cinco del Libro Primero que
tratan de la creación del Hijo, del Verbo eterno, de los ángeles, del bello y
único Lucifer, de la sabiduría y fortaleza, de la creación del hombre y su
gozosa vida en el paraíso terrenal. Aunque en ciertas ocasiones es más
breve la versión castellana, en otras Padilla añade más referencias bíblicas
que Pantera. Acaso quisiera el poeta curarse en salud intentando «quitar
con esto de todo punto el escrúpulo de los rigurosos Censores», como
comentará en su última obra. 37
Veamos con varios ejemplos algunas características sobresalientes que
hemos notado en la traducción de Padilla. Cada capítulo comienza con el
clásico encabezamiento que resume las ideas centrales de la narración y
orienta sobre el contenido. Con frecuencia añade sus propios comentarios
(2009), págs. 29-40, enumera las consideraciones que se debe tener en cuenta
al acercarse a una traducción.
37 No está demás recordar que una de sus obras fue víctima de la censura.
La Inquisición destuyó el Ramillete de flores espirituales, recogido de católicos
y graves autores, Alcalá, 1585, proceso que se describe ampliamente en documentos
custodiados en el Archivo Histórico Nacional, a la vez que se verifica
en registros el envío del libro a la Nueva España. Hasta la fecha no
hemos encontrado ningún ejemplar, a pesar de nuestros esfuerzos por localizar
uno. Hay comprobantes de que fue prohibido en los conventos de Mérida
y retirado de circulación en Puebla. Véase Libros y libreros en el siglo XVI
(selección de documentos y paleografía de Francisco Fernández del Castillo),
México, Fondo de Cultura Económica, 1982, págs. 325 y 342.

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pertinentes a la materia que trata en el capítulo. Siguiendo la pauta que
hemos notado en el trabajo de Padilla, cuando traduce estos títulos suele
atenerse al original sin alterarlo:
Pantera: «In che modo Lucifero et suoi seguaci, nel cielo combatteuano
contra gli angeli buoni fideli del uerbo eterno», lib. 1, cap. XI.
Padilla: «En qué manera Lucifer y sus sequaces combatían en el
cielo contra los ángeles buenos», lib. 1, cap. IIII.
Esta misma técnica podemos detectarla en el cuerpo del texto:
Pantera: «Mirabile apparue in questa misteriosa incarnatione del
uerbo la diuina sapienza che con modo da l’humano intelletto non
imaginabile oprar habbia uoluto si profondo sacramento», primera
frase del lib. 4, cap. VI.
Padilla: «Apareció admirable en esta misteriosa encarnación del
Verbo la diuina sabidura que con modo del humano entendimiento
no imaginable auía querido obrar tan profundo sacramento»,
primera frase del lib. 4, cap. IIII.
En ciertas ocasiones Padilla comprime y condensa:
Pantera: «Lvcifero, bandito dal cielo, uuole annullar il proponimento
di Dio ch’el uerbo figliuol suo diuenghi huomo & per farsi
monarcha del mondo entra in un serpente, e inganna l’huomo et a Dio lo
fa ribello & a se sugetto», lib. 1, cap. XIIII.
Padilla: «Lucifer desterrado del cielo trata de anular el propósito
que Dios tenía de hazerse hombre», lib. 1, cap. VI.
Otras veces abrevia y altera los detalles:
Pantera: «Lvcifero delibero di corromper il uerbo eterno uestito di
carne, pero l’assali con tentatione di superbia, promettendogli tutti
i regni del mondo se a lui uoleua esser soggetto & fu uituperosamente
scacciato», lib. 4, cap. X.
Padilla: «Intentó el demonio vencer con tentaciones al humanado
Verbo, y quedó en todas ellas confuso y vencido», lib. 4, cap. VII.

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Se dan casos de pronunciada reducción del texto. Por ejemplo, al
hablar de la visión del espantoso dragón de siete cabezas y diez cuernos,
Pantera da una larga explicación parentética sobre la imagen, inspirándose
en el libro del Apocalipsis, que en Padilla se reduce a una escueta referencia:
Pantera: «come uide Giouanni nelle sue reuelationi, che staua
dinanzi la donna gente santa d’Abraam discesa che nel cuore per fede
teneua il concetto della prommissione del beato seme, c’hauea finalmente
di lui regger la monarchia in uerga di ferro & la sua in spirito di mansuetudine»,
lib. 2, cap. V.
Padilla: «que vio sant Iuan en sus reuelaciones», lib. 2, cap. V.
Por el contrario, de vez en cuando decora la historia añadiendo algunos
detalles que no se hallan en el original. En Pantera, la escena de la
madre de Moisés poniendo al niño en el río queda reducida a su esencia:
«postolo in una casettina di gionchi, lo getto nel fiume», mientras que
Padilla añade el detalle bíblico tomado del Éxodo 2 contando la preparación
de la cuna, menudencia que no figura en el original: «haziéndole vna
cuna de menudos juncos, y breándola con cierto betum, mezclado con pez, le
echó al río», lib. 2, cap. II.
Las apostillas marginales
Padilla no utiliza la edición princeps, sino la segunda edición. En ella
se puso una larga serie de apostillas marginales sintetizando las ideas
centrales de cada capítulo. Padilla las acoge en su traducción, pero con criterio
selectivo. Escoge las que más le interesan, a veces traduciéndolas
fielmente, como en el lib. 4, cap. XIV del original: «L’huomo tutto si deue
riporre in Christo» y «L’affetto che deue hauer l’huomo uerso il prossimo»
que Padilla traduce «Todo nuestro amor y esperança se ha de poner
en Christo» y «El afecto que deue tener el Christiano acerca de su próximo»,
lib. 4, cap. XI, sin embargo, en otras ocasiones las resume: «Gli anni
dell’antichità erano di dodeci mesi, come sono i nostri al presente», lib. 1,
cap. XXII, aparece en la traducción como «Los años de la antigüedad eran
como son los nuestros al presente», lib. 1, cap. XII; y cuando le parece aña-

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de algún detalle: «Perche causa Noe non maleditte il figliuolo ma il nepote»,
lib. 1, cap. XXIII, se representa así: «Porque maldixo Noé a su nieto y
no a su hijo Cam que le auía offendido», lib. 1, cap. XIII.
Padilla tiene la tendencia a abreviar el libro italiano en su traducción,
a eliminar capítulos enteros y detalles salidos de la pluma de Pantera que
no le parecieron de interés; como consecuencia, el lenguaje es menos florido,
pero el resultado es más legible, directo y llano. Padilla entiende que
los lectores españoles de 1590 son otros que los lectores italianos de la primera
edición de 1545 y los de la segunda, su modelo de 1548.
Sirve la Monarquía para ampliar sus ambiciones literario-religiosas,
acusando el vínculo entre su propia obra leída y diseminada por
Italia y las obras de italianos que fueron acogidas con entusiasmo durante
años en España. Padilla utiliza la segunda edición del tratado de Pantera
para hacer su traducción, pero no la traduce de forma literal, lo hace
respondiendo a las necesidades de los lectores devotos a quienes se dirigía,
cuyas circunstancias socio-religiosas eran distintas de las de los lectores
de la obra de Pantera medio siglo antes.
En su traducción, Padilla abrevia, altera, comprime y condensa la obra
más extensa del italiano. Sintetizar el original indica que la esencia de la
historia que se narra es primordial sobre los detalles y adornos. Los detalles
que agrega al original podrían reflejar la realidad cultural de sus lectores
o la suya propia, en cuyo caso sirvirían de muestra de su preparación
y lecturas particulares. Su obra nos ilustra que la traducción serviría
para ampliar la base de lectores. Además, es una manera de interpretar la
obra original creando así una obra nueva y distinta que depende de su
modelo para estructura y contenido, pero que marca su propio camino,
con sus propósitos y características individuales
La tercera obra religiosa de Padilla y la primera en prosa tiene un marcado
carácter devocional. El libro, sea por intención de Padilla o del mercader
del libros, va dirigido a una mujer, sujeto apropiado para este tipo
de lecturas devotas. Como tantas obras religiosas de después de Trento,
está encaminada al aprovechamiento de las almas. Padilla, que conocía

