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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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se va a meter ahí, es demasiado frío, no va a entrar no va a entrar no va a entrar. ..»<br />

El dinosaurio entró.<br />

La cabeza desapareció; después, el cuerpo; después, la rígida cola.<br />

Tim saltó como un resorte, lanzando el peso de su cuerpo contra la puerta de acero<br />

inoxidable, cerrándola de golpe... ¡Se cerró sobre la punta de la cola! ¡La puerta no se cerraba!<br />

El velocirraptor rugió, un aterrador sonido bajo. Inadvertidamente, Tim dio un paso atrás: ¡la<br />

cola había desaparecido! ¡Cerró la puerta otra vez y la oyó trabarse! ¡Cerrada!<br />

—¡Lex! ¡Lex! —gritaba. Oía al animal golpeando la puerta, lo sentía lanzándose contra el<br />

acero. Tim sabía que en la parte de dentro había un tirador plano de acero, y que si el raptor lo<br />

golpeaba, abriría la puerta: tenían que echarle el cerrojo.<br />

—¡Lex!<br />

Lex estaba junto a él:<br />

—¿Qué quieres?<br />

Tim estaba apoyado con todo su peso contra el tirador horizontal de la puerta,<br />

manteniéndola cerrada.<br />

—¡Hay un pasador! ¡Un pasador pequeño! ¡Consigue el pasador!<br />

El velocirraptor rugía como un león, el sonido llegaba amortiguado por el espeso acero.<br />

Chocaba con todo su cuerpo contra la puerta.<br />

metal.<br />

—¡No puedo ver nada! —gritó Lex.<br />

La espiga se balanceaba debajo del tirador de la puerta, pendiente de una cadenita de<br />

—¡Está ahí mismo!<br />

—¡No puedo verlo! —aulló la niña, y fue entonces cuando Tim se dio cuenta de que su<br />

hermana no utilizaba las lentes.<br />

—¡Búscala al tacto!<br />

Vio la manita que se tendía hacia arriba, tocando su propia mano, buscando a tientas el<br />

pasador y, al tener a su hermana tan próxima, pudo sentir cuan asustada estaba, la respiración<br />

entrecortada en cortos jadeos de pánico, mientras palpaba en busca del pasador, y el<br />

velocirraptor se arrojaba contra la puerta y la abría —Dios, la abría—, pero el animal no lo<br />

esperaba y ya se había retirado hacia atrás para hacer otro intento y Tim volvió a cerrar de un<br />

portazo. Lex, arrastrándose sobre manos y piernas, tendió la mano en la oscuridad:<br />

—¡Lo tengo! —gritó, aferrando el pasador en el puño crispado, y lo empujó a través del<br />

agujero. El pasador volvió a resbalar al suelo.<br />

—¡Desde arriba, ponlo desde arriba!<br />

La niña volvió a cogerlo, levantándolo sobre la cadena, balanceándolo sobre el tirador, y lo<br />

hizo bajar. Dentro del agujero.<br />

Trabada.<br />

El velocirraptor rugió. Tim y Lex se apartaron de la puerta, mientras el animal se volvía a<br />

lanzar contra ella con todo su peso. Ante cada impacto, las bisagras de la pesada puerta de<br />

acero crujían, pero aguantaban. Tim no creía que el animal pudiese abrirla.

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