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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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—¿Usted los considera reptiles? —preguntó Gennaro.<br />

—No. Los dinosaurios no encajan en las categorías existentes.<br />

Le dio un brusco giro al volante para evitar una roca y prosiguió:<br />

—En realidad, lo que encontramos es que los dinosaurios fueron tan variables como los<br />

mamíferos lo son hoy: algunos dinos son mansos y encantadores, y otros son malvados y<br />

desagradables. Algunos ven bien y otros, no. Algunos son estúpidos y otros son muy, muy<br />

inteligentes.<br />

—¿Como los raptores? —completó Gennaro.<br />

Muldoon asintió con la cabeza:<br />

—Los raptores son astutos. Muy astutos. Créame, todos los problemas que tenemos hasta<br />

el momento no son nada comparados con los que tendríamos si los velocirraptores escaparan<br />

alguna vez de su reserva... Ah, creo que esto es lo más cerca que podemos llegar de nuestro<br />

«Rexy».<br />

Allá adelante, el tiranosaurio metía la cabeza entre las ramas, escudriñando el río. Tratando<br />

de pasar. Después, se desplazaba unos pocos metros río abajo, para volver a intentarlo.<br />

—Me pregunto qué es lo que ve ahí adentro —dijo Gennaro.<br />

—Es difícil saberlo. A lo mejor está tratando de llegar a los microceratópsidos que andan<br />

dando vueltas por las ramas. La van a hacer participar en una gozosa persecución.<br />

Muldoon detuvo el jeep a unos cuarenta y cinco metros del tiranosaurio, y dio vuelta al<br />

vehículo. Dejó el motor en marcha:<br />

—Siéntese detrás del volante —indicó— y póngase el cinturón de seguridad. —Tomó otro<br />

cartucho y lo prendió en la camisa. Después, se apeó.<br />

Gennaro se puso detrás del volante:<br />

—¿Ha hecho esto antes muy a menudo?<br />

Muldoon eructó. Dijo:<br />

—Nunca. Trataré de darle justo detrás del conducto auditivo. Veremos cómo van las cosas<br />

a partir de ahí.<br />

Caminó unos nueve metros por detrás del jeep y se agazapó en la hierba, afianzándose<br />

sobre una rodilla. Apoyó el enorme rifle contra el hombro y, con un movimiento corto y neto,<br />

encendió la gruesa mira telescópica. Apuntó al tiranosaurio, que todavía no hacía caso de la<br />

presencia de los hombres.<br />

Hubo una pálida explosión de gas y Gennaro vio una raya blanca que volaba hacia el<br />

animal. Pero nada pareció ocurrir.<br />

Entonces, el tiranosaurio se dio vuelta lentamente, con curiosidad, para escudriñarlos.<br />

Movía la cabeza de un lado para otro, como si les mirara alternativamente con uno y otro ojo.<br />

Muldoon había bajado el lanzador y estaba cargando el segundo cartucho.<br />

—¿Le ha dado? —preguntó Gennaro.<br />

Muldoon negó con la cabeza:<br />

—Fallé. Malditas miras láser... Vea si hay una batería en la caja.<br />

—¿Una qué?

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