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muy bien las corrientes literarias del momento, se apartó de ellas para
abonar las corrientes espirituales expresadas en el fervor a los santos, a la
Virgen y al monarca Cristo. Debió ver en la obra italiana valores espirituales
muy afines a los reinantes en la sociedad católica española de finales
de siglo. Sabía que una gran masa de lectores leería este tipo de literatura
religiosa presentada como guerra, como una gesta más; pero esta
vez se trata de la eterna gesta entre el Monarca de los cielos y el demonio,
su mayor enemigo y enemigo también de católicos. No se trata de elogiar
el brazo de hierro del Duque de Alba, como lo hizo en los romances, ni la
espada del capitán don Juan de Austria, ni las batallas lejanas de la epopeya
portuguesa, como lo hará en su siguiente ejercicio traductor, sino de
mostrar al lector piadoso el poder de los dos bandos, dejando claro que el
monarca es Cristo. No se trata ahora de derrotar poderosos ejércitos enemigos
en el norte de Europa o infieles cristianos en el lejano Oriente, sino
salir victoriosos de las trampas tendidas por el ángel malo. Padilla ahora,
y antes Pantera, simplifican las complicaciones teológicas y las interpretaciones
bíblicas para contarlas a modo de cuento maniqueo, oponiendo
simplemente el bueno al malo. Acercamiento acertado para un libro cuya
intención pedagógica se hace ver desde la portada. Es, en realidad, un tratado
de la historia de Lucifer, del perdedor, desde sus orígenes y de sus
posteriores andanzas por la tierra, hasta la derrota final.Un malo tenaz e
inteligente que acomete contra los súbditos del monarca más poderoso
del mundo, para lo que se necesita que ejerza su poder y tal amenaza conduzca
a la derrota del malo y a la victoria del bueno. La consecuencia es
evidente: «serán Lucifer y sus sequaces precipitados en el eterno incendio».
El enemigo más poderoso ha sido derrotado, y Cristo se afianza en
su monarquía por encima de los otros monarcas de la tierra.

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I. ESTUDIO

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS
Ciriaco Morón Arroyo
Cornell University
Los profesores José J. Labrador Herraiz y Ralph DiFranco han reeditado
casi todas las obras de Pedro de Padilla, dando actualidad a un
poeta muy olvidado durante siglos en las historias literarias, y por
supuesto entre los lectores. La edición de sus textos ha estimulado nuevos
estudios y nos ha obligado a leer algunos trabajos poco atendidos
mientras la obra original de Padilla no era fácilmente accesible. El profesor
Aurelio Valladares Reguero había publicado ya varios trabajos y
recordado otros de algunos estudiosos, y dos tesis doctorales que permanecieron
inéditas. Él mismo ha escrito eruditas introducciones a
varios volúmenes editados por Labrador y DiFranco, y además ha
publicado varios estudios de síntesis que nos permiten hoy conocer la
vida y la actividad de Padilla. A mí los editores me han encargado un
prólogo para La Monarchía de Christo; pero, admirador incondicional y
modesto seguidor de la hermenéutica de Menéndez Pelayo, he decidido
estudiar La Monarchía en el contexto de la obra religiosa de Padilla
(sin olvidar lo que puedan sugerirnos los poemas seculares) y de otros
autores de su generación. Trataré de explicar y valorar el Jardín espiritual
y el extenso poema «heroico» Grandezas y excelencias de la Virgen
nuestra Señora. De esa forma, trataremos de insertar La Monarchía de
Christo en el discurso teológico del poeta y de situar ese discurso en
alguna de las direcciones fundamentales de la cristología. Al final nos
preguntaremos por qué Padilla, a pesar de ser un magnífico poeta,
cayó en el olvido con toda su generación.
Para los datos sobre su vida sigo las investigaciones del profesor
Aurelio Valladares Reguero, catedrático de literatura española y distin-
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CIRIACO MORÓN ARROYO
guido especialista en la literatura e historia relacionada con la provincia
de Jaén. Padilla nació en Linares (Jaén), en 1549 o 1550. 1 En 1564 se
graduó de bachiller en artes (grado equivalente al actual bachillerato)
en la Universidad de Granada. En 1572 aparece matriculado en Alcalá
en un curso de teología. A principios de 1584 entró como novicio en el
convento de los carmelitas calzados de Madrid, y allí profesó el 16 de
agosto de 1585. Pero, si ya en 1572 estudia teología, diez años antes de
entrar en el noviciado ya le preocupaban las preguntas religiosas. El
libro de poemas Jardín espiritual, publicado en 1585, «estaba ya concluido
antes de entrar en el Carmelo, puesto que entonces se encontraban
en marcha las gestiones para su publicación». 2 La portentosa
erudición bíblica y la competencia en teología escolástica reflejadas
en esa obra demuestran que Padilla era ya un consumado teólogo
antes de entrar en el claustro.
En 1585 publicó en Alcalá de Henares un libro titulado Ramillete de flores
espirituales, recogido de católicos y graves autores, del que no se conoce
ningún ejemplar porque lo prohibió la Inquisición de Toledo. Padilla
durante dos años ante los inquisidores luchó dos años reivindicando la
ortodoxia de su texto, pero fracasó en su cometido. En cambio, en 1587
publicó sin dificultad el poema Grandezas y excelencias de la Virgen nuestra
Señora. El profesor Valladares sospecha que el Ramillete pudo parecerles a
los censores una obra de devoción popular carente de la debida precisión
teológica; en cambio, Grandezas era un poema extenso cuyos receptores
solo podían ser personas cultas, inmunes a errores que entonces se amalgamaban
en la panacea de «alumbrados». 3 Como observo más adelante,
1 Sobre esta fecha y la propuesta de Pablo María Garrido que situaría el nacimiento
del poeta en 1543, ver A. Valladares Reguero, Pedro de Padilla. Una singular
aportación giennense a la poesía española del siglo XVI. Jaén, Universidad de
Jaén, 2010, pp. 19-20.
2 A. Valladares, Prólogo a Jardín espiritual, ed. J.J. Labrador y R. di Franco,
México, Frente de Afirmación Hispanista, 2011, p. 12.
3 Valladares, Pedro de Padilla, p. 45.

