PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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cuatro cadenas montañosas separadas, que comprenden cumbres de tres mil seiscientos metros y volcanes en actividad; selvas tropicales en las que llueve todo el año, bosques de montaña, zonas templadas, terrenos pantanosos y desiertos áridos. Tal diversidad ecológica mantenía una asombrosa diversidad de formas de vida animal y vegetal: Costa Rica tenía el triple de especies de pájaros que toda Norteamérica. Más de mil especies de orquídeas. Más de cinco mil especies de insectos. Nuevas especies se iban descubriendo a cada momento, a un ritmo que aumentaba año tras año, pero por una triste razón: a Costa Rica se la estaba despoblando de su vegetación y, a medida que las especies de la jungla perdían sus hábitats, se desplazaban hacia otras zonas y, en ocasiones, también alteraban sus pautas de conducta. Así que una especie nueva era perfectamente posible. Pero, acompañando la emoción de una sensación nueva, estaba la preocupante posibilidad de las nuevas enfermedades: las lagartijas eran portadoras de enfermedades víricas, entre las que figuraban varias que se podían trasmitir al ser humano. La más grave era la encefalitis sauria central, o ESC, que en los seres humanos y en los caballos producía una especie de enfermedad del sueño. Gutiérrez pensaba que era importante encontrar esa nueva lagartija, aunque sólo fuera para comprobar si era portadora de enfermedades. Observó el sol descender más, y suspiró. Quizá Tina Bowman había visto un animal nuevo, y quizá no. Gutiérrez, ciertamente, no lo había visto. Esa mañana, temprano, había cogido la pistola de aire comprimido, cargando el peine de munición con dardos de ligamina, y se había dirigido hacia la playa lleno de esperanza. Pero desperdició el día. Pronto tendría que iniciar el viaje de regreso desde la playa hacia la colina: no quería conducir por ese camino en la oscuridad. Se puso en pie y empezó a caminar de regreso por la playa. Más lejos, y en trayectoria paralela a la de él, vio la forma oscura de un mono aullador, que se desplazaba con tranquilidad siguiendo el borde del manglar. Gutiérrez se alejó, saliendo de la playa hacia el agua: si había un aullador, probablemente habría otros en los árboles que pendían sobre Gutiérrez, y los aulladores tenían tendencia a orinar sobre los intrusos. Pero ese aullador en particular parecía estar solo, caminaba con lentitud y se detenía con frecuencia para sentarse sobre sus cuartos traseros. El mono tenía algo en la boca. Cuando Gutiérrez se aproximó, vio que el animal se estaba comiendo una lagartija. La cola y las patas traseras colgaban de las mandíbulas del mono: aun desde lejos, Gutiérrez pudo ver las listas marrones en el cuerpo verde. El biólogo se dejó caer al suelo y afirmó la mira apoyándose en los codos. El mono aullador, acostumbrado a vivir en una reserva protegida, le miró con curiosidad. No huyó ni siquiera cuando el primer dardo pasó silbando a su lado, sin darle. Cuando el segundo se le clavó profundamente en el muslo, lanzó un chillido de ira y sorpresa, dejando caer los restos de su comida mientras huía hacia la espesura. Gutiérrez se puso de pie y caminó hacia delante. No estaba preocupado por el mono: la dosis de tranquilizante era demasiado pequeña como para producirle más que unos pocos
minutos de aturdimiento. Ya estaba pensando en qué hacer con su nuevo descubrimiento: él mismo redactaría el informe preliminar, pero los restos habría que enviarlos de vuelta a Estados Unidos para que se les hiciera una identificación positiva final, claro está. ¿A quién se los debería enviar? El experto reconocido era Edward M. Simpson, profesor emérito de zoología de la Columbia University de Nueva York. Un refinado anciano con el cabello canoso peinado hacia atrás, Simpson era la principal autoridad mundial en la taxonomía de las lagartijas. Marty pensó que probablemente le enviaría la lagartija al doctor Simpson.
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El helicóptero aceleró su marcha,
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BIENVENIDA —Dios mío... —murmu
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TERCERA ITERACIÓN Los detalles sur
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corbata, que fumaba un cigarrillo
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nariz, como los cuernos de rinocero
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postura de súbita furia intensa.
