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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Los hadrosaurios corrían directamente hacia donde estaba el grupo de humanos.<br />

Llevando todavía a Lex, Grant corrió con Tim hacia un afloramiento rocoso sobre el que<br />

había un bosquecillo de grandes coníferas. Corrían con afán, sintiendo la tierra sacudirse bajo<br />

sus pies. El sonido de la manada que se acercaba era ensordecedor, como el sonido de<br />

aviones de reacción en un aeropuerto; llenaba el aire y hacía que les doliesen los oídos. Lex<br />

gritaba algo, pero Grant no podía oír lo que decía y, mientras trepaban con pies y manos sobre<br />

las rocas, la manada les rodeó.<br />

Grant vio las inmensas patas de los primeros hadrosaurios, que pasaban junto a él a la<br />

carga, cada animal con un peso de cinco toneladas y después, el grupo de seres humanos<br />

quedo envuelto en una nube tan densa, que Grant no pudo ver cosa alguna; tenía la impresión<br />

de que había cuerpos inmensos, extremidades gigantescas, gritos atronadores de dolor,<br />

mientras los animales giraban y formaban un círculo. Uno de los hadrosaurios golpeó contra un<br />

bloque de roca, que pasó rodando frente a Grant y los niños, para caer en el campo que se<br />

extendía más allá.<br />

Inmersos en la densa nube de polvo, no podían ver casi nada más allá de las rocas. Se<br />

aferraron a los bloques, oyendo los alaridos y graznidos y el amenazador rugido del<br />

tiranosaurio. Lex hundió las uñas en el hombro de Grant.<br />

Otro hadrosaurio azotó con su enorme cola las rocas, dejando una salpicadura de sangre<br />

caliente. Grant esperó hasta que los sonidos de la pelea se hubieron desplazado hacia la<br />

izquierda y, después, empujó a los niños, para que empezaran a trepar por el árbol más<br />

grande. Subieron con celeridad, buscando las ramas a tientas, mientras los animales corrían<br />

alrededor en estampida, en medio del polvo. Subieron unos seis metros y, en ese momento,<br />

Lex se aferró a Grant y se negó a seguir adelante. Tim también estaba cansado y Grant pensó<br />

que estaban suficientemente altos. A través del polvo pudieron ver el ancho lomo de los<br />

animales que pasaban allá abajo, mientras describían giros y emitían graznidos. Grant se<br />

afianzó contra la áspera corteza del tronco, tosió por el polvo, cerró los ojos, y esperó.<br />

Arnold ajustó la cámara, mientras la manada se alejaba. El polvo se despejó lentamente: vio<br />

que los hadrosaurios se habían dispersado y que el tiranosaurio había dejado de correr, lo que<br />

únicamente podía significar que había cazado una presa. Ahora estaba cerca de la laguna.<br />

Arnold miró el monitor de televisión y dijo:<br />

—Lo mejor es hacer que Muldoon vaya ahí afuera y vea cómo están las cosas.<br />

—Voy por él —dijo Gennaro, y abandonó la sala.

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