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 59
es posible que el fervor mariano le llevase a Padilla a expresiones que no
tuvieran la precisión exigida por los censores escolásticos, aunque no fueran
heréticas. En el «Prólogo al lector» de La verdadera historia y admirable
sucesso del Segundo Cerco de Diu, fechado a principios de 1594, escribe: «Las
palabras de hado, fortuna y destino he quitado de industria en algunas
partes, por quitar con esto de todo punto el escrúpulo a los rigurosos censores».
Curiosamente, en la aprobación del original portugués de
Jerónimo de Corte Real, el censor advierte que esas palabras, utilizadas
por el poeta, tienen sentido ortodoxo, ya que mantiene siempre la tesis
católica del libre albedrío.
Desde su entrada en religión en 1584, Padilla residió en el convento del
Carmen de Madrid. Siguió dedicado a la poesía mariana, pero sus dos
últimas obras fueron traducciones: de un libro en prosa italiano, y del
poema portugués a la conquista de la ciudad de Diu en la India. En el prólogo
a esta traducción, fechado en 1594, promete Padilla «cosas más calificadas
y de mayor aprovechamiento espiritual, que con el favor del cielo,
pienso sacar con brevedad a los ojos del mundo». Sin embargo, no consta
que publicase esas cosas más calificadas. Además de las traducciones,
los únicos testimonios de su actividad literaria en la última década del
siglo XVI son aprobaciones de libros ajenos, de las cuales el profesor
Valladares ha localizado hasta 21 entre 1590 y 1600 (op. cit., p. 48). Se supone
que murió en la segunda mitad de ese año.
La poesía religiosa del carmelita se compone del Jardín espiritual y
Grandezas y excelencias de Nuestra Señora, editados por los profesores
Labrador y DiFranco en 2011. Entre los poemas que adornan el vestíbulo
del Jardín hay dos de Cervantes. El primero canta la toma de hábito del
poeta, y el segundo lleva como título «Miguel de Cervantes a Fr. Pedro de
Padilla». El libro consta de 155 composiciones. Solo seis —108 a 113— no
son del fraile, sino de amigos a los que llama «algunos de los famosos
poetas de Castilla»: Dr. Campuzano, Pedro Laynez, López Maldonado,
Cervantes, Lope de Vega y Gonzalo Gómez de Luque. A todos los convoca
el autor para elogiar a San Francisco.

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CIRIACO MORÓN ARROYO
Desde el poema primero al 68 predominan, con pocas excepciones,
4 las estrofas de origen italiano: tercetos, combinaciones de endecasílabo
y heptasílabo, octavas reales y alguna composición en verso
libre. En ellas canta distintos dogmas de la fe católica y oraciones a
Dios. Desde el poema 69 al 102 casi todas las composiciones son glosas,
romances y villancicos en octosílabos. De los poemas 103 al 125
vuelve a predominar el endecasílabo, y el libro se cierra con treinta
sonetos: poemas 126 a 155. En todo el libro, se introducen veintisiete
sonetos entre las otras composiciones, llegando a un total de cincuenta
y siete con los treinta de la última sección.
El Jardín es la primera obra espiritual del carmelita, y lo tenía
compuesto antes de tomar el hábito. El primer poema es una carta en
tercetos dirigida a sus lectores:
Los que seguís al mundo desvelados
Y andáis con su regalo entretenidos,
De lo que más importa descuidados.
En este poema da las claves de su conversión contraponiendo lo
temporal a lo eterno, los bienes del mundo a los celestiales y el desengaño
a la mentira y las apariencias. Desengaño en Padilla no tiene
el sentido de desilusión, sino de descubrimiento de la verdad, como
en todo el barroco y especialmente en Calderón.
El primer poema es un ejemplo de poesía didáctica, de tono
semejante a la «Epístola a Boscán» de Garcilaso (aunque esta epístola
no está escrita en tercetos sino en verso libre) y las cartas en terce-
4 Las únicas excepciones en esta sección son el poema n. 5 en redondillas, a
la Inmaculada; el n. 29, un romance; el 34, «Glosa de la Salve Regina» en un tipo
de décima: ababacdcdc, distinta de la de Espinel: abbaaccddc; el 48, agradecimiento
a Dios en redondillas; 52: «Coplas castellanas». El n. 56 es un «Discurso
de un pecador contrito en redondillas». Importante es el poema n. 65: «Coplas
castellanas imitando a las de don Jorge Manrique».

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 61
tos tan frecuentes en el Renacimiento. En el mismo tono garcilasiano
está escrito el segundo poema: «Canción a nuestra Señora», en estancias
que combinan el heptasílabo y el endecasílabo. En varias estrofas
confiesa su inadecuación para cantar el tema sublime que ha
escogido, y la última estrofa se dirige a su propia canción:
Canción que de amor fuiste engendrada,
aunque es atrevimiento sin disculpa
llegar a la presencia de María,
no vais desconfiada
pues que tiene esa culpa
por descuento la fe que él os envía.
La estrofa citada permite algunas conclusiones generales sobre la
poesía mariana de Padilla. Primero, la dificultad que algunas veces se
encuentra en el discurso del poeta. ¿Quién es ese «él», sujeto del verbo
«envía» y que borra la culpa (es descuento de ella) de atreverse a cantar
a la Virgen? Solo puede ser el amor, que genera la canción, pero en la
redacción de los versos el sujeto queda muy lejos del predicado.
Segundo, todas las canciones terminan con un apóstrofe a la canción
misma, en la costumbre de Petrarca y Garcilaso. Tercero, en todos los
poemas de Padilla son frecuentes los términos confianza y desconfianza.
Ver, por ejemplo la estrofa 95 del «Discurso en alabança de la
Sacratíssima Virgen nuestra Señora»: «No tema, espere, vaya confiado»,
en el que se encuentran reunidos los motivos de la esperanza y la confianza.
Padilla documenta que el término desconfianza tenía en el Siglo
de Oro un sentido psicológico de depresión, como se observa en el
drama El condenado por desconfiado, tradicionalmente atribuido a Tirso
de Molina.
El Discurso en alabança de la Sacratíssima Virgen Nuestra Señora, en octava
rima (poema 3), ofrece cien octavas reales en las que canta privilegios
concedidos por Dios a la Virgen. En la invocación el autor declara su
incapacidad para cantar las grandezas de María, comenzando por el
destino que Dios le asigna desde toda la eternidad: ser madre del Verbo
encarnado y, por tanto, madre del mismo Dios. A través del poema la

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CIRIACO MORÓN ARROYO
Virgen resulta la fuente de la cual manan todas las perfecciones a las
criaturas. Dios es el centro, la Virgen es la circunferencia en torno a ese
núcleo, y a través de esa circunferencia se difunden las perfecciones y
gracias a todo lo creado. Todas las estrofas hablan con la Virgen, que es
la receptora del discurso del poeta. De esa forma, el poema resulta una
oración en la que se van exponiendo las gracias otorgadas por Dios a su
Santísima Madre, y que ella transmite a los humanos.
El discurso contiene la invocación en tres estrofas. La cuarta canta
la presencia del Verbo encarnado y de la Virgen madre en la eterna
sabiduría de Dios:
De Dios en el divino entendimiento
(donde quanto ha de ser está formado).
Algunos versos de este poema bordean la herejía:
Dios quiso en todo, sacra Virgen, daros
grandeza tal y tanta preeminencia,
que dél [de Él] para poder diferenciaros
ha de hazer la fe la diferencia.
Porque vuestros extremos son tan raros
y tenéis tan de Dios el apariencia,
que son menester ojos de fe viva
para que esa distancia se perciva (vv. 89-96).
La hipérbole del devoto fraile no solo roza la línea de la herejía, sino
del absurdo. En definitiva, por muchas prerrogativas que tenga la
Virgen, razón concluye que es una criatura y, por tanto, distante del
Creador como lo limitado del Infinito. 5 Como he insinuado antes, este
ejemplo de hipérbole puede explicar por qué la Inquisición prohibió
una obra mariana de Padilla.
Según el poema, Dios creó a distintas personas de cuatro formas
diferentes: Adán fue directamente creado por Dios «del lodo» sin inter-
5 Así lo dice el mismo Padilla en Grandezas y excelencias, Canto IX, vv. 401ss.