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—¿Para qué es eso? —preguntó
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por hora, lo suficientemente rápid
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emparchados; los vacíos en la secu
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Todos miraron hacia la izquierda. E
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CONTROL —Los engranajes rechinan
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—¡Eh! —sonrió Tim—. Muy bie
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«Cautelosa», pensó Grant. —¿C
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investigadores pensaban que el ultr
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—Sí, John. —Quiero ese equipo
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terriblemente amargas. —¿Has enc
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—¿Y los otros sectores? —En t
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—¿Como cuál? —preguntó Arnol
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—Bueno, no es algo tan malo —in
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—Cuando hicieron el ADN de dinosa
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—No, a decir verdad, no. —Los f
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—Los chicos pueden ver —dijo Gr
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—No quiero parar. ¿Por qué para
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—¡Maldita sea! —barbotó Arnol
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CUARTA ITERACIÓN Inevitablemente,
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—Pero ocurrió antes de que la ll
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clavada en Tim. Con las lentes, los
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—Entendido. —Tim apagó la radi
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pata trasera se levantaba. El mundo
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¿Qué estaba pasando? Las poderosa
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con dificultad. Se desplomó sobre
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televisión montado en la pared. Es
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El suelo estaba seis metros más ab
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importante. A menudo, Wu mismo no d
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LEX Estaba acurrucada dentro de un
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Sabía que debía regresar al camin
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había cruzado entre los Cruceros,
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salto y le hizo caer de espaldas—
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Gennaro frunció el entrecejo: —
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EL CAMINO Muldoon tomó la curva mu
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detrás de ellas. El jeep ascendió
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—Es casi imposible arrancar el re
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sobresalía. —Tenemos que llevarl
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¿Por qué no había pensado en eso
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El ordenador dio esta respuesta: OB
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EN EL PARQUE —Estoy cansada —di
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—No. Ella es alumna mía. —¿Qu
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es un miedoso la mayor parte de las
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CONTROL Muldoon y Gennaro entraron
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—La cerca interrumpe, en forma au
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—La mayoría de los carnívoros g
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Arnold estaba expansivo: el parque
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en un parque privado de caza. Pero,
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—No, me refiero a allí afuera. A
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AMANECER Un fuerte sonido de algo q
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curvadas hacia abajo, como las de u
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vuelven a la normalidad cuando haga
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Principal Seguridad Poner Rejillas
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EL PARQUE Un tenue sonido de algo q
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Grant miró su reloj: —Es mejor q
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—¿Está seguro de que hay una ba
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—Calmaos —intervino Grant—.
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QUINTA ITERACIÓN Las deficiencias
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percibir el olor agridulce de mater
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El río de la jungla se hizo más e
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—¿Quieren parar? —preguntó Ti
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claro que quiere que usted le descu
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Un segundo dáctilo se abalanzó so
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sería bonito, montar a Ralph. Tim
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—¡Por Dios, no! Eso es como deci
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según una pauta de conducta extra
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TIRANOSAURIO El jeep avanzaba dando
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—¿Usted los considera reptiles?
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—Nos dirigimos de vuelta a la bas
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ocas se hicieron resbaladizas; el s
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las manos sobre la puerta, lentamen
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CONTROL —Muy bien —dijo Arnold,
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goznes, abriéndose. Salió Grant,
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—Muy bien. Entonces, vaya con los
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—¡Váyase al demonio, pedazo de
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la escalera que conducía hacia los
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mantenimiento. Deséenme suerte. Ge
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—Relájese —aconsejó Ellie—.
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SEXTA ITERACIÓN Las deficiencias d
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uma, que oscurecía de modo parcial
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pulgada cuadrada. Son como hienas:
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—Sí —contestó Grant. Aunque q
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—Bueno, lo hace. —Conozco estos
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—...dentro. Wu aferró la radio:
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—Bien. Cierre la válvula. —Wu
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como para esquivar las mesas. Avanz
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se va a meter ahí, es demasiado fr
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transcurso de eones. Así que, al i
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que estuviera interviniendo, un jue
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—Están ahí afuera... —susurr
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Apretó el botón: —¡Hola! ¡Hol
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LA REJILLA Tim se encontró súbita
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tres metros. Más de tres metros. S
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Los velocirraptores estaban cerca d
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CONTROL Tim quedó asombrado al des
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Podía oír el sonido de los barrot
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—Ah, hola, John, habla Freddy, ¿
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SÉPTIMA ITERACIÓN La matemática
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BAJO CONTROL Habían transcurrido c
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—Desenterré nidos fósiles de di
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terrenos volcánicos detrás de ell
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CASI EL PARADIGMA En el pabellón,
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HAMMOND John Hammond se sentó pesa
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laxa y cambiante, como lo había si
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Grant se inclinó hacia Muldoon y g
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lugares con clima frío? —Eso es
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(1) Computer-Assisted Sonic Tomogra
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