Una rosa en invierno 01/3»/ - Autoras en la sombra
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<strong>Una</strong> <strong>rosa</strong> <strong>en</strong> <strong>invierno</strong> <strong>01</strong>/3ª/ 3/3/08 16:29 Página 32<br />
con <strong>la</strong> cabeza con aire confundido. Se c<strong>la</strong>vó el sombrero <strong>en</strong> el pecho<br />
a fin de l<strong>la</strong>mar su at<strong>en</strong>ción y com<strong>en</strong>zó a tartamudear.<br />
—Yo… yo s…soy… lo que qui…quiero de…decir es que… él<br />
no…no… ¡uf!<br />
La última y abrupta exha<strong>la</strong>ción fue causada por Avery, que dio<br />
un paso ade<strong>la</strong>nte y golpeó al hombre cuando ext<strong>en</strong>dió los brazos<br />
para mostrar su repugnancia. El tipo escuálido tuvo que apartarse a<br />
un <strong>la</strong>do cuando el arrebato de su padre estalló <strong>en</strong> toda su magnitud.<br />
—¡Muchachita estúpida! ¿Acaso has perdido el juicio? ¡Ese no<br />
es Si<strong>la</strong>s Chambers! Este… —hizo un gesto con el pulgar por <strong>en</strong>cima<br />
del hombro para seña<strong>la</strong>r al tipo huesudo— es tu hombre. ¡Este!<br />
—A continuación, separó sus rechonchas piernas, apuntó con el<br />
dedo al hombre de <strong>la</strong> escalera y añadió—: En cuanto a ese canal<strong>la</strong><br />
sin padre…<br />
Eri<strong>en</strong>ne se apoyó <strong>en</strong> <strong>la</strong> pared y cerró los ojos con fuerza. Sabía<br />
lo que iba a decir.<br />
—… ¡es el tipo que destrozó el brazo del pobre Farrell! ¡El señor<br />
Seton! ¡Christopher Seton, ni más ni m<strong>en</strong>os!<br />
—¿Christopher Seton? —Eri<strong>en</strong>ne articuló <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras con los<br />
<strong>la</strong>bios, pero de su boca no salió sonido alguno. Abrió los ojos y examinó<br />
<strong>la</strong> cara de su padre <strong>en</strong> busca de una señal que desmintiera lo<br />
que acababa de escuchar. Desvió <strong>la</strong> mirada hasta el desgarbado desconocido<br />
y <strong>la</strong> verdad resultó demasiado obvia. No se difer<strong>en</strong>ciaba<br />
mucho del resto de pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes que su padre había llevado hasta<br />
su puerta.<br />
—¡Estúpida m<strong>en</strong>tecata! —continuó recriminándo<strong>la</strong> Avery—.<br />
¡Este es Si<strong>la</strong>s Chambers, y no ese granuja <strong>en</strong>greído al que estabas<br />
abrazada!<br />
Con una expresión de horror, Eri<strong>en</strong>ne c<strong>la</strong>vó <strong>la</strong> mirada <strong>en</strong> sus<br />
ojos verdes.<br />
Christopher sonrió de forma compasiva.<br />
—Te pido disculpas, Eri<strong>en</strong>ne, pero creí que lo sabías. Seguro<br />
que recuerdas que te pregunté al respecto…<br />
La consternación del rostro de <strong>la</strong> muchacha se desvaneció bajo<br />
una oleada de rabia. ¡La había embaucado! Y su orgullo c<strong>la</strong>maba<br />
v<strong>en</strong>ganza. Echó una mano hacia atrás y le propinó una hiri<strong>en</strong>te bofetada<br />
<strong>en</strong> <strong>la</strong> bronceada mejil<strong>la</strong>.<br />
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