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 63
vención de ningún ser humano; Eva fue creada de un hueso del varón,
pero sin intervención de mujer; Caín fue el primero engendrado de una
mujer y un hombre, y Cristo fue engendrado en una mujer sin intervención
de varón (estrofas 37-39). Varias estrofas cantan la encarnación,
dramatizando en la Virgen la subida de la criatura al plan divino—sin
dar en este punto una formulación escolástica precisa—y la bajada de
Dios a hacerse humano. Esta misteriosa creencia cristiana la canta
Padilla con paradojas apropiadas en lo que parece ser una contradicción
(estrofa 36).
Muchas octavas reflejan la sutileza escolástica y quizá no sean
fáciles de entender para quien no tenga preparación en la filosofía y
teología del siglo XVI:
En vos se vio del tiempo mensurado
aquel que ser eterno conocemos:
el inmenso encogido y abreviado,
y juntos de hombre y Dios ambos extremos:
el rico pobre, el gozo congoxado,
y el inmortal queriendo que esperemos
los de la pobre, humana, frágil suerte,
prendas de vida eterna con su muerte (est. 43).
La paráfrasis es: En vos, la Virgen, se vio como criatura temporal
(sujeto a la medida del tiempo) el que sabemos que es eterno. El que es
inmenso (infinito), se vio encogido y empequeñecido, y en él coinciden
y se funden los extremos infinitamente distantes de hombre y Dios. El
rico se vio pobre, y el que es eterno gozo se vio sujeto a las congojas de
los hombres. El que es inmortal, porque es Dios, se sujetó a la muerte
para que los mortales esperemos de su muerte la vida eterna. Las estrofas
siguientes cantan la encarnación, poniendo de relieve que en el seno
de la Virgen se produce la bajada de Dios al hombre y el ascenso del
hombre a Dios. Los términos que expresan la encarnación son humanado,
disfrazado, «vestido de humano traje». El término «disfrazado» es de
especial interés por su falta de precisión. El poema lo utiliza en el sentido
correcto de apariencia humana que oculta a Dios; pero podría enten-

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derse en sentido heterodoxo, como pura apariencia mítica. En todo caso
es impreciso desde el punto de vista teológico.
A partir de la octava 77 ya se habla menos de la Encarnación y las
gracias anejas a la maternidad divina, y el poeta expone las virtudes de
la Virgen y sus formas de ayudar a los hombres. Ella responde a quienes
piden con humildad «cosas de importancia» (est. 77). Padilla no
olvida que los devotos de María pedimos a veces mercedes banales. Si
en muchos casos la exigencia de recisión escolástica hace del poema teología
rimada más que poesía, en las últimas octavas acumula imágenes
de naturaleza que embellecen la figura de la Madre. La Virgen es:
cedro, por ser planta elevada sobre todas las demás y porque su perfume
ahuyenta a la serpiente, símbolo de la tentación al pecado (est. 79);
zafir en cuyo seno se engendra Cristo, el carbunclo cuya luz nos
alumbra hacia la salvación (est. 81);
piedra imán que toca al hierro de los pecadores para que recuerden
sus culpas y se arrepientan (est. 82);
casa construida sobre los cimientos sólidos de las siete virtudes (83);
cuello del «gran mýstico cuerpo de la sancta Iglesia militante»
(84), cuya cabeza es Cristo; pero la Virgen es el canal de comunicación
de la cabeza con el resto de los órganos (84).
Es modelo de fe viva, fortaleza excepcional y dispensadora de todas
las gracias (93). Después de enumerar las virtudes de la Virgen, las últimas
estrofas del poema cantan su Asunción al cielo (97ss). Todas las gracias
enumeradas provienen de que es madre de Dios. 6
Padilla convierte en poesía todos los dogmas católicos, los hechos
históricos narrados en la Biblia, las tradiciones marianas que se mantienen
vivas en la devoción de los católicos. Y lo impresionante es la riqueza
de asociaciones que establece ante cualquier misterio. No sé lo que
podríamos sus lectores sobre la figura del Jesús sufriente cuando Pilato
6 «Discurso en alabanza», v. 791. Cf. Grandezas y excelencias, IX, 310; 513ss; 753ss.

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 65
le presenta a sus enemigos con la expresión Ecce homo. Padilla escribe
sobre esa escena 312 versos en 39 octavas reales. El «Discurso a la muerte
de Christo Nuestro Redemptor», contiene 916 versos.
En el Jardín hay varias glosas, subgénero poético del que era maestro,
como había demostrado en el Thesoro de varias poesías (1580). Las glosas
son un alarde de capacidad creadora, ya que el poeta despliega profunda
originalidad constreñido a las estrofas, rimas y temas del texto
glosado. En general Padilla creó su obra poética con «voto de obediencia»,
es decir, realizando su libertad creadora en esquemas ajenos aceptados
voluntariamente. Ejemplos son las glosas religiosas y profanas;
los poemas marianos, fundados en imágenes e historias bíblicas. Esa
fusión de libertad y dependencia culmina en las traducciones, donde la
lengua española es tan pura y genuina que no parece depender de un
discurso ajeno.
Algunos sonetos son experimentos formales curiosos, que en su
juego de palabras demuestran la existencia de un gozador de la lengua:
De ti muerto, Jesús, nace la vida,
que muriendo a la muerte diste muerte
y de tu amor nos vino aquella muerte
que nos levanta a nueva mejor vida.
Muerte, más venturosa que la vida
pues libra al hombre de la eterna muerte
y ansí mayor tesoro que tu muerte
nunca le tuvo ni tendrá la vida (N. 27). 7
Los tercetos siguen con el juego de rimas vida-muerte.
7 Lo mismo en el soneto del poema 83. Original resulta también el romance
en consonantes de la composición 29.

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Merece particular atención el poema 129, titulado «Soneto segundo»
¿Qué daño, qué temor o qué tormento
de ti me apartará, Jesús amado,
pues el cuerpo, la vida y sangre has dado
para que siempre yo viva contento?
Viendo tus santas llagas, en mí siento
un nuevo ardor tan otro del pasado,
que verme eternamente condenado
quiero, más que sin ti solo un momento.
No porque puedes dar el bien eterno
que a tus amigos tienes prometido
ni por temer la pena del infierno,
sino porque en tus obras he aprendido
que de mi alma el puro amor interno
ninguno sino tú le ha merecido.
Este soneto, publicado en 1585, debe mencionarse en el cauce oculto
que quizá inspirase el clásico anónimo del siglo XVII: «No me mueve,
mi Dios, para quererte / el cielo que me tienes prometido».
El poema Grandezas y excelencias de la Virgen Nuestra Señora (1587) no
exhibe la variedad de formas del Jardín espiritual, pero merece nuestra
admiración como esfuerzo por convertir en poema épico el fervor del
autor a la Virgen. Se divide en nueva cantos, cuyo tema declara el poeta
al principio de cada uno: La Inmaculada Concepción; La Natividad de
la Virgen; La Presentación; La Anunciación; La Visitación a Santa Isabel;
La Expectación; La Purificación; La Asunción, y como canto final, La
festividad de las Nieves.
Este canto último dedicado a la fiesta de la Virgen de las Nieves presenta
el contraste entre la celebración de las prerrogativas generales de
la Virgen y la atención a un milagro concreto, celebrado solamente en
algunas iglesias y cofradías. Según la tradición, en el siglo IV, en tiempo
del papa Liberio (352-366), la Virgen le inspiró en sueños a un matri-

