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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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contra las piernas de Lex.<br />

—¡Puajjj! —hizo Lex.<br />

La lengua se detuvo. Se curvó, levantándose como una víbora al lado del cuerpo de la niña.<br />

Después, empezó a subir...<br />

—No te muevas —susurró Tim.<br />

...pasó sobre su cara; después recorrió el hombro de Tim y, por último, se enrolló en torno<br />

de la cabeza del chico. Tim cerró los ojos con fuerza, mientras el viscoso músculo le cubría la<br />

cara: era caliente y húmedo, y hedía a orina.<br />

Enrollada en torno de él, la lengua empezó a arrastrarlo, muy lentamente, hacia las<br />

mandíbulas abiertas.<br />

—Timmy...<br />

Tim no podía contestar: su boca estaba cubierta por la plana lengua negra. Podía ver, pero<br />

no podía hablar. Lex le tironeó de la mano.<br />

—¡Vamos, Timmy!<br />

La lengua le arrastraba hacia la boca resoplante. Sentía el cálido aliento jadeante en las<br />

piernas. Lex tiraba de él, pero no era rival para la potencia muscular que retenía a su hermano.<br />

Tim soltó a Lex y apretó la lengua con ambas manos, tratando de empujarla por encima de la<br />

cabeza: no la podía mover. Hundió los talones en el suelo cubierto de barro, pero de todos<br />

modos rué arrastrado hacia delante.<br />

Lex le había rodeado la cintura con los brazos y estaba empezando a ver estrellas; una<br />

especie de serenidad le invadió, una sensación de pacífica inevitabilidad, mientras era<br />

arrastrado.<br />

—¿Timmy?<br />

Y entonces, de repente, la lengua se aflojó y se desenrolló. Tim la sintió resbalar por su<br />

cara; tenía el cuerpo cubierto por una repugnante saliva blanca pegajosa, y la lengua cayó laxa<br />

al suelo. Las mandíbulas se cerraron de golpe, mordiendo la lengua, de la que empezó a brotar<br />

sangre oscura, que se mezcló con el barro. Los orificios nasales todavía resoplaban en forma<br />

entrecortada.<br />

—¿Qué está haciendo? —chilló Lex.<br />

Y entonces, lenta, muy lentamente, la cabeza empezó a deslizarse hacia atrás, saliendo del<br />

nicho y dejando una larga huella en el barro. Por último, desapareció por completo, y no<br />

pudieron ver nada más que la plateada cortina de agua que caía.

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