13.05.2013 Views

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Tosió.<br />

En forma inmediata, la hadrosaurio quedó paralizada, la enorme cabeza súbitamente<br />

inmóvil, las mandíbulas sin masticar ya. Únicamente el ojo se movió, buscando la fuente del<br />

sonido. Después, al cabo de un rato, cuando pareció no haber peligro, el animal volvió a su<br />

actividad masticatoria.<br />

«Sorprendente», pensó Grant.<br />

Sentada en sus brazos, Lex abrió los ojos y exclamó:<br />

—¡Eh!, ¿que es eso?<br />

La hadrosauria lanzó un berrido de alarma; un fuerte graznido resonante que sobresaltó<br />

tanto a Lex, que casi la hizo caer del árbol. El hadrosaurio lanzó la cabeza hacia atrás,<br />

alejándola de la rama, y volvió a berrear.<br />

—No la enfurezcas —aconsejó Tim, desde la rama de arriba.<br />

El bebé gorjeó y se escurrió por entre las patas de la madre, mientras el hadrosaurio se<br />

apartaba del árbol, para después alzar la cabeza y escudriñar, de manera inquisitiva, la rama<br />

en la que Grant y Lex estaban sentados. Con sus labios doblados hacia arriba en una sonrisa,<br />

tenía un aspecto cómico.<br />

—¿Es estúpida? —preguntó Lex.<br />

—No —dijo Grant—. Sólo es que la has sorprendido.<br />

—Bueno, ¿nos va a dejar bajar, o qué?<br />

La hadrosaurio había retrocedido a unos tres metros del árbol. Volvió a graznar. Grant tuvo<br />

la impresión de que estaba tratando de asustarles. Pero el animal realmente no parecía saber<br />

qué hacer: se comportaba de manera confusa y con inquietud. Los humanos esperaron en<br />

silencio y, al cabo de un minuto, la hadrosaurio volvió a aproximarse a la rama, las mandíbulas<br />

moviéndosele de antemano: resultaba claro que iba a volver a su actividad alimentaria.<br />

—Olvídenlo —dijo Lex—. Yo no me quedo aquí. —Empezó a descolgarse por las ramas:<br />

ante los movimientos de la niña, la hadrosaurio lanzó un berrido indicador de la nueva<br />

condición de alarma.<br />

Grant estaba asombrado: «Realmente no nos puede ver cuando no nos movemos —<br />

pensó—; y, un minuto después, literalmente se olvida de que estamos aquí.» Eso era<br />

exactamente como el comportamiento del tiranosaurio: otro ejemplo clásico de corteza visual<br />

de anfibio. Estudios hechos con ranas habían demostrado que los anfibios sólo veían cosas<br />

que se movían, como insectos. Si algo no se movía, literalmente no lo veían. Lo mismo parecía<br />

ocurrir con los dinosaurios.<br />

Sea como fuere, el maiasaurio ahora parecía encontrar demasiado perturbadores a estos<br />

extraños seres que se descolgaban por el árbol. Con un graznido final, arreó al bebé, dándole<br />

suaves empujoncitos con el pico, y se alejó con pesados y lentos pasos. Vaciló una vez y se<br />

volvió para mirar a los tres humanos, pero después prosiguió su camino.<br />

Llegaron al suelo. Lex se sacudió el polvo: ambos niños estaban cubiertos por una capa de<br />

polvillo fino. Alrededor de ellos toda la hierba estaba aplastada. Había rastros de sangre, y un<br />

olor agrio.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!