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 67
monio romano que el día 5 de agosto fueran al monte Esquilino, y
donde la tierra estuviera cubierta de nieve, levantasen una iglesia. Del
sencillo edificio primitivo surgió con el tiempo la gran basílica actual de
Santa María la Mayor. La fiesta de la Virgen de las Nieves se celebraba
en Granada en el siglo XVI y de su estancia en esa ciudad pudo conservar
Padilla la devoción al milagro mariano. Tras repetir una vez más
que la Virgen es el canal de donde le vienen al hombre todas las gracias,
en el verso 209 del canto noveno comienza el relato del milagro de las
nieves el 5 de agosto en Roma (IX, 215).
Del milagro y el templo romanos concluye Padilla que es justo levantar
templos a la Virgen y a los santos, y aquí introduce quizá el único dato
histórico presente en todo el libro: la construcción del Escorial:
Mas el que a todos el renombre quita
y con no vista célebre grandeza
el alabanza y gloria les limita
(por ser incomparable su grandeza)
es el que al santo mártir y levita
(sin igual en constancia y entereza)
le consagra Felipo sin segundo
cifrando en uno todos los del mundo.
El santo mártir y levita es San Lorenzo, incomparable en constancia y
entereza porque aceptó ser quemado por su fe, y edifica el templo en su
honor Felipe II, rey sin segundo, condensando en el templo del Escorial
la grandeza de todos los templos del mundo erigidos a los santos.
Padilla reconoce que el título de nieve no está entre los nombres con
los que la Biblia denota o connota a la Virgen. Pero el hecho, en vez de
arredrar su ingenio, le sirve para poner de relieve la inadecuación de la
lengua humana para cantar todas las perfecciones de María:
para engrandecella
la lengua más fecunda se retira
turbada, cual de nieve pura y bella

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la vista humana, si mirarla quiere
con asistencia cuando el sol la hiere (IX, 572-76).
La poesía religiosa es generalmente lírica, aunque existen varios
poemas épico-religiosos en todas las literaturas europeas. Padilla dice
en el prólogo a Grandezas y excelencias de la virgen Nuestra Señora:
«Teniendo consideración a que las obras que la Virgen hizo fueron tan
exemplares y eroycas, escogí el verso eroyco para escrevir algo dellas»
(p. 458). Pero solo se vale del verso en un sentido puramente formal;
aunque el poema narra algunos hechos, comenzando con la creación
del hombre y la excepcional concepción de la Virgen, el fervor religioso
que mana de cada verso lo convierte en poema lírico.
En el cristianismo, como he dicho antes, la base de todos los privilegios
de la Virgen María es el haber sido escogida para Madre de Dios.
Lutero y otros protestantes de la primera hora sostuvieron la misma
doctrina, negada solamente en el siglo XIX por los protestantes liberales.
En el protestantismo liberal Cristo no era Dios sino un hombre a quien
otros hombres elevaron a la categoría de Dios por su mensaje moral.
Como resultado de esa visión puramente humana de Cristo («el Cristo»,
dirán Unamuno y Machado), la Virgen solo podía ser madre de ese
hombre. Por supuesto, la idea de la virginidad para los protestantes del
siglo XIX es otro mito, no una realidad histórica.
Resultado de la elección de la Virgen como madre de Dios son:
La Inmaculada Concepción,
La perpetua virginidad de María,
La Asunción de la Virgen, creencia documentada en la Iglesia
desde el siglo II,
La Virgen medianera de todas las gracias.
Padilla es un propagandista de la Inmaculada concepción. Quizá su
insistencia en defender el dogma de la Inmaculada le hiciera sospechoso
ante los dominicos, y si en el libro retirado por la Inquisición había
alguna expresión exagerada o imprecisa sobre esa creencia, se explicaría
el incidente.

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 69
La poesía religiosa de Padilla dramatiza y celebra los dogmas fundamentales
del catolicismo y los relatos del Antiguo Testamento, sobre
todo los que se consideran como figuras y profecías de personas y
hechos del Nuevo. Esto indica que ya como seglar había logrado un
conocimiento competente de la Biblia y de la teología escolástica. No es
fácil aceptar que lograse esa formación en el año del noviciado, donde
tuvo que estudiar regla de la orden carmelitana, su ideal de perfección
cristiana, y realizar probablemente algunos ejercicios para mostrarse a
sí mismo y demostrarles a los superiores carmelitas la autenticidad de
su vocación religiosa.
Otro aspecto fundamental de Padilla es su conciencia meta-literaria.
En las invocaciones no recurre al dios Apolo ni a las musas, sino a la
misma Virgen; su monte no es el Parnaso sino el Calvario. Su inspirador
es el Espíritu Santo:
Conceptos y palabras darme puede
acomodadas a tan gran sujeto;
y hazer que mi estilo culto quede,
y aventajado con lo muy perfeto
(Grandezas y excelencias, Canto I, vv. 17-20).
Ya hemos visto la conciencia metaliteraria del carmelita. Esa conciencia
es un rasgo básico del barroco. Sin embargo, Padilla es más bien un último
ejemplo del clasicismo renacentista. La conversión de la poesía en
plegaria no le permite perderse en el formalismo que asociamos generalmente
con el estilo barroco.
MONARCHIA DE CHRISTO, nuevamente sacada a luz en lengua
castellana por Fr. Pedro de Padilla. Valladolid, Diego Fernández de
Córdoba, 1590. Sin embargo, la aprobación es de Madrid, 1586.
El título puede evocar el libro de Quevedo Política de Dios y gobierno
de Cristo (1638) y producir la impresión de que se trate de una teoría
del buen gobierno. Conviene olvidar desde el comienzo cualquier
asociación del título con una doctrina política. Monarquía significa en

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CIRIACO MORÓN ARROYO
el autor italiano y en Padilla reinado. En este caso se trata de un tratado
de Cristo como rey de toda la creación y en especial como rey
de los humanos, pero de una monarquía obtenida por derecho de
conquista en guerra contra el demonio.
En el Prólogo al lector dice Padilla que tradujo el libro porque en él
están expuestos los inmensos favores que Dios concedió a la sinagoga y
luego a la Iglesia. Hizo la traducción «en algunas horas desocupadas que
en el año del noviciado (1584-1585) tuve» para que los españoles lo leyeran
en su lengua materna, como podían hacerlo los italianos. Con libros
como la Monarquía, muchos dejarían de leer libros profanos, el veneno
pestífero que se bebe por los ojos. Sin duda el amigo de Cervantes quería
desterrar los libros de caballerías, pero no se le ocurrió el Quijote.
Ahora bien, Padilla refleja inmediatamente la convicción, extendida
entre los universitarios, sobre todo los escolásticos (no sólo teólogos, sino
también letrados y médicos) de que la ciencia seria debía transmitirse en
latín y no en las lenguas vernáculas. En general, se pensaba que el español
solo era capaz «para tratar materias de burla, aunque algunos hombres
graves han mostrado en nuestros días quán de otra manera es esto,
escribiendo en ella cosas gravísimas de materias espirituales y divinas, de
los cuales no solo no ha resultado daño alguno, sino gran augmento de la
devoción y religión christiana». Detrás de estas palabras hay que poner la
crítica de teólogos como Melchor Cano a los alumbrados y precisamente
a Fr. Luis de Granada por intentar extender doctrinas teológicas y ascéticas
incluso entre los oficiales. Está también la condena del Catecismo (1558)
de Carranza, básicamente por estar en castellano, y la multitud de tratados
de espiritualidad en lengua española puestos en el Indice de libros prohibidos
de 1559 y de 1583. Finalmente, las palabras de Padilla parecen
copiadas de Fr. Luis de León al principio de Los nombres de Cristo.
El libro va a ser provechoso, «porque en él se refresca (aunque breve
y sucintamente, y sin controversia ni disputa) la provechosa memoria
de las victorias de Cristo contra su mayor enemigo, el demonio».
Efectivamente, toda la obra, dividida en seis libros, es una visión de la
historia humana como una guerra entre Cristo, monarca del universo, y

