PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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13.05.2013 Views

MATERIALES: segmento posterior, animal parcialmente comido. PRUEBAS EFECTUADAS: rayos X, RTX microscópico, inmunológico para determinación enfermedad vírica, parasitaria, bacteriana. HALLAZGOS: no hay evidencias histológicas ni inmunológicas de existencia de ninguna enfermedad vírica, parasitaria, bacteriana. HALLAZGOS: no hay evidencias histológicas ni inmunológicas de existencia de ninguna enfermedad transmisible al hombre en esta muestra de Basiliscus amoratus. (firmado) RICHARD A. STONE, doctor en medicina, director. Sobre la base de este memorándum, Gutiérrez hizo dos conjeturas: la primera, que su identificación de la lagartija como basilisco quedaba confirmada por los científicos de la Universidad de Columbia. Y la segunda, que la ausencia de enfermedades trasmisibles quería decir que los recientes episodios de mordeduras esporádicas de lagartijas no entrañaban consecuencias graves para la salud de Costa Rica. Por el contrario, pensó que su punto de vista original era correcto: que una especie de lagartija se había visto empujada a salir de la jungla para ocupar un nuevo hábitat, y que se estaba poniendo en contacto con la gente de las aldeas. Gutiérrez estaba seguro de que dentro de unas pocas semanas más, la lagartija se calmaría y los episodios de mordeduras acabarían. La lluvia tropical caía formando grandes láminas que calaban hasta el tuétano, martilleando sobre el techo acanalado del edificio de la clínica de Bahía Añasco. Era casi medianoche; la corriente eléctrica se había interrumpido por la tormenta, y la partera Elena Morales estaba trabajando iluminándose con una linterna, .cuando oyó un sonido chirriante, como un gorjeo. Con la idea de que se trataba de una rata, rápidamente aplicó una compresa en la frente de la madre y fue a la habitación contigua para confirmar que el bebé recién nacido estaba bien. Cuando su mano tocó el pomo de la puerta, volvió a oír el gorjeo, y Elena se agachó: evidentemente, no era más que un pájaro, que había entrado por la ventana para escapar de la lluvia. Los costarricenses dicen que cuando un pájaro viene a visitar a un recién nacido, trae consigo buena suerte. Elena abrió la puerta e iluminó el interior de la habitación con su linterna. No vio un pájaro. El bebé estaba acostado en una cuna de mimbre apoyada en el suelo,, envuelto únicamente en una manta liviana, con la cara descubierta. Alrededor del borde de la cuna, tres lagartijas de un color verde oscuro se agachaban como gárgolas. Cuando vieron a Elena levantaron la cabeza y la contemplaron con curiosidad, pero no huyeron. A la luz de su linterna, Elena vio la sangre que les goteaba del hocico. Al tiempo que gorjeaba con suavidad, una de las lagartijas se inclinó y, con una rápida sacudida de la cabeza, arrancó un trozo de carne del bebé.

Elena avanzó, gritando, y las lagartijas escaparon hacia la oscuridad. Pero mucho antes de llegar hasta la cuna pudo ver lo que le había ocurrido a la cara del bebé, y supo que el niño tenía que estar muerto. Las lagartijas se dispersaron en la lluviosa noche, gorjeando y chirriando, dejando huellas sangrientas de patas de tres dedos, como las de los pájaros.

MATERIALES: segmento posterior, animal parcialmente comido.<br />

PRUEBAS EFECTUADAS: rayos X, RTX microscópico, inmunológico para determinación<br />

enfermedad vírica, parasitaria, bacteriana.<br />

HALLAZGOS: no hay evidencias histológicas ni inmunológicas de existencia de ninguna<br />

enfermedad vírica, parasitaria, bacteriana.<br />

HALLAZGOS: no hay evidencias histológicas ni inmunológicas de existencia de ninguna<br />

enfermedad transmisible al hombre en esta muestra de Basiliscus amoratus.<br />

(firmado)<br />

RICHARD A. STONE, doctor en medicina, director.<br />

Sobre la base de este memorándum, Gutiérrez hizo dos conjeturas: la primera, que su<br />

identificación de la lagartija como basilisco quedaba confirmada por los científicos de la<br />

Universidad de Columbia. Y la segunda, que la ausencia de enfermedades trasmisibles quería<br />

decir que los recientes episodios de mordeduras esporádicas de lagartijas no entrañaban<br />

consecuencias graves para la salud de Costa Rica. Por el contrario, pensó que su punto de<br />

vista original era correcto: que una especie de lagartija se había visto empujada a salir de la<br />

jungla para ocupar un nuevo hábitat, y que se estaba poniendo en contacto con la gente de las<br />

aldeas. Gutiérrez estaba seguro de que dentro de unas pocas semanas más, la lagartija se<br />

calmaría y los episodios de mordeduras acabarían.<br />

La lluvia tropical caía formando grandes láminas que calaban hasta el tuétano, martilleando<br />

sobre el techo acanalado del edificio de la clínica de Bahía Añasco. Era casi medianoche; la<br />

corriente eléctrica se había interrumpido por la tormenta, y la partera Elena Morales estaba<br />

trabajando iluminándose con una linterna, .cuando oyó un sonido chirriante, como un gorjeo.<br />

Con la idea de que se trataba de una rata, rápidamente aplicó una compresa en la frente de la<br />

madre y fue a la habitación contigua para confirmar que el bebé recién nacido estaba bien.<br />

Cuando su mano tocó el pomo de la puerta, volvió a oír el gorjeo, y Elena se agachó:<br />

evidentemente, no era más que un pájaro, que había entrado por la ventana para escapar de la<br />

lluvia. Los costarricenses dicen que cuando un pájaro viene a visitar a un recién nacido, trae<br />

consigo buena suerte.<br />

Elena abrió la puerta e iluminó el interior de la habitación con su linterna. No vio un pájaro.<br />

El bebé estaba acostado en una cuna de mimbre apoyada en el suelo,, envuelto únicamente<br />

en una manta liviana, con la cara descubierta. Alrededor del borde de la cuna, tres lagartijas de<br />

un color verde oscuro se agachaban como gárgolas. Cuando vieron a Elena levantaron la<br />

cabeza y la contemplaron con curiosidad, pero no huyeron. A la luz de su linterna, Elena vio la<br />

sangre que les goteaba del hocico. Al tiempo que gorjeaba con suavidad, una de las lagartijas<br />

se inclinó y, con una rápida sacudida de la cabeza, arrancó un trozo de carne del bebé.

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