13.05.2013 Views

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

detrás de ellas. El jeep ascendió la colina a toda velocidad y, durante unos momentos, al llegar<br />

a la cima, las luces de los faros todavía apuntaban hacia arriba, hacia el follaje. Después<br />

bajaron, y Gennaro pudo ver el camino que se extendía delante de ellos.<br />

—¡Jesús! —exclamó Muldoon.<br />

Gennaro vio un solo Crucero de Tierra, caído de lado, en el centro del camino. No pudo ver<br />

el segundo Crucero.<br />

—¿Dónde está el otro coche?<br />

Muldoon miró brevemente alrededor; señaló hacia la izquierda:<br />

—Allí. —El segundo Crucero de Tierra estaba a seis metros de distancia, aplastado como<br />

un acordeón, al pie de un árbol.<br />

—¿Qué está haciendo ahí?<br />

—El T-rex lo lanzó ahí.<br />

—¿Lo lanzó?<br />

El gesto de Muldoon era sombrío.<br />

—Terminemos con esto —dijo, apeándose del jeep.<br />

Apuraron la marcha para llegar hasta el segundo Crucero de Tierra. Sus linternas oscilaban<br />

de un lado a otro, en medio de la noche.<br />

Cuando se acercaron, Gennaro vio hasta qué punto estaba destrozado el coche. Tuvo el<br />

cuidado de permitir que Muldoon mirara primero al interior.<br />

—Yo no me preocuparía —dijo Muldoon—. Es muy improbable que encontremos a alguien.<br />

—¿No?<br />

—No.<br />

Explicó que, durante sus años en África, había visitado el escenario de una media docena<br />

de ataques de animales a humanos en los chaparrales. Un ataque de leopardo: por la noche, el<br />

leopardo había abierto una tienda de punta a punta, desgarrándola, y se había llevado a un<br />

niño de tres años. Después, un ataque de búfalo en Amboseli; dos ataques de león, uno de<br />

cocodrilo en el Norte, cerca de Meru. En todos los casos quedaba una cantidad<br />

sorprendentemente reducida de evidencias de lo ocurrido.<br />

La gente inexperta imaginaba que habría horribles pruebas del ataque de un animal:<br />

miembros desgarrados que quedaran en la tienda, rastros de gotas de sangre que conducían<br />

hacia la espesura, ropa manchada de sangre, no muy lejos del campamento. Pero la verdad<br />

era que, por lo común, no quedaba nada, en especial si la víctima era de pequeño tamaño,<br />

como un bebé o un niño. La persona sencillamente parecía desaparecer, como si hubiera<br />

entrado en el chaparral y nunca hubiera regresado. Un depredador podía matar a un niño sólo<br />

con sacudirlo, rompiéndole el cuello. Por lo común, no había nada de sangre.<br />

Y la mayor parte de las veces nunca se encontraban otros restos de las víctimas. A veces,<br />

un botón de camisa, o un trocito de goma de un zapato. Pero, la mayor parte de las veces,<br />

nada.<br />

Los depredadores se llevaban a los niños —preferían a los niños— y no dejaban nada<br />

detrás. Así que Muldoon pensó que era sumamente improbable que encontraran alguna vez

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!