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 71
Lucifer, capitán del ejército del mal, dedicado a la conquista del hombre
contra Dios.
Padilla advierte que se ciñe a la historia de la salvación sin entrar «en
controversia ni disputa». Hacia 1590 en las facultades de teología de las
universidades españolas disputaban los teólogos escolásticos, que leían
la historia bíblica desde las categorías de la metafísica griega, contra los
positivos, o sea, los que se atenían al texto bíblico sin caer en interpretaciones
fundadas en Platón y Aristóteles. Como es conocido, esas disputas,
aunque nacieron con Lorenzo Valla (1407-1457), ocuparon a los teólogos
españoles desde la difusión de los escritos de Erasmo, y tuvieron
su efecto más destructivo en la prisión de Fr. Luis de León.
La otra disputa viva en 1590 se centraba en las relaciones entre la
libertad y la gracia; enfrentaba sobre todo a los dominicos con los
jesuitas, pero cada bando atraía partidarios o adversarios de otras
órdenes. El original italiano de la Monarchia, del P. Giovanni Antonio
Pantera, se publicó en 1552, antes de que se produjera esa controversia.
A veces se asocia la sencillez de las exposiciones teológicas con
Erasmo, puesto que el humanista despreciaba las disputas de los
escolásticos. Sin embargo, ni el libro italiano ni la traducción española
presentan resonancias de Erasmo.
«Es el estilo acomodado a su original, porque no hiciera yo bien
el oficio de traductor, si pudiéndome acomodar con él, siguiera otro
camino». Padilla nos da su convicción sobre qué es traducir: acomodarse
al original en el mayor grado posible. Ahora bien, el peligro en
ese caso es que la lengua de la traducción resultase artificial, por
ejemplo, abundante en italianismos. Frente a esta posible sospecha
hay que acentuar el admirable estilo de la traducción: es pura y precisa
en las palabras, fluido en la sintaxis y elegante en la agilidad de
todo el discurso. Precisamente porque se ha esmerado en su escritura,
lamenta Padilla el alto número de erratas de imprenta y le pide al
lector que vaya a la lista del principio.

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CIRIACO MORÓN ARROYO
La Monarchía de Cristo se distribuye en seis libros:
I: Cómo Dios dio el primado del universo al verbo eterno, y reveló
a los ángeles el misterio de su encarnación inefable;
II: Historia de Israel desde el Éxodo a la muerte de Salomón;
III: De la muerte de Salomón hasta la purificación del templo por
Judas Macabeo;
IV: Disensiones internas en Israel hasta que Judas sale del cenáculo
para preparar la entrega de Jesús;
V: Desde el sermón de Jesús a los apóstoles hasta la crucifixión, con
una oración del autor a Cristo crucificado;
VI: Bajada de Cristo a los infiernos, «a despojar a Lucifer su adversario»
hasta la resurrección de todo el género humano.
La estructura de la obra nos mueve a indagar si las épocas que trata
en cada libro responden a las señaladas por San Agustín, que se impusieron
en la concepción cristiana de la historia; pero no encontramos reflejo
alguno del Padre de la Iglesia. San Agustín divide la historia en siete edades:
1) de Adán al diluvio; 2) del diluvio a Abraham; 3) de Abraham a
David; 4) de David al cautiverio del pueblo de Israel en Babilonia y la destrucción
del templo; 5) desde la vuelta del cautiverio al nacimiento de
Cristo; 6) desde la persona de Cristo hasta su segunda venida en el fin del
mundo. 7) La séptima y última edad será la del triunfo de la Ciudad de
Dios, la edad del descanso o sábado perpetuo. Sin embargo, en el poema
Grandezas y excelencias de la Virgen Padilla demuestra conocer las edades
agustinianas: «Pues en la sexta edad, que es la postrera / del tiempo, fue
el dichoso nacimiento / de la Virgen y madre verdadera» (IX, vv. 441-443).
En la teología católica se hizo con frecuencia la pregunta: ¿Se hubiera
encarnado el Verbo divino si Adán no hubiera pecado? Santo Tomás
dio una respuesta taxativa: «Como en la Sagrada Escritura en todos los
lugares la razón de la encarnación se atribuye al pecado del primer
hombre, es más aceptable decir que la obra de la encarnación fue orde-

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 73
nada por Dios para remedio del pecado, de manera que si no se hubiera
producido el pecado, no habría tenido lugar la encarnación». 8 Ahora
bien, el mismo Santo Tomás alude a quienes mantienen la tesis contraria:
«Algunos dicen que, incluso si el hombre no hubiera pecado, el hijo
de Dios se habría encarnado». Según la nota de los editores de la Summa
theologica cuya edición utilizo (Madrid, BAC, 1952), entre los que defendían
la tesis contraria a la tomista estaban San Alberto Magno y Alexander
Halensis. San Alberto fue maestro del mismo Santo Tomás, y Alejandro
de Hales era ya profesor de la Universidad de París cuando se
hizo franciscano hacia 1236, y fue por tanto el fundador de la corriente
franciscana de cristología. En esta escuela, difundida luego por san Buenaventura
y Escoto, se dio una visión de la historia que implicaba la
encarnación del Verbo al margen del pecado del hombre.
Hoy, la teología llamada de la «Historia de la salvación» se adhiere
más a la doctrina de los franciscanos que a la tomista. Tomando en sentido
literal y no metafórico las expresiones de San Pablo sobre Cristo
como primogénito de toda criatura (Colosenses, I.15) los teólogos ven la
creación como el inicio de una historia que tiene desde su principio un
punto de culminación en la unión del Creador con la humanidad, y a
partir de esa unión, que es la encarnación del Verbo, una historia común
de Dios con el hombre. En la España de la segunda mitad del siglo XVI,
Fr. Luis de León es un exponente preclaro de la doctrina que ve en la
encarnación de Cristo la culminación de la historia. Su libro De los nombres
de Cristo (1583) se goza en la exposición de esa sabiduría.
La misma visión se refleja en el libro traducido por Padilla: Dios
creó el mundo teniendo en su plan su fusión con ese mundo en la
persona del Hijo que se encarnaría como hombre. Desde toda la eternidad
Dios decidió crear el universo, diputando a Cristo como su
monarca, «De manera que con justo título había de estar todo a su
8 Summa theologica, tertia parte, quaestione 1ª, articulo 3.

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CIRIACO MORÓN ARROYO
orden y gobierno, y todas las criaturas de razón capaces, con adoración
y reverencia le habían de reconocer por su Monarca sumo»
(Libro I, c. 1, f.1).
Pero cuando Dios les reveló a los ángeles que el Verbo se haría hombre,
Lucifer, el ángel supremo, se encontró humillado e inició una guerra
contra el plan divino. Toda la historia es la lucha del sedicioso
Lucifer contra el monarca legítimo. De vez en cuando el autor introduce
consideraciones morales. Tratándose de una traducción es natural
que no introduzca ningún dato personal; sin embargo es congruente
pensar que quizá tradujera el libro porque él experimentó la lucha entre
el bien y el mal —Cristo y Lucifer— que acabó con su renuncia al mundo
e ingreso en el Carmelo.
La Monarchía de Cristo es una «historia sagrada», ya que parafrasea
toda la Biblia desde la creación hasta la resurrección de todos los mortales.
Es desde luego una teología de la «historia de la salvación», puesto
que la persona de Cristo y su función redentora se ven anunciadas
desde toda la eternidad y se realizan en el tiempo. Pero el libro es también
una historia épica, puesto que la redención y la historia de la humanidad
se ven como la lucha entre Cristo y Satán, la fuerza del bien y del
mal. En este aspecto la mayoría de los autos sacramentales de Calderón
presenta analogías, aunque no influencia del carmelita. Los autos dramatizan
la lucha de la fe contra el paganismo, el judaísmo y la herejía.
La Monarchía está concebida como el relato del papel de Cristo en la
creación y redención del hombre. Pero esa idea podría plasmarse de distintas
maneras, por ejemplo como lo hace Fr. Luis de León en Los nombres
de Cristo (1583). Para Fr. Luis los nombres aplicados al Mesías en el
Antiguo Testamento no son metáforas, sino auténticas denominaciones
realistas que se despliegan de manera plena en Cristo después de su
encarnación y nacimiento. En cambio, en el libro traducido por Padilla
esa misma historia se ve como una lucha épica entre Cristo y Lucifer.
Sin duda esa concepción del cristianismo se refleja en el carácter heroico,
es decir épico, de la poesía religiosa del carmelita.

