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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Los velocirraptores estaban cerca de la puerta. Grant observó que esperaban hasta que<br />

todos los animales estuvieran juntos y, entonces, avanzaban en grupo. Cazadores en jauría.<br />

Sintió escalofríos.<br />

—Tengo un plan —contestó—. Ahora, vayan.<br />

Gennaro sacó a los chicos de aquel lugar. Los raptores seguían avanzando lentamente<br />

hacia Grant, pasando los superordenadores, pasando las pantallas que todavía titilaban con<br />

secuencias interminables de código descifrado por los ordenadores. Los reptiles se acercaban<br />

sin vacilaciones, olfateando el suelo, agachando repetidamente la cabeza.<br />

Grant oyó el chasquido de la puerta al cerrarse detrás de él y echó un vistazo sobre el<br />

hombro: todos estaban al otro lado de la puerta de vidrio, observándole. Gennaro sacudía la<br />

cabeza.<br />

Grant sabía lo que eso quería decir: no había puerta para ir más allá de la sala de control.<br />

Gennaro y los chicos estaban atrapados ahí adentro.<br />

Ahora, todo dependía de él.<br />

Grant se movía despacio, bordeando el laboratorio, llevando a los raptores lejos de Gennaro<br />

y de los niños. Pudo ver otra puerta, más cerca del frente, que tenía un letrero: AL LABORATORIO.<br />

Tenía una idea y la esperanza de que esa idea fuera correcta. La puerta tenía un cartel con el<br />

emblema azul de peligro biológico. Los animales se estaban acercando; uno de ellos gruñó, y<br />

Grant se volvió y abrió la puerta de un golpe, pasando a través de ella y penetrando en un<br />

silencio profundo, cálido.<br />

Se volvió.<br />

Sí.<br />

Estaba donde quería estar: en el vivero, bajo luces infrarrojas, largas mesas, con hileras de<br />

huevos y una bruma que flotaba por encima. Los balancines que había sobre las mesas tenían<br />

un movimiento continuo, que producía un sonido bajo e incesante, como un golpeteo suave, y<br />

un zumbido. La bruma se derramaba junto a las mesas y flotaba hacia el suelo, donde<br />

desaparecía, se evaporaba.<br />

Desde el corredor, Grant corrió directamente hacia la parte de atrás del vivero, para entrar<br />

en un laboratorio de paredes de vidrio con luz ultravioleta. La ropa refulgía en azul. Grant miró<br />

a su alrededor, los reactivos en vidrio, los vasos de precipitados llenos de pipetas, las placas de<br />

Petri..., todo ello delicado equipo de laboratorio.<br />

Los velocirraptores entraron en la sala, con cautela al principio, olfateando el aire húmedo,<br />

mirando las largas mesas acuñadoras de huevos. El animal que iba en cabeza se limpió las<br />

ensangrentadas mandíbulas con el dorso del antebrazo. Silenciosamente, los animales<br />

pasaron entre las largas mesas; se desplazaban por la sala en forma coordinada, bajando la<br />

cabeza de vez en cuando para escudriñar debajo de las mesas.<br />

Buscaban a Grant.<br />

Había tres raptores. Grant se agachó y se desplazó hacia la parte de atrás del laboratorio,<br />

miró hacia arriba y vio la caperuza metálica que tenía el emblema de la calavera y las tibias<br />

cruzadas: un cartel rezaba: PRECAUCIÓN TOXINAS BIOGÉNICAS OBSERVAR PRECAUCIONES A4.

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