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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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desértico, entonces su ADN podía ser recuperable.<br />

Pero nadie había hallado nunca un dinosaurio congelado o momificado. Así que, en<br />

consecuencia, la noción era imposible. No había cosa alguna a partir de la cual hacer el clon.<br />

Toda la moderna tecnología genética era inservible. Era como tener una fotocopiadora, pero<br />

nada que copiar con ella.<br />

—Lo sé —dijo Ellie—. No puedes reproducir un dinosaurio verdadero, porque no puedes<br />

obtener verdadero ADN de dinosaurio.<br />

—A menos que haya algún modo en el que no hayamos pensado —caviló Grant.<br />

—¿Como cuál?<br />

—No lo sé. —Más allá de una cerca llegaron a la piscina, que se derramaba formando una<br />

serie de cascadas y remansos rocosos de menor tamaño. La zona estaba plantada con<br />

enormes helechos.<br />

—¿No es esto extraordinario? —comentó Ed Regis—. En especial en un día brumoso, estas<br />

plantas realmente contribuyen a formar la atmósfera prehistórica. Éstos son helechos jurásicos<br />

auténticos, claro está.<br />

Ellie se detuvo para mirar más de cerca los helechos; sí, era exactamente como Regis<br />

había dicho: Serenna veriformans, planta que se encuentra en abundancia en fósiles de más<br />

de doscientos millones de años de antigüedad, ahora solamente comunes en las tierras<br />

húmedas de Brasil y Colombia. Pero quienquiera que hubiese decidido ubicar ese helecho en<br />

especial al lado de la piscina, evidentemente no sabía que las esporas de Veriformans<br />

contenían un alcaloide beta-carbolinólico letal; con sólo tocar las atractivas frondes verdes una<br />

persona se sentiría descompuesta y, si un niño simplemente las mordía, casi con seguridad<br />

moriría; la toxina era cincuenta veces más letal que la de la adelfa.<br />

La gente era tan ingenua en cuanto a las plantas, pensaba Ellie: simplemente las elegía por<br />

el aspecto, del mismo modo que elegiría un cuadro para colgarlo en la pared. Nunca se le<br />

ocurría pensar que, en realidad, las plantas eran seres vivos, que realizaban activamente todas<br />

las funciones inherentes a la vida, de respiración, ingestión, excreción, reproducción... y<br />

defensa.<br />

Además, en la historia de la Tierra, las plantas habían evolucionado de manera tan<br />

competitiva como los animales y, en algunos aspectos, con más ferocidad. El veneno de la<br />

Serenna veriformans era un pequeño ejemplo del complejo arsenal de armas químicas que<br />

habían desarrollado las plantas. Existían terpenos que las plantas esparcían para envenenar el<br />

suelo que las rodeaba e inhibir el desarrollo de las plantas competidoras; alcaloides, que les<br />

conferían sabor desagradable para insectos y depredadores (y niños); y feromonas, que se<br />

utilizaban para la comunicación: cuando un abeto de Douglas era atacado por escarabajos,<br />

producía una sustancia química que le quitaba el carácter alimenticio a la madera, y lo mismo<br />

hacían otros abetos de Douglas situados en partes distantes del bosque. Esto ocurría en<br />

respuesta a una sustancia aloquímica de advertencia, secretada por los árboles que estaban<br />

siendo atacados.<br />

La gente que imaginaba que la vida en la Tierra consistía en animales desplazándose

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