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 75
La Monarchía de Cristo es ante todo un libro de meditaciones sobre la
lucha entre el bien y el mal en el universo, y desde luego, en el alma de
cada individuo. Publicado en 1590, un año antes de la muerte de san Juan
de la Cruz (1542-1591), fundador de los descalzos, Padilla, carmelita calzado,
no se acerca para nada a la espiritualidad de renuncia, noche oscura
y entrega radical al amor de Dios sugerida por el poeta místico. Este
libro, aunque traducido, refleja la misma espiritualidad, fervorosa pero
no mística, que Padilla expresa en sus poemas originales.
He repetido que el libro es un hito interesante en la concepción de la
cristología como historia de la salvación. Para entender y apreciar este
juicio me parece importante recordar que se pueden documentar cuatro
concepciones básicas de la cristología: la escolástica, la historia de la salvación,
la de Miguel Servet (1511-1553) y la de los protestantes liberales
en la segunda mitad del siglo XIX.
La cristología escolástica, cuya exposición más amplia y sistemática
está en la Tercera Parta de la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino,
comienza planteando la cuestión metafísica de la relación de la naturaleza
humana y divina de Cristo en una sola persona. Concebidos los
conceptos de naturaleza y persona desde las categorías griegas de sustancia
y accidente, es muy difícil definir el concepto de persona como
algo distinto de la sustancia o esencia humana. De ahí que los comentaristas
de la Suma del Aquinate se enzarzasen en disputas que se prolongaron
durante varios siglos.
La relación del Creador con su criatura —«hechura» en el lenguaje
de Padilla— como se narra en la Biblia, donde Cristo es la última meta
prevista en la decisión de crear el mundo, condujo a la cristología llamada
de la «historia de la salvación». Dios creó el mundo en vista de su
unión con el hombre en la persona de Cristo. En Jesús se alcanza la paradójica
condición humana de su mayor identidad como criatura infinitamente
distante de Dios, y la unión plena del Hijo de la Santísima
Trinidad con el Padre. Toda la historia humana es la historia de la cercanía
y lejanía del hombre a Dios. En el siglo XX el maestro Karl Rahner

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CIRIACO MORÓN ARROYO
pronunció las palabras difícilmente superables sobre la «historia de la
salvación».
Miguel Servet considera una simpleza (nuga) la creencia en la
Trinidad, y por tanto la existencia del Hijo en el seno del Padre antes de
nacer en este mundo. Cristo es un hombre engendrado por la Virgen
con la asistencia del único Dios existente, que es el Padre. Ella puso en
la generación los elementos aire, agua y tierra, y Dios puso el fuego. En
el análisis de cómo el fuego divino penetra en las entrañas de la mujer,
descubre la circulación pulmonar de la sangre. Esa criatura nacida de la
Virgen y el Padre, es verdadero hijo de Dios y elevado por el Padre a la
categoría de Dios. Servet mantiene y confiesa un profundo amor a ese
Jesucristo antitrinitario que él concibe.
Finalmente, para teólogos historiadores como Hartnack, la historia
de Cristo es la de otros mitos de generaciones virginales, resurrecciones
y redenciones. El cristianismo es un mensaje moral sostenido sobre
leyendas de origen pagano.
El olvido
Todavía en 2009, el profesor Valladares Reguero encuentra sorprendente
que Pedro de Padilla siga relegado a un segundo plano
dentro del panorama literario español de nuestros Siglos de Oro.
Padilla es un inmenso poeta: imaginativo, rico en recursos expresivos,
fluido versificador, capaz de expresar su fervor religioso en un
lenguaje preciso, puesto que la Inquisición no permitía ambigüedades.
¿Por qué hoy no le consideraríamos un gran poeta? De Pedro de
Padilla sorprende, primero, el hecho de que él mismo publicase su
poesía. Rodríguez Moñino observó que la mayor parte de los clásicos
del siglo XVI no vieron sus poemas publicados en vida. Nuestro
carmelita publicó sus libros según los fue componiendo.
Mirando a los textos, admira la fecundidad del poeta linarense.
Desde la publicación del Thesoro de varias poesías en 1580, a la traducción
de la Conquista de Diu, Padilla se presenta como un obrero sistemáticamente
dedicado a la creación de un corpus poético inmensa-

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 77
mente rico. Lo que hizo en poesía profana cuando era seglar lo hace en
poesía religiosa después de profesar como carmelita calzado en 1585.
¿Por qué fue relegado al olvido en la historia literaria? Conviene recordar
que junto a él fueron olvidados prácticamente todos los escritores
de su generación.
La manera más sencilla de aclarar este punto es recordar los autores
de poesía mencionados por Cervantes en el escrutinio de la biblioteca
de Alonso Quijano (Quijote, parte primera, cap. VI):
Jorge de Montemayor, La Diana, 1558/59?, Salvada
La Diana segunda, «del salmantino». De Alonso Pérez, 1564, quemada.
Gil Polo, La Diana enamorada. Valencia, 1564. Elogiada al máximo
Antonio de Lofraso, Los diez libros de la fortuna de amor. Barcelona,
1573. Salvado. «Gracioso y disparatado libro».
El Pastor de Iberia, Bernardo de la Vega, Sevilla, 1591
Ninfas y pastores de Henares, Bernardo Glz. De Bobadilla, Alcalá, 1587
Desengaños de celos, Bartolomé López de Enciso. Madrid, 1586.
Luis Gálvez de Montalvo, El pastor de Fílida (Madrid, 1582) Canto de
Calíope, estrofa, 28
Pedro de Padilla, Tesoro de varias poesías (Madrid, 1580) Calíope, 31
Gabriel López Maldonado, Cancionero (Madrid, 1586) Calíope, 27
Alonso de Ercilla, La Araucana (Madrid, 1589; 1ª parte, 1569; 2ª, 1578),
Calíope, 4
Juan Rufo, La Austríada (Madrid, 1584), Calíope, 60
Cristóbal de Virués, El Monserrate (Madrid, 1587), Calíope, 104. Parnaso,
III, 55
Luis Barahona de Soto, Las lágrimas de Angélica (Granada, 1586). Calíope,
65; Parnaso, cap. III, vv. 359ss.
Entre el Cancionero de López Maldonado y La Araucana, menciona
Cervantes su propia novela pastoril: La Galatea (1585). Creo que con su
inclusión en la lista reseñada, Cervantes declara su pertenencia a la generación
mencionada. En cambio, el hidalgo de la Mancha no posee ningún
libro de Lope de Vega.

