Una rosa en invierno 01/3»/ - Autoras en la sombra
Una rosa en invierno 01/3»/ - Autoras en la sombra
Una rosa en invierno 01/3»/ - Autoras en la sombra
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Una</strong> <strong>rosa</strong> <strong>en</strong> <strong>invierno</strong> <strong>01</strong>/3ª/ 3/3/08 16:29 Página 19<br />
recortada contra <strong>la</strong> luz brumosa del sol naci<strong>en</strong>te. La ser<strong>en</strong>idad de<br />
Christopher Seton lo abochornó; el yanqui apretaba con aire impávido<br />
un trozo de te<strong>la</strong> bajo el hombro de <strong>la</strong> chaqueta a fin de cont<strong>en</strong>er<br />
<strong>la</strong> hemorragia.<br />
A pesar del dolor, Farrell compr<strong>en</strong>dió que con ese disparo a destiempo<br />
había perdido mucho más que el duelo. Para él fue un golpe<br />
darse cu<strong>en</strong>ta de que había echado por tierra su reputación. Nadie<br />
aceptaría el desafío de un cobarde, y él no <strong>en</strong>contraría refugio<br />
donde esconderse de <strong>la</strong> acusación de su propia m<strong>en</strong>te.<br />
—El chico se ha ganado <strong>la</strong> herida por su estupidez. —Las pa<strong>la</strong>bras<br />
de Seton volvieron a atorm<strong>en</strong>tarlo y le arrancaron un gemido<br />
de desesperación. El hombre había hab<strong>la</strong>do sin tapujos—. Si él no<br />
hubiera disparado su pisto<strong>la</strong>, yo no habría descargado <strong>la</strong> mía.<br />
El juez había replicado con el mismo tono apagado y distante.<br />
—Disparó incluso antes de que yo diera <strong>la</strong> señal. Usted podría<br />
haberlo matado, señor Seton, y nadie se lo habría reprochado.<br />
—No soy un asesino de niños —había respondido Seton con un<br />
gruñido.<br />
—Le aseguro, señor, que su inoc<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> este asunto está más<br />
allá de toda duda. Lo único que puedo aconsejarle es que se marche<br />
de aquí antes de que el padre del muchacho llegue y cause más problemas.<br />
En opinión de Farrell, el juez había sido demasiado indulg<strong>en</strong>te.<br />
En aquel instante lo embargó un acuciante deseo de hacerles<br />
compr<strong>en</strong>der que él no compartía <strong>la</strong> misma b<strong>en</strong>évo<strong>la</strong> impresión y, <strong>en</strong><br />
lugar de afrontar su propia cobardía, com<strong>en</strong>zó a gritar una sarta de<br />
maldiciones para desfogar <strong>la</strong> ira que lo consumía. Para su mortificación,<br />
los insultos solo consiguieron que su rival esbozara una sonrisa<br />
desdeñosa, como si Farrell no fuera más que un niño cuyas imprecaciones<br />
no debieran t<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta.<br />
La <strong>en</strong>loquecedora imag<strong>en</strong> se desvaneció y dejó paso a <strong>la</strong> cruda<br />
realidad. Contempló con avidez el vaso ll<strong>en</strong>o que t<strong>en</strong>ía de<strong>la</strong>nte.<br />
Ap<strong>en</strong>as lograba sost<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> pie, de manera que no podía r<strong>en</strong>unciar<br />
al apoyo que le proporcionaba el brazo sano el tiempo sufici<strong>en</strong>te<br />
para llevarse el whisky a los <strong>la</strong>bios.<br />
—No haces más que <strong>la</strong>m<strong>en</strong>tarte por tu terrible derrota. —Las<br />
pa<strong>la</strong>bras de Eri<strong>en</strong>ne lograron por fin atraer su at<strong>en</strong>ción—. Desde<br />
19