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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Fue una impresión terrible tomar una curva y ver que el camino terminaba en una barrera de<br />

hormigón gris, de un metro ochenta de alto y que presentaba vetas oscuras por la lluvia. Clavó<br />

los frenos, el jeep coleó, perdiendo tracción en un trompo de punta a punta y, durante un<br />

instante de horror, Nedry pensó que se iba a estrellar contra la barrera —sabía que se iba a<br />

estrellar— y giró el volante frenéticamente; el jeep resbaló hasta quedar detenido, con los faros<br />

a unos treinta centímetros nada más de la pared de hormigón.<br />

Se detuvo allí, escuchando el rítmico batir de los limpiaparabrisas. Inhaló profundamente y<br />

exhaló con lentitud. Miró hacia el camino que tenía atrás: era obvio que había tomado un<br />

camino equivocado en alguna parte. Podía desandar sus pasos, pero eso le tomaría<br />

demasiado tiempo.<br />

Sería mejor que descubriera dónde demonios estaba.<br />

Salió del jeep, sintiendo que pesadas gotas de lluvia le salpicaban la cabeza. Era una<br />

verdadera tormenta tropical, y llovía tan intensamente que dolía. Le echó un vistazo al reloj,<br />

apretando el botón para iluminar la esfera digital: habían pasado seis minutos. ¿Dónde<br />

demonios estaba? Caminó alrededor de la barrera de hormigón y, al otro lado, junto con la<br />

lluvia, oyó el sonido de agua gorgoteante. ¿Podía ser el océano? Nedry corrió hacia delante,<br />

sus ojos se adaptaban a la oscuridad a medida que avanzaba. Jungla densa por todos lados.<br />

Gotas de lluvia abofeteando las hojas.<br />

El sonido de gorgoteo se hizo más intenso, atrayéndole hacia delante. De pronto salió del<br />

follaje, sintió que los pies se le hundían en tierra suave y vio la corriente oscura del río. ¡El río!<br />

¡Estaba en el río de la jungla!<br />

«Maldita sea», pensó. ¿En qué parte del río? El río recorría kilómetros a través de la isla.<br />

Volvió a mirar su reloj: habían pasado siete minutos.<br />

—Tienes un problema, Dennis —dijo en voz alta.<br />

Como en respuesta a sus palabras, se oyó el suave ulular de un búho en el bosque.<br />

Nedry apenas si se dio cuenta; estaba preocupado por su plan. El hecho liso y llano era que<br />

el tiempo se le había agotado. Ya no había opción. Tenía que abandonar su plan original. Todo<br />

lo que podía hacer era regresar a la sala de control, volver a poner en Funcionamiento el<br />

ordenador y, de alguna manera, tratar de ponerse en contacto con Dodgson y arreglar la cita en<br />

el muelle este para la noche siguiente. Nedry tenía que pasar por terreno escabroso para que<br />

ese nuevo plan funcionara, pero creía que podría lograrlo. En forma automática, el ordenador<br />

hacía el registro cronológico de todas las llamadas: después de que Nedry consiguiera<br />

comunicarse con Dodgson, tendría que volver a entrar en el ordenador y borrar el registro de la<br />

llamada. Pero una cosa era segura: ya no podía permanecer en el parque más tiempo, porque<br />

se darían cuenta de su ausencia.<br />

Nedry empezó a volver, dirigiéndose hacia el fulgor de los faros del jeep. Estaba calado<br />

hasta los huesos y se sentía desdichado. Oyó el suave ulular una vez más y, esta vez, se<br />

detuvo: realmente eso no sonaba como si fuera un búho. Y le parecía que estaba cerca, en la<br />

jungla, en algún lugar hacia su derecha.<br />

Mientras escuchaba, oyó el sonido de ramas que se rompían en el parque bajo. Después,

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