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Los filólogos que han escrito recientemente sobre los poetas reseñados
en el Quijote, han expresado su sorpresa por la escasa atención que
han merecido durante siglos. Por supuesto, Padilla es un ejemplo, y el
libro de José María Alonso Gamo sobre Gálvez de Montalvo, se titula:
Luis Gálvez de Montalvo, ese gran ignorado (Guadalajara, 1978).
Aparte de los poemas dedicados por Cervantes a Padilla al principio
de sus libros, le dedica la octava 31del «Canto de Calíope» en
La Galatea:
Admíreos un ingenio en quien se encierra
todo cuanto pedir puede el deseo,
ingenio, que aunque vive acá en la tierra,
del alto cielo es su caudal y arreo.
Ora trate de paz, hora de guerra,
todo cuanto yo miro, escucho y leo
del celebrado Pedro de Padilla,
me causa nuevo gusto y maravilla. 9
En la biblioteca de Alonso Quijano se encuentra el Thesoro de varias
poesías que recibe el siguiente juicio del cura: «Como ellas no fueran tantas,
fueran más estimadas; menester es que este libro se escarde y limpie
de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene. Guárdese, porque
su autor es amigo mío, y por respeto de otras más heroicas y levantadas
obras que ha escrito» (Quijote, I-vi). Cervantes da testimonio por boca
del cura de su antigua amistad todavía en presente, pero se permite criticar
todo cuanto la obra del antiguo amigo conserva del popularismo
sayagués: Gil, Dominga, muesama, etc. Cervantes no aprecia en literatura
nada que pueda asociarse con el discurso popular. Los refranes
puestos en boca de Sancho Panza son signos de una mente infradesarrollada.
9 Miguel de Cervantes, La Galatea, libro VI, en Obras completas, ed. Florencio
Sevilla Arroyo, Madrid, Castalia, 1999, pp. 123-124.

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En el Viaje del Parnaso, de los reseñados en la biblioteca de Alonso
Quijano, Cervantes solo nombra a Barahona de Soto (III, vv. 359ss.) y a
Cristóbal de Virués (III, 55). Tanto en La Galatea como en el Viaje aparecen
con admiración especial Góngora (1561-1627) y Lope de Vega (1562-
1635). Los dos son unos quince años más jóvenes que Cervantes, nacido
en 1547, y eran todavía muy jóvenes en los primeros días de febrero de
1584, cuando se aprobó La Galatea. En el prólogo a la primera parte del
Quijote (1605) refleja su distancia con respecto al nuevo estilo que
Góngora y Lope han introducido en la literatura. Esta afirmación permite
explicar la incómoda actitud de Cervantes ante unos escritores
cuyo etilo rechaza por ser demasiado artificial y culto, y al mismo tiempo
los admira por su originalidad y porque él no ha podido estudiar el
latín y la Biblia, de cuyo conocimiento alardea la nueva generación.
Quizá, incluso, rechace Cervantes la mezcla de saber teológico cristiano
con la literatura pagana, que constituye un rasgo fundamental del
barroco. Si el Viaje del Parnaso hubiera podido significar una contribución
de Cervantes a mantener viva la fama de sus antiguos amigos, el
autor del Quijote no aprovechó la ocasión. En cambio, es curioso que
mencione varias veces a autores como Bernardo de la Vega y Lofraso, a
los que había ridiculizado en el escrutinio de la biblioteca.
Lope de Vega escribía en 1629 estas palabras, citadas por el profesor
Valladares: Padilla, de aquel siglo maravilla / en que las musas, aunque hermosas
damas, / andaban en los brazos de sus amas. 10 Padilla es un milagro
(maravilla), pero «de su siglo», en el cual, según Lope, las musas estaban
todavía sujetas a «sus amas», o sea no eran señoras independientes.
A mi parecer, los versos citados significan que la poesía no había logrado
la identidad de poesía pura que logró en las generaciones («el siglo»
en términos de Lope) del barroco. El texto de Lope de Vega muestra la
10 Laurel de Apolo, cit. A. Valladares Reguero, en Pedro de Padilla. Una singular
aportación giennense…, p. 9.

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conciencia de la innovación que habían introducido en la poética los primeros
poetas cultos. 11
Creo que el mismo sentido tiene el texto de Quevedo en El Buscón
(1ª ed., 1626). Un sacristán aspirante a poeta se gloría de haber visto a
Liñán, Ercilla y Lope, de haber comido más de dos veces con Espinel,
de tener un retrato de Figueroa el divino, y de llevar en ese momento
los gregüescos que llevaba Padilla cuando se metió fraile. De todos
los citados solamente Lope de Vega está entre los innovadores;
el resto son la generación pasada y en ese pasado está instalado el
ridículo sacristán.
Saavedra Fajardo hace en su República literaria (1642?, 1ª ed., 1655)
un esbozo de historia de las artes; al hablar de la poesía española elogia,
por boca de Hernando de Herrera, a los primeros poetas italianizantes
del siglo XV (Mena y Santillana), y continúa:
En tiempos más cultos escrivió Garci Laso, i con la fuerza de
su ingenio i natural, i la comunicación de los extranjeros, puso
en un grado muy levantado la poesía. Fue príncipe de la lírica,
i con dulzura, gravedad i maravillosa pureza de vozes descubrió
los sentimientos del alma…En las églogas…tiempla lo
rústico con la pureza de vozes propias al estilo, imitando a
Virgilio. 12
Otro clásico es para Saavedra Fajardo Camoens, a quien colma de
elogios. Menciona luego a don Diego de Mendoza, Cetina y La Araucana
de Ercilla, reconociéndole a su autor talento natural, pero falta de cultura.
En cambio, los elogios sin sombra los reciben Góngora, Bartolomé
Leonardo de Argensola y Lope. Como vemos, se va redondeando un
11 Ver Ciriaco Morón Arroyo, Para entender el Quijote, Madrid, Rialp, 2005, pp.
36-39; «El barroco español en la literatura y el pensamiento», en K. Sabik y K.
Kumor, eds. La cultura del barroco español e iberoamericano y su contexto europeo,
Varsovia, Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos, 2010, pp. 51-72.
12 Diego de Saavedra Fajardo, República literaria. Ed. Vicente García de
Diego, Madrid, eds. De La Lectura, 1922, p. 109.

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PEDRO DE PADILLA: SUGERENCIAS PARA UNA SÍNTESIS 81
canon de maestros en el cual queda fuera la generación mencionada por
Cervantes. Los autores elogiados por Gracián en la Agudeza y arte de
ingenio (1648) dejan en el olvido a la generación de Padilla.
Los testimonios citados demuestran, a mi parecer, que los poetas de
la generación de Cervantes se encuentran lejanos a la nueva poesía
introducida por Góngora y Lope, y las generaciones que les siguen. En
mi opinión, el carmelita de Linares es un genio desde un punto de vista
subjetivo: demuestra saber, sentimiento, ingenio, imaginación, fluidez
de estilo, incluso cuando traduce. Voluntariamente ahorma su libertad
aceptando los géneros tradicionales: la canción, la glosa, la poetización
de la Biblia, de los dogmas cristianos, y las creencias mayoritarias referentes
a la Virgen. Pero esas cualidades produjeron la última llamarada
de garcilasismo y épica cristiana, el ideal poético que sucumbió a la
comedia de Lope y al ingenio de Góngora. El desempeño de su oficio
de poeta le hace un profesional, pero mientras los poetas culteranos
(Góngora, Lope de Vega), iniciadores del barroco, acentúan en su escritura
los experimentos formales, Padilla es uno de los últimos seguidores
del modelo de Garcilaso y de la poesía humanística. Hombre de la
generación de Cervantes, se encuentra lejano a los jóvenes nacidos en
torno a 1560. Quizá las palabras que mejor explican cómo y por qué el
carmelita y sus coetáneos fueron relegados al olvido, sean estas del
autor del Quijote
En el prólogo a Ocho comedias y ocho entremeses: «Entró luego el monstruo
de naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica;
avasalló y puso debajo de su jurisdición a todos los farsantes».
El Lope que dejó anticuadas las comedias del novelista, unido a
Góngora dejó anticuada la poesía de los seguidores de Garcilaso.

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