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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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dar contra las garras de la pata del dinosaurio.<br />

El animal estaba erguido sobre las patas traseras y bajó la cabeza, sorprendido por ese<br />

nuevo regalo. Se inclinó y olió el huevo refulgente. Con el hocico, lo hizo rodar por el suelo<br />

unos instantes.<br />

Y no le hizo caso.<br />

El velocirraptor se volvió a erguir sobre las patas traseras y, con lentitud, prosiguió su<br />

marcha, continuando la búsqueda.<br />

No funcionaba.<br />

Grant extendió la mano en busca de un tercer huevo y lo inyectó con una jeringa fresca.<br />

Sostuvo el huevo refulgente en las manos y lo hizo rodar otra vez. Pero quería asegurarse de<br />

que les llegaría a los velocirraptores, así que a éste lo hizo rodar rápido, como una bola de<br />

bolera: el huevo traqueteó por el suelo en forma muy sonora.<br />

Uno de los animales lo oyó y bajó la cabeza, lo vio venir y, en forma instintiva, capturó el<br />

objeto móvil, deslizándose con celeridad entre las mesas, para interceptarlo. Las grandes<br />

mandíbulas se cerraron como un resorte y mordieron el huevo, haciendo pedazos la cáscara.<br />

El raptor se irguió; de las quijadas le goteaba albúmina descolorida. Se lamió los labios<br />

ruidosamente, y resopló. Volvió a morder y lamió el huevo del suelo. Pero no parecía mostrar<br />

malestar alguno. Se inclinó para comer otra vez del huevo roto que estaba en el suelo. Grant<br />

miró por debajo para ver qué ocurriría...<br />

Desde el otro lado de la habitación, el raptor le vio. La cabezota quedó inmóvil, con el huevo<br />

en la boca.<br />

El velocirraptor le estaba mirando de hito en hito.<br />

Gruñó en forma amenazadora. Se desplazó en dirección a Grant, cruzando la sala a<br />

zancadas largas, increíblemente veloces. Grant se sintió conmocionado al verlo y quedó<br />

paralizado por el pánico cuando, de repente, el animal emitió un sonido de jadeo, de gorgoteo,<br />

y el cuerpo enorme cayó hacia delante, desplomándose en el suelo. La pesada cola azotó el<br />

piso, presa del espasmo. La bestia seguía emitiendo ruidos como de ahogo, interrumpidos por<br />

chillidos intermitentes y fuertes. De la boca le brotó espuma.<br />

La cabeza se agitaba hacia atrás y hacia delante. La cola alternativamente daba un golpe<br />

violento y ruidoso, y otros sordos.<br />

Con ése tenemos uno, pensó Grant.<br />

Pero no moría muy de prisa. Parecía llevarle una eternidad. Grant extendió la mano para<br />

tomar otro huevo; vio que los demás raptores estaban paralizados en mitad de su movimiento,<br />

como si se hallaran en estado de vida latente: estaban escuchando el sonido que emitía el<br />

animal agonizante; uno de ellos alzó la cabeza, seguido por otro, y después otro. El primer<br />

animal se desplazó para mirar a su congénere caído.<br />

Ahora, el raptor moribundo tenía sacudidas espasmódicas. Lanzaba gemidos lastimeros.<br />

Tanta espuma le brotaba de la boca, que Grant apenas si le pudo volver a ver la cabeza otra<br />

vez. Cayó al suelo y gimió de nuevo.<br />

El segundo animal se inclinó sobre el caído, examinándolo: parecía estar perplejo por esos

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